LA LOCA CLASE DE CIENCIAS
La clase de ciencias no es una que me suela motivar, aunque sea importante a veces se me hace pesada, sobre todo los jueves, que ya he tenido otras 4 asignaturas antes; sin embargo, ese día fue distinto, aunque mejor lo cuento desde el principio.
Todo apuntaba a que iba a ser una mañana de jueves normal, sin ningún altercado, y así estaba siendo hasta que llegó la 5a hora: la de ciencias. Nos tocaba experimento en el laboratorio, y no un experimento cualquiera , nos tocaba el que es, probablemente el más divertido: abrir a una rana disecada. Puede parecer un poco repugnante pero es realmente divertido examinarle las tripas a una rana, a no ser que esté viva, que es lo que pasó ese día. Cuando la fui a abrir, el anfibio pegó un salto que me sobresaltó y me hizo brincar hacia atrás a mi también. Cuando me quise dar cuenta mi rana no era la única viva, si no que todas las demás también lo estaban. En unos pocos segundos el colegio se había llenado de ranas brincando de un lado a otro, sin control ninguno. Rápidamente llamamos a los bomberos y a los fumigadores, que llegaron en el menor tiempo que les fue posible. A nosotros nos evacuaron, y a las ranas que no habían escapado las mataron.
Al día siguiente salimos en las noticias nacionales, en el apartado de educación, lo cual fue un poco extraño, aunque lo que más me sorprendió fue que tuviesen la imagen exacta en la que mi rana saltó, por lo que me dejaron en ridículo delante de toda España
Todo apuntaba a que iba a ser una mañana de jueves normal, sin ningún altercado, y así estaba siendo hasta que llegó la 5a hora: la de ciencias. Nos tocaba experimento en el laboratorio, y no un experimento cualquiera , nos tocaba el que es, probablemente el más divertido: abrir a una rana disecada. Puede parecer un poco repugnante pero es realmente divertido examinarle las tripas a una rana, a no ser que esté viva, que es lo que pasó ese día. Cuando la fui a abrir, el anfibio pegó un salto que me sobresaltó y me hizo brincar hacia atrás a mi también. Cuando me quise dar cuenta mi rana no era la única viva, si no que todas las demás también lo estaban. En unos pocos segundos el colegio se había llenado de ranas brincando de un lado a otro, sin control ninguno. Rápidamente llamamos a los bomberos y a los fumigadores, que llegaron en el menor tiempo que les fue posible. A nosotros nos evacuaron, y a las ranas que no habían escapado las mataron.
Al día siguiente salimos en las noticias nacionales, en el apartado de educación, lo cual fue un poco extraño, aunque lo que más me sorprendió fue que tuviesen la imagen exacta en la que mi rana saltó, por lo que me dejaron en ridículo delante de toda España
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