UN NIÑO CURIOSO
Hace unos cuantos años, un niño de unos doce años que vivía en la pampa Argentina, en un pequeño pueblo llamado Lobería, fue en una excursión escolar al cerro ``La China´´(1) , allí le contaron que en una cueva yacía el cuerpo de una princesa de un poblado indígena. Había una leyenda sobre esa princesa, que decía que ayudó a un huinca(2) herido, él se enamoró de ella y ella de él, pero ella ya estaba prometida. Su padre el jefe de la tribu le había buscado un marido, cuando el hombre se enteró del compromiso de la princesa, pensó que lo correcto sería abandonar el poblado, una idea que le producía tristeza.
Al día siguiente el hombre decidió marchar, cuando el sol estuviera en el horizonte, se iba a ir para siempre. La princesa dándose cuenta de lo que ocurría, se le llenaron los ojos de lágrimas. El hombre con la tristeza reflejada en el rostro le cogió la mano, se la abrió con ternura, deposito algo en ella, se la cerró con delicadeza y por último el hombre en un suave susurro le dijo a la princesa – para que no me olvides. Luego se alejó sin mirar atrás. La princesa abrió la mano lentamente con mucho dolor y tristeza, era un precioso collar de cuentas azules de vidrio.
Algunos decían que la princesa había fallecido de amor, al poco tiempo y que el collar yacía en su cuello.
Esta leyenda de un amor imposible entre una princesa india y un huinca, fascinó a ese niño de doce años, despertando su curiosidad por la historia y arqueología.
Muchos años después de este suceso, ese niño de solo 12 años creció y se convirtió en un adulto dedicado a su tienda ``Casa Macias´´ pero en su recuerdo continuaba la leyenda de la princesa y en él proseguía la curiosidad por la historia y la arqueología a las que dedicaba todo el tiempo de sus ratos libres, llegando a fundar el Museo de Ciencias Naturales en el pueblo de Lobería.
Con el tiempo, era famoso por su conocimiento que había acumulado y los estudiantes de arqueología de la Universidad, lo visitaban para consultarle dudas y para pedirle que le contara historias. Un día a una estudiante(3) que lo visitaba, le contó la leyenda de la princesa enterrada en la cueva del Cerro “La China”. Ella también quedó fascinada y entre los dos decidieron que sería muy interesante realizar una excavación arqueológica en ese punto, para ver si era cierta la leyenda.
Durante la excavación hubo una gran sorpresa, no encontraron el cuerpo de la princesa, pero si encontraron seis cuentas azules(4) que probablemente fueran procedentes de un collar y las cuales podían datar de la historia de la leyenda, junto a estas se encontraron unas puntas de flecha triangulares. Decidieron seguir excavando, y en una capa inferior, se encontraron con un descubrimiento muy importante. Había otras puntas de flecha muy extrañas y antiguas llamadas puntas de flecha cola de pescado, la mayoría eran de cuarcita perteneciente a la zona, excepto algunas que eran de calcedonia blanca translúcida y cuando las dataron con carbono 14 extrayendo algunos restos orgánicos de alrededor. ¡Descubrieron que eran de hace más de doce mil setecientos años!, las puntas de flecha cola de pescado solo habían sido encontradas en: Los Tapiales en Guatemala, El Inga en Ecuador, Los Toldos en Argentina y Fell y Palli en Chile, estas puntas de flechas eran muy parecidas a las del sur de Chile y del Inga, esto hace pensar que los pobladores del sur de Chile y del Inga fueron nómadas que se desplazaron por estas zonas. Se cree que estas puntas de flecha son pertenecientes a los primeros pobladores de América que vinieron desde Asia por el estrecho de Bering formado por la glaciación.
¿Qué habrá pasado con el cuerpo de la princesa? Yo sueño que se escapara con el huinca, y que juntos fueran muy felices.
Nota de la Autora: El niño de la Historia era mi Bisabuelo Yeye y las puntas de flecha se encuentran en el museo de Ciencias Naturales de Lobería que fundó Yeye. Parte de esta historia viene de los cuentos familiares y otra está recogida en Leyendas de Lobería – Dicen que dicen que una vez ocurrió.
Notas
(1) La palabra china significa mujer joven.
(2) Hombre blanco
(3) Arqueóloga Nora Flegenheimer
(4) Las cuentas azules que se encontraron eran de Vidrio Europeo
Al día siguiente el hombre decidió marchar, cuando el sol estuviera en el horizonte, se iba a ir para siempre. La princesa dándose cuenta de lo que ocurría, se le llenaron los ojos de lágrimas. El hombre con la tristeza reflejada en el rostro le cogió la mano, se la abrió con ternura, deposito algo en ella, se la cerró con delicadeza y por último el hombre en un suave susurro le dijo a la princesa – para que no me olvides. Luego se alejó sin mirar atrás. La princesa abrió la mano lentamente con mucho dolor y tristeza, era un precioso collar de cuentas azules de vidrio.
Algunos decían que la princesa había fallecido de amor, al poco tiempo y que el collar yacía en su cuello.
Esta leyenda de un amor imposible entre una princesa india y un huinca, fascinó a ese niño de doce años, despertando su curiosidad por la historia y arqueología.
Muchos años después de este suceso, ese niño de solo 12 años creció y se convirtió en un adulto dedicado a su tienda ``Casa Macias´´ pero en su recuerdo continuaba la leyenda de la princesa y en él proseguía la curiosidad por la historia y la arqueología a las que dedicaba todo el tiempo de sus ratos libres, llegando a fundar el Museo de Ciencias Naturales en el pueblo de Lobería.
Con el tiempo, era famoso por su conocimiento que había acumulado y los estudiantes de arqueología de la Universidad, lo visitaban para consultarle dudas y para pedirle que le contara historias. Un día a una estudiante(3) que lo visitaba, le contó la leyenda de la princesa enterrada en la cueva del Cerro “La China”. Ella también quedó fascinada y entre los dos decidieron que sería muy interesante realizar una excavación arqueológica en ese punto, para ver si era cierta la leyenda.
Durante la excavación hubo una gran sorpresa, no encontraron el cuerpo de la princesa, pero si encontraron seis cuentas azules(4) que probablemente fueran procedentes de un collar y las cuales podían datar de la historia de la leyenda, junto a estas se encontraron unas puntas de flecha triangulares. Decidieron seguir excavando, y en una capa inferior, se encontraron con un descubrimiento muy importante. Había otras puntas de flecha muy extrañas y antiguas llamadas puntas de flecha cola de pescado, la mayoría eran de cuarcita perteneciente a la zona, excepto algunas que eran de calcedonia blanca translúcida y cuando las dataron con carbono 14 extrayendo algunos restos orgánicos de alrededor. ¡Descubrieron que eran de hace más de doce mil setecientos años!, las puntas de flecha cola de pescado solo habían sido encontradas en: Los Tapiales en Guatemala, El Inga en Ecuador, Los Toldos en Argentina y Fell y Palli en Chile, estas puntas de flechas eran muy parecidas a las del sur de Chile y del Inga, esto hace pensar que los pobladores del sur de Chile y del Inga fueron nómadas que se desplazaron por estas zonas. Se cree que estas puntas de flecha son pertenecientes a los primeros pobladores de América que vinieron desde Asia por el estrecho de Bering formado por la glaciación.
¿Qué habrá pasado con el cuerpo de la princesa? Yo sueño que se escapara con el huinca, y que juntos fueran muy felices.
Nota de la Autora: El niño de la Historia era mi Bisabuelo Yeye y las puntas de flecha se encuentran en el museo de Ciencias Naturales de Lobería que fundó Yeye. Parte de esta historia viene de los cuentos familiares y otra está recogida en Leyendas de Lobería – Dicen que dicen que una vez ocurrió.
Notas
(1) La palabra china significa mujer joven.
(2) Hombre blanco
(3) Arqueóloga Nora Flegenheimer
(4) Las cuentas azules que se encontraron eran de Vidrio Europeo
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