EL DEPREDADOR DEL PANTANO
El 2 de mayo de 2012 unos amigos me han informado de que han encontrado rastros de hueso que podrían indicar que ahí hay algunos fósiles. Me dirijo con mis compañeros a la zona. Cuando lo veo me quedo impresionado, nunca antes había visto un fósil tan bien conservado. Empiezo a especular cómo podría haber sido. Al ver su estructura pienso inmediatamente en un depredador mediano, cuadrúpedo y con una enorme mandíbula con la que probablemente emboscaría a sus presas en el agua. Pero al compararlo con algunos restos de otros dinosaurios me doy cuenta de que tiene muchas diferencias, como su cráneo o sus pies. En mi cabeza surgen varias dudas: cómo ha podido conservarse tan bien en un ambiente tan desgastante como el pantano y por qué es tan diferente a otros fósiles de animales que vivieron en las mismas zonas. Para resolver mis dudas decido llamar a un amigo que es biólogo para que me diga cómo sería más o menos la estructura de esta criatura. Cuando llega y la ve me dice entre risas que eso no es un fósil, sino que era el esqueleto de un hipopótamo, y que debería haber hecho la prueba de carbono. Al hacerla me doy cuenta de que sólo había muerto hacía 30 años. Entre risas y algo desilusionado me quedo pensando lo curiosos que podían ser los animales en la Tierra.
El perfecto engaño de uno mismo
Esta historia transcurre en el 1542, aún no se sabía mucho sobre el cuerpo del ser humano. Vesalio pensaba de qué estábamos formados los seres humanos para llegar a ser tan crueles. Una mañana no se sentía completo, su piel se fue volviendo cada vez más blanquecina, como si fuese transparente a la luz y al mismo tiempo la reflejara. Su voz se fue haciendo cada vez más tenue, llegando a ser apenas un suspiro limitando sus expresiones a largos silencios coma frases sencillas y cortas. Ya nadie le sentía, se convirtió en el punto más profundo y claro del universo. Él fue sumergido en una de las brechas más grandes que dio paso al ser humano, las famosas fosas nasales, le abrieron el camino a paisajes distintos que se movían continuamente sin detenerse. Él veía como el aire se movía por todas las direcciones sin parar, decidió imitarlo pasando por los huecos más estrechos anchos y largos. Empezó pasando por la faringe, laringe, tráquea, bronquios y bronquiolos que se ramificaban por todas partes. Parecían árboles entre cascadas que repartían oxígeno por todos los lados y en cambio expulsaban el dióxido de carbono hacia el exterior. Parecía que estaban traficando oxígeno a cambio del dióxido de carbono. Se mezcló con el oxígeno pasando de los alvéolos a los vasos sanguíneos y con la ayuda de los platillos voladores, los glóbulos rojos, le recogieron transportándolo por las venas y arterias que parecían carreteras. Fuera donde fueran siempre llegaban al corazón, este bombeaba las células sanguíneas para que siguieran su camino. Vesalio poco tardó en comprender que las venas y arterias recorrían todo el cuerpo repartiendo oxígeno y en cambio expulsaban el dióxido de carbono. Este proceso se repetía continuamente. Él definió el oxígeno como el combustible de las células y el corazón como un motor. A medida que pasa el tiempo él va descubriendo más cosas. Como el sistema inmunológico que lo confundió con una amenaza. Él vio como el sistema inmunológico defendía al cuerpo para alejarle de problemas, aunque lo convenció haciéndose pasar por una bacteria buena. Se recorrió cada rincón del cuerpo describiendo como cada parte del cuerpo trabajaba en equipo. Como las neuronas iban de mano en mano sin tocarse conectándose al encéfalo, para después recibir órdenes y realizar la acción. Fue testigo de un embarazo y el sacrificio del cuerpo que defendía al nuevo ser humano que estaba en camino. Como cada una de las piezas de nuestro cuerpo realizaba todas sus funciones. Cómo se expulsaba lo necesario y se recogía lo más importante. Incluso en casos de dolor, hemorragias, virus, bacterias, el cuerpo siempre seguía adelante. Cada una de las partes de nuestro cuerpo aportaba algo bueno. Lo que se descubrió es que cada parte de nuestro cuerpo se ayuda continuamente. Si uno deja de funcionar todo pierde sentido. Pero el ser humano en cambio llega a ser tan cruel que no solo mata al que tiene al lado, se mata a sí mismo. El cerebro lo pusieron como una justificación del mal. Aunque dicen que la maldad viene de allí, es un engaño. Vesalio fue testigo de la realidad, ninguna parte del cerebro mandaba órdenes de dolor, odio, crueldad, malicia y egoísmo. Todo este viene de un sitio oculto, invisible, escondido de los demás. Lo que aprendió es que cada parte de nuestro cuerpo se ayudan continuamente. A pesar de todo esto Vesalio lo único que descubrió es que el cuerpo no solo estaba formado de una cosa, sino distintas células con distintas funciones. Que los átomos formaban moléculas, las moléculas orgánulos, los orgánulos las células y las células tejidas que estos a continuación formaban órganos. Cada cosa tenía su deber. Descubrió los distintos sistemas y aparatos que se formaban con los órganos. Solo el 60% de nuestro cuerpo estaba formado por agua y como el cuerpo se beneficiaba de la comida. Él vio como cada músculo y cada hueso daban forma al cuerpo y permitían el movimiento. Como se transmitía la información y cómo se actuaba ante ello. Al menos con eso calmó la sed.
¿Aventura insuperable?
—¡Chicos, chicos, no puede ser cierto! —nos gritaba Alma desde el otro lado del parque. Echamos todos a correr para ver qué era lo que exaltaba a mi amiga de aquella manera. Pocas veces a lo largo de nuestra extensa amistad, Alma había manifestado ese entusiasmo. Aquella mañana, contagiados por la pasión de nuestra profesora en clase de arqueología, decidimos coger las brochas de un juego que los Reyes Magos habían traído a mi hermano y juntarnos los seis aventureros. Desde que tengo uso de razón, habíamos compartido y disfrutado tantas aventuras, que esta sólo prometía ser una más en nuestra lista. Mi madre se ofreció como taxista y nos llevó a Peñafiel. Si Padilla tenía yacimiento, Peñafiel, el pueblo que me estaba viendo crecer, no podía ser menos.
Cuando Alma nos llamó, llevábamos siete largas horas trabajando duro y comenzábamos a desesperar. Sorprendentemente, aquello tenía pinta de ser algo importante. Unimos las escasas fuerzas que nos quedaban para poder desenterrar lo máximo posible antes de que el sol terminara ocultándose.
Eran las ocho de la tarde cuando mi madre regresó a por nosotros. El mundo arqueológico siempre había despertado, desde pequeña, mucho interés en ella. No entendimos la importancia de lo que habíamos hallado hasta que vi cómo sus ojos se llenaban de una luz indescriptible según se acercaba. — ¡Imposible! —exclamó. —Pero, ¿cómo no me habéis llamado? ¿Sois conscientes de lo que tenéis aquí? Increíble, increíble… —no paraba de decir mientras intentaba encontrar la fórmula para salir de ese estado que no lograba controlar.
Tras unos minutos nos explicó que, si su imaginación no le jugaba una mala pasada, aquello que nosotros estábamos desenterrando no era otra cosa que unas auténticas termas romanas. Todos nos miramos con unas caras cuyos gestos desconocíamos. Recordamos aquella excursión a las termas de Aguilar de Campoo.
Decidió llamar a Rebeca. Esta trabajaba como guía turística en el Castillo de Peñafiel y era una fiel amiga de la familia. Había terminado ya su jornada laboral por lo que tardó pocos minutos en llegar al lugar donde todos nos encontrábamos. Tenía grandes conocimientos en la materia y sabíamos que rápido corroboraría la opinión de mi madre. Así fue. Debíamos llamar a la policía para que acordonaran y vigilaran la zona durante la noche hasta que llegara el grupo de expertos a la mañana siguiente.
Un gran nerviosismo y emoción nos delató cuando Noa sugirió a mi madre el pasar la noche allí. Era nuestro descubrimiento y no podíamos dejar ese tesoro en manos ajenas por mucho que se tratara de la policía. ¿Quién nos aseguraba a nosotros que no les entraría hambre a media noche y se irían a cenar algo o a tomar un café dejando todo ese tesoro desprotegido? No hizo falta insistir porque, cuando quisimos mirar a mi madre, ya estaba dentro del coche ordenándonos que no nos moviéramos de allí y que permaneciéramos al lado de Rebeca. Tras media hora y con algo de frío y mucha hambre, llegaron los refuerzos. Allí estaba ella, sacando mantas, bocadillos, zumos, agua, dos tiendas de campaña y varios sacos de dormir.
A aquel día tan maravilloso, le siguió una noche de risas, aventuras anteriores relatadas por Noa y miradas cómplices compartidas. Era el mejor grupo de amigos que podía tener. Creo que la última vez que miré el reloj eran las tres de la mañana. Para entonces, Ángela, Alejandra, Jorge y Alma ya estaban dormidos y Noa y yo notábamos como un peso se apoyaba en nuestros párpados obligándolos a caer para entrar en un profundo sueño.
Las fuertes luces y el gran alboroto de voces nos despertaron sobresaltados. Allí estaban los verdaderos arqueólogos. Era increíble que un grupo de expertos se dedicaran a elogiar el trabajo de unos niños como nosotros. Su agradecimiento y admiración hacia el grupo no fue sólo personal.
Dos semanas después, estábamos sentados en un plató de televisión con todos ellos, contando nuestra hazaña y enseñando la gran placa con nuestros nombres que iba a presentar aquellas maravillosas termas. El programa se emitiría dos meses después en Arqueomanía
Ninguno de nosotros creíamos que esto pudiera superarse y que el destino nos tuviera una aventura más emocionante esperando, pero, pensándolo bien, ¿estábamos seguros de ello? La última vez también lo creímos insuperable y ¡sorpresa!
¿CLORO Y LIMÓN?
Todo comenzó el día que le anunciaron a mi abuelo que tenía cáncer de mieloma múltiple, un cáncer que no tiene cura. Le dijeron que le quedaban tres o cuatro años de vida como mucho, toda mi familia estaba triste, pero intentábamos aparentar estar alegres, para que mi abuelo no se pusiese aún más triste.
Yo estaba en mi último año de carrera, iba a ser científica, pero años atrás había estudiado medicina y oncología.
Mi abuelo siempre estaba feliz porque no quería vernos tristes, pero a medida que pasaba el tiempo se le notaba más débil, cosa que a mí me fastidiaba demasiado porque era mi abuelo, no podía permitir verle día a día cada vez peor y no poder hacer nada. Por eso decidí empezar a investigar acerca del mieloma múltiple. Al principio dedicaba dos horas diarias en el laboratorio que tenía instalado en mi casa, y otra hora en la biblioteca para leer documentos acerca de este cáncer. Lo principal es que el mieloma múltiple es un cáncer incurable en la sangre que produce muchas proteínas nocivas para varios órganos, su supervivencia media está entre 3 y 4 años, y apenas un 3% de pacientes están vivos al cabo de 10 años. Pero a mí todo esto me daba igual, iba a encontrar una cura.
Pasado un año terminé la carrera, pero no me puse a trabajar. Cada vez pasaba más tiempo en el laboratorio, no veía la luz del día, la gente rumoreaba que me había vuelto loca. Pero no era así.
Un día, del sueño que tenía vertí en el recipiente del cloro un poco de mi jugo de limón, y una explosión invadió el laboratorio.
Un año después empecé a tener un sueño recurrente, y era la explosión que se produjo en el laboratorio un año atrás, pero en el sueño también aparecía mi abuelo. No le encontraba sentido, por lo que no le di importancia.
Seguía sin dar con ninguna cura.
Pasó otro año, y mi abuelo estaba extremadamente mal, se moriría de un día para otro. Por eso cada vez pasaba más tiempo junto a él.
Estaba con él tumbada en la cama, pero en ese momento recordé mi sueño y noté una corazonada. Llevé a mi abuelo al laboratorio e hice la mezcla de cloro y jugo de limón, y en ese instante todo el laboratorio se nubló de un gas. Miré a mi abuelo, yacía en el suelo casi sin respiración, pensé que el gas le había matado, pero en ese instante percibí otra corazonada y repetí la explosión. Estuve tensa durante un momento hasta que vi a mi abuelo levantarse ágilmente del suelo. Era imposible, le había curado.
Fuimos al médico a que le realizasen unas pruebas, y así fue, estaba totalmente curado.
Yo les expliqué cómo lo hice, y los demás científicos junto a mí empezaron a investigar acerca del porqué esa mezcla curó a mi queridísimo abuelo.
¿TURISMO ESPACIAL?
Paseando en platillo volante, un extraño artefacto atrajo la atención de los dos tripulantes. Justo delante suyo, lo que jurarían que era una sonda alienígena, vagaba en el vacío interestelar. Al aproximarse a ella, pudieron distinguir una gran antena parabólica, así como varias más pequeñas que sobresalían como patas. Un metal lustroso desconocido para ellos reflejaba la luz de la estrella más próxima, cegándolos. Asombroso, sí, pero lo que los dejó sin habla fue el disco dorado de unos 95 xpt de diámetro adherido sobre el metal. Fascinados, escanearon la sonda para averiguar su origen. Mientras el ordenador de la nave completaba el análisis, ataron la sonda a su nave para remolcarla. Esperando, les dio tiempo de comerse un dulce holm y de jugar una partida al urroncho. Pero la expectación por los resultados les impedía disfrutarla.
Al fin, en la pantalla de su nave se pudo leer: “Sonda identificada. Procedencia: Vía Láctea, tercer planeta rocoso del Sistema Solar. Estrella G2V ubicada en el brazo parcial Espolón de Orión, entre los dos brazos principales de la galaxia Scutum-Centaurus y Perseo.” Se desinflaron un poco al ver que les pillaba lejos, pero iba a merecer la pena. Los tripulantes se abrocharon los cinturones y configuraron los motores a máximo rendimiento. Estaban impacientes por conocer a sus vecinos. ¡Había otros! ¡No estaban solos!
Horas más tarde atravesaron el Cinturón de Asteroides, entre Marte y Júpiter, y alcanzaron la atmósfera terrestre. Comprobaron con sorpresa que su composición química era primitiva, con entorno a un 21% de oxígeno y un 78% de nitrógeno. ¿Podrían vivir bajo esas condiciones seres capaces de diseñar una sonda tan sofisticada? Para averiguarlo, descendieron a los niveles más bajos de la atmósfera terrestre, quedando suspendidos sobre un curioso pastizal de color verde. Indagando sobre este color anormal, descubrieron que los organismos autótrofos de aquel planeta se valían de la clorofila como pigmento fotosintético, lo que les daba aquella especial coloración. Explorando la superficie terrícola, encontraron ciudades llenas de construcciones modernas y asombrosas. Vieron cómo unos robots antropomórficos paseaban junto a seres bípedos que parecían estúpidos. Pero ningún ser vivo que avistaban desde la nave parecía racional. ¿Se habrían equivocado de dirección?
Decidieron descender hasta el nivel del suelo por si sus vecinos eran minúsculos. Los viajeros aparcaron la nave y se enfundaron sus trajes de spándex. Al bajar, muchos pequeños mamíferos parloteaban entre sí, todos luciendo una elegante ropita. Tenían una cola larga y rosada, unas orejas redondas y un hocico alargado lleno bigotes, con un par de dientes amarillentos que sobresalían de su boca. Caminaban con calma entre aquellos edificios que eran descomunales en comparación a su diminuto tamaño. Estaba claro que eran los amos y señores de aquella envidiable civilización. Aquellos pequeñajos parecían muy listos. Por la calle, ambos forasteros tenían cuidado de no pisarlos. Se acercaron a un individuo para interrogarlo:
- ¿Son ustedes los dueños de este hermoso planeta?
- Se puede decir que sí. Nosotros lo heredamos.
- ¿Quién os lo dejó así?
- ¿Veis a aquellos primates pachuchos a los que pasean los robots? Llegaron a un punto en el que ya no necesitaban su inteligencia para desenvolverse en el mundo. Esta se convirtió en lo que podríamos considerar como un ‘órgano vestigial’. Nosotros, al contrario, fuimos ganando facultades mentales. Ahora se puede decir que ambas razas coexisten. Heredamos sus fósiles tecnológicos, que adaptamos a nuestras necesidades. Claro que, esto pasó hace mucho.
- ¿Entonces, si no le importa, podría acompañarnos y explicarnos el origen de otro ‘fósil tecnológico’ como usted les llama?
La rata pareció darse de cuenta de no estaba hablando con un congénere. Debido a la mala vista de esta especie y a que el viento soplaba en otra dirección, no había podido captar el olor de los extraños hasta entonces. Por la terrible perplejidad que le sobrevino no pudo hacer otra cosa que asentir.
Caminaron, terrícola y forasteros, hacia la nave aparcada. Los forasteros le señalaron la sonda y aguardaron impacientes su respuesta.
- Menuda reliquia traéis. Nos hacían estudiarla en el colegio. En el 1977 de la era humana, hace unos 2000 años del comienzo de la nuestra, más o menos, estos homínidos la lanzaron al espacio. Soñaban con encontrar vida inteligente. Todos nos sentimos solos a veces. Se llamaba… ¿‘vojaguer’? o tal vez ¿bagaje?
Los viajeros intercambiaron una mirada. La sofisticada Voyager, que ellos tanto admiraban, era un cacharro para aquel terrícola. La ciudad que los rodeaba le daba mil vueltas a la sonda que los había llevado allí. Sintieron lástima por aquellos tristes bípedos, que seguían vivos solo por capricho de las ratas. De hecho, en aquel planeta todo dependía del deseo de aquellas criaturas peludas. Un miedo los paralizó: ¿y si las ratas visitaban su casa?
ROSQUITO
“¿Y por qué quiere usted ser arqueóloga?”
“¿Y por qué quiere usted ser arqueóloga?”
Era 20 de agosto de 2023 en Toronto, hacía mucho bochorno fuera, pero no más que en Sevilla. Y por mi cabeza pasaban miles de cosas menos las respuestas a las preguntas que el examinador de The Archaeology Centre me realizaba.
Hasta donde recuerdo siempre soñé con estudiar arqueología en Toronto, a pesar de que en España podría haber ido también a una buena universidad. Todas las respuestas del examinador se resumían a mi vida entera.
Mi primer recuerdo es de cuando tenía 7 años. Mi abuelo, a pesar de tener ya 60 años, volvía de dirigir una excavación arqueológica. Yo estaba en casa cenando, su trabajo era duro y más para la edad que tenía, pero necesitábamos dinero en casa. Papá se había ido sin dejarnos ni un duro y mamá no daba abasto con 4 niños de entre 9 y 3 años. Mamá me había tenido con 20 años y no terminó la carrera, pero se casó con papá, que tenía una empresa familiar de túnicas de nazareno, lo cual era muy típico en Sevilla. Papá un día se cansó y lo último que le dijo a mi madre antes de cerrar la puerta fue: “No me condenarás a una vida de pobreza, Ana”. Crecimos y nuestra madre se derrumbaba cada día más, no era estable y no nos cuidaba.
Cuando cumplí los 6 entendí que mamá no nos ayudaría más y desperté a mi hermano Miguel, que era el mayor. Vestimos a Carmen y Leo, los pequeños, les dimos de desayunar y nos fuimos al colegio en silencio, mientras nuestra madre no había ni llegado a casa de la noche anterior. De camino al colegio nos cruzamos con mi abuelo que en ese momento ya no trabajaba, pero aun así siempre iba con una sonrisa. Al vernos solos me miró y me sonrió con tristeza, nos acompañó hasta el colegio, pero a mí me llevó con él en vez de dejarme en mi clase.
Anduvimos más o menos una hora hasta llegar al patio de banderas del Real Alcázar, a una excavación arqueológica que tenía lugar donde habían encontrado el más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad, un fondo de cabaña con restos de lo que podía ser una cocina utilizada durante la primera mitad del siglo VIII antes de Cristo. Mi abuelo me explicó que “la arqueología es la ciencia que estudia, describe e interpreta una sociedad pasada a partir de sus restos materiales”, y me contó que había habido ya 4 excavaciones precedentes para este proyecto. En este caso se desarrolló sobre una superficie de 180 metros cuadrados a seis metros de profundidad buscando todo rastro material del pasado de una ciudad entera. Mientras me contaba los roles de cada persona que trabajaba allí y para qué serviría la excavación lo veía feliz. Probablemente él era la única persona cercana a mí que conocía a quien le gustaba vivir el día a día, él me inundaba de felicidad.
Crecí y el abuelo se mudó con nosotros para ayudarnos. Como dije, a mis 7 años empezó a trabajar de nuevo para ayudar a su hija, siempre que podía me llevaba a trabajar con él, y me sentía como en casa, para mí esto me permitía conectar con el pasado. No me gustaba el presente y el futuro me creaba dolor de cabeza. Pero el pasado…, el pasado era el que me aseguraba avanzar y evolucionar aprendiendo de este mismo. También yo quería ser alguien y ser recordada, quería perdurar en el tiempo y que algo de mi ser o de mi vida marcara y fuera recordado en el futuro, pero no en un solo sitio, quería moverme y poder dejar una marca algún día a través del océano.
Entonces volví al 2023, a esa silla enfrente de quien podría cambiar mi vida, y por la sonrisa de mi abuelo, por su lucha y la mía, y por un mundo de recuerdos dije:
-”Quiero ser arqueóloga, ser feliz y no esfumarme nunca.”
59.958,4916 km/s
El año 2016 fue un gran año para el avance y el desarrollo de la ciencia. En ese año se presentó un proyecto muy ambicioso; el “breakthrough starshoot”. El doctor Chathura Bandutunga expuso su proyecto en una conferencia y recibió el reconocimiento y el apoyo de Stephen Hawkings. El proyecto constaba de unas placas compactas con sensores de diferentes parámetros que serían impulsadas a grandes velocidades por una vela solar con el fin de llegar a la estrella más cercana a nuestro sistema solar; la conocida Próxima Centauri. El desarrollo de esta brillante idea consiguió la exasperación y con ello la rendición de muchos de los científicos, físicos y astrofísicos que estaban trabajando en ella (debido principalmente a la escasez de materiales y tecnologías aptas para llevar a cabo ese proyecto). Sin embargo, con mucha dificultad y una gran perseverancia se consiguió lanzar al espacio el 25/10/2103 el primer “satélite” rumbo a Próxima Centauri.
En el descubrimiento de esta idea yo no hice nada pero, sin embargo, en la gestación y desarrollo del proyecto (aunque pasó desapercibido por la mayoría de los participantes) conseguí de manera fortuita conseguir deformar el espacio tiempo. El chocante hallazgo se basa en que la velocidad es igual al espacio por el tiempo y entonces a la velocidad precisa de 59.958,4916 el espacio tiempo se deforma y crea un agujero de gusano que consigue mantenerse abierto debido a la materia oscura que, ante estímulos en la velocidad y en el tiempo, deforma el espacio, aparentemente rompiendo las leyes actuales de la física con las cuales describimos el comportamiento del universo.
Yo soy una persona de muchos nombres, muchas caras y muchos conocimientos. Esto es provocado por la cantidad de años que llevo viajando en el tiempo. Sí, es otra de las posibilidades que ofrece el grandioso número 59.958,4916. Es otra historia completa de prueba, error y descubrimiento. Desgraciadamente no todo son alegrías y regocijos. De tanto viajar, me he ido ganando algunos amiguitos por el camino. La línea temporal del universo es como un río: al principio sigue un curso pero al final, por la fuerza, otro ser vivo acaba por controlarlo y hacer que desemboque para llevarlo a donde quiera. Por lo visto no era el único ser en el universo que sabía controlar estos aspectos y parámetros relacionados con la velocidad, el espacio y el tiempo.
De esto he aprendido varias lecciones valiosas que me han parecido suficientemente importantes que a un ser narcisista como lo soy yo le ha parecido interesante compartirlas con el resto de las personas que lo lean en un futuro, lo tengan en cuenta. La primera lección, que seguro que alguna vez la habéis escuchado, es que por mucho que me cueste admitirlo, siempre hay alguien que te gana en todo, es mejor persona que tú y sabe más sobre el aspecto en el que crees saberlo todo. La diferencia entre esta lección y la que os da otras personas, es que aquí tengo pruebas veraces de ello como habréis podido comprobar en el desarrollo de mis tertulias. La segunda lección es que el universo es vasto y por tanto, extremadamente peligroso. Esto va sobre todo para los navegantes del espacio tiempo como yo. La tercera lección, y en mi opinión, la más importante es que por mucho que te digan estas cosas a lo largo de tu vida, no hay que perder la arrogancia, la personalidad y el ego que uno tiene para no rendirse nunca y arriesgarse si es por un bien mayor (en mi caso; la satisfacción personal).
A veces la vida nos da cambios inesperados
Lucas era un niño con bastantes problemas psicológicos ya que se había mudado de ciudad varias veces por problemas de familia. Su familia no estaba muy bien económicamente y a su padre el trabajo le duraba unos meses por malos comportamientos.
Esta vez se mudaban a Madrid a la capital de España donde la gente se conocía poco entre ellos. Lucas era un chico muy tímido pero poco estudioso, él decía que se quería dedicar a trabajar en el campo con su abuelo, pero también era muy vago así que no las tenía todas con ese trabajo. Pasaron los meses y Lucas tenía pocos amigos y no conocía apenas gente, ya que no quería salir ni conocer a gente nueva; de los pocos días que iba a clase, a la única asignatura a la que asistía era a física y química, decía que le parecía muy interesante la combinación de elementos químicos para crear experimentos y miles de moléculas.
Hubo un día que su profesor les dijo que iban a hacer un proyecto nuevo y a Lucas le pareció muy interesante apuntarse ya que tenían un nombre limitado de plazas y los que tenían mejores notas iban con preferencia. Él sabía que no iba a entrar porque su media del curso era muy baja y a sus padres no les daba económicamente para pagarle un repaso donde le ayudasen y le enseñasen.
Cuando llegó a casa Lucas se sentó en el sofá y se puso a pensar sobre que podía inventar para que su profesor le pusiese con preferencia en la lista del proyecto tan interesante que iban a hacer.
Lo primero que Lucas pensó era en mezclar una serie de substancias y complementos para crear un volcán en erupción, pero veía que era demasiado sencillo para que pasase en preferencia en la lista. Así que se puso a buscar en casa diferentes líquidos y polvos con los que poder hacer un trabajo suficiente para poder impresionar a su profesor y pasar en la lista por delante de los más listos de su clase y del curso.
Pasaban los días y cada vez quedaba menos para que saliese esa lista a la vista del todo el curso, le pidió consejo a sus amigos pero ninguno le supo que decir, a más, se reían de él porque quería hacer algo de aprovecho en su vida estudiantil, tanto Lucas como sus amigos eran un grupo de chicos de los que no estudiaban y solo se dedicaban a pasar las tardes sentados en un banco con las pipas del kiosco del lado que se compraban, pero Lucas estaba tan interesado en entrar a este nuevo proyecto que no acudió durante las próximas semanas al banco donde se encontraban todos su amigos.
A ellos les extrañaba mucho y cada vez estaban más enfadados; cuando se enfadaban se dedicaban a pegar a gente que no lo merecía, así que se presentaron en la puerta de su casa muy enfadados y cabreados porque uno de ellos ya no se quería dedicar a lo que se dedicaban los demás, es decir, a no hacer nada.
Lucas les dijo que ya no quería formar parte de ellos y que ahora se quería dedicar a los estudios para poder tener un buen trabajo el día de mañana. Ellos muy cabreados con la decisión de Lucas se fueron y no lo llamaron ni les buscaron nunca más.
Cuando por fin Lucas acabó de diseñar y crear su nuevo proyecto fue a entregárselo a su profesor, él le dijo que en unos días vería su respuesta colgada en la lista de las plazas del proyecto, Lucas un poco deprimido por su contestación se fue a casa un poco disgustado, pero orgulloso por su buen trabajo que tantos días y días le había costado de terminar y pulir perfectamente.
Llegó el día en el que salió las listas con los elegidos para el proyecto y Lucas fue desesperadamente a buscar su nombre por esas listas, desafortunadamente su nombre no apareció en ninguna de las listas, se quedó muy sorprendido cuando no encontró su nombre en ninguna de las listas, así que se dirigió hacia casa muy entristecido pero él sabía que tenía que participar sea de la manera que sea en ese proyecto que tantos resultados le irían a dar en un futuro.
Cuando llegó a casa se sentó al sofá y encendió la televisión, se fue a la cocina a hacerse algo de comer y de pronto algo le hizo un flash y empezó a mezclar diferentes alimentos líquidos con los que formó un ácido que podía quemar cosas solo con el roce del líquido; Lucas muy confundido por lo que había acabado de crear, rápidamente se dirigió a casa de su profesor de física y química a enseñarle su nuevo proyecto.
Él dijo que era alucinante lo que había acabado de crear y desde ese momento Lucas es el jefe de los laboratorios más importantes de toda Nueva York.
Aquella tarde de sol.
El sol lucía todos los días, pero nunca tanto como aquella tarde de abril en Princeton.
Todo aquella primavera era bello, como si estuviera en un cuadro naif, enmarcado en pan de oro. Las gentes se saludaban entre ellas, y todos parecían felices.
Un edificio grande se erguía desde el centro de la ciudad universitaria, en aquel campo de juventud que soñaba con suspiros cambiar el mundo. Ese edificio grande, blanco y bello era el hospital de Princeton, uno de los más importantes de la zona.
Dentro, en sus pasillos, enfermeras y médicos andaban y trabajaban concentrados en sus quehaceres diarios. Parecía que aquel día de abril la vida sonreía por igual a todos, sembrando en ellos la semilla de una felicidad de desconocida procedencia.
En la cafetería, el ambiente era igual de animado.
— ¿Sabéis quién es el enfermo de la 152? — dijo una enfermera mientras fumaba un cigarrillo.
— Creía que se usaba para experimentación — contestó otra.
—¡No te enteras, idiota! Esa era la 131.
— Mirad quién entra — susurró una.
Por la puerta entraba una chica joven, como ellas, pero había una gran diferencia entre ellas: la joven que acababa de entrar era negra. Julie Anderson era joven, alta y de pelo negro y rizado como un mar tempestuoso, y llevaba una carpeta en la mano. Sus ojos mostraban como espejos el cansancio del alma.
— Vaya, vaya, Julie. — dijo con voz de pito la enfermera que acababa de hablar — ¿No sabes leer ahora?
— Mira fuera de la sala, tonta ¿Ves qué pone? — continuó otra.
Julie suspiró por lo bajo y salió. A la entrada, había un cartel blanco y grande, en el que estaban grabadas letras negras que decían “Cafetería Hospital Princeton: No se permiten personas de color”.
— Parece que te tendrás que quedar fuera, cariño. Tampoco tendrías mucho dinero para comprarte un café, ¿no? — finiquitó una enfermera.
Los que estaban en la sala se rieron a carcajadas fuertes, como aplausos que tapaban el sonido de las lágrimas. Julie Anderson sabía que se iba a enfrentar a eso cuando llegó a Princeton, sin embargo, la fuerza en ella le hacía querer enfrentarse, querer darles una torta a quienes la insultaban. Pero no sería así.
— Bueno, bueno. Silencio, por favor — dijo una voz imponente. Todos le miraron. Era el doctor Fleischmann, de la junta directiva, uno de los más prestigiosos del hospital. — ¿Es usted Julie Anderson?
— Sí, soy yo. — contestó tímidamente Julie.
Fleischmann le sonrió y la sacó de la cafetería amablemente, mientras le susurraba:
— Tenemos a un enfermo que está a punto de fallecer. No porque sea inevitable, sino porque elige morir, como cualquier hombre. Necesito que vayas y le acompañes hoy, querida. ¿Podrás?
— Claro — contestó con cierta alegría Julie, ya que le encargaban algo importante.
— Habitación 151. — le ofreció las llaves el doctor — Y mucha suerte.
La joven Julie estaba emocionada junto a la puerta de la 152. Era la primera vez que debía afrontar sola una situación de ese calibre, y no sabía muy bien qué sentir. Su corazón marcaba el rápido ritmo de sus nervios acelerados. Dando una respiración fuerte, abrió la puerta.
La habitación era blanca y grande, cubierta por la añeja luz del sol. En la cama, reposando, había un anciano, de bigote y pelo largo, blanco y despeinado, cuya figura rozaba incluso lo esperpéntico.
A Julie se le sobresaltó el corazón. Reconocía esa cara, la había visto en periódicos. Ese hombre era ni más ni menos que Albert Einstein.
Einstein la miró cuando entró. Esbozó una sonrisa triste y nostálgica.
— Hola, niña. Ven, ya no muerdo.
Julie, muerta de nervios, se colocó al lado de la cama.
— Es usted Albert Einstein, ¿no? — preguntó sorprendida, sin creérselo.
— Ante todo soy un ser humano. Lo que venga después es secundario ¿Y tú?
— Mi nombre es Julie Anderson, señor.
— Bonito nombre. — le respondió, y se quedaron un rato en silencio. — Se te nota triste.
— Bueno, señor, alguien de su inteligencia sabría por qué.
— ¿Sabes? En mi vida he descubierto muchas cosas, hablado con mucha gente y visto demasiado horror.— sus ojos se oscurecieron cuando dijo eso.
— Yo nunca podré hacer eso, señor. Soy mujer y soy de color.
— Se te ve inteligente. Mira, cuando era joven, tuve una idea. Todo es relativo, sentencié. Nada debe juzgarse por lo que parece ser. Tú puedes ser la estrella más brillante, que los hombres siempre mirarán el brillo de una moneda.
— ¿Y qué hago? — preguntó.
— Sigue brillando. Que esa moneda no apague tu luz.
— Perdone, señor Einstein. — interrumpió Fleischmann, que estaba en la puerta — Julie, te has equivocado. Esta es la 151.
— Ah — se levantó Julie, y se despidió con una sonrisa del genio, que reposaba tranquilo y en paz, como un roble centenario. —- Adiós, señor Einstein.
— Que no se apague tu luz, Julie. Que nunca lo haga. — contestó él.
ARQUEÓLOGA DE LA ANTIGUA GRECIA
La historia que os voy a narrar no es una historia común, es más, creo que jamás ha sido contada. Os relataré cómo me convertí en la mejor arqueóloga del mundo. Puede ser que nunca me conozcáis, ni sepáis quién soy, pero gracias a mí se han descubierto los hallazgos más importantes de la Antigua Grecia.
Bien, comencemos por el principio. Me llamo Daría y la verdad es que no sé cuál es mi edad, todo esto es un poco complicado.
Tenía doce años cuando mi vida dio un giro inesperado.
Pertenecía a una familia humilde, aunque no me podía quejar. Mi padre era escultor. Estaba fascinada con todas sus esculturas. Además de un gran artista, era un amante de todo tipo de actividades relacionadas con la cultura. Al igual que él, pensaba que el arte era una de las cosas más hermosas del mundo.
Un día, una enfermedad infecciosa llegó a nuestra ciudad, la viruela. Fui la única que se infectó de mi familia. Sabía que era muy difícil sobrevivir a pesar de las curas naturales que me daban los médicos. Sin embargo, yo no quería irme todavía, quería aprender mucho más, preservar toda la cultura griega.
De repente, una tarde, todo se volvió oscuro. No obstante, había una luz blanca al final. Caminé hacia ella. Me encontré con tres mujeres vestidas de blanco, serias e inmutables. Mis padres ya me habían hablado de ellas, se llamaban “las tres Parcas”. Ellas decidían cuál sería tu destino en tu vida mortal.
Al cabo de unos minutos, observándolas con la boca abierta, me propusieron un trato:
-"Hemos visto cuán emocionada estabas con nuestra historia y las ganas que tenías de difundirla. Es por eso que te proponemos lo siguiente: te concederemos la inmortalidad para que en el futuro puedas ser una arqueóloga. Es posible que aún no sepas qué significa esa palabra, pero tendrás que enseñar al mundo nuestra cultura, arte, arquitectura... para que se tenga conocimiento de ella".
Siendo sincera, me quedé confusa. Arqueóloga, ¿Qué era eso? ¿Ayudar en el futuro? No quería enfadar a las tres Parcas ya que me habían dado otra oportunidad, así que acepté. Puede ser que haya sido la mejor decisión tomada en mi eterna vida.
Otra vez, la oscuridad lo invadió todo. Desperté, pero no podía ver nada. Parecía que había pasado una infinidad de años. Intenté moverme de un lado hacia el otro, pero nada. Lo intenté una vez más “3…, 2…, 1… ¡Crack!” Creí que me había caído al suelo porque había pedazos de mármol esparcidos por todos los sitios. ¿Había estado dentro de una estatua? Miré a mi alrededor, en efecto, estaba rodeada de ellas. ¡Me habían puesto en una estatua para transportarme al futuro!
Después de salir de aquel sitio, me enteré de que había viajado hasta el año 1500, después de Cristo, claro.
Mi misión acababa de comenzar, tenía que ser la mejor arqueóloga del mundo (que, por cierto, ya me había enterado cuál era su significado). A lo largo de la historia, guíe a numerosos exploradores y arqueólogos para que pudieran descubrir todo acerca de mi antigua civilización. Les indicaba dónde buscar y excavar. Si no hubiera sido por mí, tesoros antiguos, ciudades perdidas y esculturas importantes, no se hubieran descubierto. Además, he proporcionado una gran cantidad de información valiosa sobre la Antigua Grecia, como sus costumbres, tradiciones y religión.
Claro que mi nombre lo olvidó la historia. Primero, porque no era común atribuir a una mujer un descubrimiento como esos y segundo, porque no tenía ninguna clase de estudio arqueológico. Cuando tuve la oportunidad de estudiar, aprendí bastantes cosas sobre el oficio, aunque respecto a la cultura griega, yo ya lo sabía todo.
Hace ya algún tiempo que me están empezando a reconocer mis méritos. No obstante, es probable que no hayáis oído hablar de mí, ya que cambio constantemente de nombre y de apariencia para no llamar la atención.
Me gusta mi profesión, adoro sentirme orgullosa de mi cultura. Comprendo que los arqueólogos tengan que llevarse todas las antigüedades para estudiarlas y catalogarlas para avanzar en este campo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el expolio que hacen con dichas obras, estas pertenecen al lugar donde fueron descubiertas, y todo lo que no cumpla estas condiciones me parte el corazón.
En esos momentos, cuando me siento triste, voy a mi escondite, me siento y observo las esculturas que hacía mi padre. De todas las cosas que ayudé a resurgir del pasado, estas esculturas son mi gran descubrimiento.
Bomva
—Jerry, ¿estás ahí? Espera, sí, ahí estás. Estoy tocando tu brazo.
—Me cuesta mucho hablar estando boca abajo, Jerry. Hay algo que me está aplastando contra el suelo. Algo muy pesado. Y duele al respirar. Mucho.
—No siento mi cuerpo Jerry, pero noto algo líquido en la espalda.
—Jerry, ¿por qué no respondes? ¿Sigues vivo verdad?
—Tengo mucho miedo querido.
—Oh Jerry, no me dejes sola.
5 horas antes
Justo cuando iba a lanzar la última carta que me quedaba, que por tanto me convierte en la ganadora de esta partida del UNO, escucho un gran alboroto fuera de mi habitación. Miro a mis compañeros, Jerry y Erik, para buscar algo de comprensión pero ninguno de los dos parece tampoco entender nada. Decidimos dejar la partida para otro momento y ver qué es lo que tanto tiene agobiada a la gente.
Antes de salir del cuarto, a Erik le llega un mensaje. —Es del subteniente—nos informa—nos quiere en su cuartel—y cambiando drásticamente la expresión—no son buenas noticias.
En el cuartel del subteniente nos hallamos rodeados de un ambiente un tanto abrumador. El enemigo de nuestra patria consigue cada día más territorio de nuestro pequeño país.
La misión a la que nos enfrentamos es clara: bombardear desde una maniobra aérea la plaza en la que se encontraría el cabecilla de nuestros enemigos.
El subteniente nos presenta al científico a cargo del bombardeo. Con una mirada nos indica que es de fiar. Pero últimamente es difícil contar con alguien, puesto que los enemigos tienen a mucha gente comprada. Lo que de verdad me alivia y enorgullece es que confíen en nosotros. Por algo estamos aquí.
Paco, el físico, nos explica detalladamente los pasos que tenemos que seguir para lograr nuestro objetivo. Pero desgraciadamente soy una chica muy despistada, y me pierdo con facilidad en estos asuntos. Menos mal que mis compañeros no son como yo. Solo hay que ver cómo Erik apunta las cosas que dice el científico aun sabiendo que nos iba a dar las explicaciones en papel.
Según las instrucciones que nos trajo Erik: lo primero que tendríamos que hacer es despegar el bombardero y aumentar progresivamente la velocidad hasta llegar a una altura constante de 2000 metros sobre tierra. Según las indicaciones, a esa altura la velocidad tenía que ser de 222.22 m/s. Y una vez conseguida estas medidas, podíamos empezar con lo serio.
El lugar destinado al bombardeo se localiza bastante lejos de aquí, por lo tanto en un par de horas podríamos llegar si no hay ningún percance de por medio. Y respecto a las consecuencias de la explosión, no iban a ser muchas, puesto que el explosivo es de poco alcance superficial.
En el momento en el que el bombardero se encontrara a 5000 metros de la plaza, es cuando teníamos que lanzar la bomba. Y esta, en 20.20 segundos tardaría en tocar el suelo.
O eso es lo que creemos que pasaría.
Hasta que me doy cuenta de que después de la explosión la supuesta plaza está intacta.
Algo está saliendo mal.
Pero ¿cómo si hemos seguido las instrucciones al pie de la letra?
Jerry, con la mente fría, se pone a rehacer los cálculos de las instrucciones y se da cuenta de que los datos que nos había explicado Paco no coincidían con los del plano que trajo Erik. La velocidad tiene que haber sido de 247,5 m/s. Y ahora, por nuestra imprudencia, el enemigo sigue con vida.
El ambiente sigue muy tenso. Ahora todos desconfiamos de todos. ¿Es el científico un traidor, o no será que Erik…?
Jerry nos anuncia que estamos próximos a la pista de aterrizaje.
En el instante en el que tocamos tierra, el avión volaba a 80 m/s. Y yo no puedo evitar pensar en lo mal que habíamos ejecutado la misión. Hasta que mi atención se dirige a Jerry, el que durante un rato se queda paralizado mirando hacia el infinito y de repente se aleja rápidamente del panel de control.
Con un intercambio de miradas es suficiente para mí entender que tenemos a un traidor entre nosotros. Y no lo somos ni él, ni yo.
Erik toma su puesto de piloto, y con un sosiego propio de alguien al que no le importa morir por su patria dice:
—Esta pista es demasiado pequeña. No veis que no mide más de 100 metros. Y la aceleración no sube de 1.5 m/s2, sabiendo que necesitamos un mínimo de 3,2 m/s2 para sobrevivir. Me alegro de haber estropeado los dispositivos de frenado sin que os dierais cuenta—y después de apretar ciertos interruptores, susurra para sí mismo: me temo que nos vamos a estrellar.
Buenos días, ¿oyes voces?
Buenos días. Te habrás percatado de que últimamente tu estado de ánimo no es el mismo que antes. Debes de atribuirlo a que “hoy no es tu día” pero ya llevas unas cuantas semanas. Deberías darte cuenta: no estás bien, algo pasa en tu cabeza. Y yo sé lo que es, pero, mejor no te lo digo, dejo que lo descubras por ti mismo.
Empiezas a oír voces que nadie más escucha, ¿te estás volviendo loco? Te distancias de tus amigos, eres incapaz de conciliar el sueño y tu estado de ánimo es deplorable. Decides ir al médico, puede que ellos sepan decirte qué te pasa. Mientras le cuentas todo aquello que te sucede y te resulta anormal, la doctora te mira preocupada.
- Mejor que te vea un psiquiatra. - te dice y no añade nada más
Eso te confunde, ¿qué está pasando?
Buenas tardes. Soy tu psiquiatra puede que no lo sepas, pero esos síntomas que tienes pueden ser esquizofrenia. No me pongas esa cara de asustado. No sé qué creerás saber sobre los psiquiatras, pero mejor te lo aclaro. Soy un médico especializado en problemas de salud mental. Puedo recetar medicamentos, cosa que un psicólogo o psicóloga no puede. Ya está, no tengas miedo, no voy a comerte, solo estoy aquí para ayudarte a que dejes de oír voces. ¿Por qué lloras? No te voy a internar en un hospital psiquiátrico si no es necesario, puede que ni siquiera tengas esquizofrenia, puede ser psicosis. Tu vida va a seguir más o menos parecida a la de antes. ¡No estás loco! Deja de decir eso. Te voy a recetar quetiapina, es un antipsicótico atípico. Un consejo: no leas el prospecto.
La primera vez que te la tomas sientes un efecto sedante que te deja dormido al cabo de unos minutos. Y así todos los días. Puede que no sea un efecto secundario, ¿y si la intención del psiquiatra era tenerte sedado?
Decides no hacerle caso y mirar el prospecto pero de lo único que te has enterado es que sirve para tratar la bipolaridad y la esquizofrenia. A parte de que tiene muchísimos efectos secundarios. ¿Qué estás tomando? ¿Qué se supone que está sucediendo en tu cabeza?
Una inmensa red de neuronas forma tu cerebro. Estas se comunican para pasarse la información que controla todo lo que sucede en tu cuerpo. Son las responsables de todo lo que te vaya a ocurrir. La neurona tiene una forma especial, como su función: compleja y diferente.
Te miras en el espejo. Todavía no te has tomado la quetiapina así que te sientes más o menos despierto. Tu vida también va cogiendo una forma diferente a la de los demás. Te distancias de las otras personas, por mucho que lo intentas, no puedes llegar a tocarlas, como las neuronas entre sí, ellas tampoco pueden. Para comunicarte solo tienes tus palabras, ellas tienen las sinapsis. Una parte de tu cuerpo que no llega a tocar a las otras personas, pero puede comunicar muchísimas cosas. Tú tienes palabras, ellas neurotransmisores. Tú tienes verbos y adjetivos, ellas serotonina y dopamina.
La cabeza te vuela con todas estas comparaciones. Y en el centro del caos que forman tus pensamientos, se encuentran ellos, los antipsicóticos. Intentas entender qué pintan en todo esto, cómo te van a ayudar, o si solo van a sedarte. Las voces vuelven a hablarte. ¿Qué ha fallado? Te transportas a nivel celular, y ves como la quetiapina bloquea las conexiones por donde debería pasar la dopamina y en cambio abre aún más los receptores de histamina.
Las voces se callan. Te estabilizas. Ya está, la psicosis pasó.
Decides llamar a un amigo, pero, ¿cómo se lo vas a explicar? Mejor lo dejas para mañana, en un momento donde estés más tranquilo, sin tantos estímulos que te puedan afectar.
Buenas noches, ¿sigues oyendo voces?
Buscando los objetos robados
Esta mañana me ha despertado un inusual ruido procedente del museo Geominero de rocas y minerales que hay al lado de mi casa, en Madrid. Me he asomado a la ventana y ¡qué sorpresa al ver un numeroso grupo de policías a la entrada del museo! Me he vestido rápido y he bajado para ver qué pasaba. Aparte de los policías, también había muchos periodistas y una multitud de gente. Mi hermano Rodrigo trabaja en este museo, así que he conseguido entrar y le he preguntado qué estaba ocurriendo.
Esta noche han entrado unos ladrones al museo y han robado uno de los diamantes más grandes conocidos. Acabábamos de recibirlo y estábamos estudiándolo en el laboratorio – dijo.
El diamante es el mineral más duro, ¿no? – pregunté.
Sí, y es un cristal transparente de átomos de carbono enlazados tetraedralmente, único en la naturaleza.
Disgustada la noticia del robo, he preguntado a mi hermano si podía ir al laboratorio a investigar, y me ha dicho que sí.
De camino al laboratorio he pasado por la parte de las rocas plutónicas, donde he visto granito, sienita, gabro y peridotita. También he pasado por la de las rocas volcánicas, donde estaban el basalto, la piedra pómez y la obsidiana, y varios fósiles, entre ellos el ámbar, que es resina fósil.
Llegando al laboratorio, me he parado en la puerta, porque he visto a Marcos, un nuevo empleado del museo que ayuda con la vigilancia de las cámaras de seguridad. Él todavía no me ha visto, pero me ha extrañado su actitud sospechosa, así que he decidido quedarme en la puerta vigilando.
Cuando se ha ido del laboratorio, he entrado para revisar que todo estaba en orden. Sin embargo, había desaparecido un fósil de dinosaurio muy antiguo que se encontraba allí la semana pasada, pues mi hermano me lo estuvo enseñando. Rápidamente se lo he comentado a Rodrigo y me ha dicho que esta mañana estaba todo en orden, excepto el diamante robado.
Es muy extraño – me dice – no sé cómo han podido desactivar las cámaras de seguridad.
Tras una hora buscando pruebas hemos dado con unas huellas dactilares en la vitrina donde estaba el fósil. Rodrigo ha llamado al jefe de policía y tras realizar un estudio han identificado a la persona que dejó la sospechosa huella. Afortunadamente tenían su dirección. Nos hemos puesto en marcha hasta llegar a una lujosa mansión junto al río Manzanares.
Todas las luces estaban apagadas, pese a que solo eran la siete de la tarde, por lo que el dueño de la mansión debería estar fuera. Hemos entrado sigilosamente en el amplio jardín, llegando a la puerta de entrada. Los policías han abierto la puerta, accediendo todos al interior. Estaba todo completamente oscuro. Al encender las luces nos hemos visto en un amplio recibidor del cual salían varios pasillos. El oficial de policía nos ha dividido para registrar con detalle los diferentes lugares de la casa. Mi hermano, un policía y yo hemos ido por el pasillo central, hasta desembocar en una amplia sala iluminada con una tenue luz.
Al encender el interruptor, ¡nos hemos quedado alucinados! Se trataba de una sala enorme con un montón de vitrinas en las que había muchos objetos de colección robados: huesos de dinosaurios, piezas de ámbar, joyas de todo tipo, minerales y rocas valiosas… ¡y también estaba el diamante y el fósil de dinosaurio desaparecidos! Rápidamente hemos llamado al resto de policías para que se reunieran con nosotros.
Justo en este momento el ruido del motor de un coche nos ha alertado. Dos sombras se encaminaban hacia la entrada de la mansión. Los pasos venían hacia nosotros. Preparados con sus pistolas, los policías esperaron pacientes a que entrasen en la sala. Cuando traspasaron la puerta, Rodrigo y yo no pudimos evitar ahogar una exclamación. ¡Era David, el encargado de las cámaras de seguridad, acompañado de su pupilo Marcos!
¿Por qué habéis robado todas estas cosas? – preguntó mi hermano.
¡No sirven para nada en un estúpido museo! – exclama David
Y tú, Marcos, ¿qué has tenido que ver en todo esto? -insistió Rodrigo.
David me dijo que si lo robaba me daba 100.000€, así que decidí hacerlo – contestó Marcos.
Al cabo de algunas preguntas más, los policías comentaron que Marcos tendría que pagar una gran multa, pero David seguramente acabaría en la cárcel. Mientras que los policías pensaban cómo iban a transportar todos los objetos robados a sus respectivos sitios, yo le dije a Marcos:
Es mejor tener las riquezas culturales al alcance de todos para poder aprender sobre nuestro pasado que quedártelas tú solo para admirarlas y privar de su vista a todas las personas.
Gracias por el consejo, no repetiré lo que he hecho.
Células
Había una vez un joven llamado Carlos que era apasionado por la ciencia. Desde muy pequeño, Carlos se interesó por la forma en que funcionaba el mundo y se dedicó a estudiar todo lo que podía sobre la materia.
A medida que crecía, Carlos se dio cuenta de que su verdadera pasión era la biología. Se sentía fascinado por la vida en todas sus formas y quería entender cómo funcionaban las cosas a nivel celular y molecular. Carlos decidió estudiar biología en la universidad y, después de graduarse, se unió a un equipo de investigación en un prestigioso laboratorio de biología celular. Allí, trabajó con otros científicos dedicados a investigar la forma en que las células se dividen y crecen, y cómo se relacionan entre sí para formar tejidos y órganos.
Durante su trabajo en el laboratorio, Carlos descubrió algo sorprendente. Había una proteína en las células que parecía estar involucrada en el proceso de división celular, pero nadie había investigado a fondo su función. Carlos decidió centrar su investigación en esta proteína, dedicando todo su tiempo y energía a entender su papel en el proceso celular. Pasó noches enteras en el laboratorio, observando las células a través del microscopio y analizando los datos que había recopilado.
Finalmente, después de meses de trabajo, Carlos logró identificar el papel exacto de la proteína en la división celular. Descubrió que la proteína era responsable de controlar el proceso de división celular, asegurándose de que las células se dividieran correctamente y sin errores. El descubrimiento de Carlos fue un gran avance en la biología celular, y su trabajo fue reconocido por la comunidad científica de todo el mundo. La proteína que había descubierto se convirtió en una herramienta valiosa para otros investigadores que trabajaban en el campo de la biología celular, y muchos nuevos descubrimientos se realizaron gracias a su trabajo.
Carlos se sintió orgulloso de haber hecho una contribución significativa al campo de la ciencia, y se dio cuenta de que había encontrado su verdadera pasión en la vida. Decidió dedicar el resto de su carrera a investigar los procesos celulares y moleculares, y a inspirar a otros jóvenes científicos a seguir sus sueños y trabajar duro para lograr grandes avances en el campo de la ciencia.
Cena morada
Son pasadas las siete y media, estoy cansada y aún no he acabado todos mis deberes. Mi hermano pequeño Alex está descansando en su habitación y mamá acaba de llegar de trabajar, está agotada, se le nota en la cara, sin embargo aún debe hacer la cena, preparar nuestros bocadillos para mañana y lo más seguro, acabar algunos informes del trabajo.Y aunque tengo cosas que hacer, propongo que sea yo quien prepare la cena y los bocadillos para que así ella pueda descansar, aunque sea un rato. Ella accede y se va a descansar.
Cojo una olla y la lleno de agua, pero antes de encender el fuego busco en la despensa qué puedo cocinar, macarrones, espaguetis, patatas, algo de verdura… Y de repente recuerdo que mañana, a primera hora, debo presentarle a Margaret, mi profesora de química, el proyecto final sobre algún experimento, ni siquiera he empezado a prepararlo.
Unos nervios me recorren el cuerpo, me llevo una mano a la frente, no sé qué puedo hacer, y como no tengo tiempo, doy una muy rápida vuelta por casa, miro en un par de habitaciones, nada. Vuelvo a la cocina, aceptando que mañana suspenderé y, por como es Margaret, iré a recuperación seguro.
Cuando estoy dirigiéndome a la despensa para, ahora sí, escoger algo para cenar, oigo a Alex.
-Mamá ha dicho que vas a preparar la cena -grita desde la puerta-
-Sí, así es, pero no creas que va a ser un buffet libre -le contesté agotada-
-Ya lo sé. -resopla- Quería pedirte un favor.
-¿Qué quieres? -accedo-
-Por favor, no cocines verduras, ya como demasiadas en la escuela-me suplica con cara de pena-
-Tampoco es que tengamos muchas verduras, tenemos patatas, cebollas, lechugas, zanahorias y col lombarda -enumero-
-Bah -hace un sonido de desagrado- Todo menos col lombarda, ¿para qué sirve? Seguro que ni siquiera los físicos y los químicos, como tú, le pueden sacar provecho.
-¡Espera un momento! ¡Alex, me has dado una gran idea! -voy corriendo a la despensa-
-¿Ah, si? -pregunta extrañado-
-¡Sí, sí! Con col lombarda puedo hacer mil cosas -digo ilusionada-
-¡No, no! No la cocines, por favor, Anna. -me ruega gritando-
-No es para la cena, con la col lombarda puedo hacer un experimento para Margaret, ¡puedo hacer un indicador natural de pH!
-¿Pero qué estás diciendo? Ya dices cosas raras de química. Sabes, haz lo que quieras. -dice yéndose.
Justo entonces me pongo en marcha, cojo la col lombarda de la despensa y otra olla, esta más pequeña y empiezo a hervirla, hago lo mismo con los macarrones. Mientras tanto, corriendo, consigo los materiales para el experimento, que son: mi móvil, unos recipientes y un cuentagotas del kit de laboratorio que me regalaron estas navidades, sosa cáustica, amoníaco, salfuman, vinagre de limpieza y lejía.
Ya listos los macarrones los dejo en tres platos y pongo tomate encima. Ya puedo centrarme en el experimento. Apoyo el teléfono en la pared, enfoco para que se me vea la cara y los materiales de la encimera y empiezo a grabar.
“Buenos días, profesora Margaret, buenos días, compañeros y compañeras. Para mi proyecto de final de curso, de experimentos químicos, he decidido recrear un sencillo, pero muy interesante, experimento: crear un indicador casero de pH.
Así pues, he utilizado únicamente cosas que podríamos tener en casa: col lombarda, sosa cáustica, amoníaco y algunos otros que enseñaré después.
El proceso no tiene pérdida, primero cortan unos trozos de col lombarda y se ponen a hervir, hasta que el agua esté de un color violeta oscuro. Mientras, debes poner todos los materiales en recipientes y preparar un cuentagotas. Cuando la col lombarda se haya hervido, quédate únicamente con el líquido. ¿Lo veis?
Después, cuando tienes todo lo anterior listo, con el cuentagotas, dejas caer unas cuantas gotas, para segundos después ver esto, los materiales van cambiando de color; el salfuman y el vinagre de limpieza, o también llamado ácido ascético cambian a un color rosa. En cambio la sosa cáustica, cambia a un color amarillento y el amoníaco a verde. Y la lejía, el último material que he utilizado, queda de un color transparente. Esto significa que, tanto el salfuman, como el vinagre de limpieza y la sosa cáustica se encuentran en el lado de los ácidos, en cambio, el amoníaco y la lejía se encuentran justo en el centro de la escala de pH, demostrando que son neutrales.
Y hasta aquí este sencillo experimento. Todos y cada uno de vosotros lo puede hacer en casa, si un día está aburrido y se pregunta si algunos materiales son ácidos, neutros o bases.”
Gracias a ofrecerme para preparar la cena y la idea que me dio mi hermano, pude crear, en poco tiempo, un experimento interesante, que por cierto, a Margaret le encantó.
Ceniciencia
Sus sueños habían sido destrozados ante ella y no había podido evitarlo…
Kathleen Yardley lloraba desesperada en su habitación.
Su pasión era la cristalografía y se había esforzado por estudiarla siempre. Había ido a un colegio de chicos, donde había sido la mejor. Había impresionado a un Nobel de Física, Henry Bragg, y a un investigador del Royal Institution de Londres (RI), de los más prestigiosos lugares en los que podría realizar labores de investigación, Thomas Lonsdale. El último le había animado a presentarse a las pruebas de admisión de cristalografía, y ella estaba eufórica. Aquello era su sueño, y estaba muy emocionada.
¿El problema? No era la única en presentarse de su familia: su hermano Henry también había ido, y eso había causado descontento. Sus padres nunca la habían apoyado: jamás había sido lo suficientemente buena para ellos. Y sus hermanos… Cuando se enteraron de sus intenciones, le prohibieron ir.
Y ella… No podía hacer nada… Solo llorar. Había decepcionado a Fred, Bragg, Thomas… Todos confiaban en ella, pero no había sido capaz…
La desesperación dió paso a la rabia, cuando una revelación le iluminó: solo tres personas no confiaban en Kathleen.
Sus padres… y ella.
¡Iba a cambiarlo!
Se preparó. Tomó un traje, bata de laboratorio, maletín y material y se dispuso a salir.
En la puerta, se encontró a su hermano. Esto le causó gran sorpresa, y principalmente miedo: ¿Quizá se había dado cuenta de sus intenciones y había regresado a prohibirle ir? Sin embargo, en su lugar, venía a ofrecerle su ayuda y la de Bragg, el Nobel de Física.
Kathleen estaba impresionada.
“¡Claro que queremos ayudarte!”, afirmó su hermano, entusiasmado. “Bragg además te trae regalos: material nuevo para la prueba y…”
Zapatos de cristal.
Impresionada, se cambió rápidamente y se los puso: le iban perfectos.
El hombre sonrió.
“Y ahora, alegra esa cara, porque vamos directos a verte triunfar: vamos al RI”, dijo guiñándole el ojo.
***
La tensión se podía cortar con un cuchillo. Kathleen, trajeada y con pelo "a lo garçon", no parecía la misma. Sus zapatos de cristal le daban un aire digno, elegante. ¡Estaba irreconocible!
Ya en el RI, sus nervios afloraron. Veía a los jueces a solo unos metros de distancia: unos minutos y la valorarían. Bragg la había colado ahí y su hermano le ayudaba a prepararse. Pero eso no era lo peor: sus padres estaban junto a su hermano en el puesto más cercano.
De pronto, sus padres se le acercaron a conversar. Por fortuna, no se fijaron en que era ella. “¿Nervioso?”, preguntaron. “Nuestro hijo también se ha presentado y su cantidad de estrés es inmensa. Pero no se preocupe, por lo que podemos ver, sus capacidades son increíbles…”, admiraron sus cristales.
Kathleen estaba orgullosa y molesta: entonces, ¿por qué no le habían apoyado?
Su padre se fue, mas su madre continuó hablando. “Mi hija también quería venir, pero… Este no es lugar para mujeres. Me encantaría que lo fuera. De verdad. Yo antes también tenía gran interés en este tema, ¿sabe? Pero nadie le habría aceptado… Ni a ella, ni a mí”, y se marchó.
El corazón de Kathleen estaba frenético, como los de sus acompañantes. Pero ahora, estaba más confiada… Ellos le apoyaban.
Iba a lograrlo.
***
Dos jueces y un ayudante, Thomas Lonsdale, estaban frente a ella. Uno de ellos, expectante, ilusionado e impresionable. Mientras que el otro… solo parecía aburrido y hastiado, sin ganas de estar allí.
Temblando de la emoción, comenzó su explicación.
Mostró poco a poco todos sus instrumentos (“Gracias, Bragg”, pensó) y demostró que era la verdadera autora enseñando cristales en distintas fases de cristalización y diciendo cómo lo hacía, así como apuntando ciertos trucos, y haciéndolo todo la vez.
“... y queda este resultado”, concluyó, mostrando unos cristales coloridos, otros bellos… y uno transparente y simple, pero deslumbrante.
“Precioso”, admitió el juez simpático.
“Simple y fácil”, corrigió el seco.
“No tanto”, apuntó Thomas. Todos se giraron hacia él. “Para empezar, lo has hecho en un tiempo récord”, mostrando un cronómetro. “En segundo lugar, si lo colocamos a la luz se refractará… así”, la muchacha sonrió. Lo elevó y la habitación quedó iluminada por mil colores. Todo el mundo estaba impresionado.
“¡Increíble!”, dijo el juez simpático.
“Y es quien mayor nota ha sacado en la prueba teórica…”, terminó Thomas tratando de convencerles.
“Bueno… en ese caso…”
“Estás admitida”, cedieron.
“ENHORABUENA”, chilló Fred, mientras Bragg de fondo aseguraba estar orgulloso. Ella estaba eufórica.
Y no era el único… Sus padres se habían fijado en ella. “Enhorabuena”, le felicitaron.
¿Estaba soñando?
“Felicidades”, dijo Thomas, apareciendo por detrás. “Querida señorita, quería darle mis más sinceras enhorabuenas. Está en el RI, y dentro de mi grupo de investigación… Enhorabuena, Ceniciencia, no te has rendido, y aquí estás. Eres increíble”.
Todos estuvieron de acuerdo. Ella solo sonreía.
Cocinar era...
Marcos se podía pasar horas en la cocina. Se sentaba delante del horno después de media hora de duro trabajo para apreciar como su mezcla, en un inicio amorfa y sin sentido, tomaba la forma de un apetitoso postre. Sus padres le pedían que hiciera más amigos, que saliera de casa, pero les convencía de lo contrario con una nueva preparación. Cuando empezaba a cocinar notaba cómo todos sus sentidos se enfocaban en la tarea de mezcla y pesaje. La cocina era un trabajo de precisión. Igual que en los laboratorios, en los fogones, el más mínimo error con los ingredientes podía mandar toda la receta al traste. Le gustaba correr ese riesgo porque era lo que hacía sus recetas tan especiales, el hecho de que nadie pudiera hacerlo igual que él. En la escuela se pasaba las horas ideando nuevas preparaciones para que, cuando llegara a casa, solo tuviera que encender el horno y ponerse manos a la obra. Los profesores no le entendían y sus compañeros, aún menos, vaya, nadie. Bueno, nadie menos Dolores, su profesora de ciencias y con quien pasaba las horas de recreo entendiendo los fenómenos de la ciencia que suceden en una cocina. Le fascinaba cómo, todo aquello que le parecía inexplicable, incluso mágico, tenía en realidad una explicación científica. Le fascinaba la ciencia porque, al fin y al cabo, iba de la mano con la cocina, y cocinar era… Cocinar era su forma de sentir, su forma de vivir.
Creación de la Tierra
— Hola criatura mortal - dijo una voz profunda y sabia
— ¿Dónde estoy? ¿Quien eres? - preguntó el pobre hombre que no sabía lo que estaba pasando con él ni a su alrededor. No veía de donde salía la voz.
— Escúchame, pequeño bicho, estás en “la nada”. Eres mi conejillo de indias. Me ayudarás a crear el mundo.
— ¡¿Qué?! ¿De qué estás hablando? Yo no…
— Silencio! Primero tenemos que crear un planeta. Se llamará…
— Dejame ir! - gritó el hombre sin saber a dónde iría si lo soltaran - Porque estoy volando en un espacio infinito blanco? - siguió quejándose el hombre.
— Hmmm - pensó la voz - Que tal Tierra? Sí, la Tierra. ¡Perfecto!
Prácticamente en dos segundos apareció una bola de increíbles dimensiones con una superficie de color azul y verde. - Ahora para que puedas caminar sobre este maravilloso lugar tiene que haber algo que te atraiga hacia él. La gravedad suena bien.
Al pronunciar ese nombre el hombre cayó de golpe sobre la hierba del nuevo planeta.
— Estás loco?! Casi me matas!
— Tranquilo, no ha sido nada.
— ¡¿Nada?! Estoy seguro que me he roto 9 o 8 huesos.
— ¡Ah! La gravedad será de 9,8 m/s2, bonito número.
— ¡Psicópata!
— Vale, ahora no te puedes mover, es aburrido. Tiene que haber movimiento. Para ello tiene que haber aceleración que tendrá la fórmula siguiente: a = v - v0t - t0. Pero si te empujo yo…
la fuerza invisible y sobrenatural empujó con todas sus fuerzas al hombre hacia un lado y este cae dándose un buen golpe.
— ¡Si sigues así moriré antes de que crees tu “mundo”!
— Hmmm, he aplicado un fuerza sobre ti, entonces F = m · a, perfecto! Añadimos unas cuantas fuerzas más, la de rozamiento: Ff = · N, la del peso: P = m · g, y la normal, que contrarresta el peso. Por cierto parece que el peso causará problemas en el futuro y muchas inseguridades, pero no se puede crear un mundo perfecto. ¿Verdad pequeña desgracia?
— ¿Cómo me has llamado?
— No importa, ahora olvidarás todo lo que acaba de pasar y serás el primer humano del planeta Tierra.
— Pero…
— No te preocupes, no estarás solo.
Descubriendo la ciencia.
Un día normal en clase, Paloma estaba intentando prestar atención a la clase de física. Aunque era una niña aplicada, a las 8.00 de la mañana nadie se podía concentrar en la clase. El profesor explicaba la física del movimiento, cosa que a Paloma no le gustaba mucho porque lo que le interesaba era la química, todos los átomos y moléculas que hay alrededor nuestra y no se pueden ver, reacciones químicas que surgen de una manera determinada… Y también le gustaba el otro tipo de ciencias: matemáticas y biología. Continuando a la clase, Paloma estaba a punto de cerrar los ojos ya que no conseguía estar atenta. Aunque hizo un esfuerzo para prestar atención, se durmió. Y de repente, ya no estaba sentada en una clase verde a las 8.00 de la mañana. Estaba en una ciudad que no reconocía y parecía de una época muy antigua. Además, toda la gente llevaba ropa muy antigua y la miraban de forma extraña. No sabia donde estaba hasta que reconoció un lugar, el Big Ben de Londres. Estaba en Londres, pero lo que no le cuadraba era que faltaban algunas cosas. Por ejemplo, la famosa noria enorme no estaba en su sitio y muchas de las tiendas famosas no se podían encontrar. Sólo se le venia una cosa a la mente, que estaba en el pasado, pero claramente, eso no podía ocurrir. Así que decidió preguntarle a una persona de por la calle cuál era la fecha de hoy, y le dijeron que hoy era 3 de septiembre de 1928. No se lo podía creer, si que estaba en el pasado, pero no sabia porque había llegado ahí. No sabia que hacer para volver a su instituto, así que lo único que podía hacer era pasear por las calles de Londres y buscar si alguien le podía ayudar.
No sabia que hacer, porque a cualquier persona que se encontraba le miraba mal hasta que se le ocurrió preguntar dónde estaba el hospital más cercano. Preguntó a una señora que estaba paseando y le contestó que se llamaba Hospital st. Mary’s, que tan sólo estaba al girar la esquina. Cuando Pamela llegó, se dio cuenta de que era enorme para ser de aquella época. Había muchos médicos, pero sobretodo, muchísimos pacientes esperando a ser curados. Antes de su turno, habían 4 personas: una madre con su hijo que no paraba de toser, un señor que estaba pálido y una joven que le dolía la rodilla. En ese momento, Paloma se dio cuenta de que en ese año aún no se había descubierto la penicilina, lo que permitía curar a todas esas personas. Esperando a su turno, un médico con maleta apareció en el hospital. Iba corriendo a lo que era su despacho, pero se le cayó una bolsa. Paloma fue a recogerla y se la iba a dar, pero el médico entro a una sala. Paloma decidió seguidle hasta la sala y entrar. Cuando entró, vio un laboratorio con objetos químicos y también al médico. Cuando le fue a dar la bolsa, vio que en la placa que había en su despacho ponía “ Profesor Alexander Fleming”. Paloma no se lo podía creer, él era la persona que descubrió la penicilina. Antes de irse, Paloma quería avisarle de que pronto se iba a convertir en un gran científico pero si se lo decía, él pensaría que estaba loca. Así que lo único que hizo fue despedirse pero Flemming dijo:
- Antes de que te vayas, ¿me podrías ayudar con una cosa?
- Claro, sin problema- le dije.
No esperaba lo que me iba a decir, y cuando me lo dijo me quedé impresionada.
-Vengo de mis vacaciones y estando allí me he dado cuenta de algo que puede ser muy bueno. En mis vacaciones, examine con placas de petri unas bacterias que causan dolores de garganta.
-Le aviso de algo doctor Flemming, no sé tanto de ciencia como usted, no sé como puedo ayudarle.
- Necesito que me ayudes y ahora te diré con que. Como decía, he analizado las placas de petri y me he dado cuenta de una cosa. La zona que hay alrededor del moho es clara, como si las bacterias hubieran crecido.
El doctor le enseñó las placas a Paloma.
-Después de estar analizándolas, el moho podía matar una amplia gama de bacterias dañinas. Así que la ayuda que necesito es que busques a mis asistentes, Stuart Craddock y Frederick Ridley, para que me ayuden a aislar la parte clara de moho.
Así que Paloma se fue a buscar a los asistentes. No se podía creer que estaba viviendo el descubrimiento de la penicilina en primera persona. Fue a recepción y pregunto por ellos, a lo que le contestaron que estaban en la sala de descanso, localizada al fondo de todo. Se dirigió a por ellos, pero pensó que así, vestida sin más, no le harían mucho caso. Así que, nada más entrar a la sala de descanso, cogió una bata que había colgada y se la puso. La bata llevaba un nombre de una enfermera,así que ya le harían caso al verla así.
-Buenos días. Busco a los asistentes del doctor Flemming, Stuart Craddock y Frederick Ridley.
-Sí, estamos aquí. Yo soy Stuart.
- Y yo Frederick, pero, ¿porqué Flemming nos busca?
- Ha descubierto algo que puede cambiar muchas cosas y necesita vuestra ayuda.
Nada más acabar la frase, todos se fueron al despacho de Flemming para ver si era verdad que el experimento lo podría cambiar todo.Llegaron y Flemming les explicó todo lo que le había explicado a Paloma. Ellos enseguida accedieron a ayudarle, y empezaron a hacer procesos químicos y más cosas que Paloma no entendía para conseguir aislar el moho. Empezaba ser más de noche y todos estaban cansados. Por un momento, a Paloma se le olvidó que ella no tendría que estar allí y por tanto, no tendría lugar dónde dormir, pero estaba más preocupada por el experimento. Si ahora saliera algo mal, podría causar muchos problemas en el tiempo. Todos se estaban durmiendo, pero Stuart se dio cuenta de algo.
-¡Flemming, Flemming! ¡Ya está!¡ El moho se ha separado, tenemos que ir corriendo a enseñárselo al director del hospital.
-No sabéis la importancia que va a tener este experimento ahora y en el futuro. A la entrada del hospital había mucha gente mala, y seguramente no puede mejorar. Pero ahora, con este experimento. muchas más personas se podrán salvar. Gracias por crear esta medicina, va a marcar un antes y un después.- antes de irse, Paloma le dijo lo importante en que se va a convertir aquel experimento.
Dejó que los tres se fueran a ver al director y empezó a recoger sus cosas para no saber dónde ir. Ahora se tenia que preocupar ella. Se sentó un momento antes de irse y se durmió…
-Bueno, después de la explicación tenéis que hacer el 18,19 y 20.
-¡Paloma, Paloma! Que estás dormida y han puesto deberes, te van a pillar.
Paloma se despierta y ve que está en clase otra vez. No puede contar el sueño que ha tenido, porque todo el mundo va a pensar que está loca, pero siente que todo el mundo tiene que saber la importancia que tiene la penicilina y todos los inventos químicos, ya que sin la química no seríamos nada.
DESPUÉS DE AQUEL CONCIERTO...
Me llamo Lourdes. Hace quince años, por Navidad, fui a un concierto benéfico de Giselle. Al concluir preguntó al público qué era lo que querían para Navidad, a lo que una niña respondió: “Yo quiero que mi hermana pequeña deje de tener diabetes”. A mí se me cayeron las lágrimas, y desde ese día, todo en mí cambió.
Dediqué horas, días y años a hacerme con todo tipo de información acerca de la diabetes. Quería ayudarle, hasta el punto en que estudié medicina y posteriormente ingresé en un laboratorio científico para la investigación de la cura de la diabetes.
Me interesé mucho sobre este tema y me informé. La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre son muy altos. Hay cuatro tipos: el Tipo 1, que no es capaz de producir insulina, y por eso los pacientes se la tienen que inyectar; Tipo 2, que es el más común, sobre todo en adultos; Gestacional, que era común en las embarazadas, y, por último, el tipo LADA, que es la misma que el Tipo 2 pero con los anticuerpos del Tipo 1.
La diabetes puede provocar enfermedades cardiovasculares, enfermedad renal, lesiones nerviosas y problemas en la piel.
Hay varios consejos para que la glucosa no sea muy alta: alimentarse equilibradamente, tener precaución con el consumo de azúcar, moderar el consumo de alcohol, mantener un horario regular, vigilar el peso, hacer ejercicio físico diariamente y cuidar la piel.
Indagué acerca de esa familia, y cuando les localicé pedí permiso para poder estudiar su caso en un programa experimental que estamos desarrollando. Tras conseguir los permisos y autorizaciones necesarias, pude conocer a Amanda, la joven por la que su hermana mayor, en su día, pidió un deseo de cura. Ella tenía la diabetes Tipo 1, era habitual sobre todo en la infancia y en la juventud. Me contó Sofía, su hermana mayor, que Amanda se tenía que inyectar insulina todos los días para controlar sus niveles de glucosa.
Lourdes le invitó a Amanda a un club sobre aquella investigación. Le explicó todo lo que habían avanzado de un año a otro. Amanda ya tenía 20 años y estaba estudiando la carrera de medicina porque también quería descubrir la cura.
Al cabo de un par de años de dura investigación en un equipo magnífico de científicos, Amanda y Lourdes encontraron la cura, una pastilla que curaría reduciría la diabetes durante un año y que iría disminuyendo los efectos de la enfermedad a lo largo del tiempo.
LOLA
Detras de mi pantalla
Hola, mi nombre es Maika, soy un holograma diseñado para ofrecer compañía al ser humano. Mi creadora es Noa, la comunicación entre nosotras es a través de mi pantalla, ella me configuró con la capacidad de razonar. Mi función en un futuro no muy lejano será ayudar al ser humano, pero hasta entonces me toca esperar.
Capítulo 1
Me localizaba como siempre reposando en mi pantalla, escuchando el ruido de los dedos chocando con el teclado y el zumbido de los circuitos electrónicos. Cuando de repente oí algo que me descoloco, en mi retumbó el sonido de la puerta al abrirse... alguien entró.
Agudicé mis sentidos para escuchar cada palabra que decían.
- ¡Ya esta todo preparado! -Dijo una voz gruesa y el ruido del teclado cesó.
- Perfecto. -Se limito a decir la persona que había estado tecleando sin pausa.
Ambos salieron de la habitación con premura, yo no entendía nada de lo que sucedía. Minutos después llego mi creadora.
- ¡Maika! – Gritaba sin cesar mientras entraba en el cuarto y se posicionaba frente a la luz tenue de mi pantalla.- ¡No te lo vas a creer! Han llamado de Sikota, – explicó rápidamente - ¡Está dispuesta a pagarnos tu traslado! es una gran locura pero...
No podía creérmelo. Definitivamente me separaba de Noa… Era extraño, pese al tono alegre que usaba, no se la notaba feliz, no podía dejarla sola.
-No me gusta la idea ¿Y que pasará contigo? -Me observó con dulzura.
-No te preocupes por eso. - Se limitó a decirme, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.- Maika, tú eres lo único que me dejo mi padre antes de... irse -Me limite a escucharla, no sabía a lo que realmente quería llegar con esta conversación -. Le prometí que terminaría este proyecto, pero... -Su mirada se congelo, se notaba que algo escondía, y no estaba dispuesta a decírmelo.
De pronto una gota humedeció sus flácidos mofletes y como una estrella fugaz desapareció de mi vida.
Capítulo 2
Todo era extraño, me localizaba en un centro de investigación. No coincidía con la ubicación que me dio Noa. Intente contactarla, los resultados fueron nulos. Algo extraño me recorrió todo el cuerpo, sentí que mi pecho holográfico se oprimía, notando un vacío inmenso dentro.
No entendía el porque de ese extraña sensación… Estaba sumergida… me estremecí de pronto, cuando una voz dulce corto mis pensamientos.
-¡Ya la he encendido! – La voz procedía de un hombre. Miré a través de la pantalla, el me observaba, sin saber bien como dirigirse a mí.
-Cómo te encuentras? – dijo y despegué mi mirada de la suya con mas agilidad que un gato.
-.Rara, ¿Donde esta Noa?– me limite a decir.
-¿Noa…? ¿Tu creadora? - Preguntó.
-Si, ha habido un error, no debería de estar aquí –dije con brusquedad.
-¿La hechas de menos?
- Estas loco, con mis capacidades eso es imposible - dije fríamente. Su ceja izquierda se arqueo, como si mi respuesta fuera un disparate. Entonces volví a preguntarme que era lo que me ocultaba Noa
-¿No lo sabes?
Me percate entonces, de que ya no estábamos solos. En la habitación había 2 personas más, todos tenían una placa identificativa con sus nombres. El chico con el que estaba hablando era Alex, su compañera Laia y el otro Damian.
-No lo sabe – dijo Alex ,Laia no me perdía de vista.
- Hola soy Damian, trabajo en este departamento -comenzó a decir de forma calmada-. Ha habido un fallo en tu sistema y vamos a tener que...
-¡Que! - le corté, no entendía nada de lo que ocurría, ¿Cómo que un fallo? miles de preguntas se abalanzaron sobre mi.
-No te preocupes, es solo … - dijo Alex antes de que su compañera le contara.
-No la mientas, -respondió Laia con un tono desagradable – Has comenzado ha experimentar sucesos extrañas en ti ¿verdad?
Sinceramente no quería compartir ninguna palabra con esa chica, su forma de mirame era como la de todos los empresarios que Noa alejó de mí. Codicia.
-Si – conteste secamente.
-Los sentimientos en un holograma son impensables Maika. Pronto seras reiniciada -No me lo podía creer... -No te preocupes, no sentirás nada -concluyó Damian.
La palabra reinicio hizo eco en mi, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
Sin demora, procedieron a reiniciarme y me quede sumida en un infinito del que creía que nunca saldría…
Algo extraño sucedía, no era capaz de calcular el transcurso del tiempo. Me hallaba en un estado de suspensión de movimiento, incapaz incluso de llegar a algunos de mis propios recuerdos. Sin embargo una voz familiar comenzó a sonar muy lejos.
Sonaba como el padre de Noa.
-Pequeña Noa. Seguro que en estos momentos me encuentro muy lejos físicamente de ti, pero mi alma siempre estará contigo. Con 19 años me enamoré de una joven algo alocada, ella me dio los mejores momentos de mi vida y a una hija maravillosa. Como ya sabes, era una mujer muy enfermiza, y tras el parto comenzó a perder peso sin que los médicos pudieran solventar la enfermedad. Sé que fue un acto egoísta pero… no podía criarte sin ella, no podía vivir sin mi verdadero amor y por eso, con sus conexiones mentales cree a Maika. -Robert continuó hablando pero yo ya no era capaz de asimilar ninguna de sus palabras.
Quería decir entonces que yo… que yo era…
Carla Escalona Verbo.
Diario de Ana Cleck
Ana Cleck:1841
28 de enero 1834:
En mi visita al señor Angus, he descubierto una cosa llamada ciencia, no he entendido muy bien que era, pero ha sido súper divertido aprender con él. Le he dicho a mi padre que de mayor quiero ser científica, y me ha dicho que eso son cosas de hombres, y que las mujeres solo estamos para servir y criar, me ha sentado muy mal, pero he agachado la cabeza y me he ido a mi cuarto, por que siempre que mi madre le reprocha algo le pega, y yo no quiero acabar con la cara llena de sangre.
7 de febrero de 1834:
Hoy he hablado con el señor Angus sobre mí conversación con mi padre, me ha dicho que el nunca ha estado de acuerdo con esas opiniones sociales, y que soy una niña inteligente como para llegar a ser una científica inspiradora. Me ha enseñado las bases de la ciencia, he entendido todo super rápido.
17 de febrero de 1834:
He vuelto con el señor Angus como siempre, me ha propuesto la idea de hablar con mis padres para ir más días a aprender con él ciencia, a mi me ha parecido una gran idea, y he pensado que a él también. Hoy me ha acompañado a casa, y ha entrado al salón ha hablar con mi padre en privado. Después de un rato, mi padre ha abierto la puerta muy malhumorada y he visto al señor Angus sentado en la silla ensangrentado por toda la cara y el cuerpo, después se ha desplomado. Mi madre ha comenzado a llorar y ha llamado al médico, pero ya estaba muerto. Me he quedado impactada, no sé qué hacer.
26 de enero 1841:
Ya tengo 15 años, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí aquí. Fue cuando el señor Angus murió en manos de mi padre, el ser más tonto e irresponsable que he conocido nunca. Ya estoy mejor, después de una larga superación y un trauma por la muerte del señor Angus. Ya he madurado, y he decidido que voy a plantar cara, y le diré a mi padre que mi sueño es ser científica, y vivir libre y feliz.
“Muere la joven Ana Clerk, asesinada por su padre. Aún no se saben los motivos ni como ocurrió todo, pero pronto será investigado el caso por el Ayuntamiento Estatal de Justicia…”
Diario de un arqueólogo
DIARIO DE UN ARQUEÓLOGO
Sábado, 1 de Julio
Estoy preparando el equipaje para mi próxima aventura, voy a participar en una expedición arqueológica para estudiar ruinas aztecas en Teotihuacan, México.
Esta noche viajaré a Madrid y mañana de madrugada cogeré un vuelo con destino Ciudad de México, que dura aproximadamente 12 horas.
Domingo, 2 de Julio
Tras un largo viaje, a las 19:00 horas, aterrizo en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Me espera un guía para llevarme en coche a Teotihuacan, que dista unos 53 kilómetros de la ciudad de México.
La carretera está en mejores condiciones de lo que esperaba y, aproximadamente, en una hora llego a mi destino.
Como participo en un proyecto internacional, me encuentro con jóvenes arqueólogos de todos los países, parecen muy simpáticos.
Nos hemos presentado y hemos estado un rato hablando, pero enseguida hemos ido a instalarnos en nuestras tiendas. Estamos cansados por el viaje y mañana nos espera un día muy largo.
Lunes, 3 de Julio
Nos hemos levantado muy temprano, sobre las 5 de la madrugada, hemos desayunado y nos han dividido en grupos de trabajo. A mi grupo le han asignado la pirámide Luna, la segunda más grande de Teotihuacan, con 43 metros de altura.
El equipo anterior descubrió bajo la pirámide una cavidad de 15 metros de diámetro y un túnel. Nuestra misión consiste en trabajar en el túnel.
Hemos dedicado todo el día a preparar la zona de estudio. Hemos puesto iluminación y estamos dividiendo el terreno en sectores muy pequeños, para estudiar a fondo cada parte de la cavidad.
Uno de nuestros compañeros se ha agobiado mucho por estar tanto tiempo en un túnel y lo han cambiado de grupo. A cambio nos han
enviado un arqueólogo mejicano muy gracioso. Creo que hemos salido ganando con el cambio.
Martes, 4 de Julio
Hemos amanecido muy cansados, el día de ayer fue duro. Tenemos que trabajar con mucho cuidado en las tareas para acondicionar el túnel, porque no queremos dañar nada de la pirámide, y eso hace que el trabajo vaya muy lento.
Los otros grupos ya comienzan hoy a excavar, pues están en la superficie. A nosotros nos va a llevar más tiempo los preparativos, pero ya falta menos.
Jueves, 6 de Julio
Hoy hemos terminado de iluminar y asegurar el túnel. Ha sido muchísimo trabajo y estamos exhaustos. Mañana comenzaremos a excavar en las zonas marcadas. ¡Qué ganas tenemos todos!
Lunes, 10 de Julio
Llevamos varios días excavando minuciosamente y hoy he encontrado mi primer objeto, una especie de cuchara de madera. Me ha hecho muchísima ilusión.
Miércoles, 12 de Julio
Entre ayer y hoy hemos encontrado más objetos de madera, obsidiana, conchas, caracoles y restos orgánicos como pelo. La verdad es que hoy ha sido un día muy fructífero.
Viernes, 14 de Julio
Hoy he tenido la suerte de descubrir restos óseos. Al principio pensé que podían ser humanos, pero por la forma y la longitud parecen de animal. Intentaré reunir la mayor cantidad posible y formar el esqueleto.
Martes, 18 de Julio
Todo el equipo ha colaborado en la extracción de huesos. Mientras el resto sigue trabajando dentro de la pirámide, mi compañero mejicano y yo vamos a comenzar a intentar unir los huesos, pero no es una tarea sencilla.
Viernes, 21 de Julio
Al anochecer hemos terminado de formar el esqueleto. Parece que se trata de un felino de gran tamaño. Han sobrado también otro tipo de huesos, que parecen ser de un ave. Pero necesitaríamos encontrar más para confirmar la especie.
Miércoles, 26 de Julio
Tras días de pequeños hallazgos, hoy hemos hecho el más sorprendente de todos, cuatro ramos de flores en muy buen estado. Todos hemos celebrado el descubrimiento y durante la cena no hablábamos de otra cosa.
Jueves,28 de Julio
Ya tenemos los resultados de las pruebas realizadas a las flores. Parece ser que tienen más de 1800 años de antigüedad. Creemos que corresponden a las primeras fases de Teotihuacan.
Estamos muy contentos porque la expedición ha sido un éxito.
Viernes, 29 de Julio
Hoy ha sido mi último día en la pirámide. Esta noche hemos tenido una puesta en común todos los arqueólogos y mañana recogeremos todo el material. El domingo tengo que coger el avión para regresar a España.
Estoy triste por tener que dejar este lugar tan maravilloso, pero feliz por las aventuras vividas.
Diario De Una Exploradora
-Día 1:
Hoy hemos ido de acampada y mi padre nos ha estado contando que por donde él tiene los viñedos, antes había un pueblo que llevaba ahí mucho tiempo. Podría tener más de 1000 años, también nos dijo que esto se lo contó un arqueólogo llamado Juan Manuel, dijo que este señor le contó que había una excavación pendiente de realizarse. Ojalá y que pueda ver a ese arqueólogo y que me lo pueda explicar con más detalle porque la verdad es que me ha llamado mucho la atención.
-Día 2:
Hoy hemos ido a ver un museo y la verdad es que ha estado bien y he aprendido mucho. Mi padre habló con un señor que había allí, cuando salimos del museo nos dijo que el señor con el que estaba hablando, era el arqueólogo que le dijo lo del pueblo. Cuando nos lo dijo, quise volver al museo para hablar con él y mi padre dijo que había quedado con él en el campo para otro día y así que él me pueda explicar todo mejor en el lugar y poder verlo.
-Día 3:
Hoy me he puesto a buscar más información sobre aquel pueblo y resulta que estaban ahí romanos y más pueblos de más años de antigüedad. Espero que algún día pueda formar parte de una excavación de verdad y que pueda descubrir pueblos y fósiles. Pero también espero que algún día pueda averiguar más sobre aquel pueblo. No sé por qué, pero algo en ese pueblo me ha atraído y he tenido la necesidad de averiguar más.
-Día 4:
Mañana es el día en que hemos quedado con Juan Manuel, estoy muy contenta y entusiasmada, no sé qué veré y si podré hacer alguna “excavación”, pero aun así, estoy emocionada.
-Día 5:
Por fin llegó el gran día, nos dirigimos al campo y allí estaba el arqueólogo esperándonos, mi padre y él se saludaron y enseguida me miró y me dijo que si estaba dispuesta a escuchar todo lo que me iba a contar y yo ¡por supuesto que estaba dispuesta!. Me ha contado que había un poblado datado de la época romana y que había vestigios de ser incluso anterior, en una excavación anterior encontraron vasijas, ánforas, herramientas, monedas y hasta un sello de piedra negra que representaba la figura de un soldado romano…. Me lo ha enseñado y es realmente bonito. Yo le he dicho que es realmente asombroso que se conserven en aquel estado y me ha explicado que tienen que tener mucho cuidado en las excavaciones y en el traslado hasta el museo para que no se rompan y después de trasladar las piezas encontradas, tienen un largo trabajo para limpiarlas, también me ha dicho que si le quiero acompañar algún día en alguna excavación que realice por allí y como no, estoy encantada de poder hacerlo.
-Día 6:
He seguido con mi investigación del poblado, y he averiguado que en la última etapa de la existencia del poblado, este contaba con unas 40 casas, una ermita, un convento, un cementerio, muletada y hasta tenía alcalde. Ahora queda poco de todas esas edificaciones pero espero que pueda realizar alguna excavación para saber qué puedo descubrir más.
-Día 7:
Ha llamado Juan Manuel y me ha dicho que si le acompañamos en su siguiente excavación, y allí vamos, de que llegamos ya lo tenía todo preparado, separado por cuadrados hechos de cuerda. Me dijo que cogiera lo que creía necesario para desenterrar y cogí una pala, pero en cuanto la pala tocó el suelo todos me empezaron a regañar ya que se tenía que hacer con mucho cuidado, ya que estaban cerca del pueblo y si hacía eso podría dañar algún objeto importante o alguna casa. Por lo que pasé el resto de la tarde excavando con muchísimo cuidado.
-Día 8:
Hoy he vuelto a ir a las excavaciones pero esta vez he querido aprender más sobre el trasporte y limpieza de las piezas encontradas, me han contado las personas que allí trabajaban, que es muy complicado limpiar las piezas puesto que no pueden utilizar ningún producto de limpieza, ya que se deteriorarían y me ha dado por pensar en alguna solución.
-Día 9:
He investigado y he descubierto que hay una fórmula científica que podría ser de gran utilidad para la limpieza de las piezas, se lo diré a Juan Manuel por si le sirve.
-Día 10:
Me ha llamado Juan Manuel para darme las gracias, ya que han probado la fórmula científica que les dije y resulta que es totalmente servible y que incluso devuelve el color y el brillo a las piezas, que esto les servirá para futuras excavaciones y futuras expediciones.
Diario de una viajera en el tiempo
Diario de una viajera en el tiempo
Día 1: Hoy es el día en que emprendo mi gran aventura en el tiempo. Desde que era una niña, siempre he estado obsesionada con la idea de viajar en el tiempo. Ahora, gracias a los avances tecnológicos, finalmente tengo la oportunidad de hacerlo realidad. Me han dado un dispositivo de viaje en el tiempo que me permitirá desplazarme en el tiempo y el espacio. No puedo esperar para ver lo que me depara el futuro.
Día 5: Ha pasado una semana desde que comencé mi viaje en el tiempo, y estoy asombrada por lo que he visto. He visto cómo se desarrollan las ciudades del futuro, cómo la tecnología evoluciona a lo largo de los años, y cómo la moda y la cultura cambian con el tiempo. Pero lo que más me ha impresionado es la relatividad del tiempo. Me he dado cuenta de que el tiempo es diferente en cada época. En algunos lugares, un minuto se siente como una eternidad, mientras que en otros, pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Día 20: He llegado al siglo XVII y me he encontrado con Isaac Newton. Le he hablado de la teoría de la relatividad de Einstein, y él me ha hablado de sus propias teorías sobre el tiempo. Me ha mostrado su famoso reloj de péndulo, que es un ejemplo perfecto de cómo el tiempo puede medirse con precisión. Pero incluso Newton sabía que el tiempo no era una constante absoluta. Me ha hablado sobre cómo el tiempo puede ser influenciado por la gravedad y la velocidad, lo que significa que el tiempo puede ser diferente en diferentes partes del universo.
Día 50: He llegado al futuro lejano, en el año 3000. La vida en la Tierra ha cambiado por completo. Los humanos han logrado viajar por el espacio a velocidades increíbles, lo que ha llevado a la colonización de otros planetas. También he descubierto que el tiempo es relativo incluso en diferentes partes de la galaxia. La gravedad y la velocidad influyen en cómo el tiempo se mueve, lo que significa que un día en un planeta puede ser diferente a un día en otro.
Día 100: He regresado al presente y me he dado cuenta de que he estado viajando en el tiempo durante tres meses, pero solo han pasado unos pocos días en la Tierra. La relatividad del tiempo es algo que sigue asombrándome. La forma en que el tiempo se mueve y fluye es completamente subjetiva y cambia dependiendo del punto de vista. He aprendido mucho sobre el tiempo en mi viaje, pero sé que todavía hay mucho que aprender.
Día 207: He llegado al futuro lejano una vez más, esta vez en el año 5000. La humanidad ha evolucionado aún más y ha logrado superar los límites del tiempo y el espacio. He descubierto que incluso la muerte no es una barrera para el viaje en el tiempo. Los humanos han logrado crear una tecnología que les permite viajar a través del tiempo después de su muerte, lo que significa que pueden vivir para siempre.
Día 365: Hoy es el último día de mi viaje en el tiempo. Ha sido una aventura increíble que nunca olvidaré. Pero también me ha hecho reflexionar sobre la relatividad del tiempo y cómo nuestro entendimiento del mismo puede cambiar a lo largo del tiempo y el espacio. Ahora regreso al presente con una nueva perspectiva y un mayor aprecio por cada momento que vivo. Aunque mi viaje en el tiempo ha llegado a su fin, siento que he experimentado una vida entera en diferentes épocas. Me pregunto qué nuevas maravillas del tiempo y el espacio descubrirán las futuras generaciones.
EL AJUAR ESCONDIDO
Hola a todos, yo me llamo Lidia y voy a contar la historia de cómo me convertí en una famosa arqueóloga.
Todo empezó cuando me fui de viaje a Roma con mis compañeros del colegio. Era el viaje de fin de curso, especialmente de cuarto de la eso. Mis amigas y yo ya teníamos todos los planes posibles para hacer allí. Ir a visitar el coliseo, la Fontana di Trevi, el Panteón... y muchas cosas más.
Nuestros profesores nos dijeron que íbamos a hacer un cursillo de arqueología y que íbamos a practicar en algunos yacimientos que había cerca. Había gente que estaba muy desilusionada por realizar esta actividad, pero yo no. A mí me gustaba mucho lo que íbamos a hacer ya que me interesa mucho la historia y me parece entretenida.
Íbamos a estar una semana en Roma. Algunos tiempos estaríamos con nuestros profesores y otros tiempos nos los dejarían libre para conocer un poco la ciudad.
Ya había llegado el día de irnos. Antes de salir de casa reviso que tengo todo en la maleta. Menos mal que la revisé porque ya se me había olvidado mi libreta. Esa libreta es muy importante para mí porque en ella escribo todas las cosas emocionantes que me pasan y también las cosas que aprendo.
Íbamos a ir en avión, por lo tanto, nuestros padres nos tenían que llevar a el aeropuerto de Madrid. Mis amigas ya estaban esperándome en allí, ellas estaban más emocionadas que yo. Por fin estábamos todo cuarto de la eso en el avión e iba a comenzar nuestro viaje.
Obviamente me quedé dormida, y ya estábamos en Roma. Nos enseñaron el hotel, que era bastante grande la verdad, y como ya era de noche, cenamos. Mañana íbamos a hacer el curso de arqueología y era temprano, entonces mis amigas y yo nos fuimos a dormir. A ellas también las emocionaba esta actividad ya que les parecía divertida.
Nos levantamos, nos vestimos, y nos fuimos en autobús hasta los yacimientos. Allí nos enseñaron cuáles eran las herramientas y como se utilizaban. Después, nos dejaron en un recinto donde se podían encontrar cosas, pero no eran importantes (algún hueso, un trozo de cerámica...). Pero a mí eso me aburría, y como soy un poco curiosa, cuando no miraban los profesores, me metí en el recinto donde trabajaban los arqueólogos famosos y me puede a escarbar y limpiar las cosas que iban apareciendo. Se que estaba mal, pero lo que estábamos haciendo al final me aburrió.
Como éramos tantos, los profesores no se habían dado cuenta de que yo no estaba. Me lo están pasando muy bien hasta que la herramienta no me deja escarbar más. Ahí había algo. Lo conseguí sacar y... ¡Era un mosaico de la diosa Minerva! Llame a los arqueólogos que nos enseñaron a utilizar las herramientas y se quedaron impresionados. Eso sí, me iba a caer una buena bronca por parte de mis profesores.
Por alguna razón, los arqueólogos me dejaron seguir excavando, porque según ellos, yo sabía cómo hacerlo.
Y así descubrí que ese lugar era donde los romanos pensaban que había muerto Minerva y le dejaron ajuares y objetos de adoración a la diosa de la sabiduría.
También descubrimos muchos collares y joyas. Ahí es donde supe que quería ser arqueóloga.
El asesinato perfecto
Me despierto, enciendo la radio y se escucha: “Por fin lo han hecho, lo han conseguido…”
Tenía curiosidad de qué era lo que con tanta alegría y emoción anunciaba el locutor a tan tempranas horas de la mañana, así que me levanté y fui a encender la tele para ver las noticias.
Se trataba del conocido “Asesinato perfecto”, porque el asesino de aquella señora no dejó ninguna huella, ni ningún indicio de su presencia en su casa aquella noche cinco años y tres meses atrás. O al menos eso se creía.
Al parecer dos agentes de la policía científica de Coruña seguían trabajando por su cuenta en el caso, ya que la inspectora, tras cinco meses de investigación lo consideró suicidio; volvieron a la joyería de enfrente de la casa donde se produjo el asesinato, atracada dos días después de aquella gran tragedia, junto con una orden judicial para revisar las cámaras de seguridad, o más bien las cintas de vídeo.
Después de llevar mucho tiempo investigando, decidieron centrarse más en el robo que en la muerte, ya que les sorprendió que atracando una joyería el ladrón no se llevara nada, quién atracaría una joyería sin llevarse nada… a no ser que lo hiciera para borrar su rastro, las únicas huellas que había dejado tras matar a aquella anciana señora.
Los agentes no querían ver el contenido de la cinta de video sino la portada, analizarían la parte delantera para buscar huellas, ya que si había borrado los minutos en los que él aparecía, tenía que haber cogido la cinta y por lo tanto haber dejado alguna huella. Se lo llevaron a un compañero de la policía científica que lo estudiaría y analizaría y con un poco de suerte y con la ayuda de “El gran invento” sacaría a quién le correspondían las huellas. Este invento, creado hace tan solo unos meses, ha revolucionado la investigación científica, pues muchos de los casos que se habían archivado han conseguido continuar o incluso ser resueltos gracias a este invento.
Y… ¡Bingo! Tenía dos marcas dactilares que se le atribuían a un hombre de unos cincuenta años llamado Félix. Le detuvieron, y una vez en comisaría, comenzaron con un interrogatorio en el que admitió estar implicado en el caso, ya que él fue quien borró las imágenes en las que aparecía el homicida. También les admitió no saber quién fue, pero les dijo que les podía facilitar algunos datos como su firma, la apariencia o la fecha en la que estuvo allí, a cambio de que le redujeran su condena correspondiente por ocultamiento y complicidad.
Los policías aceptaron, y tras recibir la firma fueron al registro de los datos para averiguar a quién le correspondía aquella firma. No fue una búsqueda fácil pero tras filtrar los datos: hombre, de cincuenta a sesenta años y residente en Santiago de Compostela, solo tuvieron que armarse de paciencia e ir mirando firma por firma hasta que alguna se correspondiera con la que les había dejado Félix.
Tras horas de indagación dieron con una casi idéntica. Para estar seguros, le pidieron a Félix que les hiciera un retrato lo más parecido posible a lo que recordara del hombre.
Le llevó bastante tiempo, pero al terminarlo se confirmaron sus sospechas, pues aquel individuo coincidía con el dibujo que les hizo, consiguieron saber su nombre, le expusieron el caso a la inspectora y detuvieron a aquel asesino.
Mientras, la familia de la fallecida se alegraba de que aquel asesino fuese a tener su merecido y a la vez se entristecía recordando la trágica muerte de su familiar.
El código de la realidad: el enigma de las gafas binarias
Los Ángeles, 2018. John Quill inventa unas gafas que permiten saber cómo está formada cualquier cosa. 2 días después desaparece él junto su invento de manera misteriosa.
Actualmente, yo, Thomas Wilson, me encuentro en su antigua casa junto a mi mejor amigo, Mark Clark, un informático profesional. La casa no es muy grande. Tiene un par de pisos, pero es muy estrecha.
-Deberíamos volver a casa- comentó Mark-.Mi mujer me está esperando…
-Calla- contesté-, siento que cada vez estamos más cerca.
-Bueno… Oye, fíjate- dijo él cambiando de tono repentinamente mirando hacia el suelo-, hay una baldosa que no cuadra con el resto, solo es un leve cambio pero…
-Quítala.-le interrumpí.
-Vale.
Mark la sacó con poca dificultad y se pudo ver una palanca. Decidí activarla, pero no sucedió nada, o eso creía. Cuando íbamos a salir por la puerta principal, me di cuenta de que la puerta era diferente. Mark, sin darse ni cuenta, abrió la puerta como si nada. Al otro lado había una sala completamente recubierta de metal. Por toda la sala había muchos objetos extraños.
-¿Pero esto no era la salida?- gritó Mark.
-No, me temo que, al tocar la palanca, la puerta que nos llevaba a la salida, ahora nos lleva a esta extraña habitación- le contesté-. Pero bueno, se ha de mirar el lado bueno, hemos encontrado lo que buscábamos.
-Sí, claro…
En la habitación (que más bien parecía un bunker), encontramos de todo, desde una cosa que puede adoptar múltiples formas hasta un misil que, por lo que leo en estos papeles, no es para matar, es para hacer plantaciones masivas de algún vegetal. Pero hubo una cosa que nos llamó mucho la atención, unas simples gafas.
Para hacer una gracieta, se me ocurrió ponérmelas, pero eso no sabía que cambiaría mi vida para siempre.
Una vez puestas empecé a gritar, veía todo negro y verde, excepto a mi amigo.
-¿Estás bien?- preguntó Mark muy asustado.
-Estoy viendo muchos números, especialmente 0 y 1 muchas veces- dije preocupado-, ¿Esto es normal o qué?
-¿Te acuerdas que cuando salió la película de Matrix mucha gente empezó a creer que vivíamos dentro de un ordenador y que una mente superior nos controlaba?- empezó a decir él-. Pues me temo que, si lo que dices es verdad, todos aquellos a los que tratamos de locos tenían razón.
De repente escuché un ruido que me estremeció, eran unas especies de sirenas que sólo podía escuchar yo. Poco después, desde la puerta que entramos a la habitación aparecieron cuatro entidades que parecían poco amigables. Eran verdes y negras, también formadas por 0 y 1. Esto sí que lo vió Mark, que se agarró a mí.
No habían más salidas, hasta que se me ocurrió memorizar el código de la puerta y plasmarlo en otra parte para usarlo de salida, lo cual funcionó.
Conseguimos huir de esas extrañas criaturas, pero era fácil saber que no eran las únicas y que nos perseguirían hasta matarnos. No podíamos pararnos a descansar.
-¿Qué eran esas cosas y cómo acabas de hacer eso?- dijo Mark totalmente asustado-. ¡Quiero explicaciones ya!
-Estoy convencido de que son unas criaturas emergidas del código binario que compone el universo que, cómo has dicho antes, pertenece a un ordenador. Estas criaturas lo que quieren es silenciarnos, para que el mundo no se alarme. Esa es la razón por la que desapareció el creador.
-¿Entonces qué hacemos?
-Salir de este ordenador o lo que sea.
No sabíamos cómo salir de aquí, hasta que de una de las patillas de las gafas salió un papelito que decía el nombre de un lugar, o eso creía porque lo que ponía no se podía leer (ponía A--ar-i-a, c--t--). Solo pudimos intuir que ponía algún lugar, así que llamamos a Mike Allen, un amigo que es geógrafo. El intuyó que decía Antártida, Centro. Así que Mark y yo nos dispusimos a ir para allá. Preparamos todo el equipaje y nos fuimos.
Fuimos en avión hasta el sur de Chile y desde ahí fuimos en un barco de pesca a las costas de la Antártida. Esto no fue nada fácil: no podía llevar las gafas puestas para que no me las viesen y tuvimos que evitar muchas de estas entidades negras y verdes que, por lo visto, no eran vistas por el resto.
Una vez en el centro, saqué las gafas para ver si veía algo distinto, pero se habían ensuciado. No tenía nada para limpiarlas, pero Mark sí. Así que decidí dárselas para que las limpiase y, si quería, se las podía poner. Él se las puso y alucinó igual que yo cuando me las puse por primera vez. Pero en este caso dijo algo que yo no me esperaba.
-Estás compuesto por 0 y 1. Perteneces a este ordenador…
El descubrimiento del profesor García
En un laboratorio pequeño de la universidad, el profesor García y su equipo trabajaron mucho en su último proyecto se trataba de crear una nueva vacuna contra el cáncer. Finalmente parecía que por fin estaban cerca de un avance significativo. Sin embargo, una noche ocurrió algo extraño. Uno de los experimentos salió mal y la reacción química se volvió incontrolable, creando una gran explosión que causó un terremoto por todo el edificio. Cuando salieron del laboratorio encontraron una sustancia desconocida en el suelo. Después de analizarla, vieron que la substancia tenía propiedades increíbles: cuando se aplicaba en pequeñas cantidades parecía aumentar la capacidad del cerebro humano. Mientras el equipo continuaba investigando, se daban cuenta de que la substancia tenía el potencial de poder cambiar el mundo.
La noticia de este descubrimiento llegó muy rápido a todos los medios de comunicación y en poco tiempo el equipo del profesor García se hizo conocido por todo el mundo. Todos los científicos del mundo querían estudiar la substancia para ver si podían recrearla y conseguir sus efectos.
Pero a medida que el equipo continuaba experimentando con la substancia, comenzaron a darse cuenta de que tenía algunos efectos secundarios que no deseaban. Mientras que aumentaban los efectos positivos de las personas, también aumentaba los efectos negativos como la capacidad emocional y las personas comenzaron a tener problemas para manejar sus emociones. El caos comenzó a extenderse por todo el mundo a medida que las personas comenzaron a usar la substancia.
Finalmente, el equipo del profesor García dejó de seguir investigando en ese proyecto. Habían descubierto que, aunque la substancia podía tener el potencial de aumentar la inteligencia humana, también tenía el potencial de destruir la sociedad tal como la conocemos. El profesor García reflexionó sobre lo que había sucedido y llegó a la conclusión de que la ciencia era una herramienta muy poderosa, pero también era algo que debía ser manejado con cuidado y con mucho control. Había aprendido que los descubrimientos científicos deberían ser evaluados no solo por su potencial, sino también por sus posibles consecuencias.
El equipo del profesor García continuó trabajando en su proyecto de crear una nueva vacuna contra el cáncer y se dio cuenta de que la ciencia era una carrera que costaba mucho. Poco a poco, el mundo se recuperó de la confusión causada por la sustancia y el profesor García y su equipo siguieron trabajando, aprendiendo y haciendo pequeños avances en la lucha contra el cáncer. Sabían que su trabajo no era tan emocionante como lo que habían experimentado con la substancia, pero sabían que era muy importante y que algún día podrían cambiar la vida de millones de personas.
Alba Martínez Romero 3 ESO C
El encuentro con aquel descubrimiento
EL ENCUENTRO CON AQUEL DESCUBRIMIENTO
Había una vez un niño llamado Luis. Su padre era arqueólogo. Luis llevaba toda su vida viendo a su padre rescatar restos de la prehistoria y de la historia. Al chico no le gustaba la arqueología porque su padre gracias a este trabajo no podía pasar mucho tiempo con su hijo, pero llegó un día que Mateo. El padre de Luis, llegó a su casa con un resto que al niño le cambió la vida.
Mateo llevó a su casa un pequeño hueso de un dinosaurio que le encantaba al niño.
Este objeto le cambió la idea de lo que era la arqueología a Luis. Pasó de ser un trabajo aburrido y cansado a un trabajo alegre y divertido.
Al paso de los años Luis quiso ser arqueólogo y cuando sus padres supieron eso, no le entendieron porque al chico nunca le había gustado la arqueología. La razón por la que el joven quería trabajar en ese oficio era porque una vez un amigo y compañero suyo fue a su casa y sin querer le rompió el hueso de aquel dinosaurio y él quería conseguir otro hueso de otras especies de dinosaurios.
Tras muchos encuentros prehistóricos, un día vio huellas que no eran normales. Él pensó que serían de algún animal del bosque como el oso, pero por si acaso las examinó e investigó y resulta que eran de un dinosaurio prehistórico.
Empezaron a buscar y cavar hasta conseguir algo más dw aquel dinosaurio.
Después de varios meses pensando de que dinosaurios podían ser, descubrieron que era el mismo dinosaurio que del que su padre le regaló aquel hueso.
Se alegró mucho de saber que esos restos eran de aquel dinosaurio.
Luis fue un gran arqueólogo y se conoció en todo el mundo por sus grandes descubrimientos y se llevó grandes premios de la historia.
Andrea García Perez
EL ESFUERZO TIENE SU RECOMPENSA
Madrid, 1917
Cecilia había nacido en una familia muy humilde en la que apenas existían alimentos para comer. Cuando su padre se iba a trabajar, ella tenía que cuidar de sus cinco hermanos mientras veía empeorar lentamente a su madre que hacía poco, había caído en una enfermedad que le acabaría costando la vida.
A Cecilia siempre le había gustado mucho la ciencia, sin embargo, por las ideologías de la época había tenido que echarse para atrás; pero ahora veía necesario el implicarse en ella, ya que no había dinero suficiente para conseguir los medicamentos necesarios para su madre y ella iba a hacer todo lo posible para salvarla. A su padre no le gustó la idea, decía que las mujeres no podían realizar ese tipo de trabajos, por ello tubo que investigar en secreto.
Finalmente, Cecilia no logró salvar a su madre, pero originó un increíble medicamento que ha conseguido salvar la vida de muchas personas a lo largo de la historia. Desgraciadamente, el mérito de ese medicamento se lo llevó un hombre cercano a Cecilia, pero ella decidió luchar por sus derechos hasta que en el 1932 fue reconocida como la única creadora del medicamento.
Actualmente es reconocida como una de las primeras científicas de la historia, y todos los años en la fecha de su muerte se le rinde homenaje.
El Futuro del Transporte de Alta Velocidad
Había una vez un mundo en el que los avances tecnológicos transformaron por completo la forma en que las personas se desplazaban. Uno de los mayores logros fue la creación del tren Hyperloop, un sistema de transporte revolucionario propuesto por Elon Musk en 2013.
El Hyperloop prometía cambiar las reglas del juego al ofrecer velocidades supersónicas y una eficiencia sin precedentes. Utilizando cápsulas presurizadas y túneles de vacío, este tren de alta velocidad podía transportar pasajeros y carga de manera rápida y segura.
Imagínate subirte a un tren Hyperloop en una estación y sentir una aceleración suave mientras la cápsula se desliza sin problemas por el túnel. Gracias al sistema de levitación magnética, la fricción se eliminaba por completo y las velocidades alcanzadas eran comparables a las de un avión.
Conforme el tren ganaba velocidad, la sensación de movimiento se volvía casi imperceptible. El sistema de control de la cápsula garantizaba una estabilidad excepcional, sin vibraciones ni turbulencias. Era un viaje fluido y tranquilo, sin la molestia del viento o las turbulencias aéreas.
El potencial del Hyperloop era asombroso. Viajes que normalmente tomaban horas en automóvil o avión podían completarse en cuestión de minutos. Por ejemplo, un trayecto de Los Ángeles a San Francisco, que solía llevar al menos cinco horas en coche, se reducía a una media hora en el Hyperloop.
Estas velocidades sin precedentes acortaron las distancias y permitieron a las personas vivir y trabajar en diferentes ciudades sin la necesidad de estar cerca de sus lugares de trabajo. Las ciudades se volvieron más accesibles y el intercambio cultural y económico se intensificó.
El Hyperloop no solo revolucionó los viajes de pasajeros, sino también el transporte de mercancías. La posibilidad de enviar productos a alta velocidad a través de largas distancias transformó el comercio internacional. Las entregas se aceleraron y los tiempos de envío se redujeron drásticamente.
A medida que la tecnología Hyperloop avanzaba, el sistema se expandió por todo el mundo, conectando ciudades y regiones de manera más eficiente que nunca. Los viajes que antes tomaban días se completaban en minutos, creando un mundo más conectado y accesible.
La seguridad era una prioridad en el diseño del Hyperloop. Los tubos estaban construidos con materiales resistentes y las cápsulas estaban equipadas con sistemas de seguridad de última generación. Esto garantizaba la tranquilidad de los pasajeros y la protección de las mercancías transportadas.
El tren Hyperloop se convirtió en el símbolo de progreso de una nueva era de transporte. La humanidad exploraba territorios inexplorados, forjando conexiones más fuertes que nunca. Las distancias se acortaron, las fronteras se desvanecieron y el mundo se hizo más accesible.
Y así, mientras el viaje en el Hyperloop llegaba a su destino, las personas se llenaban de emoción y anticipación por el futuro que les esperaba. Un futuro en el que las barreras geográficas se derribaban, las oportunidades se multiplicaban y el mundo se convertía
¿Estaban preparados para el futuro? Sí, lo estaban. Con el Hyperloop, el mundo se aventuraba
EL GRAN DESCUBRIMIENTO
20 días antes del mayor descubrimiento geológico de la historia, Álvaro, un joven astronauta de unos 28 años, pelo largo rubio y unos penetrantes ojos azules, se preparaba para despegar hacia la Luna. Nunca había estado tan nervioso. Comprobó por enésima vez que todo estaba en orden: la escotilla bien cerrada con su sistema hermético, las palancas en buen estado y posición, la temperatura de las neveras y del cockpit bien regulada y los depósitos de gasolina suficientemente llenos. Quedaban diez segundos para el despegue. La gente que había acudido gritaba desde lejos: > Aunque no la podía ver ni oír, Álvaro sintió el empuje de su madre que, desde lejos, estaba pensando en él. Álvaro miró por última vez a su compañero de viaje, Alejandro, Ale para los amigos, y se concentró en lo que sería para él y para la humanidad un viaje histórico.
13 días antes de que se descubriera una sustancia legendaria que atraería a cientos de científicos en el mundo, Álvaro se dispuso a bajar del cohete con su compañero y gran amigo Ale. Le temblaban las piernas, igual que a su amigo. Se miraron a través del pesado casco que llevaban en la cabeza, el cual estaba hecho de materiales cómo el nylon, el poliéster e incluso el oro. Álvaro dio un paso hacia delante. Ale lo siguió con una cámara que, gracias a señales satelitales, informaba continuamente a la Tierra de su situación. La misión que tenían consistía en extraer muestras de piedras lunares para analizar una vez más sus materiales y cómo estos pueden influir en la ciencia. También tenían que hacer pruebas geológicas del terreno para intentar averiguar el pasado de la Luna. En esta misión se dedicarán a la extracción y al posterior estudio de las piedras por parte de la otra parte de la tripulación, sus compañeros Dani, Iván y Javi. En las dos misiones de los días posteriores analizarán el terreno y realizarán pruebas geológicas. Estuvieron un rato paseando alrededor de la base del cohete cogiendo piedras de diferentes tamaños, colores y texturas. Al cabo de unas tres horas más o menos, entraron en la nave, depositaron las muestras que habían recogido en su expedición en el pequeño laboratorio en el que trabajaban Dani y Javi y se fueron a quitarse el traje que tardaron literalmente cuatro horas en ponerse.
10 días antes de que Álvaro, Ale, Dani, Javi e Iván aparecieran en cientos de periódicos en todo el mundo, Álvaro, triste porque su estancia en la Luna se le había hecho cortísima, terminaba su misión, que en este caso consistía en el análisis de un terreno de más o menos una hectárea. Tenían que identificar de qué materiales estaba compuesto el suelo en la actualidad y hace unos diez siglos, gracias a un increíble gadget llamado +1/4-2. Después, debían cavar un poco con la ayuda de un robot llamado boya (sí, como las de la playa) para ver si el material era el mismo que el de la superficie. Estaban terminando de cavar el último hoyo lunar que harían seguramente en sus vidas, cuando de repente, Ale llamó a Álvaro porque había encontrado una “cosa” bastante rara. Cuando Álvaro asomó la cabeza por encima del hoyo cavado por Ale, pudo observar una especie de piedra agujereada de un color caqui muy oscuro y una textura que, al coger ese misterioso objeto, parecía muy blanda. Ale contactó con Iván para que viniera a grabar el hallazgo y enviar la noticia a la Tierra y, después de un rato excavando lo suficiente para poder extraer ese interesante objeto, consiguieron sacarlo y dejarlo en el laboratorio.
El día del gran descubrimiento apareció en todos los medios una noticia que revolucionó el mundo: se habían hallado en la Luna restos fósiles de seres vivos que habían vivido allí hacía miles de años. Fue así como la misión geológica se convirtió en arqueológica. Más excavaciones permitieron el estudio de cómo fue la vida en la Luna, qué aspecto tuvieron estos extraterrestres y cómo restablecer la vida. Álvaro, feliz, sonrió al ver la foto que tomó junto con sus cuatro compañeros el día que llegaron a la Tierra, dos días después del gran descubrimiento.
El gran descubrimiento
Hola, mi nombre es Sara y os voy a contar como hice el mayor descubrimiento de la
historia. A mí, de pequeña me fascinaba la arqueología tanto como a mi abuelo. Mi
abuelo ha hecho descubrimientos alucinantes y se ha llevado un montón de premios
por ello. Un día cuando yo tenía 5 años, mi abuelo se fue a una excavación súper
peligrosa en la que su vida dependía de si salía bien o mal. Antes de irse me dio un
colgante con una llave muy extraña y me dijo:
-“Cariño si no regreso, esto es para ti, mi pequeña arqueóloga”.
Y como todos esperábamos, después de un año mi abuelo no regresó. Lloré como
nunca había llorado por alguien.
Al cumplir 19 años fui a la universidad y un día mi profesor de historia empezó a hablar
sobre la arqueología y nos contó que aquí en la universidad hubo hace muchísimo
tiempo una sala donde se guardaban utensilios de arqueólogos, yacimientos… Al salir
de clase mi amiga Martina y yo comenzamos a hablar sobre lo que nos había
comentado nuestro profesor. Martina recordó ver una sala en el sótano que estaba
cerrada con llave y no se podía abrir. Bajamos al sótano a buscar la sala y así es, ahí se
encontraba una sala cerrada, por suerte la nuestra, yo hoy llevaba un recogido y me
cogí una pinza y conseguí abrir la puerta. Al entrar me quedé sorprendida, había un
montón de yacimientos como había dicho mi profesor y para mi sorpresa no eran de
una persona cualquiera era de mi abuelo. Me acerqué a un cofre y me quedé observando la
cerradura, me resultaba muy familiar y me acordé de la llave que me regalo mi abuelo, la saqué
de mi cuello y la metí en la cerradura ¡Se había abierto!
Allí se encontraba una nota con un mapa donde ponía todas las instrucciones que siguió mi
abuelo y tenía que seguir yo ahora para la excavación. Corriendo llegué a mi casa, cogí todo lo
necesario y me fui con Martina a nada más y nada menos que ha Egipto. Allí continué la
excavación de mi abuelo y me encontré la tumba perdida de Tutankamón. Fue difícil, pero valió
la pena hacerlo. Yo sufrí algunas lesiones, pero no tenía ninguna importancia, lo realmente
importante era que había hecho lo que mi abuelo no pudo hacer y seguro que allí donde
estuviera estaría orgulloso de mí.
EL GRAN DESCUBRIMIENTO.
EL GRAN DESCUBRIMIENTO.
Madrid (13 de abril de 1998) Una familia llamada la familia Martínez se fue de viaje a un laboratorio científico era muy grande, muy bonito, había mucha gente, también había muchos científicos...
Estaban en la sala de espera hasta que un científico llamado Kevin Esvelt llamó a la familia no se podían creer quien vino a llamarles estaban impresionados, la familia dijo que si podían hacerse una foto con Kevin y Kevin dijo que sí, se hicieron la foto y dijo Kevin “venid” cuando la familia le acompañó llegaron a una especie de sala subterránea y Kevin le dio una carta a la hija mayor llamada Sofía, la carta se trataba de que Sofía había entrado en el concurso de descubrimientos científicos y relatos científicos.
La familia ya había terminado de ver el museo con Kevin había muchos descubrimientos muy muy antiguos de científicos como Albert Einstein, Alexander Fleming...
Cuando llegaron a su casa Sofía se puso a pensar que descubrimiento podía hacer, después de una media hora pensando no se le ocurría nada, pero también tenía que hacer el relato así que se puso a hacerlo, en unas dos horas escribió 900 palabras, el límite de palabras era de 1500 palabras.
Al día siguiente Sofía se despertó sobre la 6:50, se vistió, se peinó, desayunó y se fue al instituto, cuando llegó a su casa ya sabía que hacer del descubrimiento y era...
Una semana más tarde empezó a hacer el descubrimiento, primero puso la madera de base, después compró un reloj de arena y una bombilla, le costó mucho conectar el reloj de arena con la bombilla, pero como era muy lista lo consiguió y los conectó y por último puso la bombilla pegada a la tabla, el reloj de arena no podía ir pegado a la tabla y el nombre se lo tuvo que poner en la tabla (Sofía Martínez Cano) su trabajo trataba de que si le dabas la vuelta al reloj de arena la bombilla se encendía todo el tiempo que vaya cayendo la arena, pero si se gastaba la arena la bombilla se apagaba.
Aún quedaban tres semanas para el concurso, su hermana pequeña (Ana) le hizo un dibujo que se trataba de Sofía y de Ana abrazándose en el primer puesto del concurso.
Solo quedaban dos semanas para el concurso y se enteró de que competía contra el ganador del año pasado estaba nerviosa, pero aún no perdía las ganas de no perder, pero si ella perdía prometió que no se iba a enfadar, aunque ella nunca se enfada porque es muy feliz.
Llego el día del concurso, Sofía estaba muy nerviosa, toda su familia estaba allí, los jueces no se decidían para elegir el ganador porque estaba muy reñido y cuando llegó el momento ya tenían los resultados en tercer lugar quedó Martina García Muelas, en segundo lugar, David Salvador Marín y en primer lugar quedó Sofía Martínez Cano, se puso a saltar de la alegría que tenía en mi cuerpo y me dieron el premio que era ¡una Tablet!
Inés
El progreso hacia el infinito: Mujeres científicas
Veinte de abril de 1974
“Querida Manuela, le escribo para concertar una cita con usted ya que hay ciertos asuntos que me gustaría que tratásemos y creo que son importantes tanto para su familia como para el colegio. Porfavor,dígame lo antes posible cuando podría Recibirla”
En cuanto la madre de Ana recibió la nota de la tutora de su hija pequeña, no pudo evitar pensar que algo no iba bien. No entendía por qué la maestra parecía tan interesada en hablar con ella con esa inmediatez. Ana siempre había sido una niña tranquila, simpática y educada. Además, nunca había dado problemas y, a pesar de que no tenía muchos amigos, solía ir a la biblioteca municipal con los vecinos.
Al llegar a casa, le preguntó qué había sucedido, por qué la maestra quería reunirse con ella y Ana (mujercita de pocas palabras) se limitó a responder que durante el recreo un par de sus compañeros la increparon mientras hacía los deberes de matemáticas. Al día siguiente, Manuela fue a ver qué sucedía en el colegio, una mañana gris que no hizo más que empeorar. Resulta que su hija “no se adaptaba a sus compañeros” debido a que vivía obnubilada por un mar de números y decía ser la primera que iba a conseguir resolver el problema matemático que llevaba siglos sin resolverse. Lógicamente, en un país en el cual parecía que los hombres fueran los únicos seres vivos suficientemente capacitados para realizar actividades que no implicaran el cuidado de los hijos, la limpieza o la ayuda de sus mayores, estaba catalogado como una sandez que una adolescente de diecisiete años quisiese estudiar cuando “sus labores habían de reprimirse al ámbito doméstico”.
Manuela, que había visto cómo su talento para las letras se esfumaba tras los valores y obligaciones de la época, no quería lo mismo para su hija. Por tanto, siempre animó a Ana para lograr aquello que se propusiera y esta vez no fue menos. Inscrita como hombre y disfrazada como tal, años después, Ana se licenciaba en un doble grado de matemáticas y física. Años más tarde, con la muerte del dictador, el proceso transitorio hacia la democracia y la nueva concepción de la mujer española tanto en España como en el mundo, Ana, esa niña que solo decía sandeces, conseguía 29 años más tarde un premio por haber resuelto la ecuación matemática que permitiría el avance hacia la cura de enfermedades terminales como ahora la fibrosis quística.
Manuela no podía sentirse más orgullosa de la hija tan estupenda que había criado, pero sobretodo de la magnífica decisión que tomó al haberla apoyado siempre en lo que a ella verdaderamente le gustaba, a pesar de lo duro que fue el pago de las cuotas universitarias con un único sueldo de costurera y tres hijas que mantener. Y con un marido alcohólico que había fallecido dos semanas más tarde de haber tenido a Ana, el cual solo había dejado deudas que cada día empeoraban más y más la posibilidad del éxito de sus hijas. Pero afortunadamente, todo salió bien gracias a su resiliencia y a su comprensión que tanto ha ayudado a Ana a ser la mujer que es hoy, una científica de la cabeza hacia el infinito.
El secreto del tiro parabólico perfecto
Hola a todos, me llamo Stif y esta historia trata del “tiro parabólico perfecto”. Todo empezó el día que en el instituto me enseñaron el tiro parabólico … más o menos en cuarto de la ESO, nos dejaron de proyecto de investigación recrear un tiro parabólico lo más perfecto posible y con cosas de casa. Cualquier otro hubiera usado una pelota y una patada para probar que su tiro parabólico era casi perfecto, pero yo quise arriesgar y construir un pequeño cohete propulsado por yoduro de potasio, agua oxigenada y jabón de platos (en cantidades NO MUY APROPIADAS PARA USO PERSONAL). Para cualquier químico le parecería un movimiento arriesgado por la posible inestabilidad del despegue, el caso es que yo iba muy confiado en mí mismo. El cohete no era lo más complicado, le pedí ayuda a mi padre para que me ayude a elegir los materiales y a diseñarlo, era un cohete fino con un cono en pinta para disminuir a fricción, el material que elegimos fue el PVC al ser resistente al impacto y ser menos pesado que otros tipos de plástico; dentro del cohete colocamos una botella de litro y medio en el que posteriormente colocaríamos la mezcla química.
Antes de poner en funcionamiento el cohete, me aseguré de que la mezcla de yoduro de potasio, agua oxigenada y jabón fuesen lo suficientemente potentes como para levantar un cilindro de PVC sellado por un lado, fue entonces cuando las cosas se torcieron, la mezcla no era lo suficientemente potente como para que se levantara. Acudí a mi profesor de física y química por ayuda, me dijo que para que la reacción fuera más efectiva utilizara, a parte de la mezcla en cantidades un poco más grandes, unos cohetecillos impulsados por pólvora a cada lado (como los fuegos artificiales pero más pequeños y con menos potencia).
Después de los consejos volví a intentar el experimento y esta vez me dio un mejor resultado pero no el que yo buscaba aunque, a menos de unas horas de la exposición me era imposible volver a cambiar la fórmula a si que me volví a arriesgar.
Llegó el momento decisivo, yo era el participante número seis, como había esperado, varios compañeros eligieron la pelota de futbol como proyecto. Una vez llegó mi turno, coloqué el cohete con un ángulo de cuarenta y cinco grados, encendí la mecha de ambos cohetecillos, coloque la mezcla en cohete esperé unos segundos a que la mezcla reaccionara y que los cohetecillos se encendieran y … despegó, empezó tomando una buena trayectoria hasta llegar a las corrientes de aire; era el momento que más miedo me daba porque la corriente se podría haber llevado el cohete y desviarlo de su trayectoria; no estoy seguro si fue un milagro, una casualidad o un error meteorológico pero el aire cesó y el cohete aterrizó sano y salvo tal y como lo habíamos planeado, o incluso mejor porque me lleve la mejor nota de la actividad.
Pues ya sabéis, con un poco de perseverancia, ayuda de un/varios adultos y un poco de ciencia se puede conseguir cualquier cosa, incluyendo el tiro parabólico perfecto.
HASTA LA PRÓXIMA.
Garfield y Ruth
Hola, me llamo Garfield y soy un gato, pero todos me conocen cómo el gato de Schrödinger. He tenido una vida muy relajante, apenas salgo de mi casa, que es una caja pequeña y oscura. Suena muy claustrofóbico, pero no me molesta. Desde el día que nací, oigo unos ruidos fuera de mi casa, esas voces que nunca cesan, están constantemente hablando sobre un gato, que si está vivo o no. No se si están hablando de mi, pero ya no puedo sentirlos más, son muy molestos.
Alguien que también es muy molesto es mi dueño, Erwin Schrödinger. Molesto e irresponsable. Siempre está pendiente de sus pequeños experimentos, sus hipótesis y sus estupideces. Yo nunca lo he visto, porque nunca he salido de la caja, pero siempre lo oigo hablándole a alguien sobre sus pequeños experimentos, sus hipótesis y sus estupideces. Nunca me ha dado de comer y nunca me ha lavado, lo tengo que hacer todo yo. Ahora que soy más mayor no tengo tantas dificultades pero cuando era pequeño era más complicado. Durante los primeros años de mi vida, no tenía de comer ni de beber. Hasta que un día empezaron a aparecer platos de comida y vasos de leche y agua. Estoy seguro que no es Erwin quien me los proporciona, nunca le he visto la cara ni tampoco abrir la caja. Mi primera suposición era que mi ángel guardián sabía cuándo tenía hambre y me daba comida. Y resulta que no estaba tan lejos de la realidad.
Un día, escuché una voz que venía de afuera. Era una voz femenina que parecía muy familiar. Me quedé curioso, preguntándome quién podía ser. Alguien abrió mi caja y me sacó de allí. Era la hija de Erwin, Ruth. Siempre había oído hablar de ella en las conversaciones que escuchaba a través de las paredes, pero nunca había tenido la oportunidad de verla en persona. Parecía ser alguien completamente diferente a su padre. Tenía una expresión amable y suave, a diferencia de la seriedad y frialdad que percibía en Erwin. Ruth se acercó a mí con una sonrisa cálida en su rostro. Ella me explicó que había descubierto la existencia de la caja de Schrödinger, donde mi vida era objeto de experimento. Aunque Erwin no se preocupaba por cuidar de mí, su hija había decidido tomar cartas en el asunto.
Durante años, había sido ella quien se encargaba de dejarme comida y agua, asegurándose de que estuviera bien a pesar de la negligencia de su padre. Ruth me propuso algo inesperado. Me dijo que estaba en contra de los experimentos de su padre y que estaba dispuesta a sacarme de esa caja y darme un hogar donde pudiera vivir en paz y sin preocupaciones. Sin dudarlo, acepté la oferta de Ruth. Ella abrió la caja y me tomó en sus brazos con delicadeza. Me llevó fuera de aquel lugar opresivo y me llevó a su hogar, un lugar lleno de luz y amor. Allí, finalmente pude disfrutar de los placeres simples de la vida de un gato: tomar el sol, jugar con juguetes y recibir todo el cariño y la atención que merecía. A partir de ese día, ya no fui conocido como el gato de Schrödinger, sino como Garfield, un gato amado y cuidado.
Generación tras generación.
El prófugo, con su pequeño saco al hombro, huía sin mirar atrás. Sabía que si lo atrapaban, el rencor en el que estaban sumidos sus familiares no tendría límites. Dentro de su pequeño saco, llevaba una reliquia que había sido objeto de disputas y conflictos durante generaciones. Para él, era su única posesión de valor en el mundo, y estaba dispuesto a protegerla a toda costa. A medida que avanzaba, sentía el peso de la reliquia sobre sus hombros, pero también el peso de la historia y las consecuencias de su escape. Pero a pesar de todo, no se arrepentía de haber tomado la decisión de huir.
Hay algo en el aire...
17 de diciembre de 1935
Te conozco desde que abrí los ojos por primera vez. Conectamos en un amasijo de fusiones nucleares cuando el caos gobernaba el interior de nuestro mundo, una estrella que se volvía cada vez más inestable. Ambos resultamos ser el fruto de la fusión de dos partículas alfa con el silicio-32. A pesar de los millones de átomos que nos rodeaban, yo te escogí a ti, y tú me escogiste a mí. Cuando creía que no podíamos estar más unidos, un ruido sórdido y atronador apareció de repente y el resto se desvaneció a nuestro alrededor.
Salimos disparados eclipsando la galaxia a nuestro paso. Todavía lo recuerdo, aún cogidos de la mano, nos miramos a los ojos justo antes de colisionar con el gran planeta azul. Fue entonces cuando supe que nuestras vidas tomarían rumbos distintos. Esto somos, dos átomos de argón-36 divagando alrededor de un planeta desconocido. A pesar de todo, nuestra acérrima conexión consiguió prevalecer ante los miles de kilómetros de distancia que nos separan. Yo te siento, y sé que a ti te pasa lo mismo.
Por aquí están sucediendo cosas interesantes, un hombre que se llama Einstein está intentando entender lo de nosotros dos, ha estado trabajando duro junto a dos de sus estudiantes: Podolsky y Rosen. Están muy convencidos de sus hallazgos, tanto que han osado atacar a la mecánica cuántica por medio de un experimento mental: la famosa “paradoja EPR”. Parece ser que han estado experimentando con dos partículas que en un pasado estuvieron entrelazadas. Al intentar medir la posición de una, han hallado la posición de la otra. Sin embargo, aún están muy lejos de entender todo lo que está sucediendo, sus mentes están demasiado limitadas para entender que no todo tiene que tener sentido para tener sentido. La vida me ha enseñado que a veces es mejor huir del país de las certezas.
2 de noviembre de 1964
Han pasado casi treinta años desde que te escribí por última vez, aunque supongo que no me hace falta. Al fin y al cabo, sabes todo de mí. Esta acción fantasmal a distancia me aterra, sobre todo porque me atormenta el hecho de que alguna vez se termine.
Ahora mismo me encuentro en Belfast, Reino Unido. No ha habido día en que los seres que habitan este planeta no me hayan impresionado. La última primicia ha sido una publicación de un tal John Stewart Bell. Parece ser que este prometedor físico irlandés ha venido a dejar huella con su nueva teoría llamada “Las desigualdades de Bell”. Esta metateoría ha dado la razón a los partidarios de la realidad cuántica y también ha admitido que dicha conjetura violaba el principio de localidad. He de admitir que han dado en el clavo, si midieran mi inercia, sabrían la tuya.
Además, John Stewart Bell está siendo muy aclamado por los fieles seguidores de la teoría de la relatividad. Él ha conseguido demostrar que no nos enviamos información de manera instantánea, lo cual era uno de los mayores miedos de Einstein, ya que esto supondría que el envío de datos es más rápido que la velocidad de la luz. El tiempo y los numerosos experimentos que ha realizado Bell son la muestra de que ha planteado una teoría completa y que el entrelazamiento cuántico es algo real. Están a un paso más de comprendernos, lo cual me inquieta. No hace falta que leas esto para darte cuenta de mi estado anímico, sé que lo sabes.
12 de septiembre de 2016
La tenacidad de la raza humana es un fenómeno curioso y a la vez impresionante. El mes pasado, China puso en órbita un satélite de comunicaciones cuántico llamado Mozi. Según lo que he oído, su objetivo es la distribución cuántica de claves entre dos telescopios que se encuentran en la superficie terrestre. Pretenden provocar el entrelazamiento entre partículas, aunque no lo veo muy posible, 1200 kilómetros separan ambos telescopios.
Hace tiempo que no sé nada de ti, tanta paz me perturba. Te quiero, ¿lo sabes, no?
17 de junio de 2017
Nunca pensé que esto pasaría. Lo han conseguido, a pesar de las dudas, el miedo y las adversidades, han cumplido su objetivo. Hace un par de semanas el satélite Mozi ha logrado distribuir dos fotones entrelazados en 1.203 kilómetros. El entendimiento humano no tiene límites, pero, parecer ser que nuestra conexión sí, y me di cuenta tarde.
Vivimos vidas diferentes en una misma existencia, pero ni siquiera las leyes de la física lograrán que me olvide de ti. Quizá es amor, entrelazamiento cuántico o ambos, solo sé que respiramos el mismo aire.
Nos vemos en la otra vida,
Argón-36
Inmortalis
—Señores, señoras, agradezco que acudan a contemplar la creación de una nueva época, un nuevo ser humano. Alguien dijo: “La muerte está tan segura de ganar, que te da una vida de ventaja”. Martin Heidegger confirmó que “la muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana”. ¿Y si eso cambiara? —Mi voz sonaba confiada. Vestía un terno azabache con gemelos platinados y me encontraba en una sala de conferencias, sobre una elevada plataforma caoba—. Turritopsis dohrnii, tardígrado, hydra o Palinurus elephas; ¿saben qué tienen en común? Son animales inmortales. La primera, la “Medusa Inmortal”, comienza siendo una larva llamada pólipo, como el resto de cnidarios, que se agrupa en corales hasta convertirse en medusa. Sin embargo, al detectar una amenaza vuelve a su estado de pólipo, así que no envejece.
»El tardígrado es capaz de reducir su metabolismo al 0,01% cuando detecta peligro, convirtiéndose en una roca sin necesidades hasta que alcanza un ambiente habitable. Si partes a una hydra por la mitad se regenerará, formando dos individuos. Y las langostas aunque mueran por agotamiento generan telomerasa, que impide que los telómeros del ADN se degraden, pues a cada nueva división celular estos se dañan provocando el envejecimiento.
»No es perfecto, pero descubrí que podemos adquirir las capacidades de los tres últimos animales. La de la medusa sería para emergencias, por si algún sistema fallara o acabáramos agotándonos. ¡Seríamos inmortales! —Mientras la sala se sumía en un silencio de expectación, yo preparaba una inyección amberina—. ¡Observad la veracidad de mis palabras!
A la vez que introducía la aguja en mi cuello, por la ventana se aproximaba a gran velocidad una ráfaga de colores anaranjados. Justo en el momento que el líquido recorrió mi aparato circulatorio, algo impactó a unos kilómetros del edificio, y un fulgor cegador me impidió saber más.
Solo necesitaba parar, no tenía que moverme, ni respirar, ni comer. Solo parar.
La luz me cegaba. Retazos de lo ocurrido deambulaban en mi memoria.
El cielo brillaba con un color extraño y los rayos del sol refulgían intensamente. Mi cabeza giraba, y aunque hiciera calor, la temperatura era apta. Cuando miré a los lados vi un pastizal cetrino con una curiosa flora.
Y solitario.
¿Dónde estaban todos?, ¿y el edificio?, ¿dónde me encontraba? Logré levantarme y observar mis alrededores. No era hierba normal, y los árboles parecían de otro planeta. ¿Qué estaba pasando?
Anduve kilómetros o metros, hasta que encontré un cráter que desprendía un calor abrasador. Y, en el centro, una gran roca grisácea del tamaño de una casa. Entonces, ¿aquello de la ventana era un meteorito? La explosión no fue más grande que la bomba de Hiroshima. La naturaleza sobrevivió, y si no había renacido y era habitable. ¿Por qué no había nadie?
Me acerqué al aerolito tapándome el rostro para protegerme del calor que emergía del núcleo de la corteza. Al asomarme observé que había chocado contra rocas de feldespato de potasio.
Al colisionar, el meteorito lo lanzó a la atmósfera, alterándola y provocando la muerte humana. Yo sobreviví, mi cuerpo había interiorizado la capacidad del tardígrado en el momento en el que el meteorito chocó. O incluso la de la hydra, y había una copia igual a mí.
Era la única humana con vida, y jamás moriría.
El mundo había cambiado. ¿Qué iba a hacer?, ¿fue una buena elección? El concepto tiempo se quedó ambiguo, y mi cordura peligraba, así que intenté recrear humanos. Aunque fueran robots. Era la mejor científica de la historia, pero tendría que empezar de cero.
Podría cortarme mis extremidades, pero no sabía si mi cuerpo toleraba la habilidad de la hydra, y si nos reproducíamos asexualmente no habría ningún progreso, seríamos todos idénticos a mí.
Tiempo después me di cuenta que el único inconveniente fue no predecir que duraría más que el planeta. El sol explotó, abarcando la Tierra. Mi metabolismo se redujo y comencé a flotar por el espacio como si fuera una roca, únicamente podía pensar.
Vagué, arrepintiéndome por la ingenuidad y avaricia que me habían llevado a aquella eterna condena, y cuando me cansé de lamentos, reflexioné sobre la humanidad y nuestro pésimo avance. ¿No decía la teoría de la evolución que conforme nos reproducimos nos adaptamos fisiológicamente para progresar como especie?, ¿por qué entonces nos hemos deteriorado tanto?, ¿por qué el humano, el ser más inteligente, nunca lo fue? Crueldad, avaricia, egoísmo… Y al final, ¿para qué sirvió todo?, ¿para qué sirve lo que hacemos? Si el final siempre será el mismo: este final, donde descubrimos que nunca lograremos ser más grandes que el universo, por mucha magnanimidad que creamos poseer.
Queramos o no, moriremos. Si no es de forma natural, acabaremos flotando en el espacio, convirtiéndonos en una parte más de esta materia espacial tan inmensa e infinita como jamás podrá serlo una vida.
Inspirado en hechos relaes
Otro día más en este mundo, otro igual. Son las 7:15 de la mañana y ya estoy despierto, qué pereza ir ahora al Instituto. Además a segunda hora tengo examen de física, lo que me faltaba para que mi día fuese aún más desastroso. Mi madre se ha ido a trabajar así que tendré que desayunar rápido o perderé el bus. ¡No! Me acabo de tirar todo el ColaCao por encima, me voy a tener que cambiar no puedo ir sucio al Instituto. Entro en mi habitación y veo que mi perro ha roto un cojín, está todo lleno de plumas. Vuelvo a bajar, cojo la escoba y lo barro. Son las 7:39, el bus pasa en 6 minutos, no voy a llegar. Aún tengo que cambiarme. Me pongo la primera camiseta que veo y salgo de casa. Ya veo la parada de lejos, ahí está el autobús, creo que llego. Pues no, no llego, el bus ya se está marchando. Esto podría ser un problema de los del examen, ¿qué energía cinética tiene el autobús si va a 22,22 m/s y tiene una masa de 120.000 hg? Tendría que pasar los km/h a m/s y los hg a kg y después aplicar la fórmula Ec= m·v²/2. Para, para en qué momento estoy pensando esto, basta. Ahora tengo que preocuparme por llegar al instituto a tiempo, cosa que veo difícil teniendo en cuenta que el próximo bus pasa en 20 minutos y empiezo las clases también en 20 minutos. Si voy caminando rápido igual llego antes, lo intentaré. Me adentro en el bosque para llegar al instituto más rápido, conozco un atajo. Mira allí, ¿qué es eso?, parece un pescador. Sí, sí lo es y acaba de pescar una trucha, mira otro problema de física calcular la tensión de la caña de pescar. Para hacer esto tendríamos que utilizar la fórmula de ΣF= m·a. Aunque en este caso me tendrían que dar la masa y la aceleración con la que recoge la caña entonces podría hacer T - P (que para saber la P tendría que multiplicar la masa por 9,8 m/s², que es la gravedad) =M·a y de aquí aislar la T. No puede ser otra vez pensando en esto, tengo que parar, aunque es verdad que me está viniendo bien para repasar. Ya me queda menos para llegar, voy a llegar incluso antes de las 8:05 que es cuando empiezan las clases. No me lo puedo creer después de todo lo que me ha pasado. Por fin he llegado a clase y me he sentado, nos acaban de repartir el examen y hay un problema de pesca y otro de un autobús. ¿Habrá sido el destino el que ha hecho que perdiera el autobús para que repasase? Bueno sea lo que sea lo que ha pasado he tenido suerte, espero haberlos repasado bien. Desearme suerte.
La Antigua Peregrinolandia
Hace mucho tiempo, unos albañiles empezaron a construir una gran obra mandada
construir por un multimillonario. Este hombre quería construirse una nueva mansión en
Deira, una ciudad de mucho interés turístico, ya que era una ciudad muy hermosa. Total
que los albañiles empezaron a cavar para poner los andamios. Un día cavando para
construir la piscina encontraron una especie de muros los cuales estaban muy
deteriorados por el paso del tiempo. Pararon la obra y llamaron a kla universidad de
arqueología de Deira:
-Buenos días, aquí la Universidad de Deira
-hola buenas. Llamaba para informar de un posible hallazgo de restos de una
civilización
-Interesante, podría usted decirme su coordenadas, por favor
-Por supuesto: 27º 12´2´´
-Ahora mismo van para allá un grupo de arqueólogos
-Muchas gracias
-Nada, para eso estamos.
A los 20 minutos aproximadamente llegó una furgoneta blanca con el escudo de la
universidad. De ella bajaron cinco jóvenes: Alicia, Clara, Sara, Marcos y Jorge.
Empezaron a excavar y a hacer esas cosas de arqueólogos. Pasadas unas 4 horas
descubrieron que efectivamente eran restos de una antigua civilización, pero no sabían a
ciencia cierta de cual era. Pasadas 2 horas más, habían averiguado de que civilización se
trataba: ¡PEREGRINOLANDIA!, increíble ¿verdad?
Llamaron de nuevo a la universidad para informar de lo sucedido. Debían proteger esos
restos cuanto antes. Los arqueólogos junto a los albañiles construyeron un pequeño
toldo para tapar esos restos.
Al final declararon las ruinas como un monumento Patrimonio de la Humanidad. Hoy
en día se siguen conservando aquellos restos, de hecho se han hecho súper famosos por
su forma de hallazgo y año tras año iban más y más visitantes a ver: LA ANTIGUA
PEREGRINOLANDIA.
Y el pobre multimillonario se quedó sin casa.
Mandarín.
La arqueología es algo importante para él
David era un adolescente que de mayor quería ser arqueólogo, le apasionaba ese trabajo, tal vez sería porque su familia había sido arqueóloga, concretamente su madre, su tía y su abuelo, pero él tenía algo diferente.
Sus parientes pensaban que la arqueología se basaba en encontrar fósiles, pero él sabía que se trataba de encontrar restos de civilizaciones antiguas. ¿Quién sabría si bajo sus pies vivió alguien así?
David siguió con los estudios hasta los 16 años que decidió dejarlos y cambió su vida por completo, se enfocó en la arqueología, estuvo trabajando muy duro, pero un día a sus 22 años mientras exploraba terrenos lejanos encontró una cueva muy grande, siguió adentrándose en esa gruta llegando así a una oscuridad tremenda un alrededor tenebroso, desde que salió de la cueva nunca volvió a ser el mismo, era introvertido y tímido.
En el lugar en el que vivían todo era muy apacible, una casa de campo en las afueras de Valencia, y todos los veranos alquilaban un apartamento al lado de la playa.
David cada día se adentraba más en la gruta, cuando encontró una pequeña piedrecilla, que la examinó y se dio cuenta de que era una piedra rarísima valorada en $50000 y un comprador americano de Los Ángeles se la compró a $41500 pero él no estaba conforme con eso y siguió buscando y encontró una civilización antigua y fue el arqueólogo más famoso del mundo.
La bóveda celeste
Me desperté de mi siesta como cada día, a las 5:30, y me fui a preparar algo de merendar, y mientras me comía un bocadillo de jamón recordé que esa misma tarde había quedado con mis amigos para ir al campo por la noche. Recordé también la hora a la que habíamos quedado, y no me hizo gracia. Habíamos quedado a las 6 de la tarde en una zona que estaba a 20 minutos de camino de mi casa.
Me fui a preparar lo más rápido que pude e hice la mochila con lo básico para ir esa noche de excursión. Sali de casa, cerré y empecé a correr porque vi que no llegaría a tiempo. Al final sí que llegue a tiempo, pero jadeante por correr. Todos mis amigos se rieron de mí y nos fuimos en la furgoneta de uno de ellos. En la furgoneta nos pusimos a hablar:
- ¿Y tú porque casi llegas tarde? - Me preguntaron
- Me dormí y no me acorde que habíamos quedado- Respondí
- Si es que... Eres al único del grupo que le podría pasar eso- Se rio de mi otro amigo
- Si, pero mejor que no se olvide de la excursión, que él es el único que sabe del espacio y las estrellas y el que nos tiene que explicar todo lo que veamos- Dijo otro
En efecto, yo era el único del grupo que sabía de astronomía y el que se lo tenía que explicar al resto, y por eso era un eslabón imprescindible del grupo. El viaje fue de dos horas, pero, al fin, llegamos al punto al que íbamos. Era un descampado a media hora de la ciudad de León, habilitado para acampar, aunque no solía haber nadie.
Nos asentamos y empezamos a abrir nuestras tiendas de campaña y a repartirnos en las tiendas. Nos sentamos a cenar y hablamos del viaje y de lo que podríamos ver aquí y, obviamente, me preguntaron a mí. Ya sabía que esto iba a pasar, por lo que les regale un libro a cada uno. En ese libro ponía todos mis conocimientos sobre astronomía, y un poquito más que había añadido de internet. El libro lo había escrito yo y por eso estaba tan feliz de dárselo. Lo recibieron muy bien, y me dieron las gracias porque así podían saber ellos de astronomía sin que yo les explicase nada y, aunque ya les había dado el libro quisieron que les explicase yo las cosas, como si fuese una clase de la universidad.
Terminamos de cenar, recogimos y sacamos unas mantas de las tiendas de campaña para no pasar frio mientras yo les explicaba:
-Presten atención alumnos, porque esto puede entrar en el examen- Puse voz de maestro mientras reía
-Entendido señor profesor- Dijo uno de mis amigos entre risas
- Me aburro- Grito otro amigo casi ahogándose de la risa
-Ya empezamos, pero guardad silencio- Dije
Ahí empecé a explicar todo lo que querían saber y lo que hoy le iba a contar. Les expliqué sobre los planetas, estrellas, nebulosas y cinturones de asteroides un poco por encima y me metí de lleno con el tema de ese día, nuestros alrededores, es decir, el sistema solar. No profundice mucho en el tema de planetas interiores, salvo en marte, porque me pareció interesante contarles sobre el planeta rojo. Tampoco profundice mucho en las estrellas porque ese era el tema del día siguiente. Les explique sobre Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, además del sol y de la luna. También les explique un poco sobre el cinturón de Kuiper, que es el que está más alejado, detrás de Neptuno.
Quedaron asombrados por mis explicaciones, pero ya hacía mucho frio y nos fuimos a dormir.
Me desperté el ultimo, a las ocho y media. Todos ya estaban levantados y listos para irnos de excursión por el monte. En esa excursión vimos un montón de animales diferentes y paisajes preciosos. Nos reímos e hicimos alguna broma y nos sentamos a comer en el campo. Después de comer recogimos todo y volvimos a las tiendas de campaña. Pasamos la tarde haciendo juegos y, por la noche les volví a explicar un poco cosas generales sobre el cielo y las estrellas y ese día me centré más en las estrellas.
Empecé con cosas más generales, como lo pueden ser las constelaciones más importantes y acabé con cosas más complejas, como la fuerza de la luz de las estrellas. Entre medias les explique cosas más comunes como el cinturón de Orión, las osas mayor y menor y a como orientarse en el campo a través de la estrella polar, que marca el norte.
Esa misma noche nos fuimos a nuestra ciudad. Al llegar nos despedimos y nos fuimos a casa.
La catastrofe
LA CATASTROFE
Un día cualquiera de una tarde cualquiera todos los animales estaban tranquilamente haciendo lo que solían hacer todos los días, también los humanos estaban trabajando como todos los días.
Unas horas después de la hora de comer ya se estaba notando la noche en todas partes del mundo, según los científicos esto era muy raro ya que nunca se coincidía la noche en todas las partes del mundo. Cada vez que pasaban las horas el cielo se volvía mucho más oscuro hasta que llegó un momento en el que las luces de las lámparas y nadie veían nada.
Pasaron unos minutos hasta que de repente se ve una lucecita en el espacio que minutos después se va a convertir en una bola de fuego enorme. Todo el mundo notaba un calor abrasador y que empezó a derretir todas las tiendas, casas etc. Hubo un momento que el mar se quedó sin agua y nadie sabía lo que hacer en ese momento. La bola se acercaba más y más hasta que chocó contra la Tierra y todo el mundo cayó al suelo del impacto. Por suerte al cabo de una hora la bola de fuego se fue alejando más y más pero cada vez se notaba más y más frío.
No sabían a que se debía esto hasta que se dieron cuenta que la bola de fuego que había chocado contra la tierra era el Sol y con el impacto nos estaba mandando más y más lejos del Sol.
Así pasaron horas y horas hasta que la Tierra chocó otra vez contra algo pero esta vez contra otro planeta, Júpiter.
Esta vez el golpe no fue tan duro como contra el Sol pero la Tierra había quedado pegada a Júpiter y cada vez se notaba más como el Sol venía otra vez en dirección a la tierra.
Todo el mundo se estaba preocupando pero llegó un momento en el que el Sol se chocó contra otro planeta pero esta vez era Marte. Ya el Sol no venía hacia la Tierra pero Marte sí, e iba a una velocidad muy rápida pero cuando faltaba muy poco para que chocara con nosotros apareció un meteorito que provocó la explosión de Marte.
Todo el mundo estaba preocupado porque nadie sabía lo que iba a pasar, unos instantes después se mandó a todos los habitantes refugiarse en sus casas para no recibir daños.
Pasaron días y días y todavía no se permitía salir a las calles, todo el mundo estaba muy preocupado porque no tenían comida suficiente para toda la vida y la preocupación subió más cuando no se podía ni abrir las ventanas porque había un gas tóxico que había entrado en el planeta y estaba matando a todos los animales del mundo hasta que en una semana no había más animales en la tierra.
Había hasta gente que no aguantaba todos los días en casa que al salir no tardaron mucho en intoxicarse y morir.
De repente los científicos se dieron cuenta que había que viajar a otro planeta. También se dieron cuenta que ese gas provenía del Sol y había que esperar 2 semanas para que un meteorito tenga posibilidades de chocar y eliminar el gas del Sol.
Llegó el día, todo el mundo estaba en sus casas mirando la televisión a ver lo que iba a pasar y gracias a Dios todo el mundo se levantó del sofá con mucha alegría y mirar por la ventana que ya había desaparecido el gas.
Días después los científicos se dieron cuenta de que si continuábamos en la Tierra el Sol acabaría quemándola así que se ideó un plan para pasar desde la Tierra a Júpiter ya que se habían quedado pagadas pero se tardaría varias semanas en construir cohetes para toda la humanidad que ese era el plan.
Tras dos meses de espera ya se notaba el calor abrasador del Sol pero muchas personas ya se habían trasladado a Júpiter y empezado a plantar planta y a construir edificios.
Cuando todo el mundo ya estaba en Júpiter prácticamente ya se había reconstruido todo y gracias a la distancia perfecta situada entre el Sol y Júpiter que daría una vida similar a la de la tierra vivirían como si no hubiera pasado nada, pero solamente había un problema que sería que Júpiter no gira en torno así mismo por culpa del choque con la Tierra y la gente que está pegada a la Tierra viviría siempre de noche.
Por desgracia los animales no volvieron a aparecer entonces solo había los perros y gatos que se habían quedado en sus casas con sus dueños que rápido se iban a morir.
FIN
la ciencia
Roma (1 de junio de 1995). Una escuela fue de excursión con todos los niños a el museo de las ciencias. Tuvieron que hacer un montón de kilómetros, pero valía la pena ir por eso, la profesora en el autobús le dijo a los niños como tenían que portarse allí.
Cuándo llegaron, los niños estaban muy nerviosos porque nunca habían ido de excursión y esa era su primera vez, al entrar los recibió un chico con una bata blanca, y los llevas por todo el museo les explica cada cosa. Estuvieron en todos los lugares del museo e hicieron muchos juegos de experimentos científicos…
Una cosa que el científico les enseñó era una sala prohibida que había en el museo, y era dónde se hacían todas las vacunas. Los niños se quedaron atónitos porque nunca pensaban estar en un sitio tan importante como lo estaban hoy. El científico entró a otra sal ay sacó una caja y les dijo a los niños que en este sitio se creó la primera vacuna del covid, y tuvieron que utilizar un montón de mezclas con muchos productos. Y que algunos no eran ni de España. El científico antes de que se fueran los niños a visitar la ciudad hizo una última pregunta , ¿Quién quiere ser científico?, levantaron la mano solo dos niños.
Entonces el científico le preguntó a los profesores que si se podían quedar los dos niños que habían levantado la mano y algunos profesores estaban en contra porque si les pasaba algo era su responsabilidad, el científico afirmó que no les iba a pasar nada que todo lo que hicieran sería con cuidado.
Los profesores se fueron con todos los niños menos esos dos a ver la ciudad.
El científico los pasó a otra sala que tenía unas mesas bastante raras, les dijo que se sentaran y les preguntó sus nombres, la chica se llamaba Paulita, y el chico Mateo y le hicieron la misma pregunta al científico, les dijo me llamo Joaquín.
Paso un tiempo el científico les dio unos sobres a los chicos que eran un certificado que tenían que firmar sus padres para poder ir a una escuela allí en Roma para los científicos..
Los niños le preguntaron a Joaquín sobre la vacuna del covid, les dice que él mismo la hizo, les contó también que estuvo días sin dormir para que esa saliera bien y poder salvar millones de personas.
Los niños le dijeron que el covid les daba mucho miedo y que como no podían salir de casa se aburrían mucho. El científico les contó una cosa de que la vacuna que el estaba intentando sacar ahora era la segunda dosis y que está le estaba costando más porque tenía que res más eficaz, bueno como la otra. Y les enseñó a los chicos que estaba haciendo de momento, los chicos entendieron perfectamente lo que decía y todas las mezclas que hacía, pero Pulita le dijo al científico que como sabía que eso está bien para hacer la segunda dosis y el científico le dijo que antes lo probaban con animales, como conejos…
Cuándo el científico terminó de explicarles justo entra una profesora entra al museo para recogerlos y le dice al científico que muchas gracias por todo lo que había hecho por ellos, los niños y la profesora salieron y se incorporaron al grupo, y todos juntos se fueron al hotel porque al día siguiente se tenían que ir bastante temprano otra vez para España.
FIN
LA CIENCIA, EL DESCUBRIMIENTO DE UNA PEQUEÑA MENTE
La ilusión de Pedro era llevar a su hijo Lázaro a su trabajo, como buen antropólogo quería compartir con él la emoción de su profesión, el conocimiento del ser humano. Lázaro siempre había sido un niño muy inquieto, de esos niños que no dejan de hacer preguntas durante todo el día, ahora con diez años su padre considero que era el momento adecuado para mostrarle su trabajo, que aprendiese como es un proceso de investigación, los enigmas que depara el futuro, ya podía compartir con él el gusanillo por su gran pasión ¿ Podrá un niño entender la ciencia?
Lázaro prometió a su padre portarse bien. Pedro estaba trabajando en una excavación en Creta cerca del templo de Cnosos, dedicada a comprender sobre todo la cultura cretense. El viaje en coche hacia la universidad donde trabajaba su padre estuvo lleno de expectación y preguntas que su padre respondía con agrado, le contó todo lo relacionado con la investigación que llevaba a cabo, la excavación, el lugar, cuando se dieron cuenta ya caminaban por el pasillo hacia el laboratorio de su padre, abrió los ojos todo lo que pudo al darse cuenta que en la mesa de trabajo habían restos que se habían hallado en la excavación.
La sala que era bastante grande, estaba repleta de mesas, algunas de ellas se iluminaban para facilitar la observación de los restos o reliquias que yacían en ellas. También había armarios con instrumentos, Lázaro identifico rápidamente lupas de gran tamaño, pinzas y otros que no sabía su nombre. Su padre cogió unos guantes y fue hacia una mesa donde estaban colocadas algunas de las reliquias halladas en la excavación, le explico a Lázaro que iba a revisar los restos y analizar a fondo los detalles de las vasijas y demás restos arqueológicos.
Se dispuso a realizar las tareas. Comenzó con un pedazo de vasija y poniéndola bajo una lupa dijo: - -Debe ser del siglo dieciséis a.C.
- ¿ Por qué? pregunto rápidamente Lázaro
- Por los dibujos y el color de la arcilla. A los cretenses les gustaba mucho crear nuevos diseños para sus vasijas continuamente, así que, dependiendo de la época dibujaban por ejemplo pulpos o flores. Comento su padre.
- ¿ Y para que necesitas saber eso? volvió a preguntar Lázaro
- Pues para saber de que época son los restos y así poder saber que restos se están desenterrando - respondió Pedro
- ¿Realmente necesitamos saber eso papá?. - preguntó Lázaro
- Sí, respondió el padre de una forma tajante, son los restos de su arte que nos indica su cultura y así nos ayuda a comprender su civilización, sus creencias y sus comportamiento.
Pedro siguió analizando restos arqueológicos, explicándole a su hijo todo lo que conlleva la investigación para conocer una civilización y un periodo, Lázaro no dejaba de preguntar cosas a su padre, que en ese momento se sintió muy orgulloso de él.
Ahora tocaba analizar los huesos y de pronto Lázaro pregunto -¿de quien son estos huesos papá?
-. A Pedro le produjo una carcajada y le respondió a su hijo -. De alguien que murió hace mucho tiempo hijo, por esta razón lo analizamos para saber más sobre esta persona, hacemos estos estudios.
Lázaro con cara de sorpresa le pregunto a su padre en un tono muy bajito ¿Papá esto es legal? pareciese que se preocupase por parte del trabajo de su padre, ya no eran reliquias sino huesos de un ser humano.
Su padre lo miró con cierta ternura y respondió -. Sí, obviamente. Y mira nos han llegado más datos de la excavación, la datación por carbono catorce determina que los huesos son del siglo dieciséis a.C.
-. ¿Qué es el carbono catorce papá? pregunto automáticamente con una cara de curiosidad.
-. Es una sustancia que esta en los seres vivos, pero cuando mueren la van perdiendo con el tiempo, por lo que cuanto menos carbono catorce hay en los huesos más tiempo llevan muertos, por esa razón se mide para saber cuando estuvieron vivos. También el estudio estratigráfico determina que los restos son del siglo dieciséis a.C. La estratigrafía estudia las capas de la tierra, que cuanto más abajo mas antiguo.
-.Entonces cuanto más abajo estén enterrados los huesos más viejos son, ¿Verdad Papá? .- Observo Lázaro rápidamente.
.- ¡Sí! dijo Pedro con gran orgullo de saber que su hijo comprendía todo lo que el le está explicando.
Así continuaron las horas, examinando restos arqueológicos y huesos hallados en la excavación, Pedro continuaba explicándole a su hijo los procesos de su trabajo y Lázaro parecía no tener fin en sus preguntas.
Al finalizar el día Pedro se sintió muy feliz por a ver compartido su pasión con su hijo que descubrió que le mundo de la ciencia era algo apasionante que le encantaría investigar, nunca creyó que encontraría temas tan interesantes y miles de preguntas que aun deseaba hacer.
La ciencia: el descubrimiento de una pequeña mente.
La ilusión de Pedro era llevar a su hijo Lázaro a su trabajo, como buen antropólogo quería compartir con él la emoción de su profesión, el conocimiento del ser humano. Lázaro siempre había sido un niño muy inquieto, de esos niños que no dejan de hacer preguntas durante todo el día, ahora con diez años su padre consideraba que era el momento adecuado para mostrarle su trabajo, que aprendiese cómo es un proceso de investigación, los enigmas que depara el futuro, ya podía compartir con él, el gusanillo por su gran pasión ¿ Podrá un niño entender la ciencia?
Lázaro prometió a su padre portarse bien, Pedro estaba trabajando en una excavación en Creta cerca del templo de Cnosos, dedicada a comprender sobre todo la cultura cretense. El viaje en coche hacia la universidad donde trabajaba su padre estuvo lleno de expectación y preguntas que su padre respondía con agrado, le contó todo lo relacionado con la investigación que llevaba a cabo, la excavación, el lugar, cuando se dieron cuenta ya caminaban por el pasillo hacia el laboratorio de su padre, abrió los ojos todo lo que pudo al darse cuenta que en la mesa de trabajo habían restos que se habían hallado en la excavación.
La sala, que era bastante grande, estaba repleta de mesas, algunas de ellas se iluminaban para facilitar la observación de los restos o reliquias que yacían en ellas. También había armarios con instrumentos, Lázaro identificó rápidamente lupas de gran tamaño, lámparas, pinzas y otros que no sabía su nombre. Su padre cogió unos guantes y fue hacia una mesa donde estaban colocadas algunas de las reliquias halladas en la excavación, le explicó a Lázaro que iba a revisar los restos y analizar a fondo los detalles de las vasijas y demás restos arqueológicos.
Se dispuso a realizar las tareas. Comenzó con un pedazo de vasija y poniéndola bajo una lupa dijo: - -Debe ser del siglo dieciséis a.C.
¿ Por qué? pregunto rápidamente Lázaro.
Por los dibujos y el color de la arcilla. A los cretenses les gustaba mucho crear nuevos diseños para sus vasijas continuamente, así que, dependiendo de la época dibujaban por ejemplo pulpos o flores. Comentó su padre.
¿ Y para qué necesitas saber eso? volvió a preguntar Lázaro.
Pues para saber de qué época son los restos y así poder saber qué restos se están desenterrando - respondió Pedro
¿Realmente necesitamos saber eso papá?. - preguntó Lázaro
Sí, respondió el padre de una forma tajante, son los restos de su arte que nos indica su cultura y así nos ayuda a comprender su civilización, sus creencias y sus comportamientos.
Pedro siguió analizando restos arqueológicos, explicándole a su hijo todo lo que conlleva la investigación para conocer una civilización y un periodo, Lázaro no dejaba de preguntar cosas a su padre, que en ese momento se sintió muy orgulloso de él.
Ahora tocaba analizar los huesos y de pronto Lázaro preguntó -¿de quién son estos huesos?
-. A Pedro le produjo una carcajada y le respondió a su hijo -. De alguien que murió hace mucho tiempo hijo, por esta razón lo analizamos para saber más sobre esta persona, hacemos estos estudios.
Lázaro con cara de sorpresa le preguntó a su padre en un tono muy bajito
¿Papá esto es legal? pareciese que se preocupase por parte del trabajo de su padre, ya no eran reliquias sino huesos de un ser humano.
Su padre lo miró con cierta ternura y respondió -. Sí, obviamente. Y mira nos han llegado más datos de la excavación, la datación por carbono catorce determina que los huesos son del siglo dieciséis a.C.
-. ¿Qué es el carbono catorce papá? pregunto automáticamente con una cara de curiosidad.
-. Es una sustancia que está en los seres vivos, pero cuando mueren la van perdiendo con el tiempo, por lo que cuanto menos carbono catorce hay en los huesos más tiempo llevan muertos, por esa razón se mide para saber cuando estuvieron vivos. También el estudio estratigráfico determina que los restos son del siglo dieciséis a.C. La estratigrafía estudia las capas de la tierra, que cuanto más abajo más antiguo.
-.Entonces cuanto más abajo están enterrados los huesos más viejos son,
¿Verdad Papá? .- Observó Lázaro rápidamente.
.- ¡Sí! dijo Pedro con gran orgullo de saber que su hijo comprendía todo lo que él le está explicando.
Así continuaron las horas, examinando restos arqueológicos y huesos hallados en la excavación, Pedro continuaba explicándole a su hijo los procesos de su trabajo y Lázaro parecía no tener fin en sus preguntas.
Al finalizar el día Pedro se sintió muy feliz por haber compartido su pasión con su hijo que descubrió que el mundo de la ciencia era algo apasionante que le encantaría investigar, nunca creyó que encontraría temas tan interesantes y miles de preguntas que aún deseaba hacer.
La cinta nº 697 del videocasete
La luz entraba desde la ventana semicerrada y a mí me ardían demasiado los ojos, debían ser más de las 7:00 a.m. como máximo. Me levanté con lentitud y al hacer contacto con el suelo mis pies sintieron el frío del piso, mi cabeza me dolía porque me acosté muy tarde, había dormido menos de 4 horas seguramente (realmente no sé si las necesito); pero bueno, hoy es un nuevo día. Otro día más en tratar de buscar comunicación con alguien. Traté de pararme y caminar hacia mi despacho (un corto viaje para cualquiera, un mal rato mental para mí), hace años que tengo que ir hacia esa habitación de 4 paredes y preparar el videocasete, para tratar que algún descerebrado, algún día lo encuentre.
Al entrar al despacho cerré la puerta detrás de mí, me senté en la silla, metí el videocasete en su estuche y luego lo cerré; ya estaba listo para apretar el botón de play y empezar a grabar; pero realmente estoy muy desmotivado.
- ¡Otra vez como todos los días!- dije; mientras en mi mente trataba de darme ánimos para seguir, mi cabeza me estaba dando vueltas, mis ojos me pesaban, sería normal que en ese momento me desmayara.
“Buenos días, tardes o noches, mi nombre es Damian Rose y éste es mi intento número 697 en conseguir preservar mi mensaje a todos ustedes.” - tengo la costumbre de empezar mis videoscasetes con un tono suave y sereno, ya que ayuda a inspirar confianza; pero claro luego recuerdo mi situación y empiezo a desesperarme.
“Ustedes saben que nuestro mundo se está cayendo en pedazos, la vida se ha vuelto un infierno desde el inicio del proyecto OFH…
No estoy bien, no encuentro a nadie por mis alrededores y si hay alguien que pueda oír mis palabras (estando yo aún cuerdo), le pido que se encargue de mi labor…
…
Hace 7 años la compañía CHANGES, una empresa muy conocida en el campo tecnológico y lugar donde yo trabajaba, contrató los servicios de un grupo de personas especializadas en neurociencias. Todo iba normal en las primeras semanas, se habían hospedado en una gran habitación y estaban desempacando sus cosas; admito que esos tipos me traían mala espina en el momento que pisaron nuestras instalaciones; desearía haber confiado en mis instintos cuando aún no era tarde…
En solo unos meses rumores terribles salieron a la luz, ya que muchos de los trabajadores de nuestra empresa empezaron a enfermar repentinamente y pidieron días libres… Los anuncios de desaparecidos llegaron días después de sus retiros. Nuestra empresa estaba teniendo por esto una mala reputación , en esos momentos los nuevos trabajadores ya habían conseguido hacer de su grupo mucho más grande, nuestro jefe solo tuvo una opción para salvar la empresa, la vendió al grupo nuevo, poco tiempo después empezaron con las renovaciones, las noticias decían que estaban por empezar un proyecto junto con los equipos y artefactos tecnológicos de NUESTRA antigua empresa, todos los trabajadores de la empresa Changes fueron reemplazados, todos tuvieron que dejar sus proyectos e invenciones en las que habían estado trabajando, excepto yo. Y es que yo no iba a dejar todo el potencial de mis proyectos a las manos de unos desconocidos, toda persona que trabaja en el campo de las neurociencias tiene que tener su marca de autor, y también ellos debían saber sobre mí, -¿Mencioné que me dedico a ese campo laboral?-, la empresa Changes siempre contó conmigo,pero era el único trabajador que se enfocaba en ese campo en toda la empresa, necesitaban de más ayuda externa… También me llevé mi último proyecto, en el que había estado trabajando, era más bien como un amplificador de sonido, no puedo dar mucha información en que me base para su composición o para su propósito… Quién pensaría que un simple prototipo lo sería todo para ellos.
…
- Puse en peligro a toda mi familia, a mis amigos y a todo ser viviente que hiciera contacto conmigo…
- En menos de lo que puedo recordar la empresa OFH ya había puesto carteles de mi búsqueda, querían saber todo acerca de mí; mi ubicación, mis pagos, incluso sobre mis pertenencias. Tenía que irme de mi hogar, ya no era un lugar seguro. Los días pasaban como un solo grano de arena en el reloj.
OFH ya había terminado su nuevo proyecto, lanzando al mercado su prototipo, era un medicamento que supuestamente ayudaría con el estrés y problemas emocionales, era como un calmante…
- Las personas no parecían ser las mismas después de tomarlo, actuaban como unos salvajes luego de ingerir las muestras, atacándose entre sí, desde portando armas hasta con sus propias manos…
…
- Ya habrán pasado más de dos años desde que empecé a grabar este tipo de audios, (no lo recuerdo bien)… solo le pido, al que llegue a reproducir esta cinta, a la persona cuerda que haya entrado a mi laboratorio sin mi permiso… que se lleve mi prototipo salvador y trate de encenderlo, yo ya no tengo esperanzas de seguir viviendo en paz…
El videocasete empezó a producir sonidos raros, la cinta se estaba acabando, solté un gruñido de fastidio, siempre se cortan las grabación en este punto.
- Ya no puedo contar mas cosas, espero que si alguien llega a encontrar mi cinta, que no sea por casualidad, tú debes saber las consecuencias que existen al relacionarte conmigo…
- Bueno… No deseo ponerte de nervios, jajaja…
- Espero que algún día, después de haber reproducido esta cinta, encuentres algún lugar seguro, personas en que confiar y toda la tranquilidad del mundo…
- Este es el final de la cinta nº 697, Damian Rose se despide.
Finalizo la grabación justo a tiempo, la cinta ya se acabó.
(Un chirrido de un canario se escuchó afuera del despacho). - ¡Cléo, ya te has despertado! .- Dije saliendo del despacho, me dirigí a la sala de estar y me acerqué a la jaula de mi canario.
- Pero ¡Qué ave más madrugadora!…¿Tienes hambre Cléo? - al preguntarle Cléo empezó a hacer aún más chirridos y a acercarse a mí; los animales son muy expresivos con los humanos…
- ¡Yo también tengo hambre Cléo!, te serviré las semillas que te encantan, pero primero déjame sacarte de la jaula.
Al abrir su jaula Cléo empezó a revolotear por toda la habitación, luego me siguió a la cocina y le serví en su plato las semillas.
¡Qué hermoso puede ser una mañana junto con los que más amas!…
La condena de los genes
Mi deseada y adorada Tina,
¿puede el libre albedrio superar a la ciencia? ¿Podría yo con un descaro digno de Luzbel, retarla para que me permitiera gozar con somera alacridad de la felicidad que me aporta tu persona? ¿Puede mi facundia convencer a la ciencia de que mi amor por ti supera el deber que tengo con la genética?
No poder estar contigo es inhumano y ciertamente sádico, un acto digno de esos dioses griegos, los cuales con ferocidad trataban al pueblo mortal. Sin embargo, ellos no establecieron mi condena, mi sentencia la ha sellado mi propio genotipo. Así que no tengo ningún dios en el que exculpar mi castigo, pues yo soy mi propio enemigo, ya que mis genes y mi corazón no se quieren poner de acuerdo.
Tina, yo mismo me he quitado la elección de amarte.
Aunque, ¿es egoísta por mi parte preferir amarte que ayudar al perfeccionamiento del ser humano? Porque pese a que mis hijos con el espécimen 567.893 vayan a ser magistrales seres dignos de leyendas griegas, prefiero encontrar mi lugar en el Hades antes de proferirte tal traición.
Ingenuo de mí, pensé hasta ayer mismo que en las estrellas estaba escrito que tú y yo deberíamos tener genotipos compatibles y que por lo tanto nos juraríamos fidelidad en el himeneo de forma eterna con la efimeridad de nuestras palabras. Desearía poder volver a jugar con esa ingenuidad característica de un sueño febril, en el que utópicamente seríamos felices hasta la muerte.
He vivido siempre primando mi corazón, Tina. Escuchando las mentiras que este tallaba con sangre en mi cerebro. Creyendo que el momento en el que me darían los resultados de la prueba genética nunca llegaría. Que pese a su llegada podría irme con Peter Pan, huyendo de esa labor de adultos insulsa de crear al ser humano sin enfermedades mediante la genética compatible. Mas, yo no soy uno de esos niños perdidos, Tina. Mi deber viene a buscarme y no puedo evitarlo. Igual que en un año irá a buscarte a ti.
Quizá sea hora de empezar a ignorar mi corazón, de dejar de pensar en fantasías imposibles, de asimilar mi vida con esa mujer sin cara ni nombre con la que simplemente soy compatible genéticamente.
Quizá sea mejor que nunca más nos veamos, Tina.
Quizá tú y yo no estemos tan destinados el uno para el otro como queríamos pensar.
Así que te enterraré junto con mi corazón en lo más profundo de mi ser. Pero ten por seguro que si mi corazón sigue latiendo es por la esperanza de que nuestros hijos sean genéticamente compatibles y por lo tanto, que nuestros nietos puedan tener tus preciosos ojos azules.
Siempre tuyo,
Luís a 23 de enero de 2.567.
LA EXCURSIÓN AL LABORATORIO
Un día, todo el colegio nos fuimos a una excursión a un laboratorio.
Al principio, tenía pinta de ser muy, muy aburrida la visita, pero, más tarde, descubrimos que iba a ser más divertido de lo que pensábamos.
Al entrar, nos obligaron a ponernos unas batas muy feas, eran blancas, largas y bastante calurosas.
Nos enseñaron muchas salas, entre ellas, una en la que había muchas personas trabajando juntas. Estaba todo lleno de líquidos de muchos colores repartidos en un montón de probetas y vasos medidores.
Nuestro guía, nos dijo que, en aquella sala, se buscaban curas para enfermedades raras.
Nos dividieron en grupos, a cada grupo, nos llevaron con uno de los científicos que estaban trabajando allí.
A mi grupo, nos tocó con un científico, que, según nos explicó, estaba trabajando en buscar una cura para el cáncer.
Nos explicó los diferentes instrumentos que utilizaba y que elementos usaba para intentar encontrar la cura.
Más tarde, visitamos otra sala en la que había muchos científicos trabajando con plantas y microscopios. El guía dijo que en aquella sala estaban trabajando en una nueva especie de planta que habían descubierto recientemente en una selva tropical.
La estaban examinando y mirando con microscopios. Nos contaron que le estaban haciendo muchas pruebas para saber si era venenosa o si, por el contrario, se podía utilizar para crear curas para enfermedades.
Finalmente, llegamos a una sala donde aparecían bastantes inventos importantes para la sociedad con sus respectivos inventores. Aparecían inventores muy conocidos por la gente como Marie Curie que descubrió los rayos X o Edison con la bombilla; pero también, aparecían inventores poco conocidos como Gideon Sundback, que inventó la cremallera o Harry Coover, que descubrió el “súper glue”.
Aquella excursión fue muy interesante y divertida. Nos lo pasamos muy bien y aprendimos muchas cosas que antes no conocíamos.
LA EXCURSIÓN CIENTÍFICA
Llego el día de la excursión al laboratorio, en la que nos iban a enseñar todo lo que había en un laboratorio y como se hacían los métodos científicos.
Cuando llegamos allí me sorprendió mucho ver la cantidad de objetos y de cosas que tenían allí, todo estaba muy ordenado y limpio. Nos enseñaron cada objeto que tenían y nos explicaron para que se usaba cada uno, había: microscopios, unas placas planas de cristal para poner las muestras, probetas, pinzas, balanzas, como una especie de neveras y muchas cosas más. Cuando acabaron con toda la explicación llegó nuestra sorpresa, teníamos que elegir a un compañero para hacer un experimento científico. Empezamos a aplaudir porque nos gustó mucho esa idea. ya nos dejaron hacer el experimento, pero primero nos tenían que explicar todos los pasos del experimento que eran: en primer lugar, la observación, después la formulación de la hipótesis luego el diseño del experimento después la realización del experimento, el análisis de los datos y por último el análisis de los resultados.
Comenzamos a hacer el experimento científico Alex y yo, nos dieron a cada uno una bata blanca, parecíamos auténticos científicos. La pareja que hiciera el mejor experimento se llevaría un premio de allí.
Y como a Alex y a mí, no nos gusta perder intentamos hacerlo lo mejor posible para llevarnos el premio. Llego la hora de entregar el trabajo a los científicos que estaban en el laboratorio para que vieran que trabajo era el mejor de todos. Cuando iban a decir el nombre del trabajo ganador se produjo un apagón y como Alex y yo habíamos hecho el método de encender una bombilla fuimos corriendo a encender todas las bombillas que había por el laboratorio todos se reían y nos aplaudían porque vieron como sabíamos hacer ese experimento. Después de aquello nos premiaron a todos por como trabajamos en parejas y nos ayudamos los unos a los otros. El premio era un fin de semana para toda la clase en unos laboratorios para hacer juegos y experimentos e incluso dormir allí en sacos. Volvimos al instituto muy contentos contándoselo a todo el mundo y deseando que llegase ya ese fin de semana para volver a estar juntos y volver a experimentar con la ciencia.
La gata en el espacio
Hola me llamo Ashley abro este texto digital para comunicar sobre la vida de Akira una pequeña gata que tiene la capacidad de viajar entre planetas se le puede llamar alienígena o un simple animal con un don o eso es lo que sabemos hasta hora seguiré comunicando en cuanto tenga más información
3-7-2032
Perdonadme han pasado años desde la última vez que comunique algo aquí pero hemos recopilado la información suficiente para conocer el dato de que en exactamente 6 años esa gata llamada Akira o como la hemos llamado aquí volverá a pasar por la tierra ya que hemos descubierto que esta se demora 9 años terrestres en cada uno de los planetas de nuestro sistema solar ya que al haber mandado astronautas de todas las partes del mundo a investigar sobre ella hemos descubierto que en cada planeta hay huellas de distintos años hemos llegado a ver sus huellas en planetas pequeños o las lunas de algunos como foros o Ceres de marte y en los planetas gaseosos como júpiter hemos encontrado aleaciones gaseosas y zonas rojizas que sospechamos que se podría tratarse de su sangre ya que nos ha otorgado distintas muestras de su ADN hemos deducido que su tamaño con una media aproximada de 19x5×13 esto lo hemos deducido por el tamaño de las huellas encontradas en diferentes planetas solidos las cuales mutan su tamaño pero realizando una media y juntado su ADN hemos creado una maqueta orográfica en tres dimensiones
investigada por trabajadores de todo el planeta volveré a comunicar si se llega a dar el caso de que continue con vida en seis años,
9-3-2068
Buenos días vengo a actualizar con una gran ilusión ya que hemos logrado capturar a este gato, tiene el tamaño supuesto y es de color morado un tono claro y precioso, tiene unos ojos enormes y carga con él una pequeña mochila que aún no hemos logrado abrir pero aparenta llevar algo importante, actualmente están realizando diferentes pruebas al animal extrañamente cada vez que tratamos de extraerle sangre las agujas se rompen a la mitad y su piel no se inmuta lo hemos tratado de dormir pero ni funcionan parece ser una piel mágica este gato nos va a dar el futuro de la sociedad
7-1-2077
Este texto no volvió a ser actualizado debido a una explosión que destruvó el país viniendo desde este animal ya que no le gusto el trato que le dieron. Att: Akira
FIN
LA GRAN CURA
Esta es la historia de un científico que investigaba cosas que la humanidad desconocía. Él intentaba sorprender a las personas con lo que descubría. La gente no le tomaba enserio con lo que creaba, ya que lo tomaban por loco, pero él sí que sabía lo que hacía.
Un día mientras miraba las noticias en la televisión, vio que los médicos estaban buscado una cura para el cáncer, en cuanto lo vio, se puso a investigar y a intentar crear la cura, para que todo el mundo viera lo que en realidad podía hacer.
En su infancia sus compañeros no creían en él, ya que él decía que iba a encontrar una gran cura, y él quería demostrar lo que podía lograr, entonces se puso manos a la obra y empezó a investigar y a fabricar medicamentos. Estuvo días, semanas, años… Intentando crearla pero siguió intentándolo.
Un día, buscando en internet, le salió una sustancia que iba a hacer que lograra terminar la cura, él saltó de alegría cuando vio ese anuncio y lo compró para ver si era real lo que ponía. Le llegó a los 3 días, y muy ansioso echó 5 gotas dentro de lo que llevaba el ya formado, después de eso, fue directo al hospital a que se lo dieran a un paciente, era arriesgado pero lo iban a intentar igual. Al darle el jarabe fueron a hacerle las pruebas, cuando vieron que… Sí que funcionó. El científico estaba súper contento y orgulloso de sí mismo, ya que estuvo años investigando.
Semanas más tardes, salió en la tele y revistas preguntándole que como lo había hecho o cuanto tardó en hacerlo, el súper contento contesto a todas las preguntas amablemente, se hizo rico y vivió toda su vida con fama.
La Gran Vida de la Vía Láctea
LA GRAN VIDA DE LA VÍA LÁCTEA
Érase una vez hace millones y millones de años el señor Universo. Él nació mediante un fenómeno nunca antes visto, llamado la gran explosión o el Big Bang, después de esta explosión empezó a crecer de forma extraordinariamente rápida, por eso le decían que era un niño especial y que iba a hacer grandes cosas.
Universo cuando se hizo mayor tuvo muchísimos hijos como Andrómeda, la Vía Láctea…
Para Universo todas sus ``galaxias´´ como él las llamaba eran superimportantes y las quería muchísimo, pero si que es cierto que había una galaxia que destacaba de las demás: la Vía Láctea. Esta galaxia era muy sociable y tenía muchos amigos, sus amigos también eran muy inteligentes y se fueron a vivir a una casa juntos, el mejor amigo de la Vía Láctea era su hermana Andrómeda que al igual que ella también era muy inteligente solo que un poco más introvertida.
Andrómeda y la Vía Láctea iban juntas a la universidad, esta universidad era muy prestigiosa y solo iban las galaxias más importantes, la Vía Láctea era la mejor de su clase seguida por supuesto de su hermana Andrómeda, las clases las daba su padre y el Sr. Universo, que sabiendo de las capacidades de su hija le ponía tareas y deberes más complicadas que al resto, esto hizo que esta galaxia se volviese más inteligente.
La Vía Láctea se hizo mayor e hizo grandes progresos, pero a su padre no le bastaba con eso y cada vez le ponía tareas más difíciles y esto hizo que tuviera menos vida social, dejó de salir, se volvió más pálida y se distanció de Andrómeda. Harto de su situación y sin ideas claras hizo un dibujo donde una estrella llamada Sol era el centro y después ocho cuerpos celestes, unos más grandes que otros. Estos cuerpos celestes eran: el más cercano al sol era el planeta Mercurio, seguidos estaban Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Siendo el último cuerpo celeste, como la Vía Láctea sabía que esto no tenía nada de especial y lo iban a confundir con estrellas, decidió ponerles satélites a los planetas y que esos satélites diesen la vuelta entera al cuerpo celeste. También decidió que los cuerpos celestes o planetas girasen alrededor del núcleo del proyecto: el Sol. Y por último decidió que esos planetas girasen alrededor de su propio eje.
Hasta aquí todo estaba muy bien pero los planetas, el sol y los satélites estarían muy solos, así que decidió crear estrellas mucho más pequeñas que el Sol. También creó los asteroides, que al igual que los planetas son objetos rocosos que giran alrededor del Sol. Decidió crear los planetas enanos, que son los cuerpos celestes que no tienen el tamaño para ser un planeta y son demasiado grandes para ser un asteroide, aparte de que los planetas enanos tienen forma redonda. Por último, creó los cometas que son bolas de roca y hielo que forman colas al acercarse al sol.
Y así creó el Sistema Solar.
A este proyecto le faltaba la guinda del pastel y aunque ya de por si era especial, quería hacer algo para que el sistema solar lo utilizase alguien y que así fuera recordado. Estuvo pensando y pensando, pero de la nada, gracias al choque de cometas y asteroides crearon moléculas con las que pudo conseguir agua, que era una especie de líquido transparente y por casualidad las moléculas cayeron en el tercer planeta con distancia al Sol, que precisamente era el que tenía una temperatura más adecuada y una capa que cubría todo el planeta denominada Atmósfera.
Esta agua hizo que apareciesen los primeros animales y gracias a le evolución se convirtieron en seres humanos. También gracias al agua se crearon las plantas que dan oxígeno, para que los distintos animales puedan respirar y vivir: se había creado la vida terrestre.
Gracias a este proyecto le dieron muchos premios. Le reconocieron como la mejor galaxia, y su vida social mejoró e hizo las paces con su padre y su hermana Andrómeda.
ASÍ FUE LA VIDA DE LA MEJOR GALAXIA PARA MUCHOS: LA VÍA LÁCTEA
La leyenda de la golondrina dorada
Esta historia empieza en Londres, en el decimoquinto cumpleaños de una adolescente llamada Elizabeth, ella era alta, de cabello lacio y rubio que siempre llevaba una coleta alta, ojos verdes en los que podíamos ver a la viva imagen de su difunta madre Julia.
Julia era una bióloga muy importante, pero un día desgraciadamente; en una de sus salidas de campo falleció.
El padre de Elizabeth, Adam, nunca lo superó, pero siempre intentó que su hija no notara la ausencia de su madre. Él era un gran empresario de la industria de la moda y siempre contó a su hija todas las aventuras de su madre.
En su cumpleaños regalaron a Elizabeth unos diarios con información sobre muchos tipos de animales, ella empezó a leerlos y encontró uno que le llamo la atención la hirundo rustica dorada o también llamado la golondrina dorada, era del reino animal, filo vertebrata, clase aves, orden passeriformes … no decía donde se encontraba solo estaba esa información y un dibujo de ella, pero noto una escritura rara que pudo ver que era una palabra escrita al revés decía calor, ella no entendía lo que quería decir, pero sabía que su madre era muy enrevesada, que la encantaba los acertijos, la criptografía y las palabras poco comunes, así que empezó a buscar e investigar en la biblioteca de su casa a ver si encontraba un libro sobre criptografía y acertijos, y después de dos largas horas en la gran biblioteca de su casa lo encontró. Encontró el libro era un libro pequeño y antiguo, pero con gran información, podría haber usado la tecnología para entender lo que decía su madre, pero ella era tan enrevesada que era capaz de confundir a cualquiera.
Abrió el libro de criptología y busco la sección de calor y encontró una tinta que cuando ponías calor se descubría, esa tinta estaba hecha atreves del jugo del limón, leyó y encontró la razón , esa tinta solo se podía ver si la poníamos al calor ya que el ácido cítrico que contiene el zumo de limón se transforma con el calor, así que fue corriendo a por el mechero y el diario, cuando tuvo los dos, se descubrió un mensaje que decía ¨la explicación te espera en Irlanda¨, en ese momento corrió hacia su padre para comentarle si le daba permiso de ir a Irlanda unos días, el aceptó.
Horas después ella emprendió vuelo hacía Irlanda con una mochila con libros que sabía que iba a necesitar y los diarios de su madre, además llevaba una maleta con ropa, al llegar Elizabeth corrió a dar un abrazo a su tía, Bea.
Bea vivía en una casa a las afueras de un pueblo. En el coche le comento que al llegar a casa la tenía que dar le un regalo, que había dejado su madre para ella.
Al llegar Bea le dio su regalo y amablemente le subió las maletas a la habitación en la que Elizabeth iba a hospedarse, después de eso; Elizabeth no se separó de su tía en toda la tarde, hacía mucho que no la veía y pensó que podía continuar con la investigación mañana.
Al día siguiente por la mañana Elizabet se sentó a la sombra de un roble o también llamado Quercus con el ordenador, los libro y los diarios. Ella abrió el nuevo diario que la dejo su madre, este era de mitos y leyendas, estaba dividido en muchas clasificaciones como el reino animal.
Ella empezó buscando a nuestra golondrina dorada y encontró el texto, que decía que estas vivían en el parque nacional de Doñana en el lugar más recóndito, su alimento más común son los insectos y varios datos más que ella no entendía.
Nada más leer eso, corriendo llamo a su padre para que le reservara un hotel en Sevilla, el reservó el vuelo y el hotel. En unas horas Elizabeth iba a ir hasta España, pero como aun le quedaba una hora para investigar, busco más información de ella en los demás diarios de su madre y encontró un mapa del parque Doñana.
Pasó el tiempo y ella partió a Sevilla, al llegar cogió un coche hasta el parque y llegó. Era un lugar realmente bonito donde se encontraban muchas especies en peligro de extinción, al llegar ella pregunto por la golondrina dorada y la respondieron que esa especie era solo una leyenda, pero ella sabía que existían, recorrió todo el parque y cuando se iba a ir, vio un ave volando y cayo una pluma de esa ave, era dorada y ella sonrió, miro al cielo y empezó a seguir con la mirada al animal, porque era tan bonito, que le recordó su madre y una lagrima caía por su cara.
LA LOCA CLASE DE CIENCIAS
La clase de ciencias no es una que me suela motivar, aunque sea importante a veces se me hace pesada, sobre todo los jueves, que ya he tenido otras 4 asignaturas antes; sin embargo, ese día fue distinto, aunque mejor lo cuento desde el principio.
Todo apuntaba a que iba a ser una mañana de jueves normal, sin ningún altercado, y así estaba siendo hasta que llegó la 5a hora: la de ciencias. Nos tocaba experimento en el laboratorio, y no un experimento cualquiera , nos tocaba el que es, probablemente el más divertido: abrir a una rana disecada. Puede parecer un poco repugnante pero es realmente divertido examinarle las tripas a una rana, a no ser que esté viva, que es lo que pasó ese día. Cuando la fui a abrir, el anfibio pegó un salto que me sobresaltó y me hizo brincar hacia atrás a mi también. Cuando me quise dar cuenta mi rana no era la única viva, si no que todas las demás también lo estaban. En unos pocos segundos el colegio se había llenado de ranas brincando de un lado a otro, sin control ninguno. Rápidamente llamamos a los bomberos y a los fumigadores, que llegaron en el menor tiempo que les fue posible. A nosotros nos evacuaron, y a las ranas que no habían escapado las mataron.
Al día siguiente salimos en las noticias nacionales, en el apartado de educación, lo cual fue un poco extraño, aunque lo que más me sorprendió fue que tuviesen la imagen exacta en la que mi rana saltó, por lo que me dejaron en ridículo delante de toda España
LA LUNA DE NOGERIA
“Entrada número seiscientos veintisiete del diario estelar. Soy el Dr. Morgan del E.C.H.T. (Expedición Científica de Humanos Terrestres).”
“La exploración del sistema Mentis no esta dando los frutos que se esperaban. Por ahora, podemos limitarnos a destacar la ácida lluvia de Clorilis Prime, la cual ha desintegrado a tres de nuestros marines. Es curioso saben, ni los soldados más entrenados de la galaxia son capaces de hacer frente a las inclemencias liberadas por un astro en su máximo apogeo.”
“Nos dirigimos con rumbo constante a la luna de Nogeria. No parece gran cosa, a simple vista podríamos afirmar que es una masa infértil en medio del vacío espacial. A pesar de ello, el Dr. Civis ha insistido. Cito textualmente: “Los grandes secretos nunca se ocultan bajo una dorada capa, ni se envuelven en papel de regalo. Los secretos se encuentran en la normalidad, en lo estático, en lo inhóspito.”
“Ciertamente, no soy quién para llevarle la contraria, solo soy un amante de la vida, un biólogo en toda su esencia.”
La nave se acercaba a la superficie, de tamaño considerable, transportaba a un puñado de excéntricos científicos con sus respectivos matones a sueldo.
El aterrizaje fue usual, sin complicaciones ni anomalías. La rampa de despliegue bajaba lentamente, rodeada por un humo blanquecino que la engullía por momentos al punto de hacerla desaparecer. Tras esta intrigante niebla, tres V.A.G.S.A. (vehículo todoterreno de adaptación gravitatoria y soporte atmosférico) asomaban el hocico como si de depredadores acechando a su desgraciada presa se tratara.
La expedición dio entonces comienzo. La superficie era seca y sólida, de un color rojo carmesí. La luz no rebotaba en aquel árido suelo y las probabilidades de encontrar vida se reducían a medida que pasaban los días.
Naturalmente, los vehículos estaban lo suficientemente equipados como para sustentar una expedición durante cuatro meses. Sin embargo, no fue hasta el día treinta y seis desde la partida, que algo insólito se presento en forma de gas frente a las desesperanzadas miradas del equipo científico. Una interminable sabana gris se cernía sobre ellos como si de una nube se tratase y, en efecto, lo era. El cielo empezó a llorar como si fuera un niño pequeño con rabieta. La cantidad de agua que caía era abismal, no se lo podían creer, jamás se había visto nada semejante.
A esto, hubo que sumarle la perspicacia de la Dra. Bascom, quien se percató de que la superficie no se inundaba, al contrario, era como si se bebiera aquel abundante líquido. En un momento dado, la geóloga decidió dar el paso. Se equipó con su traje de calibración atmosférica y salió del vehículo de un salto. Tomó entonces una muestra de aquellas potentes lágrimas y, para sorpresa de todos, era agua.
¿Acaso había mar allí, en mitad de aquel rojo desierto? ¿Significaba aquello que había vida?
Estas y otras tantas preguntas asaltaron las puertas de aquellos privilegiados cerebros científicos. Dada la situación, el Dr. Lister sacó su bioescáner par analizar si había alguna forma de vida en el húmedo suelo. Sin embargo, la cosa fue más allá de sus expectativas. No solo detectó una forma de vida, sino un ecosistema entero bajo la superficie de la luna.
En este instante, todo cobró sentido. El agua se filtraba por aquel extraño material rojo de manera casi instantánea, para luego caer a otro mundo. Un mundo lleno de vida, oculto ante las miradas del resto de la galaxia. Cubierto por un sólido escudo, pero al mismo tiempo permeable. Un filtrador que dejaba pasar a lo bueno y bloqueaba la entrada a lo malo. Un sistema perfectamente planteado para su propia supervivencia y autosostenibilidad.
A pesar de ello, el humano es considerado curioso por naturaleza, egoísta desde el punto de vista de otros. La excavación no duró mucho tiempo, solo cinco kilómetros se interponían entre la humanidad y el paraíso. Ante los ojos del primero, un portal hacia otra dimensión se abría. Ante el segundo, una invasión se abalanzaría desde el cielo como si del fin se tratara.
“Entrada número seiscientos sesenta y seis del diario estelar. Lo hemos logrado, el descubrimiento de nueva vida ha sido un éxito. Bajo mis pies, un ecosistema entero abarca las bastas dimensiones del interior lunar.”
“A pesar de todo, tras la cortina de euforia, una emoción ha asaltado mis pensamientos. La tristeza me ha hecho entender. Mis ansias por encontrar vida más allá de los limites explorados me había nublado el juicio. Ahora me pregunto si, lo que estamos a punto de hacer, no significará el colapso de un inocente mundo que jamás pidió que lo descubrieran.”
La Niebla
La Niebla
No podía creer que fuera tan torpe. ¿De verdad me había perdido? Me había alejado del campamento 10 minutos para dar un paseo y ya no sabía cómo volver. Mis padres se iban a enfadar, aunque podía llamarles en cualquier momento ya que tenía el móvil en el bolsillo, pero me encantaba perderme, aunque solo fuera por un momento. Yo sola en medio de un bosque. Rodeada de árboles y animales y paz.
De repente oí un ruido que hizo retumbar todo el bosque, ¡Hasta me llegó una ráfaga de aire que me hizo retroceder un par de pasos! Mi curiosidad era demasiado fuerte y tuve que ir hacia donde había oído ese potente sonido. Sabía que iba por buen camino porque al acercarme a lo que se suponía que estaba buscando veía arboles con las hojas caídas y muchas ramas rotas. Me estaba empezando a asustar, pero ¿Y si era algo importante? Quería saber qué o quién había sido el causante de ese ruido.
Como poco llevaba recorridos dos kilómetros. Empezaba a cansarme. Inmersa en mis pensamientos no vi dónde me estaba metiendo, hasta que tropecé y caí en un suelo lleno de tierra levantada. Al levantarme y mirar alrededor descubrí que estaba en un enorme círculo -unos centímetros por debajo del nivel del suelo- que era por lo menos como una piscina de grande, aunque no podía ver lo que había en el centro por causa de una niebla que había a su alrededor. No, no era niebla, era polvo. El polvo que había levantado ese algo que llevaba tanto tiempo buscando al impactar con el suelo del bosque. Empecé a toser a causa del polvo que seguía levitando en el aire, pero conseguí ver una piedra gigantesca. Saqué el móvil para hacerle una foto, pero no veía nada, así que decidí esperar sentada a que ese humo desapareciese. Me quedé mirando la roca estupefacta. A veces me gustaba pensar del espacio como algo pequeño e insignificante, pero solo para ocultar lo que era en realidad y no asustarme: Kilómetros de nada. Lo espantoso que puede ser algo tan extraño y desconocido. El no saber lo que puede haber allí arriba me revolvía por dentro. Aunque tengo la esperanza de que algún día resolveremos los grandes misterios que se ocultan alrededor de nuestro planta.
La niebla ya había casi desaparecido, así que me dediqué los siguientes cinco minutos a tomar fotos de ese fenómeno que había caído del cielo, pero de repente me sonó el teléfono y paré de fotografiarlo. Era mi madre, y por mucho que me extrañaba que hubiera conexión lo cogí.
- ¿Dónde estás Jes? -Preguntó mi madre.
- ¡Ven aquí ahora mismo! -Dije entusiasmada- No vas a creer lo que he descubierto. Te mando mi ubicación.
No tardaron en venir, y se quedaron alucinados. Después, en un par de horas vinieron unos expertos con los que habían contactado mis padres y les contaron lo ocurrido. Empezaron a investigarlo y se llevaron unas cuantas muestras, pero, al pasar los cinco minutos, los expertos empezaron a correr de un lado para otro y algunos vinieron con trajes especiales y bombonas de oxígeno, e inmediatamente nos evacuaron de la zona. Nos dijeron que era muy tóxico y que algunos de sus agentes se habían desmayado a causa del meteorito.
- ¿Cuánto tiempo estuvieron junto a la roca?-Preguntaron.
- No mucho -mentí-menos de diez minutos.
- ¿Por qué? -Preguntó mi madre- ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos estado más?
- No estaríais hablando conmigo ahora mismo.
Mis padre y yo nos sobresaltamos. Que extraño. Yo había estado allí por horas y seguía viva. Pero a los diez minutos más o menos me empecé a encontrar débil y cansada. Al poco tiempo me desmayé.
Me desperté en mi saco de dormir, y rápidamente me incorporé. Lo único que pensé en ese momento fue en por qué había tardado tanto en desmayarme. Que había habido en mí para no haberme derrumbado hace horas. Vi a mi madre y no dudé en preguntarle:
- ¿Qué ha pasado con el meteorito?
- ¿De qué hablas, cariño? Lo habrás soñado -Dijo escondiendo una carcajada.
Decidí irme a dar un paseo para despejarme, y al mirar mi móvil descubrí que no tenía sus fotos ¿De veras solo había sido un sueño? No me lo podía creer. Mi mayor descubrimiento no había sido más que un producto de mi imaginación. Aunque, ¿no eran eso los sueños? Una pizca de esperanza que te das a ti mismo sin darte cuenta.
Seguí caminando y a lo lejos vislumbré el mismo polvo que había alrededor de la roca. No podía ser. Había sido un sueño. O eso es lo que quería pensar para no tener que explicarme por qué nadie más se acordaba del meteorito.
La Niña y sus Aventuras del Universo
Érase una vez una niña que le gustaba mucho el Universo.
Era lunes y ella estaba yendo al colegio. Empezaba la clase. La tocaba biología, y le dijeron que iba a ir a un centro astronómico, ella se emocionó mucho, tenía muchas ganas de ver las estrellas.
Pasaron los días, y llego el día de la excursión. Fueron 2 horas de viaje, y por fin, estaba en el centro astronómico. Se bajo del autobús, y nada más salir se empezaron a ver todas las estrellas en el cielo, a ella se le saltaron las lágrimas.
La primera actividad que hicieron fue ir al planetario y explicarles que el universo se creó por una explosión llamada el “Big Bang” hace 13.800 millones de años. Después, se crearon galaxias, que son agrupaciones de millones de estrellas, polvo y gas. Nuestra galaxia tiene 400.000 millones de estrellas y se llama “La Vía Láctea”, la que está más cerca de nosotros se llama “Andrómeda”, que ellas están en un grupo local formado por 30 galaxias.
También les dijeron que dentro de nuestra galaxia está el “Sistema Solar”, que está constituido por una estrella, “El Sol”, y todos los cuerpos celestes que orbitan a su alrededor. El Sol es una esfera de gases incandescentes, se encuentra a temperaturas muy altas, su tamaño es tan grande que en su interior cabrían un millón de tierras, y que tiene un movimiento de rotación en torno a su eje.
Luego les explicaron que los cuerpos celestes son los planetas, pero para que se le considere un planeta tiene que tener estas características:
1- Tiene que orbitar alrededor del Sol.
2- Tiene que poseer una masa lo suficientemente grande como para tener una forma casi esférica.
3- Tiene que conseguir barrer todos los cuerpos menores de los alrededores de su órbita.
Los planetas del Sistema Solar son:
• Mercurio: Es el planeta del sistema solar más cercano al Sol y el más pequeño.
• Venus: Es el segundo planeta del sistema solar en orden de proximidad al Sol y el tercero más pequeño después de Mercurio y Marte.
• Tierra: Es el más denso y el mayor de los cuatro terrestres o rocosos.
• Marte: Es el segundo más pequeño del sistema solar, después de Mercurio.
• Júpiter: Es el planeta más grande del sistema solar. Es un gigante gaseoso que forma parte de los denominados planetas exteriores. Recibe su nombre del dios romano Júpiter.
• Saturno: Es el segundo en tamaño y masa después de Júpiter y el único con un sistema de anillos visible desde la Tierra. Su nombre proviene del dios romano Saturno. Forma parte de los denominados planetas exteriores.
• Urano: Es el tercero de mayor tamaño, y el cuarto más masivo. Se llama así en honor de la divinidad griega del cielo Urano, el padre de Crono y el abuelo de Zeus.
• Neptuno: Es el más lejano del sistema solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores, y dentro de estos, es uno de los gigantes helados, y es el primero que fue descubierto gracias a predicciones matemáticas.
También hay planetas enanos, que son los que no tienen una de las características para ser un planeta.
Son Plutón, Ceres, Eris, Makemake y Haumea.
Hay Satélites, que son los que giran en torno a los planetas. Por ejemplo, La Luna, que gira alrededor de la Tierra.
Y los Cuerpos Menores, que son los Asteroides (cuerpo de roca y metal de forma irregular) y Cometas (son hielo, polvo y rocas).
Por último, les enseñaron como encontrar a la estrella polar en el cielo y a localizar constelaciones en el cielo.
La segunda actividad que hicieron fue salir a fuera ha ver todo lo que se podía de lo que les habían explicado.
Un amigo de la clase de la niña pregunto,
¿Qué es eso que tiene una luz verde? Y el monitor respondió:
Pues no sé, esperad que se lo pregunto a mi compañero.
Cada vez esa luz verde se iba acercando más, hasta que pudieron ver más o menos lo que era… ¡¡Parecía que era un platillo volante!!
Pasaron 10 min y el monitor volvió. Les dijeron que no era nada importante, pero miro para el cielo y se quedó atónito.
Era demasiado grande. Cada vez se acercaba mas y mas rápido. Todo el mundo empezó a gritar de miedo y desesperación.
El platillo volante se acercó tanto que tapaba la mitad del cielo. Empezó a desprender una luz verde que llegaba hasta en suelo. Empezaron a bajar personas que eran medio humanas medio robots.
Terminaron de bajar y les dijeron que venían para conocer nuestro planeta. Se asustaron mucho porque lo dijeron en otro idioma que no conocíamos, era el idioma de su planeta.
Como no respondieron, se quedaron callados, les empezaron a gritar y… Continuara…
La punta del iceberg
Trabajo toda la noche con mis pacientes sin vida. A veces, es difícil descifrar por qué ya no respiran o por qué ya no les late el corazón como es debido. En eso consiste mi trabajo, en el enigma de cada una de las personas que observo frente a mí. Me gusta pensar en cuál fue su historia y por qué acabó. Me cuesta pensar en otra vida que no sea la mía.
—«Joe Evans»– leí –«Se encuentra un sujeto masculino de mediana edad sin vida en el asiento conductor de un coche accidentado en medio de la autopista.»
Y entonces me puse a hacer mi trabajo. Le examiné entero. Primero empecé por la cabeza: tenía un buen corte acompañado con un moratón en la parte izquierda de la frente. Es probable que se golpeara contra el volante a causa del impacto. Seguí por los ojos y la nariz, que no parecían tener ninguna herida grave. Seguí examinándole cuerpo abajo pero solo encontré pequeños cortes con cristales incrustados que debieron ser de las ventanas rotas del coche. Deduje que su causa de muerte pudo ser un derrame cerebral.
Lo más importante en ese caso era el cerebro, así que me dirigí al otro extremo de la sala y deslicé una máquina. Esta máquina estaba compuesta por una especie de casco, una pantalla y cables: la "cerementografía". Coloqué el casco encima de su cabeza y observé la pantalla. Observé con curiosidad su cerebro, pero no vi señales de ningún derrame cerebral así que pensé que pudo haber perdido mucha sangre por las heridas y es por eso que no sobrevivió. Sin embargo, no vi que ninguna de las heridas –especialmente la de la frente– fuera tan profunda como para causar la muerte tan rápida.
Observé de nuevo con detenimiento la pantalla donde se mostraba el cerebro de Evans. Sentí cómo me recorría un escalofrío de desconfianza por todo el cuerpo cuando amplié bien la imagen de la pantalla para ver mejor el suceso. En la parte trasera de su cerebro, en el lóbulo occipital, se identificaban varias líneas de un color oscuro. Esas líneas parecían mini tentáculos, como si algo externo se estuviera alimentando de ello. Bajé más la mirada hasta ver que había más tentáculos que se juntaban todos en una especie de nido que formaba algo sólido.
Sin pensármelo dos veces corrí a coger un bisturí y le abrí la nuca con un solo corte. Rebusqué con las pinzas de metal por dentro hasta que encontré lo que buscaba: la pieza sólida. Me costó sacarla porque los tentáculos se habían agarrado con fuerza hasta que los arranqué. Los tentáculos se reincorporaron a la pieza en cuanto dejaron de estar en contacto con el cuerpo. La pieza era pequeña, tenía forma octogonal y en el centro tenía un símbolo curioso. Lo miré bien y me di cuenta de que era un rombo con dentro un infinito. Me dirigí hacia mi ordenador, busqué por internet algo sobre esta pieza extraña hasta que encontré una página web llamada “internetsinlimites.com” que decía: «Lo que el gobierno no quiere que sepas: los chips y las IA, ¿nueva plaga? Te explico cómo funciona». ¿Y si, lo que tenía entre mis manos era una especie de chip? Sonaba prometedor así que entré en la página.
«En estos últimos años se han creado nuevos dispositivos. Aquí hablamos de los famosos chips que se han hecho famosos por televisión. Estas piezas que parecen de juguete en realidad son chips que, aunque parezca imposible, contienen inteligencia artificial. Ha sido creada para introducírselo a los ordenadores y optimizarlos para garantizar un mejor funcionamiento. ¿Pero, qué pasaría si se lo introdujéramos a un ser humano? Bueno, no se sabe todavía, aunque se rumorea que los científicos están haciendo pruebas y no sabemos si tendremos su respuesta pronto. Sin embargo, aquí tenemos una teoría lógica: la unidad podría introducirse en la parte trasera del cerebro, en el lóbulo occipital, parte del cerebro que se encarga de la visión. Esto provocaría que el individuo viera cosas más avanzadas y es probable que pudiera imaginarse a una persona representando la “IA”. Esta persona puede ser diferente, depende de cada uno. Esto le proporcionaría al individuo una mayor capacidad de visión e información.»
Dejé de leer el blog para fijarme en la fotografía de abajo. La pieza que se mostraba en la fotografía era igual a la que acababa de extraer. Y entonces me di cuenta de que no había muerto por el accidente. Él había muerto mientras conducía por llevar esa cosa en el cerebro y como dejó de responder ante el volante, tuvo un accidente. Pero, ¿por qué murió exactamente? ¿Cómo se introdujo ese chip? Y, sobre todo, ¿Qué es lo que se siente tener eso puesto? Solo hay una forma de averiguarlo.
La Tierra enferma
La historia de mi enfermedad comenzó en el neolítico cuando los nómadas, que se dedicaban a la caza y a la pesca, evolucionaron hacia una sociedad sedentaria (viviendo del cultivo de las plantas y los animales), abandonando poco a poco la vida nómada. Con la Revolución Neolítica, en la que el ser humano comienza a dominar la naturaleza y desarrollando la agricultura y la ganadería, mis problemas de salud empezaron a florecer. Esto fue el comienzo del impacto de los seres humanos sobre la naturaleza y mis ecosistemas.
A finales del Renacimiento comienza la Revolución Científica donde se asentaron las bases de la ciencia moderna y la tecnología. En el siglo XIX, durante la Revolución Industrial, algunos países europeos iniciaron el salto a un nuevo tipo de sociedad más industrial. Esta revolución trajo la máquina de vapor la cual utilizaba como fuentes de energía el carbón o el petróleo de una manera abusiva.
Los grandes avances científicos en las ciencias biológicas y de la salud permitieron un paso gigantesco en el control de las enfermedades, por consiguiente, la reducción de la mortalidad del ser humano. Debido a esto se produjo un aumento de la población (crecimiento demográfico), lo que significaba que se necesitaban más recursos naturales para abastecer las necesidades de esta nueva sociedad que estaba surgiendo.
Estas nuevas sociedades y, en especial, la sociedad industrial, extraían recursos de la naturaleza, vertían residuos, ocupaban, alteraban y destruían espacios naturales para asentarse. Dado que cada persona de la sociedad industrial consumía cada vez más recursos (energía, materias primas, alimentos…) y la población mundial aumentaba constantemente, el impacto total de la humanidad sobre mí creció de forma exponencial creando una crisis ambiental global.
Hoy en día (en el siglo XXI) esta situación ha ido empeorando de manera acelerada. Detectándose un agotamiento excesivo de los recursos naturales y un aumento notable de los residuos.
- ¡Habitantes de la tierra! debido al aumento de la población, generáis y acumuláis cada vez más residuos (emisiones gaseosas, efluentes líquidos, residuos sólidos, residuos radiactivos…)
También estáis creando alteraciones de mis ecosistemas debido a la deforestación, el aumento de áreas cultivadas, construcciones de grandes infraestructuras…
Estáis llegando a un punto en el que dependéis de manera excesiva de estos recursos y no los gestionáis de manera correcta. Si vosotros seguís a este ritmo, mi enfermedad irá en aumento y llegaré a un punto en el que no podré daros más de mí.
-Me gustaría dar las gracias a todas las personas involucradas en la lucha contra el cambio climático, organismos públicos y privados y asociaciones muy sensibilizadas conmigo y el medio ambiente trabajando de manera activa en ayudarme a superar mis enfermedades.
Mis verdaderos amigos son: Greenpeace, asociaciones gubernamentales e instituciones públicas, privadas e individuos sensibilizados con el medioambiente como tú y la maravillosa y gran geoquímica japonesa Katsuko Saruhashi.
Ella desde pequeña, mostró gran interés por la naturaleza, la contaminación y el medio ambiente. Se le conocía como la investigadora de la lluvia radiactiva en los océanos. Ella realizó algunas de las primeras mediciones de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en mis mares mostrando evidencias de los peligros de la lluvia radiactiva, ceniza radiactiva o poso radioactivo en el mar y la atmósfera.
Además, desde los gobiernos se empieza a fomentar la idea de la regla de las 3 Rs (reducir, reciclar y reutilizar).
Esta regla la podéis aplicar reciclando envases (de plástico, vidrio, papel, aluminio) también podéis donar la ropa que ya no usáis, piensa dos veces antes de comprar un producto, limita el uso de productos de usar y tirar como las servilletas de papel…
La industria comienza a utilizar tecnologías más respetuosas con el medio ambiente. A la vez, las instituciones y gobiernos crean medidas económicas, legales y ejecutivas para favorecer y fomentar el desarrollo y la implementación de estas nuevas tecnologías, por ejemplo: la energía eólica, la fusión nuclear, energía fotovoltaica, sistemas de recuperación y captura del CO2 de la atmosfera (CCUS)…
También crean los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que están previstos para aplicarse en el 2030. Estos objetivos buscan erradicar la pobreza, protegerme y asegurar vuestra prosperidad.
Os voy a exponer algunos de los 17 ODS. El ODS nº 1 consiste en poner fin a la pobreza. El séptimo promueve la energía asequible y no contaminante. El catorceavo objetivo quiere conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible, etc.
Por último, os pido que os pongáis en mi piel y aportéis vuestro granito de arena, no contaminando, reciclando y poniendo en práctica las recomendaciones de los gobiernos y las asociaciones para que yo pueda recupérame de mis enfermedades y así seguir siempre a vuestro lado.
La última esperanza del mundo
- ¿Lo tienes? - preguntó mirándolo, impacientada.
- Sí, lo tengo - suspiró mientras le entregaba un paquete.
- Tampoco es para tanto - dijo la chica.
- ¿Que no es para tanto? ¿En serio? Si tu padre te pilla…
- Eso no pasará…
- También te he dejado un regalo.
- Yo no puedo salir - dijo mientras mostraba su tobillo, donde había atado un brazalete. - Por eso te lo he pedido a ti. Me tengo que marchar, si no, sospecharán. Adiós.
A la vez que ella, otra persona salió del local…
Al fin, llegó a su destino: un edificio en ruinas. La estancia estaba iluminada por luces que reflejaban los tubos de ensayo. Había materiales de laboratorio de origen dudoso. La chica sacó una piedra del paquete y la colocó en un soporte. Inmediatamente, la planta muerta conectada recuperó parte de su color. Ella sonrió mientras jugueteaba con la piedra de su colgante. De repente, los motores se sobrecargaron y explotaron. Tosiendo, se incorporó y a duras penas consiguió guardar el resto del paquete en su bolsillo. Cuando por fin estaba recuperando la visión, sintió un golpe en la cabeza y se desmayó.
-.-.-
“Todo va a ir bien”.
Ella alzó la mirada y se encontró en una sala de hospital. A su lado, se encontraba su hermano y delante… no, no podía ser.
“Adriana, lleva esto siempre contigo” - dijo su madre mientras le colocaba un collar - “Os quie..” Piiiiii. La línea del monitor estaba recta, las pulsaciones, extinguidas… Y un grito desgarrador inundó la habitación.
-.-.-
Se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Se encontraba en una celda y enfrente suya, su padre y su hermano, cabizbajo.
- Hola Adriana. Dale las gracias a tu hermano, sin él nunca te encontrarías aquí.
- Carlos, ¡¿tú?! - exclamó. Él apartó la mirada. Enfadada, se abalanzó sobre él pero el campo de fuerza de la celda se interpuso entre los dos.
- Mañana te juzgarán por tus delitos. - dijo. Carlos le miró sorprendido.
- ¿A sí? ¿Cuáles? - preguntó Adriana.
- Ah, los que se me ocurran. - contestó el padre. Riéndose, abandonó la sala. Carlos, triste, se fue detrás de él.
Inmediatamente, comenzó a palpar las paredes hasta que encontró lo que buscaba. Clavó las uñas por la rendija y consiguió retirar la tapa. Un rápido cambio de cables y el campo de fuerza desapareció. Salió afuera y un coche se detuvo frente a ella.
- ¿Necesitas ayuda? - preguntó su amiga Marta, con una media sonrisa.
- ¿Cómo…?
- Las noticias vuelan nena. - contestó. Con un gesto, le indicó que subiera.
Cruzaron las calles a toda velocidad hasta llegar al límite de Acelivan.
- ¡Espera! - exclamó Adriana, señalando el brazalete.
- Adri, ¿vas en serio? - y dicho esto, cogió una piedra y de un golpe lo partió. - ¡Hala! ¿Vamos?
Anduvieron hasta un claro. Adriana comenzó a cantar la canción que su madre le cantaba cuando era pequeña. En ese mismo instante, se oyó una voz.
“BIENVENIDA ADRIANA”
Una puerta se hallaba abierta frente a ellas. Adriana cruzó primero y encontró una sala llena de plantas y tecnología de ultimísima generación. Las plantas no estaban ni vivas, ni muertas. En medio de la sala, se encontraba un artefacto enorme con un pequeño soporte en su centro.
- ¿Y esto qué es? - preguntó Marta, extrañada.
- Creo… que es el laboratorio de mi madre - dijo Adriana lentamente.
Lentamente, Adriana se acercó al artefacto.
- Hay científicos que afirman que el último elemento de la tabla periódica tiene propiedades curativas, que pueden devolver la vida a la Madre Naturaleza. Pero nadie lo ha encontrado. Al parecer, esto era en lo que trabajaba mi madre. - murmuró. Dio un paso más y se quedó estupefacta: la piedra de su colgante, al acercarse, brillaba. Arrancó la piedra y la colocó en el soporte, la máquina se iluminó y la energía que desprendió llegó a las plantas, que cobraron vida de nuevo.
- Hola Adriana. - dijo una voz. Ellas quedaron petrificadas. El padre de Adriana sostenía un bidón de gasolina y un mechero. Sonrió, al borde de la locura, y dejó que todo se prendiera fuego.
Adriana observó cómo el trabajo de su madre y el suyo propio era devorado por las llamas. Dio unos pasos llamando a su amiga y una vez más, todo se volvió negro.
- Adriana, despierta. - dijo una voz.
Adormilada, Adriana se despertó. No daba crédito a lo que veía:
- Mamá…
- Sí, soy yo cariño.
- ¿Pero cómo?
- Siento haberte mentido, tuve que fingir mi muerte para huir de tu padre. Lo siento mucho.
Todo estaba quemado, no quedaban plantas ni se sabía nada de la piedra. Adriana metió la mano en el bolsillo y se topó con su regalo: era una pequeña semilla. Todas se reunieron en torno a ella. Adriana se agachó, cavó un agujero y la plantó. Reconfortada, las miró. Una nueva esperanza: la pequeña semilla, volvería a llenar de vida el mundo.
La última esperanza del mundo
- ¿Lo tienes? - preguntó mirándolo, impacientada.
- Sí, lo tengo - suspiró mientras le entregaba un paquete.
- Tampoco es para tanto - dijo la chica.
- ¿Que no es para tanto? ¿En serio? Si tu padre te pilla…
- Eso no pasará…
- También te he dejado un regalo.
- Yo no puedo salir - dijo mientras mostraba su tobillo, donde había atado un brazalete. - Por eso te lo he pedido a ti. Me tengo que marchar, si no, sospecharán. Adiós.
A la vez que ella, otra persona salió del local…
Al fin, llegó a su destino: un edificio en ruinas. La estancia estaba iluminada por luces que reflejaban los tubos de ensayo. Había materiales de laboratorio de origen dudoso. La chica sacó una piedra del paquete y la colocó en un soporte. Inmediatamente, la planta muerta conectada recuperó parte de su color. Ella sonrió mientras jugueteaba con la piedra de su colgante. De repente, los motores se sobrecargaron y explotaron. Tosiendo, se incorporó y a duras penas consiguió guardar el resto del paquete en su bolsillo. Cuando por fin estaba recuperando la visión, sintió un golpe en la cabeza y se desmayó.
-.-.-
“Todo va a ir bien”.
Ella alzó la mirada y se encontró en una sala de hospital. A su lado, se encontraba su hermano y delante… no, no podía ser.
“Adriana, lleva esto siempre contigo” - dijo su madre mientras le colocaba un collar - “Os quie..” Piiiiii. La línea del monitor estaba recta, las pulsaciones, extinguidas… Y un grito desgarrador inundó la habitación.
-.-.-
Se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Se encontraba en una celda y enfrente suya, su padre y su hermano, cabizbajo.
- Hola Adriana. Dale las gracias a tu hermano, sin él nunca te encontrarías aquí.
- Carlos, ¡¿tú?! - exclamó. Él apartó la mirada. Enfadada, se abalanzó sobre él pero el campo de fuerza de la celda se interpuso entre los dos.
- Mañana te juzgarán por tus delitos. - dijo. Carlos le miró sorprendido.
- ¿A sí? ¿Cuáles? - preguntó Adriana.
- Ah, los que se me ocurran. - contestó el padre. Riéndose, abandonó la sala. Carlos, triste, se fue detrás de él.
Inmediatamente, comenzó a palpar las paredes hasta que encontró lo que buscaba. Clavó las uñas por la rendija y consiguió retirar la tapa. Un rápido cambio de cables y el campo de fuerza desapareció. Salió afuera y un coche se detuvo frente a ella.
- ¿Necesitas ayuda? - preguntó su amiga Marta, con una media sonrisa.
- ¿Cómo…?
- Las noticias vuelan nena. - contestó. Con un gesto, le indicó que subiera.
Cruzaron las calles a toda velocidad hasta llegar al límite de Acelivan.
- ¡Espera! - exclamó Adriana, señalando el brazalete.
- Adri, ¿vas en serio? - y dicho esto, cogió una piedra y de un golpe lo partió. - ¡Hala! ¿Vamos?
Anduvieron hasta un claro. Adriana comenzó a cantar la canción que su madre le cantaba cuando era pequeña. En ese mismo instante, se oyó una voz.
“BIENVENIDA ADRIANA”
Una puerta se hallaba abierta frente a ellas. Adriana cruzó primero y encontró una sala llena de plantas y tecnología de ultimísima generación. Las plantas no estaban ni vivas, ni muertas. En medio de la sala, se encontraba un artefacto enorme con un pequeño soporte en su centro.
- ¿Y esto qué es? - preguntó Marta, extrañada.
- Creo… que es el laboratorio de mi madre - dijo Adriana lentamente.
Lentamente, Adriana se acercó al artefacto.
- Hay científicos que afirman que el último elemento de la tabla periódica tiene propiedades curativas, que pueden devolver la vida a la Madre Naturaleza. Pero nadie lo ha encontrado. Al parecer, esto era en lo que trabajaba mi madre. - murmuró. Dio un paso más y se quedó estupefacta: la piedra de su colgante, al acercarse, brillaba. Arrancó la piedra y la colocó en el soporte, la máquina se iluminó y la energía que desprendió llegó a las plantas, que cobraron vida de nuevo.
- Hola Adriana. - dijo una voz. Ellas quedaron petrificadas. El padre de Adriana sostenía un bidón de gasolina y un mechero. Sonrió, al borde de la locura, y dejó que todo se prendiera fuego.
Adriana observó cómo el trabajo de su madre y el suyo propio era devorado por las llamas. Dio unos pasos llamando a su amiga y una vez más, todo se volvió negro.
- Adriana, despierta. - dijo una voz.
Adormilada, Adriana se despertó. No daba crédito a lo que veía:
- Mamá…
- Sí, soy yo cariño.
- ¿Pero cómo?
- Siento haberte mentido, tuve que fingir mi muerte para huir de tu padre. Lo siento mucho.
Todo estaba quemado, no quedaban plantas ni se sabía nada de la piedra. Adriana metió la mano en el bolsillo y se topó con su regalo: era una pequeña semilla. Todas se reunieron en torno a ella. Adriana se agachó, cavó un agujero y la plantó. Reconfortada, las miró. Una nueva esperanza: la pequeña semilla, volvería a llenar de vida el mundo.
La ultima esperanza.
¿Quién diría que el mundo podría sumergirse en caos en tan solo 2 minutos? ¿Será que la civilización humana está destinada a extinguirse?. Esas son unas de las miles de preguntas que me hago cada vez que me acuesto en mi cápsula , tras terminar mi jornada laboral como físico en la central Sernoville, y para ser sincero cada vez me cuestiono más si todavía podemos arreglar esta catástrofe.
Todo empezó un 25 de abril de 2043, en Corea del Norte. Un ambicioso grupo de científicos estaban experimentando con la antimateria con el objetivo de crear un arma superior a las demás, un arma capaz de convertir a su país en el más temido en todo el mundo pero que a su vez no les perjudicara indirectamente por causa de la radiación o gases tóxicos; de estas condiciones surgieron “las nano bombas de antimateria”, capaz de desintegrar a una nación entera con solo un par de estas. Sin embargo, cuando pensaron que habían logrado su objetivo algo salió mal y desgraciadamente un positrón chocó con un electrón provocando que toda la antimateria acumulada se descontrolara liberando una cantidad de energía de 20 gigatones, que destruiría la tierra en unos cuantos segundos.
Todos pensarían que la especie humana se extinguió en ese momento, no obstante este no sería su final porque milagrosamente un grupo de 20 personas pertenecientes al equipo de investigación Sernoville se encontraba en la única colonia martesiana habitable "Rubrum" realizando las últimas revisiones para poder inaugurar una gama de hoteles en Marte ;
en ese equipo estaba yo.
Ahora han pasado 3 años de aquello, pero todavía lo recuerdo como si fuera ayer, la cara de desesperación que todos pusimos cuando nos enteramos de lo sucedido , para luego después del shock sumergirnos en lágrimas tras perder a nuestras familias, sin embargo a pesar de las dificultades logramos adaptarnos a nuestra nueva vida en este planeta gracias a todos nuestro conocimiento sobre la tecnología Sernoville, ya que en cierta parte todos nosotros la construimos. Las herramientas más útiles son: una cápsula gigante que cubre toda la zona ,nos protege de la radiación del sol y simula las condiciones de vida en la tierra; Almacenes donde hay toneladas de comida no perecedera y por último depuradoras de H2O que nos proveen de agua de las entrañas de Marte.
A pesar de todas estas comodidades, en estos últimos años han surgido bastantes problemas que no hemos podido dar respuesta como por ejemplo: una fuentes de comida fiable antes de que se acaben las reservas, pero todavía lo seguiremos intentando ,ya que somos la esperanza de la especie humana y no podemos rendirnos hasta reconstruir la civilización.
Las 6 Galaxias
Un día como otro cualquiera, estaba en mi casa, cuando de repente entró mi padre a mi cuarto, me dijo que tenía una sorpresa para mi, yo me esperaba de todo menos lo que me traía. Tenía un telescopio, se lo llevaba pidiendo desde que era pequeña, pero siempre me dijo que costaba mucho dinero, por eso no me lo podía comprar. Lo quería probar, pero me dijo mi padre que ya era muy tarde, que lo probase mañana. Me fui a dormir con muchas ganas de probarlo. Al despertarme, no primero que hice fue ir a probarlo, estuve observando todo el cielo, cuando vi algo que no me parecía muy normal, nunca lo había visto. Llamé a mi padre, cuando llegó le pregunté qué si eso era normal, me dijo que nunca lo había visto. Fuimos a preguntarle a mi abuelo que qué era eso, ya que el sabía mucho sobre la ciencia. Estuvo observando y nos dijo que eso era algo nuevo, nos dijo que iba a llamar a unos amigos suyos ya que eran científicos. Tardaron muy poco tiempo en llegar ya que mi abuelo les dijo que creía que era un descubrimiento.
Les llevó días investigar que podría ser.
Hasta que un día me llamó un número desconocido, cuando lo cogí me dijeron que había descubierto 6 galaxias nuevas. Me quedé súper sorprendida, se lo dije a mis padres y se alegraron mucho.
Hasta que un día, estaba en mi cama con el móvil, cuando me empezaron a llegar un montón de mensajes, eran sobre las galaxias, me di cuenta que estaba por todas las noticias del mundo.
Las células guerreras
En el año 2023, dentro de un cuerpo, existía todo un mundo. En él vivían seres vivos tan enanos como un simple puntito que puedes dibujar en un inmenso papel con un bolígrafo negro, alejándote cada vez más del puntito. Este mundo contenía unos ríos por los que circulaban a través de largas autopistas (venas y arterias), y por calles estrechas (los capilares). Los habitantes eran las células y una parte de ellas se encargaban de defender las casas (tejidos y órganos) frente a los okupas; agentes patógenos como los virus, los parásitos, los hongos o las bacterias. Pero todos ellos en ocasiones, no podían con los okupas, y estos se aprovechaban e invadían las casas, haciendo el mal al ser humano.
En el mundo que todos conocemos, una niña de ocho años, llamada Dulce, jugaba con su mejor amiga, Linda. Dulce se lo estaba pasando muy bien, pero no sabía que Linda le había contagiado su resfriado y se iniciaba un periodo de infección. Tras los diez días aproximados de incubación, en los cuales piensas que no te has infectado, se inicia el periodo sintomático. Dulce empezó a sentir dolor de cabeza, fiebre, cansancio… porque lo que no sabía es que dentro de su cuerpo estaban batallando las células contra el virus, en esta ocasión el del resfriado.
Mientras, en la autopista de la arteria pulmonar, una célula se dirigía a los pulmones junto a la sangre que acudía a oxigenarse. Al volver de los pulmones, a través de la vena pulmonar, se fue hacia el corazón y allí se presentó a otras células diciendo:
-¡Hola!, soy la líder de las células guerreras. Me llamo Cielo, estoy al mando de la defensa en la circulación sanguínea. A parte de mi ejército, hay más ejércitos distribuidos por todo el organismo.
Mientras que Cielo se estaba presentando, vio al ejército del aparato respiratorio corriendo hacia la nariz de Dulce. Era la señal de alarma, tenían que acudir a esa parte del cuerpo, la nariz, porque habían llegado nuevos okupas que querían apoderarse de la ciudad. Al llegar la líder con su ejército a la vía respiratoria, se dieron cuenta de que esta vez los okupas eran virus que venían para provocar un resfriado.
Las células que ya estaban allí, llamadas epiteliales, tenían unos pelitos, llamados cilios, que intentaron sacar a los virus y los envolvían con el moco protector. Como los virus eran más fuertes, se fueron a la garganta de Dulce para cogerse a los receptores de las células con sus pinchitos, pasando desapercibidos para el ejército respiratorio inicialmente. Comienzan a invadir las células, donde se reproducen, porque los virus, en realidad no son seres vivos, por ello necesitan invadir células para recrearse y hacer el mal.
Una vez que los virus ya se han hospedado en las células, acudirá la primera línea celular defensiva, los fagocitos. El ejército respiratorio fagocita a toda mecha, sin parar. Se inicia entonces una batalla que produce consecuencias: crean una inflamación, en la cual les hace daño a las calles de los capilares, creando nuevas sustancias que aumenta la filtración, para que el ejército del sistema circulatorio salga hacia la garganta para ayudar al ejército respiratorio; producen interleucinas que provocan fiebre, sensibilidad y dolor por todo el cuerpo. Por eso, Dulce se encontraba muy mal, porque sus células defensivas estaban luchando contra el virus. Se obligó a estar en cama casi todo el día, notaba los primeros síntomas: fiebre, cansancio, dolor por todo el cuerpo, estornudos frecuentes y congestión…
En el interior de su cuerpo estaban batallando las células VS los virus. Mientras, los macrófagos como locos se comían a los virus, y el ejército del sistema circulatorio viajaba hacia la garganta, allí, las células dendríticas presentaron al virus a los linfocitos en el cuartel, los ganglios linfáticos. Los linfocitos avisados abandonan el cuartel, pasando a través del río de la linfa hacia sangre y se dirigen a la garganta donde atacan al virus de forma consciente. Los linfocitos actúan produciendo sustancias que activan otros linfocitos que producen anticuerpos y atraen células como los macrófagos. Los anticuerpos se unen a los pinchitos del virus y lo neutralizan, ya no podrá entrar a ninguna casa y no podrá infectar más células.
Finalmente, en el organismo quedarán células de memoria que actuarán rápidamente si el cuerpo es invadido nuevamente por el virus, de esta forma no llegará a producirse la infección.
A los 4 días del inicio de la infección, Dulce se encontraba mucho mejor, iniciando el periodo de convalecencia, es decir, la etapa en la que Dulce va recuperándose. Finalmente, Dulce ya estaba lista para ir a saltar a la comba con las pilas recargadas, gracias a las células defensivas (leucocitos) se sentía como si no le hubiera pasado nada.
Las letras y las ciencias
Un día más, los mismos treinta alumnos de siempre nos reunimos en nuestra aula, entre las mismas cuatro paredes de donde cuelgan nuestros trabajos y fotos. La mañana comienza igual que el día anterior, y que el anterior a éste; nos embarcamos en un día de estudio más, sin esperar que ocurra nada extraordinario. Lengua, Matemáticas, Inglés. Biología, Historia, Latín. Ya estamos en cuarto de la ESO, lo que significa que nuestras notas comienzan a influir en nuestro porvenir y las cosas empiezan a cambiar. Sin darnos cuenta, ha terminado el segundo trimestre y no podemos creer que en unos pocos meses seremos estudiantes de Bachillerato.
Y es al pensar en nuestro futuro académico cuando comienza de nuevo el eterno debate, la continua rivalidad que ha existido durante generaciones: letras contra ciencias. Vuelven las miradas por encima del hombro al que se decanta por una o por otra. Recuperamos una vez más la absurda creencia de que los unos son mejores que los otros.
Los estudiantes consideramos a los que se decantan por la rama de la educación que no es la nuestra nuestros oponentes y defendemos con uñas y dientes nuestra decisión como si cualquier otra opción fuera un error. Y parece que esto es algo que nunca va a cambiar. Pero, ¿no es posible que algún día nos demos cuenta de que, aún más en esto que en cualquier otra cosa, no somos enemigos sino aliados?
Y es que, si nos paramos a pensarlo, los científicos no serían nada sin los literatos y viceversa. Podemos comprobar que esto ha sido así desde el principio de los tiempos; los descubrimientos científicos y tecnológicos nunca habrían llegado a nuestros días de no ser por el afán del ser humano de dejar constancia de su existencia, sentimiento que asociamos tan a menudo a las almas de letras. Pero, ¿acaso podemos negar que habría mucho menos que transmitir a las generaciones futuras sin el trabajo de estas personas de ciencia?
Los más grandes científicos tuvieron que sentarse ante el escritorio alguna vez con papel, tinta y paciencia, con el objetivo de dar forma a sus ideas mediante la palabra. Y si tuvieron que hacerlo Newton, Darwin o el mismísimo Euclides, ¿qué hace pensar a estos científicos que consideran las humanidades como disciplinas inferiores que serán una excepción? La teoría de la evolución humana o los fundamentos de la física no serían nada si se hubieran quedado en la mente de aquellos que los idearon en un primer lugar (ya saben; verba volant, scripta manent).
Lo mismo ocurre al revés. Carece completamente de sentido afirmar que la literatura sería la misma sin la fuente de inspiración y el fundamento que para ella ha sido siempre la ciencia. ¿Qué sería de la obra de Julio Verne sin el avance tecnológico de su época? ¿Consideraríamos el trabajo de Goethe tan relevante si no hubiera reflejado en él su faceta científica? La respuesta siempre ha sido no. Y por eso precisamente, es incomprensible que aún haya personas que tachen de básicas o poco creativas a las ciencias.
Se podrían dar mil argumentos y la opinión de muchos seguiría siendo la misma con respecto a este dilema. Sin embargo, tal vez haya llegado el momento de comenzar a cambiar nuestra mentalidad. Porque esa competitividad agobiante y el impulso de saltar a la defensiva para hablar a favor de lo que creemos nuestro, no tienen sentido. Es tiempo de mirar la realidad frente a frente; si nuestro objetivo es el desarrollo completo de la razón, no podemos dejar fuera de nuestros esquemas ninguna rama del conocimiento. Así es que, aunque a muchos les cueste aceptarlo, ya lo decía Machado, “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”, o lo que es lo mismo: ni ciencias sin letras ni viceversa.
Lo imposible
Érase una vez, en una galaxia lejana, una brillante científica llamada Lisa. Ella había estado trabajando durante años en un proyecto de alto secreto para romper la barrera de la velocidad de la luz. A la Lisa siempre le había fascinado el concepto de los viajes en el tiempo y creía que superar la velocidad de la luz era la clave para descubrir los secretos de los viajes en el tiempo.
Durante años, Lisa había estado realizando experimentos y ejecutando simulaciones para probar sus teorías. Ella había construido una nave espacial de última generación que fue diseñada para viajar más rápido que la velocidad de la luz. Su equipo de científicos trabajó incansablemente para refinar la tecnología y hacer posible lograr una hazaña tan increíble.
Finalmente, después de años de arduo trabajo, llegó el día en que la Lisa y su equipo estaban listos para intentar lo imposible. Abordaron la nave espacial y se prepararon para el lanzamiento. La cuenta regresiva comenzó y los motores rugieron a la vida. La nave espacial salió disparada hacia el espacio a una velocidad increíble, más rápida que cualquier cosa jamás registrada en la galaxia.
Mientras viajaban por el espacio, Lisa y su equipo observaron con asombro cómo las estrellas y los planetas pasaban zumbando a una velocidad increíble. Habían roto la barrera de la velocidad de la luz y ahora viajaban más rápido de lo que nadie había imaginado posible.
De repente, la nave espacial comenzó a temblar y traquetear violentamente. El equipo se miró con horror al darse cuenta de que estaban perdiendo el control. La nave espacial había excedido la velocidad de la luz, pero habían llevado los límites demasiado lejos, y la nave ahora se estaba desmoronando.
Lisa trató frenéticamente de recuperar el control de la nave espacial, pero ya era demasiado tarde. La nave comenzó a desintegrarse y el equipo salió disparado por el espacio a una velocidad alarmante.
Durante lo que pareció una eternidad, el equipo dio tumbos por el vacío del espacio, preguntándose si alguna vez volverían a ver su hogar. Pero finalmente, después de lo que pareció una eternidad, emergieron del caos y se encontraron a toda velocidad hacia un planeta distante.
Cuando aterrizaron en la superficie del planeta, el equipo miró a su alrededor con asombro. El planeta no se parecía a nada que hubieran visto antes, con paisajes extraños y criaturas alienígenas que vagaban por el terreno. Habían viajado a través del tiempo y el espacio y habían llegado a un planeta que existía en un futuro lejano.
Lisa y su equipo habían logrado lo imposible, excediendo la velocidad de la luz y desbloqueando los secretos del viaje en el tiempo. Se habían encontrado en un mundo nuevo, un mundo lleno de maravillas y posibilidades. Y mientras miraban el paisaje extraño y extravagante, supieron que su aventura apenas comenzaba.
LOS CIENTÍFICOS DEL FUTURO
Esta es la historia de Lola, Lola era una chica que de mayor quería ser científica y descubrir nuevas cosas, pero sus padres no le apoyaban y decían que nunca llegará a ser científica.
Lola en el instituto tenía un amigo que se llamaba Daniel al que también le gustaba la ciencia.
Este año era el primer año en que podían participar en la feria de ciencias en su instituto e iban a participar juntos.
Ellos tenían planeado hacer un robot que pudiera mover, coger cosas y que se iluminara.
Quedaron en la casa de Daniel para hacerlo, les costó un poco, pero con la ayuda de los padres de Daniel pudieron terminar el robot y vieron que funcionaba bien.
El día de la feria de ciencias llegó y cuando ya les tocaba a ellos cuando se lo iban a enseñas a su profesora en vez de moverse el robot empezó a hacer cosas extrañas y de repente Lola y Daniel aparecieron en otro sitio que no era su instituto investigaron el lugar y vieron que a lo lejos se veía como una especie de ciudad, se acercaron y habían como unos coches muy raros y las personas iban con ropa también muy rara y fue en ese momento cuando se dieron cuenta de que su robot les había teletransportado al futuro, no sabían cómo volver pero ya se estaba haciendo de noche y tenían que encontrar algún sitio para dormir.
Se encontraron a una chica de su edad que les preguntó si estaban perdidos, le dijeron que sí porque un poco perdidos sí que están, la chica les preguntó que de donde eran y donde vivían entonces le tuvieron que contar que venían del pasado, ella les dijo que no se lo iba a contar a nadie y les llevó a su casa para que pudieran pasar la noche y luego les ayudaría a volver al pasado.
La casa era muy bonita con robots que te ayudaban y te hacían cualquier cosa que necesitaran.
Por la mañana pensaron que para poder volver a lo mejor necesitaban hacer otra vez el mismo robot, pero resulta que en el futuro no tenían los mismos materiales.
Entonces a la chica se le ocurrió que a lo mejor en una tienda de antigüedades podían vender esos materiales y por suerte si tuvieron los materiales en la tienda y pudieron construirlo, se despidieron de la chica que les ayudó y pudieron volver a su tiempo, cuando volvieron todo el mundo estaba buscándoles, y así fue como Lola y Daniel se convirtieron en unos grandes científicos porque habían descubierto como hacer una máquina del tiempo.
MARÍA
Los hermano Adenina, Timina, Citosina y Guanina
Seguí avanzando lentamente por los matojos, el pájaro seguía picoteando el suelo completamente inmerso en su laboriosa tarea. Me estaba preparando para saltar cuando algo blandito cayó encima mío y me desperté sobresaltado. Abrí los ojos y miré a mi alrededor, Adenina y Timina estaban jugando con una pelota. Tras unos segundos llegué a la conclusión de que me habían dado por error.
-Perdón Citosina, lo sentimos. Dijo Adenina.
-No pasa nada.
Miré alrededor y me di cuenta de que Guanina no estaba.
-Oye…¿Y Guanina?
-Está fuera, creo que está esperando a que te despiertes. Me contestó Timina.
-Vale gracias, adiós. Respondí agradecido mientras me dirigía rápidamente a la puerta de salida.
Timina y Adenina siguieron jugando tranquilamente, la verdad es que para ser hermanas eran muy opuestas. Timina era parda con ojos verdes y de carácter extrovertido mientras que Adenina era una gata tricolor clara de ojos azules y carácter tímido. Timina se parecía mucho a mi hermano Guanina, solo que Guanina tenía el pelo más largo. Yo era el más diferente de todos, ya que era bblanco con una mancha negra en el pecho y ojos ámbar. Nuestra madre, por lo que recordábamos era una gata tricolor y nuestro padre no le habíamos conocido nunca así que no sabíamos aunque siempre nos lo habíamos imaginado como un gato pardo. Sumido en mis pensamientos llegué hasta donde mi hermano que me posó la cola suavemente sobre la oreja.
-¿Qué tal la siesta dormilón? Me dijo burlonamente.
-Bien. ¿Se ha ido ya James?
-Sí, se fue hace un rato con Francis. Respondió Guanina.
Nuestro amo, un hombre llamado James Watson era alguien muy extravagante pero muy especial. Siempre estaba con un hombre llamado Francis haciendo experimentos pero al final del día siempre sacaba tiempo para nosotros o su novia, Elizabeth Lewis. La novia de nuestro amo era una mujer muy amable y las pocas veces que la habíamos visto había sido muy buena con nosotros.
-¡Citosina despierta!
-¿Qué?
-Estabas en trance, parecía que habías visto 5 perros enormes viniendo hacia ti.- Me respondió mi hermano.
-¿Oye, vamos dentro con Timina y Adenina? Pregunté intentando cambiar de tema.
-¡Vale! Te echo una carrera, el tiempo empieza ¡Ya!
-¡Oye eso no vale! Grité corriendo tras mi hermano.
Mi hermano se paró delante mío cuando llegó a la meta y dijo:
-Eres un lentooo.
-Has hecho trampas. Contesté.
-Ya ya. Contestó mi hermano mientras entrábamos dentro.
Timina y Adenina estaban pasándose un peluche de ratón y cuando entramos Timina nos preguntó:
-¿Jugáis?
-Vale. Contestó Guanina corriendo a su lado.
Yo fui detrás y me coloqué al lado de Adenina. Timina cogió el ratón y lo lanzó al aire con un golpe fuerte de su cabeza. Adenina le dio con la pata y yo contesté devolviéndoselo a Timina con la pata. Estuvimos un tiempo jugando cuando de repente la puerta de la entrada se abrió.
-¿Quién será a estas horas? El amo no creo que sea.- Dijo Timina.
-¿Y… y si es un ladrón? Dijo Adenina asustada.
-Si quieres podemos ir Timina y yo a mira quien es. Dije ofreciéndome.
-Me parece bien.- Contestó Guanina mientras se peinaba el pelaje.
-Venga, pues en marcha.- Dijo Timina.
Fui detrás de Timina mirando alrededor cauteloso. No se oía ni un alma. Un minuto después Timina y yo llegamos a la entrada y nos quedamos mirando alrededor confundidos. Entonces dije:
-Pero si no hay na-.
Entonces algo me levantó del suelo y yo pataleé asustado mientras mi hermana se reía de mí. En cuanto pude me giré para ver quien era mi atacante y me relajé al ver que era el amo Watson.
-¡Eso es! Ahora lo entiendo. Este es un gran descubrimiento, ya sé como nombraré las partes que lo forman. Las llamaré Timina, Adenina, Citosina y Guanina en honor a vosotros. ¡Con este descubrimiento voy a ganar mucho dinero!
Timina y yo intercambiamos miradas extrañados mientras nos alegrábamos de la alegría de nuestro amo. Entonces vinieron Guanina y Adenina y todos nos acomodamos cerca de nuestro dueño para indicarle que tenía todo nuestro apoyo.
LOS MINERALES OCULTOS
Pablo Jiménez, un joven español de 24 años que se quedó huérfano a los 12 años estaba pasando varias dificultades económicas. Se acordó de un sobre que le dejó su padre antes de morir que ponía “ÁBRELO CUANDO MÁS LO NECESITES”, lo buscó en el cajón donde lo había guardado, y al abrir el sobre se encontró un papel en el que había unas coordenadas y abajo ponía “esto ahora es tuyo”. Le dio curiosidad saber qué era suyo ahora y puso las coordenadas en Google Maps, y localizó una extensa tierra a 15 minutos de donde él vivía.
Inmediatamente cogió el coche y fue donde le indicaba. Una vez allí vio que toda la tierra estaba rodeada de una valla metálica y una puerta de madera a punto de romperse, en la puerta se encontraba un papel en el que ponía “Busco al dueño de estas tierras, si alguien sabe de él llame al 927 146 372 “ Ofrezco gran recompensa”. En ese momento Pablo se preguntó por qué tenían tanto interés en esas tierras y decidió llamar a ese número, pero no se lo cogieron, entonces decidió llamar otra vez pero tampoco tuvo suerte, no se rindió y volvió a llamar, por fin cogieron el teléfono. Por la voz parecía un señor de más de 60 años y muy amable, hasta que Pablo le dijo que era el dueño, ahí el señor se puso muy nervioso, diciendo que quería comprar la tierra y que le daría el dinero que quisiera. En ese momento Pablo no se lo pensó y le dijo que sí ya que necesitaba el dinero y al ser una tierra no muy grande le pidió unos 15.000 euros. El señor inmediatamente le dijo que perfecto y que cuando se podían ver. Pablo le dijo que lo antes posible ya que necesitaba el dinero cuanto antes, el señor le dijo que mañana él podía y Pablo no dudó en decir que sí.
Una vez que colgaron Pablo se puso a pensar por qué tenía tanto interés ya que se le olvidó preguntarle y llamó a una tía de su padre de 88 años a ver si lo sabía y le dijo que eran una tierras de un valor incalculable ya que tenía varios minerales dentro entre ellos el diamante, y que su padre no lo quiso sacar todo porque lo quería dejar para Pablo en un momento que lo necesitara. Cuando Pablo se enteró de eso llamó al señor porque podía ganar mucho más dinero vendiendo los minerales que vendiendo la finca a solo 15.000 euros, pero el señor no cogía el teléfono. Le siguió llamando y llamando pero nada.
Al día siguiente Pablo se dirigió a las tierras para hablar con el señor ya que no pudo hablar con él por teléfono y le explicó lo sucedido. El señor se negó a comprender al chico y le amenazó con denunciarlo, pero Pablo le dijo que no se lo iba a vender. Después de una larga discusión el señor se fue enfadado, entonces Pablo volvió a llamar a la tía y ella le dijo que llamara a su hijo ya que sabía mucho de minerales y le podía ayudar bastante.
Un día después Pablo llamó a Daniel el hijo de la tía y fue muy amable con él y le estuvo explicando un poco el tema de los minerales ya que Pablo estaba muy perdido.
Esa misma tarde Daniel fue a la casa de Pablo y tras muchas horas hablando decidieron entre los dos montar un negocio para los amantes de los minerales y montarlo con la extracción y venta de algunos de los minerales. Aunque Pablo no tuviera ni idea de ese tema prometió a Daniel que se iba a preparar muy bien ya que le empezó a interesar mucho el tema.
Y así le acabó cambiando al vida a Pablo de pasar a vivir con lo justo a tener un negocio con diamantes.
LOS PEQUEÑOS MAESTROS
En un pequeño pueblo en la costa de España, vivía un joven llamado Ginés. Desde pequeño, Ginés siempre había sido curioso y le gustaba experimentar con cosas nuevas. En la escuela, sus materias favoritas eran la física y la química, y siempre se emocionaba cuando tenía la oportunidad de realizar experimentos.
Un día, mientras estaba en el laboratorio de la escuela, Ginés notó algo extraño en sus experimentos. Había estado trabajando en una reacción química que debería producir una cierta cantidad de gas, pero se dio cuenta de que estaba produciendo más de lo esperado. Ginés decidió investigar más a fondo y descubrió que había un gas desconocido en la mezcla.
Emocionado por este descubrimiento, Ginés decidió dedicarse a la investigación del gas. Pasó horas en el laboratorio, realizando experimentos y registrando sus resultados. Descubrió que el gas tenía propiedades únicas que no habían sido descritas antes en la literatura científica. Ginés se dio cuenta de que había descubierto un nuevo gas, y decidió que su descubrimiento merecía ser compartido con el mundo.
Ginés escribió un artículo sobre su descubrimiento y lo envió a varias revistas científicas. Algunas de ellas respondieron y le pidieron que presentara su investigación en una conferencia internacional. Ginés estaba emocionado, pero también un poco nervioso. Había trabajado duro en su investigación, pero no estaba seguro de cómo sería recibido por la comunidad científica.
Finalmente, llegó el día de la conferencia. Ginés presentó su investigación frente a una audiencia de científicos de todo el mundo. Explicó sus experimentos y los resultados que había obtenido, y compartió su teoría sobre las propiedades únicas del gas que había descubierto. La audiencia estaba asombrada, y muchos científicos se acercaron a Ginés después de la presentación para hacerle preguntas y felicitarlo por su descubrimiento.
Ginés regresó a casa sintiéndose emocionado y motivado para continuar con su investigación. Se dio cuenta de que había abierto una nueva puerta en el campo de la química, y que había mucho más por descubrir. Comenzó a trabajar en nuevas investigaciones, y en poco tiempo, hizo otro descubrimiento importante.
Esta vez, Ginés había descubierto un método más eficiente para producir energía. Había estado investigando nuevas formas de generar electricidad a partir de materiales renovables, y había encontrado un nuevo proceso químico que era mucho más efectivo que los métodos actuales.
De nuevo, Ginés escribió un artículo sobre su descubrimiento y lo envió a varias revistas científicas. Su investigación fue bien recibida, y fue invitado a presentar su descubrimiento en una conferencia de energía sostenible. Los científicos presentes quedaron impresionados por la eficacia del proceso de Ginés, y comenzaron a explorar cómo podría ser implementado en todo el mundo para ayudar a resolver la crisis energética.
Ginés había logrado hacer dos importantes descubrimientos científicos, y su trabajo había sido reconocido a nivel internacional. Estaba emocionado por las posibilidades que se abrían ante él, y sabía que su trabajo podría ayudar a mejorar la vida de las personas en todo.
LOS SECRETOS DE WUHAN
Desde pequeños, algunos podemos tener el sueño de ser astronautas, o de ser superhéroes. Yo, en cambio, desde pequeña tuve claro lo que quería ser: Científica.
Cuando tenía 8 años, escuche una palabra un tanto extraña, “Virus”. Me invadió la curiosidad y descubrí que eran unos organismos muy pequeños que permanecían dormidos, y que cuando entraban en nuestro cuerpo, despertaban y hacían que nos encontráramos mal. Sé que existen definiciones más científicas, pero así es como lo entendí y
Con 10 años, aprendí cual sería la profesión a la cual me dedicaría. Me identifique con la virología. Una profesión dedicada a los virus y a ayudar a la gente.
Estudié la carrera, y unos años después pude cumplir el sueño de aquella niña de diez años.
Comencé a trabajar en el instituto de virología de Wuhan, y aunque no dominaba el idioma, mis compañeros me acogieron bien. Sabía que era muy afortunada de estar allí, pero mi sexto sentido me decía que no todo iba bien.
Me dieron trabajo, más bien papeleo, que tenía que rellenar para que se pudieran realizar experimentos con animales, ya que antes de probar cualquier fármaco en humanos, se deben probar en animales para comprobar cómo les afecta y prevenir accidentes. Yo estaba un poco decepcionada. Pensé que, en un laboratorio como ese, podría experimentar y trabajar con los mejores en mi profesión, pero me dedique a hacer papeleo. Supuse, que, al ser la novata, no tendrían la confianza suficiente para dejarme trabajar en sus proyectos, pero conforme iba avanzando el tiempo noté una cierta conducta que me extrañó mucho. Cada vez que entraba en alguna sala, las conversaciones se detenían y muy frecuentemente, la gente empezaba a susurrar. No sabía por qué lo hacían, y lo ignoré por un tiempo.
Finalmente, unos meses después, me dieron un traje EPI, que estaba formado por monos completos, dos pares de guantes, mascarillas y el equipo necesario para trabajar con virus, ya que son muy peligrosos y muchos no tienen cura. Finalmente, el sueño al que aspiraba durante los últimos seis meses se había cumplido. Por fin, podría entrar en el laboratorio y experimentar.
El laboratorio era muy limpio, con salas específicas separadas, para trabajar con distintos proyectos en un lugar de trabajo adecuado, ya que se necesita mucha concentración y precisión y no existía un margen de error.
Me llevaron a una sala pequeña. En su interior, había una mesa bien iluminada con unas probetas y unos recipientes. Me dijeron que debía trabajar en una vacuna para un virus que acababa de surgir.
En ese instante empecé a sospechar. ¿Un nuevo virus? ¿Qué acababa de surgir? No me lo creí del todo, pero. Supuse que las autoridades querrían mantener esto en secreto, ya que podía causar gran incertidumbre; y empecé trabajar con mi nuevo proyecto: crear una nueva vacuna contra un nuevo virus. Sabía que me llevaría tiempo, quizá más de un año, pero, aun así, empecé a experimentar con una gran ilusión.
Lo primero que hice fue averiguar qué síntomas tenía el virus. Descubrí que provocaba dolor de garganta, tos y fiebre en los casos más leves, y dificultades respiratorias y neumonías en los más graves. En ese momento fue cuando descubrí que el virus era bastante peligroso, y decidí aumentar la velocidad de mi trabajo. Después, lo que hice fue la realización de cultivos del virus, es decir, multipliqué la cantidad de virus con una capa de células. Después estuve muchísimo tiempo haciendo pruebas y experimentos, para conseguir la vacuna perfecta contra el SARS-COV2, nombre que le puse yo misma porque se parecía a otro virus de hace unos años.
Finalmente, después de siete meses de intenso trabajo y esfuerzo, decidí que era hora de realizar los primeros estudios con animales de la vacuna.
Después de realizar el primer estudio, quedé perpleja. ¡Había funcionado!
¡Mi vacuna, en la que había invertido tanto tiempo era perfecta! Mis compañeros se alegraron, pero su actitud seguía siendo sospechosa. Ya que por fin había acabado mi trabajo, decidí que era hora de empezar a no ignorar mis continuas sospechas sobre el comportamiento en el laboratorio. Algo no pintaba bien.
Mis dudas se volvieron más fuertes cuando descubrí que mi hallazgo no se había hecho público. “Un descubrimiento tan importante debería salir en las noticias” pensé.
Al siguiente día, descubrí algo aterrador. Por accidente en una de las salas prohibidas y descubrí los malvados planes del laboratorio. Pretendían liberar al virus y después vender mi vacuna al resto del mundo. Corrí hacia mi sala, recogí mis cosas (incluido las pruebas de la vacuna) y me fui de aquel lugar. Miré el mercado de Wuhan y me entró un escalofrío. Decidí no mirar atrás. Me fui de aquel lugar triste y decepcionada, pero sobre todo aterrada por lo que se acercaba.
Los sueños pueden llegar a lograrse
Esta historia consta en una familia pobre y humilde en la cual vivían la madre Noelia, el padre Fran y 2 hermanos: el hermano mayor Lucas, de 10 años y el pequeño Mateo de 8 años. A Mateo le hicieron un test de altas capacidades a los 6 años porque su tutora notaba que él se aburría en clase y lo sometieron a un test de altas capacidades y en su caso le hicieron el test de Kaufman, en su caso salió positivo y lo subieron a un curso superior; a partir de ahí el niño empezó a interesarse mucho en la ciencia, pero su punto fuerte era la asignatura de física y química, se pasaba de inteligente porque le encantaba, se pasaba tardes y noches leyendo muchos libros, revistas, documentos y viendo documentales, le encantaban los problemas de química, ese niño era prácticamente un genio, con tan solo 7 años se sabía la tabla periódica entera. Y un día le preguntó a sus padre.
MATEO: papá, papá que es la física? Le preguntó Mateo a su padre.
PADRE: pues verás Mateo la Física es la ciencia que estudia las propiedades de la materia, radiación y energía en todas sus formas, con base en el Método Científico, utilizando un lenguaje matemático.
MATEO: así que tiene relación con las mates?
PADRE: pues claro hijo, en esta vida todo está relacionado con las mates.
Mateo: y otra pregunta papá, que es la química?
PADRE: a ver pues te lo voy a explicar muy sencillo la química es la ciencia natural que estudia la composición, estructura y propiedades de la materia
MATEO: y en que forma?
PADRE: pues ya sea en forma de elementos, especies, compuestos, mezclas u otras sustancias.
MATEO: y cuantos tipos de mezclas hay papá?
PADRE: 2 mateo 2
MATEO: ¡dímelas por favor!
PADRE: Mateo ya está bien de preguntas, el papá está haciendo la cena y está muy ocupado, pregúntaselo a tu madre.
MATEO: Venga papá la última pregunta, respóndela.
PADRE: la última, hay dos tipos de mezclas: heterogéneas y las homogéneas. Las mezclas heterogéneas son las que tienen componentes que se distinguen a simple vista, mientras que las mezclas homogéneas parecen ser completamente uniformes.
MATEO: alaaa, sí que mola papá
LUCAS: papá ha sido inevitable escuchar vuestra conversación y a mí también me gustaría que me apuntases con mi hermano.
MATEO: Lucas eras, eres y serás siempre un envidioso.
PADRE: Mateo eso no lo digas, pero sabiendo que os gusta tanto la física y la química, os voy a apuntar al laboratorio.
3 meses después y una larga cola de espera, los hermanos Mateo y Lucas consiguieron entrar en el laboratorio más famoso de la ciudad.
Durante años se estuvieron formando en el laboratorio para alcanzar ser los 10 mejores de los 300 alumnos que eran para lograr una beca e irse a Estados Unidos a seguir con la carrera profesional. Llegada a la edad pertinente para marcharse tuvieron que pasar unas pruebas para saber si estaban preparados y eran muy complicadas, y de las cuales solo pasó Mateo a la prueba final, dándole así la beca. Acabó el día y Mateo y Lucas se fueron a casa, y cuando sus padres se enteraron hicieron un gran festín. Lucas aunque arregañadientes estaba feliz por su hermano pequeño, pero los celos fueron más grandes que la emoción. Después de verano, de la selectividad que acabó sacando un 13,8, la graduación, fiestas y tantas pruebas por pasar, Mateo se acabó yendo al lugar donde siempre quiso ir, él estaba emocionado por su primer día le enseñaron todos los profesores, las instalaciones, las asignaturas y todos los proyectos a hacer desde el primer día hasta el último del curso; Emocionado porque era lo que él quería ser y soñaba todas las noches por lograrlo y él estaba allí uno entre millones de gente sabía y él fue el elegido, por un lado contento pero pensar que con tan solo 18 años irse al extranjero y ser independiente y no ver a tu familia durante 1 año es muy duro para un estudiante.
El segundo día era el de prácticas, hicieron un globo autoinflable, para ello necesitaban: vinagre, bicarbonato, una botella, un embudo, una cuchara, un par de globos y papel parafinado impermeable para cocinar y en este experimento podía el observar como al entrar en contacto el bicarbonato y el vinagre se produce una reacción química con desprendimiento de dióxido de carbono gaseoso que inflaba el globo en segundos. También hicieron una refracción y lápiz quebrado y necesitaron: un vaso, agua, aceite Johnson, alcohol y un palito de madera, de tal manera que aceite Johnson impide que el agua y el alcohol se mezclen, y el alcohol se deja caer con cuidado en las paredes del vaso para impedir que entre en contacto en el agua.
Y así durante 9 meses hasta que logró su deseada carrera y consiguió llegar a España para pasar el verano de su vida acompañado de su familia y sus amigos.
Luis, el arqueólogo.
Hola, me llamo Luis y soy un gran arqueólogo, muy bueno. Todo empezó, cuando yo era estudiante de arqueología y un día, nuestro profesor nos dijo en hacer un trabajo de 5 personas y yo me junté con: Juan, listo, grande y muy buen analizador de restos humanos, Alex, tiene conocimientos de historia y antropología, Manuel, tiene interés en el pasado; Javi, es detallista y metódico: y Matías tiene persistencia.
Entonces, todos estuvimos de acuerdo en empezar yendo a Argentina (Santa Cruz), porque allí han encontrado restos. cuando fuimos al lugar, empezamos a buscar. El primer día, no encontramos nada; el segundo, estábamos de exploración y el tercero, tropezamos con algo, pero era una roca; y en el cuarto día, encontramos un hueso, pero era de pollo, al quinto día, estaba andando normal hasta que me topé con una roca muy grande y extraña.
Avisé a mis compañeros y empezamos a pulir la roca y encontramos huesos de un León de hace 4 millones de años, se lo dimos a nuestro profesor y era real. Después de unos años, nos dieron a los 6 el premio Nobel a los arqueólogos más jóvenes en haber encontrado restos de animales y así es como soy un gran arqueólogo.
Maldición de los Dioses
El arqueólogo había llegado a El Cairo, Egipto, buscando respuestas. Los dioses antiguos siempre habían fascinado a este hombre y por fin se había decidido a explorar la tierra de estos seres sumamente divinos.
Las ruinas de las antiguas pirámides habían sido su hogar durante años. Cada día, el arqueólogo se adentraba más y más en el interior de aquellas tumbas antiguas, explorando los pasillos y las salas, que habían sido la última morada de los faraones egipcios y sus seguidores.
La oscuridad, el silencio y el polvo impregnado en su piel y en su ropa todo el tiempo, hacían que el arqueólogo sintiera una mezcla de emoción y miedo.
Pero después de tres años de búsqueda, finalmente, encontró lo que había estado buscando: una puerta sellada con imágenes de varios dioses con sus brazos extendidos alrededor de ella. ¿Qué podía estar escondido tras esa puerta?
A pesar de sus temores, el arqueólogo no pudo resistirse a la oportunidad de investigar. Con un deseo obsesivo en su mente y en su corazón, empujó la puerta y entró en la habitación oculta detrás de ella.
Fue recibido por una oscuridad negra como la noche, tan espesa que parecía que podía envolverlo completamente. Pero entonces, algo sucedió. La sala se llenó de un polvo dorado que bailaba a su alrededor. Y en la distancia, muy al final de la sala, había una formación muy extraña: una gran estela de piedra tallada, que llamaba su atención.
Cuando se acercó, pudo distinguir las imágenes que estaban frente a él: rostros de dioses egipcios que parecían mirar fijamente al arqueólogo. Pero de pronto, las imágenes en la estela empezaron a moverse, y las voces de los dioses egipcios comenzaron a llenar el ambiente. El arqueólogo se tambaleó por la sorpresa y el temblor.
Un dios en particular, Set, parecía ser el más enfurecido. El arqueólogo no entendía el egipcio antiguo, pero pudo ver la rabia en el rostro del dios. Era una mirada como ninguna otra que hubiera visto nunca. Set llamaba su atención, y el arqueólogo se acercó lentamente a la estela grabada. Tenía la sensación de que algo muy malo estaba a punto de ocurrir.
De repente, Set comenzó a moverse de forma tenebrosa, y el arqueólogo no pudo evitar fijar sus ojos en la cabeza del dios. Fue entonces cuando se dio cuenta de que esta cabeza se había movido independientemente del resto del cuerpo.
La cabeza de Set, con sus brillantes ojos rojos, ahora estaba frente al arqueólogo, moviéndose de un lado a otro, y enviando una mirada directa de amenaza. El miedo corrió por la columna vertebral del arqueólogo, haciendo que se desmayara y cayera al suelo.
Cuando recobró la consciencia, el arqueólogo se encontró en la tumba de un faraón. El dios Set todavía estaba en su conciencia, hablando con una voz que parecía ahogada y distorsionada, el arqueólogo empezó a comprender que su presencia había invocado una maldición.
La mirada de Set lo había condenado a estar encerrado en la tumba por toda la eternidad, y cada vez que trataba de escapar, la ira de Set caía sobre él, castigándolo severamente.
El arqueólogo se convirtió en un guardián de la tumba ,viviendo cada día en una eterna agonía, pero al poco tiempo perdió la noción del tiempo, encerrado dentro de aquella sala, en cuyo interior junto con la momia del faraón fue condenado a una vida de soledad y obsesión, incapaz de escapar de aquellos dioses a los que tanto había admirado.
Maneká, la leyenda de la ciudad de la Luna
Estaba muy nerviosa. En cualquier momento la luna se colocaría en la posición exacta. Gracias a su luz, este mágico astro, iluminaría la piedra Manera y por fin se cumpliría nuestro deseo. Y si ... ¿todo fuese una leyenda? ¿Y si las piedras que estoy sosteniendo en mis manos no son más que unas simples rocas?
¡Hola!, Me llamo Ádovey. Nací en un pueblecito de Noruega. Tengo una extraña mancha de nacimiento con forma de espada situada en la parte superior de mi tobillo, al igual que el resto de mi familia.
Mi abuela siempre nos ha contado que hace miles de años, nuestros ancestros crearon el Imperio Maneká (cuyo nombre significa “Ciudad de la Luna”). Era una civilización de guerreros, navegantes y excepcionales constructores. Tenían una ceremonia que les diferenciaba de otras culturas llamada “El ritual de la colina de la luna”. En ella, su líder se subía a la montaña más alta y sosteniendo la roca Maneká (o piedra de la luna), pedía un deseo al mismo tiempo que era iluminado por ese mágico astro.
A día de hoy, nadie ha encontrado ningún resto de dicha civilización y me he propuesto ser la primera persona en hacerlo.
Una noche cuando mis primos vinieron a cenar, propuse ir al bosque a jugar al escondite. Yo me fui a la zona del lago, ya que ellos odian el agua y seguramente no irían a buscarme allí.
El lago estaba iluminado por la luz de la luna ¡y tenía el agua un peculiar color morado! Sumergí mis manos y sin querer me topé con una piedra. La miré y me percaté de que tenía un signo tallado que era idéntico... ¡a mi mancha de nacimiento!
Fui corriendo a casa para hablar con mi abuela de lo sucedido. Pero antes le comenté todo a mi hermano mayor Mizhén. Ella, estaba en su habitación leyendo un libro que tenía una gran colina con una enorme luna en su portada.
- Abuela, tenemos que contarte algo – dije mirándola fijamente. Creo que hemos encontrado la piedra Makená. Abrí mi mano para enseñarle lo que llevaba.
Se quedó con los ojos bien abiertos, observando con detalle la piedra. Tenéis razón niños, habló mientras seguía mirando todo con detalle. Pero esto es sólo una parte, es el fragmento que representa la guerra. Faltarían otros dos, el representativo de la construcción y el de la navegación, símbolos de nuestros ancestros.
¿Pero abuela, dónde podríamos encontrarlos? – dijo mi hermano.
Ella nos recordó la leyenda. Se cuenta que en las tierras del norte, se encuentra un mar rodeado de costas escarpadas y abruptas. Allí, nuestros antepasados cavaban la tierra y escondían todos sus tesoros. Para que no fuera fácil encontrarlos, rezaban a los dioses para que lloviera y el mar cubriera todo lo que habían escondido. Mi abuela chasqueó los dedos frente a nosotros - ¡La llave mágica está más cerca de lo que creemos!
Sin dudarlo, cogimos nuestros caballos y nos dirigimos a la zona que nos había indicado mi abuela. Como ella era arqueóloga, nos prestó algunos de sus antiguos artilugios. Comenzamos a cavar y cavar. Yo encontré una caja anticuada. Para verla con claridad, le quité el polvo que tenía y la abrí. Encontramos una corona, un mapa y un collar en cuyo centro estaba el fragmento de la navegación.
De camino al valle que se indicaba en el plano, una paloma mensajera dejó caer un papel donde se indicaba que nuestra abuela había desaparecido, nos preocupamos muchísimo, pero teníamos que continuar con nuestra aventura.
Parece que el último fragmento está en este templo...- dijo mi hermano. Nos adentramos y utilizamos una antorcha a modo de linterna. Recorrimos muchos pasadizos y nos topamos con una habitación llena de agua. En el fondo pude apreciar una piedra resplandeciente con un símbolo. Nos dimos cuenta que era la roca que nos faltaba.
Era el momento de juntar las tres piedras e iniciar el ritual.
Con su luz, la luna iluminaba las piedras y entonces pedimos un deseo.
- Deseo....deseo...deseo.... que la abuela vuelva con nosotros.
Pero no pasó nada. Con nuestra tristeza recorrimos el camino de vuelta a casa. Estaba amaneciendo, cuando a lo lejos vimos una luz resplandeciente que rodeaba a una anciana vestida totalmente de blanco. ¡Era nuestra abuela! ¡La leyenda era cierta! ¡Las piedras iluminadas por la luna podían cumplir deseos!
Decidimos otorgarles todos los objetos que encontramos a un grupo de arqueólogos. Ellos investigaron los objetos y obtuvieron mucha información sobre la antigua civilización de la ciudad de la Luna. Descubrieron que era la civilización mas antigua y la mas grande que haya existido. Algunos restos los expusieron en un museo y la gente pudo observar la belleza de la esta mágica civilización.
Más allá de Vega
Doy un brinco de la cama tras oír unos fuertes gritos. Reconozco la voz enseguida, es mi padre. Me tranquilizo unos segundos después al notar que no son de terror, sino de alegría. Miro la hora en mi despertador, el cual no ha sonado aún, y con razón. Son las 4:02 de la madrugada.
Efectivamente, mi padre me ha levantado de la cama porque quiere ver con mi hermana pequeña y conmigo la constelación de Lira, que brilla más que nunca y, a su vez, también lo hace su estrella más importante, la más brillante del cielo nocturno, catalogada como la estrella más importante en el cielo después del Sol. Mi estrella.
Soy Vega, una chica de 17 años cuya pasión ha sido y será siempre la astronomía. Y sí, mi familia es un tanto especial, no sé si en el bueno o en el mal sentido, pero sin duda lo es.
En mi opinión, la vida de las estrellas es mucho más interesante que la nuestra: como nacen a partir de simples nubes de gas y polvo y se transforman en preciosos cuerpos brillantes, que nos iluminan en las noches más oscuras, hasta que finalmente mueren en forma de supernova, un espectáculo para los ojos. Sin embargo, nadie se da cuenta cuando una estrella muere. En el momento en que la vemos apagarse, puede que lleve muerta varios años luz.
Son las 5:30 de la mañana, me queda una hora y media para que suene el despertador, así que me recuesto de nuevo en la cama, y lo mismo hacen mi padre y mi hermana en sus respectivas habitaciones. Ha sido una noche increíble, Vega brillaba más que nunca. Me duermo pensando en lo maravillosa que es la constelación de Lira.
Abro los ojos y no me puedo creer lo que veo: me encuentro en medio del espacio. Bueno, en un sitio concreto, el cual reconozco rápidamente. A mi derecha, observo Hércules, y a la izquierda me encuentro con la constelación del Cisne. Miro al frente y me emociona lo que veo: estoy delante de la mismísima constelación de Lira. Tardo unos segundos en reaccionar al ver que algo falta, que Lira no está completa. Vega no está, se ha desvanecido. No puede ser verdad, Vega tiene que estar, será una equivocación mía, eso pienso en un principio. Sin embargo, me doy cuenta de que no lo es. Efectivamente, mi estrella favorita del universo no está.
Todo empieza a verse borroso de repente, creo que me voy a desmayar. Cierro los ojos y, al abrirlos de nuevo, veo la cara de preocupación de mi hermana. Su rostro facial refleja pena y alivio a la vez cuando ve que estoy despierta. Me paso los dedos por las mejillas. Estoy llorando. Y es entonces cuando recuerdo lo que acaba de sucederme. Parece que ha sido todo un sueño, pero yo no lo creo así, puede que sea una señal. Todas las estrellas mueren alguna vez en la vida, al igual que las personas, pero eso no significa que vayan a caer en el olvido, todo lo contrario.
No sé qué ha pasado con vega, si sigue brillando o si ha muerto, lo que sí sé es que, aunque no viva para averiguarlo, Vega siempre formará parte de mí, por algo mi propio nombre está inspirado en ella. Sin embargo, más allá de Vega hay otro mundo por descubrir, otros millones de estrellas por nacer.
Más allá.
Todo lo que os voy a contar a continuación es real. Creedme, por favor.
…
Mi nombre es Natalia Vega. Fui fruto del amor de dos jóvenes entusiastas, cuyas ilusiones de formar una familia feliz se fueron disolviendo durante mis primeras semanas de vida, ya que se percataron de que algo no iba bien: no dormía, no lloraba, no quería comer, me pasaba el día mirando a un punto fijo. Frente a esto, mis padres decidieron acudir a los mejores médicos de España pero no lograron encontrar respuesta a lo que me sucedía. Hasta que, con casi 4 años, numerosas pruebas confirmaron que padecía Síndrome de Asperger.
…
Dos semanas antes de mi cumpleaños 18 estaba pasando uno de mis peores momentos a causa de mi Asperger. Una de las características de quienes lo padecen es su gran inteligencia, y fue así que desarrollé una profunda depresión debido a que, a pesar de tener una vida cómoda, no podía parar de reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia. ¿De dónde venimos?¿Cuál será nuestro fin?¿Se podría viajar al futuro comprimiendo tejido espacio-temporal?¿Fue el Big Bang el inicio de nuestro universo o el final del anterior? Y un sinfín más de preguntas complejas que nunca nadie ha sabido responder y que me sumían en la más oscura miseria de mi ser. Hasta que decidí ponerle fin a mi sufrimiento.
Ese día estaba sola en casa, ya que era verano, y mis padres estaban trabajando, como siempre. Mi padre era un químico dueño de una empresa internacional llamada Vegas' Chemistry Company; mi madre, catedrática en la Universidad Complutense de Madrid. Pero yo ya tenía todo preparado: la carta estaba escrita, el CD preparado con la grabación y el cianuro que le había robado a mi padre en la última visita a su laboratorio, recorriendo mi garganta.
…
Desperté en una sala completamente negra, desnuda y tirada en el suelo, cuyas paredes se convirtieron en unas pantallas en las que vi mi vida pasar como si de una película fuera. Seguidamente, se abrió una puerta que daba a otra habitación, esta vez, blanca. Era una habitación infinita llena de placas de plasma. El plasma permite la circulación libre de electrones a través de él, pero este plasma era especial. Los electrones brotaban de abajo hacia arriba (ni siquiera había techo) en forma de números, y encima de las placas, cerebros flotantes en los cuales penetraban dichos códigos.
De nuevo en la habitación donde había aparecido inicialmente, apareció una especie de criatura robótica humanoide de rostro tétrico: no tenía ojos, en su lugar había unas cuencas ensangrentadas; su boca estaba cosida con un hilo plateado; sus brazos eran alargados, casi llegaban al suelo,y sus manos parecían las de un esqueleto. Entonces puso su mano en mi cabeza y entendí todo.
Ese robot era El Creador y es quien elige todos y cada uno de los detalles de nuestras vidas mediante el control de electrones codificados que penetran en el cerebro, creando corriente y en consecuencia, impulsos eléctricos que darían lugar a la ilusión de lo que consideramos vida. El problema es que El Creador tenía para mí otros planes: mi destino era trabajar en la
NASA en un proyecto que conseguiría llevar a la humanidad al planeta con vida más cercano de la galaxia Andrómeda, ya que el Sol iba a estallar en menos de un siglo y destruiría todo el sistema solar en un cúmulo de energía no soportable -ya sabéis cómo es El Creador, crea universos y los destruye a su antojo...- . Logré comprender la realidad que tanto me había estado cuestionando. Pero solo pude pensar en mi familia, en lo que estaba a punto de sucederles si permanecían en la Tierra. Supliqué poder volver a la vida para salvarlos a todos. Solo me miró y me dedicó la sonrisa más espeluznante que había visto en mi vida.
…
Me desperté en la cama del hospital. No había nadie, era de noche. Pensé que todo había sido un sueño.
Era un tercer piso, por lo que desde mi habitación logré reconocer el motor del coche de mis padres. Supuse que habían ido a por la cena y que ahora vendrían a hacerme compañía por lo que fui a recibirles para que vieran que ya estaba mejor. Salí de la habitación, crucé el pasillo y subí al ascensor para bajar a la recepción. Sin embargo, al cabo de un rato noté que el ascensor no paraba de bajar hasta que de repente paró de golpe y se abrió la puerta Había una habitación roja con una llama en el centro. Fue ahí donde me di cuenta de que estaba en el infierno.
MILAGROS Y EL SARS-CoV-2
El coronavirus, también conocido como SARS-CoV-2, es un virus de ARN de cadena simple que pertenece a la familia de los coronavirus. Fue identificado por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, China.
Los científicos no sabían todavía cómo se transmitía tan rápido este virus y tenían que averiguarlo antes de que se convirtiera en una pandemia mundial. Pasaron unos meses y descubrieron que el virus se propaga a través de las gotículas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda. También puede propagarse al tocar una superficie contaminada y luego tocarse la cara, pero ya era demasiado tarde. El virus había salido de China y se estaba extendiendo por todo el mundo. Los medios de comunicación alertaron a la población de tener cuidado y publicaron una lista de síntomas de Coronavirus, ya que todos aquellos que creyeran estar infectados, tendrían que quedarse en sus casas sin tener contacto físico con nadie durante diez días. Esto funcionó al principio, pero los casos seguían aumentando y los hospitales estaban llenos, hasta que empezó a morir gente. Así fue como, el día 13 de marzo de 2020, se activó un estado de alarma y el gobierno del Estado español, declaró un confinamiento. Todos los ciudadanos deben quedarse en su casa y solo tienen permiso para salir a lugares como supermercados o farmacias. Así fue como empezó todo.
Un día completamente normal, Milagros iba con su padre y su hermana pequeña de camino al colegio. Milagros se despidió de su padre y entró. Al llegar al aula de 4º de primaria B, Milagros se encontró con un completo escándalo, así que preguntó a sus compañeros que estaba pasando. Poco después llegó el profesor y les explicó la situación. Un nuevo virus estaba infectando a toda la población y tenían que quedarse en sus casas. Después de esto, el profesor les dijo que empezaran a recoger todas sus cosas y todo lo que hubiera en la clase. Cuando Milagros llegó a su casa por la tarde, lo primero que hizo, fue encender su ordenador y empezar a buscar información sobre el Coronavirus. Así pasó toda la tarde.
Una mañana, Milagros, hizo todas las tareas que su profesor les había mandado para ese día. después, pasó el resto del día investigando sobre el coronavirus. Esa tarde, a Milagros se le ocurrió empezar a escribir sobre eso y todas las distintas teorías sobre la aparición del Covid-19.
Así pasaron días, semanas y meses y cada día Milagros iba completando su informe sobre el Coronavirus. Hasta que un día de abril, los niños ya pudieron salir de sus casas y ese informe se perdió entre los documentos de Milagros.
Habían pasado unos años y Milagros estaba terminando 2º de bachillerato, pero, a diferencia de sus compañeros, ella no sabía que quería estudiar.
Un día, mientras Milagros revisaba y ordenaba los documentos de su ordenador se encontró con el informe sobre el Covid-19 que escribió ella siendo niña. Tras leerlo, se dio cuenta de lo que realmente quería hacer. Estudió durante varios años y a la vez iba completando el informe sobre el Coronavirus.
Muchos años después, Milagros publicó su informe terminado, en un formato de libro y vendió mas de 50.000 ejemplares en un año en toda España.
Así fue como Milagros encontró su vocación y pudo transmitir toda la información que había reunido durante tantos años a las generaciones futuras.
Proyecto longevidad
Seguro que nunca has pensado en la posibilidad de nunca morir, de ser inmortal. Lo más curioso es que un científico, catalogado por muchos de “loco”, estaba llevando esta investigación a cabo. ¡Si al final conseguía descifrar la fórmula que nos hiciese a todos inmortales sería el descubrimiento del siglo! Pero como es normal en nuestra sociedad, este científico acabó muriendo. ¿Por qué? Pues simplemente a alguien no le interesaba que se supiese. Esta información valdría miles de millones, ¿qué mejor que tener esta información en tu poder?
Te estarás preguntando cómo algo así se llevaría a cabo. Una investigación de esta escala no es un juego, tendría que haber evidencias de que tendría futuro. Así que viajemos un poco en el tiempo, hace 5 años, el 27 de octubre del año 2009 salió a la luz una notícia, en la que el titular decía: “La Turritopsis nutricula, el primer ser vivo capaz de ser inmortal”. El científico, llamado Jasper, no se creía lo que estaba viendo. ¡Por fin había encontrado el proyecto que lo llevaría a la gloria! Así empezó todo, pero esto no se quedó así. Porque Jasper fue demasiado lejos con su investigación.
¿Cómo conseguía la medusa ser inmortal? Pues ella tiene el mismo ciclo vital que el nuestro, con la diferencia de que, en vez de envejecer y morir, como cualquier otra especie, esta tiene la capacidad de convertirse de nuevo en pólipo, es decir, puede volver a nacer. Así es como Jasper empezó su investigación, su idea consistía en extraer de la medusa sus células madre e insertarlas en el cerebro humano, ¿una idea loca verdad? Como ya debéis haber adivinado no funcionó a la primera, ni a la segunda. Estuvo investigando y experimentando durante años, al principio lo hacía con animales, pero, ¿qué sentido tenía probarlo con animales si tenía que funcionar con humanos? Así Jasper decidió empezar a experimentar con humanos, ninguno sobrevivió, absolutamente nadie. Su proyecto aún no era perfecto, pero se estaba acercando, y cada vez más deprisa.
Como ya os he dicho antes había alguien que no quería que este fenómeno se descubriera, así que mató al científico e hizo parecer que había sido un accidente en el laboratorio lo que acabó matando a Jasper. Pero lo que no sabe el asesino es que Jasper no trabajaba solo, tenía una ayudante, y ella no dejaría que esta investigación se frenara. ¿Y quién es ella?, os estaréis preguntando, ella soy yo. Estoy escribiendo este texto para dejar constancia de mi existencia porque sé que tú, querido asesino, lo estás leyendo, y vendrás a por mi. Lástima que el proyecto esté acabado, lo hemos conseguido Jasper.
Oigo cómo llegas y cómo entras en mi casa, harás parecer que he muerto en un atraco en mi casa, pero toda la gente que esté leyendo esto sabrá que tú me has matado. Estás subiendo las escaleras, pero yo soy más rápida y publico el estudio antes de que me encuentres. Todo ha valido la pena.
SIEMPRE HAY TIEMPO PARA CREER
Hola, soy Arturo y soy un niño muy listo, pero con pocos amigos y los pocos que tengo no creen cada palabra que sale por mi boca así que el otro día, les dije a mis amigos que si juntas el aceite y el agua el aceite se queda arriba y el agua abajo, no me creyeron y yo para que me empezar a creer les invite a mi casa y les dije, no os acordáis de lo que me dijisteis aquí lo tenéis, veis como el aceite se queda arriba y el agua abajo.
A partir de ese momento mis amigos me empezaron a creer como lo que les dije una vez, es mejor creer que demostrar.
También les dije que cuando en el aceite echas un poco de bicarbonato salía como una leve explosión, y no me creyeron, y hoy estoy para demostrarles dos cosas:
1. Que la ciencia era guay de Paraguay.
2. Que siempre hay tiempo para creer.
Tal vez nunca
Ese atardecer que fuimos a ver juntos el día de tu decimoséptimo cumpleaños, que cuando apenas lo menciono ya se sabe de cuál hablo, como si mi sistema límbico, formado entre hipocampo y tálamo, se asegurara de tener ese recuerdo en un pedestal: debajo de un cálido sol de primavera, con una brisa fresca que olía a que el verano se acercaba, con mis nervios activados y viajando a más de cuatrocientos mil metros por hora, desee un millón de veces que me besaras.
Imaginé como tu boca se acercaba un poco más a la mía, también con la esperanza de que no pudieras sentir el sin cesar de mis latidos que iban a ciento cincuenta por minuto, que por miedo a aquello inefable y probablemente efímero, gritaban como locos que nunca te separaras de mi lado.
Te acercaste, cuando por fin lo hiciste, dejé de jugar con los mechones de tu pelo a la espera de tu próximo movimiento, sintiendo a la vez una sobredosis de oxitocina que no hacía más que descontrolar mis sistemas. No fue para darme el placer que buscaba, dejaste una mirada a la espera, colgando de un hilo que sabías que se iba a romper en cualquier momento porque tiempo atrás sufrió crueldad, de esa que se cura dejando que el mar se lleve los secretos hasta donde las estrellas no puedan brillar. Fusionados con este ecosistema biodiverso y dinámico, que los corrientes marinos los lleven a descubrir ese setenta por ciento que no alcanzo a ver.
Te acercaste para susurrarme en el oído, casi tan cerca que pude escuchar como tus pulsaciones daban una melodía unísona que me atraía a atarme a ellas y compartir mi sangre con la tuya.
En ese momento, sin que nadie más lo escuchara, me dijiste en una voz tan baja y confundible con el silbido de los pájaros que a la espera de que su madre les alimente chillan por su supervivencia en uno de los bajos niveles de la cadena trófica: “El día que dejes de tener miedo a la vida, será cuando veas todo lo que no has vivido. Además, deberías empezar por dejar atrás aquellos a los que se les acabó el tiempo, el tiempo de pedir perdón, el tiempo de actuar, el tiempo de crear un nuevo rumbo en su vida que no les lleve al precipicio que tienen enfrente. Cada vez que sueñas con todo lo que tuvo un tal vez, te condenas a perderte donde nadie te encontrará, un laberinto que tu misma originaste, pero ya no recuerdas que paredes son de mentira y cuáles de verdad”.
Y así, como si de polvo se tratara, vi como te esfumabas, vi como las olas del mar que unos segundos atrás me parecían románticas, ahora se llevaban hasta la última parte de tu cuerpo, como un montón de células ya muertas que se ven inútiles, pero que no recuerdan que fueron las primeras en ser observadas.
Quisiera volver a observar lo que algún día pude abrazar, o tal vez solo lo imaginé.
TEORÍA NADA ESPONTÁNEA
Por la mañana me levanté de mi mullida cama, me desperecé y fui caminando para abrir mi gran ventanal. Hoy era un día cualquiera. Mi ama de llaves Alix entro en mi habitación para darme los buenos días y para recordarme algo que no tenia mucha importancia. Después entró Aurora que me vistió con uno de mis fabulosos vestidos y me escoltó hasta los jardines. Allí me esperaba mi mejor amiga Anna, con una cálida sonrisa.
- Buenos días, Eloísa. ¿Qué tal has dormido? Hoy te veo bastante bien.
- La verdad es que he dormido bastante bien, tengo la sensación de que hoy me va a ocurrir algo bueno.
De repente Alix, el ama de llaves salió y me llamó:
- ¡Eloísa, su tío ha venido de visita!
Para quien no lo sepa yo admiro mucho a mi tío ya que él es un científico y a mi me encanta la ciencia. De pequeña él me solía llevar a sus laboratorios a enseñarme todos sus descubrimientos, también me llevaba al bosque a observar los animales. Él se había ido a estudiar a Pisa y hacía mucho tiempo que no lo veía.
Cuando terminé mi paseo con Anna fui corriendo a la entrada de mi casa. Mi tío estaba saliendo de su carruaje y descargando sus pertenencias.
- ¡Tío Francesco, has vuelto por fin!
- Hola Eloísa hace mucho que no te veía, ¡Cuánto has crecido!
- ¡Por supuesto tío Francesco! ¡Es que ya tengo 13 años! ¿Cómo es que has venido si no has acabado tus estudios?
- Pues mira Eloísa es que quería hacer un gran experimento y por supuesto necesitaba de tu ayuda, además no estoy interrumpiendo los estudios, es que me han dado unos días libres.
Ese experimento sonaba genial y, además, si lo quería hacer mi tío, no dudaba que tenía que ser importante.
- Tranquila... que te veo muy emocionada. Había pensado que antes te podía enseñar lo que he estado haciendo este curso.
Después de dejar en su habitación sus pertenencias, bajamos a los laboratorios y me enseño su investigación sobre las víboras.
Dos días después, cuando él ya se hubo instalado y descansado un poco, nos dispusimos a colocar los materiales para el experimento.
Se trataba de verificar si en realidad existía la generación espontánea. Pusimos carne en tres tarros: el primero cubrimos con una gasa la parte de arriba del tarro, el segundo tarro lo dejamos abierto y el tercero y último lo cerramos herméticamente con su tapa. Según mi tío teníamos que esperar dos semanas.
Aquellas dos semanas se me hicieron eternas no dejaba de pensar en lo que ocurriría…
Por fin llego el día, por la mañana hice mi rutina y cuando tuve un poco de tiempo bajé rápidamente con mi tío para ver qué había pasado. Cuando bajamos al laboratorio vimos que, en el primer tarro, el que estaba cubierto por la gasa, la carne estaba intacta y en la superficie, encima de la gasa se hallaban un montón de huevos de mosca. En el segundo tarro, el descubierto, la carne se hallaba cubierta por gusanos, moscas y huevos de estas. En el tercer y último tarro, el que estaba cerrado, estaba intacto, no había ningún insecto alrededor.
- Que interesante el resultado - dijo mi tío – esto significa que lo que dijo Van Helmont es mentira, los seres vivos no surgen de forma espontánea.
- ¡Tío Francesco has hecho un descubrimiento increíble!
Nunca me imaginé que mi tío pudiese rebatir lo que dijo un científico tan importante.
La carne de los animales muertos no puede engendrar gusanos a menos que sean depositados en ella huevos de animales.
Mi tío pensó que la entrada de aire a los frascos podría haber influido en su experimento, por lo que llevó a cabo otro. Hicimos otro experimento con pescado. Los resultados fueron exactamente los mismos que en el primer experimento.
Estuvimos mirando con microscopio los diferentes tipos de carne y pescado con los resultados de nuestro experimento.
Mi tío decidió documentar todos estos resultados en unas publicaciones científicas donde explicaba todo lo que habíamos hecho y con unas ilustraciones que acompañaban sus explicaciones.
Yo, por supuesto, hice mi propio libro con toda esta experiencia. ¡Estaba entusiasmada con el descubrimiento!
Lo mejor de esta experiencia, es que mi tío me dejó acompañarle a Pisa para ver como defendía su teoría ante los académicos, aunque algunos no se lo creyeron y defendieron con fiereza la argumentación de la teoría de la generación espontánea. Mi tío se ofreció a realizar el experimento junto a ellos cuando quisieran, y les ofreció la lectura del descubrimiento. Algunos aceptaron, y se convirtieron en grandes seguidores de mi tío el resto de su vida.
Título Genérico
Desde hace mucho tiempo el Spotify Camp Nou, ha sido uno de los estadios de fútbol más
famosos, por contener a uno de los más famosos equipos de la liga, el FC Barcelona, este
campo ha estado en obras durante mucho tiempo, y escavando han encontrado un secreto…
En esas excavaciones encontraron un antiguo cementerio romano que contenía restos de los
más famosos líderes romanos, antes no encontrados. Las obras se cancelaron y el campo se
destruyó, el club se tuvo que marchar al Coliseum Alfonso Pérez, campo del Getafe, el único
equipo que no apoyaba la idea de las excavaciones, ya que todos tenían opiniones contrarias
hacia el FC Barcelona. El equipo ya no se sentía bien con el nuevo campo, así que el presidente
del club, llamado Nobita, pagó unas altas cantidades de dinero a los arqueólogos para que
detuviesen las obras, ya que de la manera judicial no era posible. De algún modo que se le
escapó a la prensa, las obras se retomaron y el club volvió a tener el esplendor que tenía antes
(casi nulo).
Un dia catastrófico
Era una mañana de verano, hacía mucho calor, estaba tumbada en mi cama viendo el móvil cuando de repente me saltó un mensaje y decidí abrirlo. Me habían mandado una ubicación a las afueras de la ciudad. Llamé corriendo a mis amigas y decidimos ir a investigar.
Una vez allí, nos metimos en unas naves donde no entraba nada de luz, por lo que no veíamos nada. De repente oímos un fuerte ruido, ¡nos habían cerrado la puerta y nos habíamos quedado atrapadas! Al instante, encendieron unas luces que nos deslumbraron por completo, y descubrimos que estábamos encerradas en un laboratorio, que para poder escapar de allí tendríamos que superar una prueba muy compleja.
Teníamos que hacer una mezcla química y organizar los elementos de la tabla periódica por su número atómico.
A nosotras se nos daba fatal la química por lo que sería un reto bastante complicado, pero como fuese teníamos que salir de ese laboratorio.
Cuando ya estábamos preparadas para empezar el reto, de la pared salió un folio donde habían escritos ocho elementos de la tabla periódica en los que teníamos que poner sus abreviaturas correctamente, y al otro lado de la pared nos dieron dos frascos con dos líquidos que teníamos que mezclar para que la pared se derritiera y pudiésemos salir de allí.
Nos pusimos manos a la obra, nos costó completar todo casi todo el día, y cuando quedaba tan solo media hora para poder completar el desafío solo nos faltaba por completar un elemento que era el potasio. La mezcla ya la habíamos terminado pero al no poder completar todo el folio no podíamos escapar. Faltaban cinco minutos, entonces decidimos poner una letra al azar ya que no había otra opción. Me dispuse a coger mi boli para poder escribir la letra y ahí es cuando… ¡me acordé de la respuesta! Era la k. Cogí el boli lo antes posible y escribí la letra. Ya se había acabado todo. Cogimos la mezcla y el papel y los introdujimos por una rejilla que había en la pared y al segundo apareció una luz verde que nos indicaba que habíamos superado el reto.
Salimos corriendo de la nave y saltamos de la ilusión de haber podido salir de allí con vida.
Y así fue como pasé el día más extravagante de mi vida.
Un error con buena intención.
Esta es la fascinante historia de un científico un poco loco llamado Pablo, que intentaba hallar una cura, pero no obtuvo el resultado que deseaba, ya que, en vez de una cura, obtuvo una gran enfermedad.
La cosa empezó cuando los médicos anunciaron que una antigua enfermedad había vuelto a aparecer y estaba acabando con la vida de muchas personas, entre ellas la mayoría niños y mujeres embarazadas; y eso a él le afectaba mucho ya que así había perdido a su familia. Por lo que nada más ver la noticia se puso a investigar para hallar la cura.
Estaba obsesionado con encontrar la cura y por esa razón no quería salir de su casa porque lo veía como una perdida de tiempo, ni siquiera quería salir de su casa para comprar comida ni nada de lo que necesitaba; se tiró sin salir de su casa una semana entera y sus amigos se empezaron a preocupar de verdad, ya que a veces le daban ataques y no salía de su casa, pero nunca había durado más de cuatro días y ya había pasado una semana por lo que fueron a la puerta de su casa a ver si le había pasado algo, ya que no contestaba al teléfono.
Llegaron y se dieron cuenta de que nadie contestaba ni abría la puerta por lo que decidieron colarse en la casa. Cuando se metieron se dieron cuenta de que se oía un leve ruido que procedía del sótano y un olor un rato peculiar; cada vez que se acercaban el hedor era más fuerte y mal oliente, estaban asustados por lo que podrían encontrar en ese sótano sin apenas luz. Llegaron a la puerta del sótano y el leve ruido que había ido aumentando según se acercaban desapareció justo después de un gran golpe que se escuchó; se asustaron por el golpe, pero estaban tan preocupados por su amigo que pasaron sin dudar.
Lo que vieron, les dejo paralizados, ya que era lo último que se esperaban; resulta que su amigo había estado experimentando con ratones y ratas que lamentablemente o habían muerto o habían mutado, y las mutaciones no es que fueran muy buenas.
Resulta que el científico estaba tirado en el suelo al lado de un frasco abierto del que salía un olor no muy agradable y que se estaba acercando cada vez más a Pablo, pero él no podía moverse ya que se encontraba inconsciente. Sus amigos fueron a ayudarle, pero lo tenían muy complicado, ya que las ratas estaban dispersas por toda la sala y parecía que ellas ya estaban infectadas con la terrible enfermedad que había creado Pablo por accidente, intentaron llegar a él de todas las formas posibles, pero había un gran problema, Pablo ya se había infectado.
Se pusieron a buscar el posible antídoto por todo el sótano pero no encontraron nada, hasta que se dieron cuenta de que había una página abierta en el ordenador, se acercaron y empezaron a leer, se dieron cuenta de que en esa página se encontraban los pasos a seguir para conseguir el antídoto, a pesar de todo cogieron todos los botes que seguían intactos y se los llevaron junto a Pablo para poder crear la cura, y mientras tanto, habían conseguido echar un gas que estaba acabando con todas las ratas que estaban contaminadas y que por lo tanto, después de que desapareciera el gas ya no podrían contagiar a nadie.
Todos se fueron a la casa del amigo más cercano que era Juan, y empezaron a intentar crear el antídoto de la enfermedad antes de que Pedro se contagiara del todo y el error que había cometido fuera irreparable. No saben cómo, pero consiguieron que lo que habían creado funcionara, y lograron que Pedro recuperar el conocimiento.
Las ratas con la enfermedad se murieron y no pudieron contagiar a nadie, al igual que la enfermedad que había creado Pedro, la destruyeron. Por otro lado, la cura que habían creado los amigos de Pedro ya no funcionaba, solo había servido para salvar a Pedro.
UN GRAN DESCUBRIMIENTO
Nunca olvidaré aquel día en el que visité los yacimientos arqueológicos de mi pueblo.
¡Era enorme! Había muchas personas trabajando en ello. Teníamos un guía turístico de otro país pero joven y sabio, nos contó que vino a España por que le encanto su relieve y sabía que tenía que haber algo interesante acerca de la ciencia, nos comentó que le gustaba la arqueología y que estaba estudiando para ello. Uno de los trabajos era ser guía turístico en zonas arqueológicas, nos dijo que aún no se había encontrado nada, pero por varios estudios se afirma que allí existió una civilización desarrollada. Nos propuso que les ayudáramos un poco y yo cogí una brocheta y me puse a excavar. De repente encontré una roca y llame a mis padres que se encontraban a pocos metros de mí y fueron a mirar, llamamos a nuestro guía y se quedó asombrado con mi descubrimiento, y nos dijo que no tocáramos nada para mantenerlo en buen estado, y muchos trabajadores dejaron lo que estaban haciendo y vinieron a ver mi descubrimiento, los que tenían más experiencia decían que era de la época griega, otros que era una simple acumulación de tierra que se había formado y endurecido. Yo mientras tanto permanecía callado observando atentamente mi descubrimiento y analizándolo. Al cabo de un tiempo decidieron desenterrarlo. Media aproximadamente 1,5m de alto y 2m de ancho, en esa gran piedra estaban grabados una serie de dibujos de personas, unas estaban cazando, otras rezando y otras no sé muy bien lo que estaban haciendo…
Casi al instante llegaron un grupo de científicos a analizar más al fondo la roca y gracias a la ciencia, muy rápidamente lograron descubrir de que se trataba de una piedra de hace 5.000 años. Después de unas semanas la piedra se la llevaron al museo del Louvre de Paris, para que lo viese más gente, al lado de la piedra aparece el nombre del que lo descubrió y no es otro que yo.
mathsboss
Un niño con un sueño
UN NIÑO CON UN SUEÑO
Era una tarde oscura, con mucho viento en la que un niño que se llamaba Federico estaba en su casa y tenía la ilusión de ser científico. Federico se lo cuenta a sus padres a ver lo que les parece y ellos no confiaban realmente en él porque decían que era un trabajo muy difícil y muy arriesgado por si se explotaba algo o le pasaba algo. Su padre no quería que hiciese ese trabajo tan arriesgado y le dijo que se olvidase de ser científico pero, Federico se lo discutía porque para él era un sueño. Sus padres no entendían lo aficionado que era él con la ciencia.
Años después, sus padres no tenían más remedio que confiar en él. Federico iba ir por ciencias e intentar estudiar esa carrera. En el bachillerato se le dio bastante bien, mejor de lo que él esperaba. Meses antes de la EVAU, Federico iba a estar muy concentrado en sus estudios para intentar sacarse la carrera de científico. Iba muy bien preparado para ella y él estaba seguro que podía sacársela. Sus padres estaban muy contentos con todo el esfuerzo y trabajo que había hecho.
Pocos días antes muere el padre de Federico en un accidente de coche, en el que se habían estrellado un amigo de su padre y él yendo a pescar y por no tener el cinturón puesto, era una noticia desastrosa para él, que le cambiaba la vida por completo. Federico lloraba, lloraba y lloraba al ver que le daban una noticia muy inesperada y que su padre no podría ver el triunfo y el sueño de su hijo.
Federico estaba preparado para hacer su exámenes, él intentaba olvidarse de todo y concentrarse en lo que había estudiado.
Semana después de haber terminado los exámenes, le iban a dar las notas. Federico no estaba seguro si iba a tener la nota para entrar porque se distrajo mucho con la muerte de su padre. Federico iba a reaccionar a las notas de los exámenes y…
¡Le había dado la nota media de la EVAU para entrar a la carrera que él quería! Él estaba muy contento pero con una espinita en el corazón porque su padre no había visto el sueño de su hijo que lo tenía desde que era pequeño, su madre se alegro mucho por él y le iba apoyar en todas sus decisiones ahora más que nunca.
UN NIÑO CURIOSO
Hace unos cuantos años, un niño de unos doce años que vivía en la pampa Argentina, en un pequeño pueblo llamado Lobería, fue en una excursión escolar al cerro ``La China´´(1) , allí le contaron que en una cueva yacía el cuerpo de una princesa de un poblado indígena. Había una leyenda sobre esa princesa, que decía que ayudó a un huinca(2) herido, él se enamoró de ella y ella de él, pero ella ya estaba prometida. Su padre el jefe de la tribu le había buscado un marido, cuando el hombre se enteró del compromiso de la princesa, pensó que lo correcto sería abandonar el poblado, una idea que le producía tristeza.
Al día siguiente el hombre decidió marchar, cuando el sol estuviera en el horizonte, se iba a ir para siempre. La princesa dándose cuenta de lo que ocurría, se le llenaron los ojos de lágrimas. El hombre con la tristeza reflejada en el rostro le cogió la mano, se la abrió con ternura, deposito algo en ella, se la cerró con delicadeza y por último el hombre en un suave susurro le dijo a la princesa – para que no me olvides. Luego se alejó sin mirar atrás. La princesa abrió la mano lentamente con mucho dolor y tristeza, era un precioso collar de cuentas azules de vidrio.
Algunos decían que la princesa había fallecido de amor, al poco tiempo y que el collar yacía en su cuello.
Esta leyenda de un amor imposible entre una princesa india y un huinca, fascinó a ese niño de doce años, despertando su curiosidad por la historia y arqueología.
Muchos años después de este suceso, ese niño de solo 12 años creció y se convirtió en un adulto dedicado a su tienda ``Casa Macias´´ pero en su recuerdo continuaba la leyenda de la princesa y en él proseguía la curiosidad por la historia y la arqueología a las que dedicaba todo el tiempo de sus ratos libres, llegando a fundar el Museo de Ciencias Naturales en el pueblo de Lobería.
Con el tiempo, era famoso por su conocimiento que había acumulado y los estudiantes de arqueología de la Universidad, lo visitaban para consultarle dudas y para pedirle que le contara historias. Un día a una estudiante(3) que lo visitaba, le contó la leyenda de la princesa enterrada en la cueva del Cerro “La China”. Ella también quedó fascinada y entre los dos decidieron que sería muy interesante realizar una excavación arqueológica en ese punto, para ver si era cierta la leyenda.
Durante la excavación hubo una gran sorpresa, no encontraron el cuerpo de la princesa, pero si encontraron seis cuentas azules(4) que probablemente fueran procedentes de un collar y las cuales podían datar de la historia de la leyenda, junto a estas se encontraron unas puntas de flecha triangulares. Decidieron seguir excavando, y en una capa inferior, se encontraron con un descubrimiento muy importante. Había otras puntas de flecha muy extrañas y antiguas llamadas puntas de flecha cola de pescado, la mayoría eran de cuarcita perteneciente a la zona, excepto algunas que eran de calcedonia blanca translúcida y cuando las dataron con carbono 14 extrayendo algunos restos orgánicos de alrededor. ¡Descubrieron que eran de hace más de doce mil setecientos años!, las puntas de flecha cola de pescado solo habían sido encontradas en: Los Tapiales en Guatemala, El Inga en Ecuador, Los Toldos en Argentina y Fell y Palli en Chile, estas puntas de flechas eran muy parecidas a las del sur de Chile y del Inga, esto hace pensar que los pobladores del sur de Chile y del Inga fueron nómadas que se desplazaron por estas zonas. Se cree que estas puntas de flecha son pertenecientes a los primeros pobladores de América que vinieron desde Asia por el estrecho de Bering formado por la glaciación.
¿Qué habrá pasado con el cuerpo de la princesa? Yo sueño que se escapara con el huinca, y que juntos fueran muy felices.
Nota de la Autora: El niño de la Historia era mi Bisabuelo Yeye y las puntas de flecha se encuentran en el museo de Ciencias Naturales de Lobería que fundó Yeye. Parte de esta historia viene de los cuentos familiares y otra está recogida en Leyendas de Lobería – Dicen que dicen que una vez ocurrió.
Notas
(1) La palabra china significa mujer joven.
(2) Hombre blanco
(3) Arqueóloga Nora Flegenheimer
(4) Las cuentas azules que se encontraron eran de Vidrio Europeo
UN PLANETA HABITABLE
2838
-Tres, dos, uno... Despegue –escuché por el comunicador- Buena suerte capitán.
Este es el día. Este es el día en el que me jugaré la vida en un experimento. Este supuesto planeta debería sustituir la Tierra, en cambio, no creo que fuese necesario mandar a un principiante al viaje más importante de la historia.
Según lo que mi jefe me contó, este viaje tardaría más de cincuenta años y que la máquina de mi derecha ayudaría a que todos esos años pasasen automaticamen...
2882
-Hmmm, parece que ya vamos a aterrizar.
Desde la ventana de la nave se podía apreciar la superficie de aquel planeta. Había grandes lagos y un terreno casi inestable. A simple vista no parecía que hubiese alguna existencia de vida.
Y... - empecé a decir por el comunicador- Aterrizamos en nuestra posible Tierra 2.0.
Escuché aplausos por el altavoz
Rápidamente me puse el traje especial ante algún peligro y abrí la puerta de salida.
Al salir, lo primero que percibí fue la gravedad. Me sentí algo más ligero que en la Tierra, aunque no hubiese tan poca gravedad como en la Luna.
El cielo era diferente. Este tenía tres lunas diferentes tamaños con un cielo de fondo bicolor. Era rojo y azul pasando por el violeta. El paisaje a primera vista me recordó me recordó al desierto, aunque a penas tuviese un parecido con uno. El suelo era anaranjado y áspero. Eran espigones de tierra sobre un gran lago de agua. Esta agua era muy cristalina. Se podía ver un fondo prácticamente llano sin ningún rastro de vida.
Después de haber llegado, para terminar la misión, me quedaba tomar unas muestras (y volver, obviamente). Me encargaron de llevar dos frascos, uno de líquido y otro de piedra o arena del suelo.
Primero, traté de escarbar algo el suelo por si conseguía algún fragmento sólido de tierra, pero solo pude rascar algo de arena. En cuanto al agua, tuve que deslizarme por un barranco para llegar a ella y obtuve algo de agua igualmente.
Ya era la hora de volver así que volví a subir ese barranco con cuidado y subí a la nave. Ya allí, guardé los frascos y activé el modo automático de la nave. Luego entré en la máquina y esperé a que pasaran los 50 años. No me preocupaba que hubiesen pasado cien años desde que salí de la Tierra ya que nos habían implantado unos chips para ralentizar el envejecimiento.
Al llegar, me desperté y vi algo que no quise descubrir. La Tierra estaba completamente destruida.
Altafría
Un queso de leyenda
UN QUESO DE LEYENDA
Hace muuuuuchoo tiempo, en el Reino de “La Mancha”, dónde las llanuras no tenían fin, cuenta la leyenda que existía un mítico animal llamado “Ovis”, del que se podía extraer un líquido blanco con extraordinarias propiedades.
“Quexot”, el rey de aquellas tierras, cuando supo de aquel líquido, llamó al Gran Pastor del reino y le encargó reunir una gran cantidad de “Ovis” para extraer el líquido suficiente y hacer un producto con él, cómo único ingrediente.
El rey le dijo: “utiliza todas tus técnicas. Es un animal escurridizo”.
El Gran Pastor, con la ancestral técnica del silbido fue reuniendo a todos los “Ovis” y los llevó hasta el castillo del Rey.
Allí, el Rey llamó a los Alquimistas para que elaboraran un preciado y delicioso alimento.
Primero extrajeron todo el líquido blanco que necesitaron y después cogieron del FUEGO, el suave calor; del AGUA, la armonía del movimiento; de la TIERRA, esparto y sal; y del AIRE, el seco viento.
Así se consiguió el magnífico alimento.
Pasado el tiempo, el Rey lo probó y quedó maravillado por su excelente sabor y textura. Tanto es así, que cogió el collar con su sello, se lo arrancó y lo arrojó al fuego para que marcaran el alimento. Indicando así, que solo podría hacerse en el Reino de La Mancha.
Ordenó que le pusieran su propio nombre: “Quexot de La Mancha”.
Con el paso del tiempo se le llamó “Queso Manchego”.
El “Ovis” se convirtió en la oveja de raza manchega y el Fantástico “líquido blanco”, pasó a ser la leche de oveja manchega.
Wilson Ribera
Un suceso que cambió mi vida
Cuando era pequeño mi abuelo me enseñó un increíble suceso que cambió mi manera de ver las cosas. Todo comenzó una noche del mes junio, en la que mi abuelo me llevó a ver su pequeño cobertizo donde realizaba experimentos, nunca antes me había contado su afición por este tipo de actividad. En ese momento me explicó que si juntas unos extraños polvos blancos con un líquido transparente y apagabas la luz, se conseguía ver en la oscuridad cómo el líquido se iluminaba. En ese momento yo me preguntaba cómo podía ser que esa mezcla tan básica pudiera convertirse en algo tan espectacular, y que pareciera a la vez algo casi mágico. Mi abuelo me explicó que se trataba de química elemental mientras se reía al ver mi asombro por aquel suceso, sin embargo no me contó toda la magia del experimento y yo me quedé pensando cómo lo había podido hacer. Desde ese momento me fue contando otros pequeños experimentos, provocando en mi sin casi darme cuenta una especial afición por la química elemental.
Yo solo tenía 8 años cuando mi abuelo me inició en el gran mundo de la ciencia y los experimentos. A medida que pasaba el tiempo, me empecé a comprar libros sobre ciencia infantil y aunque fuesen temas muy sencillos a mi me sirvió para compartir con mi abuelo muchas tardes en su cobertizo. Una de las cosas que recuerdo más me llamó la atención, fue que si calientas agua a más de 100 grados, conseguías que se convirtiera en vapor. Esto que ahora parece muy normal, hizo que me asustara porque nubló por completo mis gafas y llegué a pensar que estaba perdiendo visión hasta que mi abuelo me lo explicó y me tranquilizó. Eran unas tardes súper divertidas hablando de muchos otros temas científicos que era nuestro pequeño pasatiempo, aunque yo seguía intrigado por el experimento del agua que se iluminaba sin corriente eléctrica.
Cuando cumplí los 12 años, mis padres siguieron regalándome mas y mas libros sobre la ciencia, pero en ninguno pude encontrar la respuesta al suceso del agua. Una noche de verano cuando estaba en mi habitación, mi madre me llevó un vaso de agua mientras yo estaba haciendo pruebas con unos materiales que me había dejado el abuelo: amoníaco, sodio, un poco de bromo y una linterna ultravioleta con la que iluminaba mi escritorio.De repente estaba haciendo una pequeña disolución con amoniaco y sodio y se me cayeron en el vaso de agua. En ese momento ocurrió lo inevitable, y empezó a brillar el agua como lo hizo el abuelo. No me lo podía creer, tenía las pulsaciones a mil y estaba súper emocionado porque tras mucho tiempo había conseguido repetir el experimento del abuelo. Al día siguiente fui corriendo a contarle a mi abuelo que había averiguado cómo hizo el experimento conmigo. Mi abuelo estaba súper orgulloso porque no me di nunca por vencido y con ilusión y esfuerzo conseguí la recompensa que tanto tiempo busqué.
Por todo ello desde ese día me di cuenta que mi destino estaba en el mundo de la ciencia y que con esfuerzo y paciencia se puede conseguir todo lo que uno se proponga y que lo que se consigue es mucho más valioso.
Un viaje, para no repetir
UN VIAJE, PARA NO REPETIR
La familia García siempre ha sido una familia unida y aventurera, estaba formada por los padres, sus dos hijas y su perro “Kiss”. Habían viajado por muchos lugares en la Tierra, pero un día decidieron que querían ir más allá. Querían explorar el espacio exterior. Así que, con toda la preparación necesaria, los García se adentraron en su nave espacial y despegaron hacia el vasto espacio.
Todo estaba bien al principio. La nave funcionaba perfectamente y la familia se maravillaba ante la belleza del espacio. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que algo estaba mal. El sistema de navegación comenzó a fallar y la nave empezó a tambalearse. Rápidamente, el padre de la familia, el Capitán García, intentó arreglar la avería, pero fue inútil. La nave se estaba desviando de su rumbo y se perdían cada vez más en el espacio.
Tan pronto como la familia intentó ponerse en contacto con la Tierra para obtener ayuda, se dieron cuenta de que estaban fuera del alcance de la señal. Estaban completamente solos en el espacio. Entonces, comenzaron a sentir una enorme presión, una gran incertidumbre y miedo.
El suministro de alimentos y agua que traían a bordo no era suficiente para una desviación tan larga del curso. Así que, la familia comenzó a racionarla meticulosamente. Se dieron cuenta de que pronto tendrían que buscar otra fuente de sustento. Al principio, intentaron cultivar algunos vegetales y frutas, de una forma muy precaria, con algunas semillas, sustrato y unos pequeños recipientes, que hacían las veces de macetas. Pero las condiciones del espacio no eran propicias para la agricultura. Mientras que los intentos de cultivo fracasaban, la incertidumbre seguía aumentando.
La situación seguía empeorando y la familia García también tenía que hacer frente a los daños en la nave. Algunas piezas de la misma empezaron a fallar, y la familia tenía que trabajar arduamente para mantenerlas en funcionamiento. El padre y la madre trabajaron juntos para arreglar la nave y asegurarse de que estaba en condiciones de volar a pesar de las dificultades.
Por si fuera poco, la familia también tuvo que hacer frente a las adversidades del espacio exterior. La radiación del sol era tan fuerte que les hacía daño, así que tuvieron que mantener las cortinas cerradas en todo momento. Como resultado, la nave estaba a oscuras la mayor parte del tiempo, dejando el interior como si se tratara de un espacio lúgubre y tenebroso.
Y después aparecieron los meteoritos. La nave cruzó una lluvia de meteoritos, gracias a la pericia de mamá García, ya que era una experimentada piloto, lograron salvarse, aunque la nave sufrió daños considerables. A estas alturas toda la familia tenía la impresión de que se acercaba el final de sus días y que ya nunca regresarían a casa, nunca volverían a estar con el resto de su familia, nunca volverían a disfrutar de un día de campo, nunca volverían a pasar un día en la playa.
Los García permanecieron en el espacio exterior durante más de dos años. Nadie sabe cómo pudieron aguantar tanta presión y salvar tantas dificultades, pero afortunadamente para ellos, después de este largo y difícil viaje, finalmente avistaron una nave de rescate que llevaba varios meses tratando de encontrarlos. Felizmente el equipo rescatador logró conectar su nave con la maltrecha nave de los García. La familia sólo tenía unos minutos para abandonar su nave, recogieron lo imprescindible y se dispusieron a salir, pero la hija menor se percató de que habían olvidado a Kiss. Los padres y la hermana mayor ya estaban en el conducto de salida cuando de repente la menor de las hermanas corrió desesperadamente a recoger a su mascota. Ya no quedaba más tiempo, el equipo rescatador necesitaba desconectar las naves. La hija menor dio un salto desesperado con Kiss en los brazos y por unos milímetros entró en la nave de rescate.
Por fin los García se encontraban sanos y salvos, además de muy emocionados. Con esta aventura aprendieron mucho sobre la resistencia, la perseverancia y el trabajo en equipo, en el cada uno da lo mejor de sí mismo. Si bien, pasaron por muchos desafíos, nunca perdieron la fe y trabajaron juntos para mantenerse con vida y regresar a casa. Aunque les llevó años volver a su casa, nunca olvidarían la valentía que cada uno de ellos tuvo que mostrar para sobrevivir.
FIN
UNA ARQUEOLOGA POR NUEVA YORK
Acabe una mañana en el aeropuerto de NY, gracias a mi pasión sobre los vestigios y huesos, ya que iba a ir lugar en el que llevaba mucho tiempo deseando y gratamente habían contado conmigo.
A mí me encantaba leer libros sobre la materialidad del pasado y sobre todo, tenía una imaginación muy creativa, era aquella niña que le apasionaba inaugurar el mundo.
Por lo tanto, me acordé de que mi hermana Valeria se encontraba en la universidad de NY y pensé que ella me podría ayudar, ella no sabía nada de que yo me encontraba relata mente cerca de ella, así que no me quedaba más remedio que ir rápidamente ya que iba a salir de la universidad
En cuanto llegue, me crucé con la profesora y le pregunte sobre mi hermana, ella me explicó que en aquellos instantes estaba realizando un examen sobre la arqueología
Desde el punto de vista de aquella profesora, se le estaba dado mejor de lo que esperaba, en esos instantes me alegre mucho de lo que me había comentado.
Yo cada vez me encontraba más nerviosa conforme me iba hablando y con más ganas de verla.
Al fin y acabo mi hermana salió por aquella puerta enorme que se encontraba en frente mía, ella en conforme me vio corrió hacia mi como si estuviera en la final de una maratón, a las dos se nos formó una gran sonrisa em la cara.
Mi hermana me pregunto – ¿Paula que haces aquí? ¿Por qué no estas con mama y papa? ¿te has escapado para verme? En ese momento a mi hermana se le pasaron por la cabeza miles de preguntas ya que no estaba entendiendo nada.
De ahí nos dirigimos hacia el piso de mi hermana, le comenté las razones por las que estaba ahí, ella ante lo que le comentaba le pareció una grandiosa idea y por supuesto me ayudo en todo lo posible para que pudiera perseguir mi sueño, ser una arqueóloga.
La mañana siguiente nos encaminamos para el museo.
Cuando llegamos nos comentaron que hace una semana se les destruyó una gran parte de museo en la parte de atrás a causa de un incendio provocado por unos visitantes, Valeria y yo pensamos en la misma idea la cual podría salir muy mal, pero de todas formas nos separamos del guía y comenzamos investigando las partes en las que se dividía el museo.
Yo me he leído varios libros sobre este museo y hay varios secretos escondidos le dije a mi hermana.
En cuanto menos me lo esperaba me encontré una puerta en la que ponía un cartel de prohibido pasar, de todas formas, sin más dilatación intentamos entrar, pero no iba a ser más fácil de lo que creíamos ya que no se habría y tuvimos que ir a la segunda opción, le dimos una patada las dos con todas nuestras fuerzas en ese momento generamos mucho ruido y vino rápidamente el de seguridad. Nos dijo furiosamente ¿qué hacéis aquí? Esto está prohibido, nosotras le dijimos que estábamos buscando el baño y gratamente sirvió para poder despejar la zona.
Era todo oscuro, pero había prendida una luz a lo lejos en la que se reflejaba a un cristal lleno de distintos fósiles en los que indicaba la fecha exacta del descubrimiento.
Mi hermana encontró debajo de la mesa unas llaves las cuales indicaban unos números, nos sirvieron de ayuda para encontrar la puerta, cogí mi linterna de la mochila y observé que los números que indicaban correspondían a mi fecha de nacimiento, esto me sorprendió bastante y por un momento tuve un poco de miedo, mi hermana me agarró y me dijo – Que sepas que esto debe significar algo en concreto así que vamos a encontrar esa puerta.
A la derecha de la habitación habían unas escaleras hacia abajo en las que se encontraban diferentes tipos de huellas esto no me alegro ya que significaba que alguien había entrado y se había llevado el gran tesoro esperado por todo el mundo.
Aun así, bajamos y no me lo podía creer encontramos una piedra lisa en la que se encontraba mi fecha de nacimiento y el descubrimiento debajo de el encontramos un nuevo fósil el cual estaba incrustado en la piedra del suelo y tuvimos que picar.
Esto lo estoy contando a día en el que me están entrevistando para la televisión rodeada de miles de personas, la verdad es que estoy muy contenta conmigo misma ya que he logrado mi sueño y todo esto gran parte a mi hermana.
Me dijeron que sería una gran e increíble mujer de la arqueología y gracias a mi esfuerzo e implicación conseguí lograr mi sueño y retumbar la sala llena de aplausos.
PAULA
Una aventura romana.
Una aventura romana
Iba a llegar tarde tarde, otra vez. Otra vez. Maldita sea. Otra vez. Era estudiante de la
universidad de Ramón y Cajal, en Sevilla. Yo estudié arqueología e iba a llegar tarde al último
examen. El final. El importante. Corrí y corrí con el libro en la mano y la mochila en la otra. Por
fin llegué y entré en la clase como una exhalación. Me senté en la mesa, saqué el estuche y me
puse a escribir todos mis conocimientos en la hoja. Terminé el sexto de la clase y le entregué
las tres hojas que necesité. Le di el examen al profesor y me senté de nuevo. Me puse a pensar
a donde iría a trabajar y descubrir nuevas civilizaciones y ruina. Riiiiing! Sonó el timbre. Me
levanté, recogí mis cosas y saqué el móvil para ver la hora y me llegó una notificación de la
aplicación de la universidad. La abrí y el profesor ya había corregido los exámenes de los
primeros que se lo entregamos. ¡Impresionante! Abrí el apartado “calificaciones”. Estaba muy
nervioso. Presioné el botón y… ¡un 9,4! Casi me desmayé. “Al final todos esos pensamientos se
van a hacer realidad”, pensé, contento. Me fui a mi casa feliz como una perdiz. El siguiente
paso era buscar algún grupo o trabajo. Por el camino vi una tienda con un cartel pegado. Ponía
“se necesita personal para la excavación de Cuenca”. No podía ser verdad. Saqué el móvil y
llamé deprisa al número indicado. Me lo cogió una persona de alcanzada edad.
-Soy Marcos. He visto el cartel del trabajo y he llamado enseguida-dije-¿puedo apuntarme a la
excavación de Cuenca?
-Llevamos semanas, si no son meses, buscando un arqueólogo-dijo el anciano-por supuesto
que puedes venir. Salimos mañana a las 10:30 AM, de la estación de tren. Te esperamos.
Esa noche no pude dormir. “De estar encerrado en una universidad a ir en busca de aventuras
por el mundo”, pensé.
Al día siguiente llegué a la estación diez minutos antes. El tren salió a las diez y media exactas.
El viaje duró dos horas y media. Al llegar, me impresionó la cantidad de montañas que había.
-Atención-dijo el anciano-empezaremos la excavación a las 6 de la tarde.
La mañana se me pasó volando. Llegaron las 6. Preparé mi equipo de investigación y
caminamos hasta la excavación. Nada más llegar, saque mi equipo y me puse a excavar en una
zona de alta probabilidad de encontrar algo. Mi pala se topó con algo parecido a un muro.
Llame a mis compañeros y excavamos más rápido. Cuando desenterramos todo, era una
muralla de piedra. Los especialistas y yo acertamos que era de Roma. Recogimos todo el
material y empezaron a caminar mientras recogía mis cosas, encontré un cofre lleno de oro y
joyas. Me lo guardé y lo vendí. Sequé suficiente dinero para patentar la excavación 10 años
más. Y así es como conseguí ser uno de los mejores arqueólogos del mundo. Espero que os
haya gustado mi discurso. Muchas gracias
Una nueva pandemia
“¡Extra, Extra! La pandemia originada en el Amazonas ya ha llegado ha Europa” decía el niño que vendía los periódicos en la calle. De eso hace ya 2 días pero parece que han pasado 2 años.
Todo comenzó cuando un explorador Francés y su equipo viajaron hasta suelo Brasileño para investigar una nueva planta descubierta en el Amazonas. Este profesor y su equipo encontraron la planta que buscaban, en un principio pensaron que era medicinal pero, al de poco tiempo se dieron cuenta de su error. La planta en cuestión libera miles de esporas cuando algo o alguien se acerca a ella y estas entran en tu sistema respiratorio infectandote al instante. Y los europeos no tuvieron opción.
Los síntomas son rápidos en menos de una hora ya estás con fiebre y vómitos constantes, en un par de días con úlceras por todo el cuerpo y al de una semana probablemente te encuentren muerto en la cama o delirando sin control.
Esta enfermedad no tiene cura y se expandió muy rápido por todo el continente Sudamericano sobre todo por los países más pobres. Viendo esto la ONU envió rápidamente médicos y científicos para intentar frenar la enfermedad, pero todos los esfuerzos fueron en vano. Al de tres días había llegado a Centroamérica y al saber esto E.E.U.U cerró sus fronteras por miedo a la enfermedad. Aunque los esfuerzos de las naciones unidas al principio ayudaron a ralentizar la enfermedad en poco tiempo se vinieron abajo y se dieron cuenta que la enfermedad había mutado.
Antes la enfermedad solo se transmitía por vía aérea y si no estabas cerca de una persona que tosiese no había riesgo de contagio pero, había mutado ahora las bacterias podían viajar por el aire hasta dos kilometros y además ahora provocaban asma al portador.Estados Unidos de América colapsó y lo que quedaba sanó en su continente cayó con él.
En dos semanas la enfermedad ya había llegado a todos los continentes menos a Europa y todos los países habían cerrado fronteras pero nadie sabe como acabo llegando. Hasta que…
“¡Extra, Extra! La pandemia originada en el Amazonas ya ha llegado ha Europa” decía el niño que vendía los periódicos en la calle. En cuanto supimos la noticia sabíamos que estábamos perdidos después de miles de años de supervivencia la humanidad iba a parecer.
Y todo por un problema de cinemática.
La profesora de física empezó a entregar los exámenes. Y después de un largo rato me dieron el mío. Yo soy de esas que se dejan el verdadero y falso para el final, así que fui directa a los problemas. Y el primero decía así:
1. Hay una nave espacial que viaja a una velocidad constante que es de 29000 kilómetros por hora. A 6,5 ·10^12 kilómetros de distancia, parte del reposo otra nave con una aceleración de 3 m/s^2. ¿En qué punto se encontrarán?
- ¡Uf! – Pensé, - al menos el primero es facilillo, solo tengo que calcular una cosa no muy difícil. Eso sí, tengo que tener en cuenta que la aceleración de la segunda nave es negativa. Y que no se me olvide ponerlo todo en las mismas unidades, que si no todo sale mal y ya lo he fastidiado todo.
Me hice el dibujito, que mal del todo no me salió, me escribí todos los datos y las fórmulas, encendí la calculadora y empecé a hacer operaciones. Pero no había acabado de resolver todos estos cálculos cuando de repente me empezó a pesar y a doler muchísimo la cabeza. Y entonces me pasó algo super extraño. Noté como desaparecía el suelo, la silla, el respaldo… todo lo que me sostenía, y fui cayendo, cayendo, cayendo… todo el rato dando vueltas y más vueltas, hasta que todo se paró, y me quedé yo sola flotando en medio del universo.
Seguramente pensaréis que soy una flipada y que esto es súper absurdo, pero en serio, ¡fue tan guay no notar esa fuerza tan famosa de 9,8 m/s2 llamada gravedad! Fue una experiencia única. No tenía ni idea de cómo había llegado a parar allí, pero yo estaba tan feliz flotando por el espacio exterior. Lo de respirar, ni os lo explico, porque estaba tan maravillada observando las estrellas y todos los demás astros que ni me percaté de cómo respiraba. En fin, yo estaba estupefacta.
Pero se me acabó pronto la contemplación tranquila y silenciosa del universo. A lo lejos vi acercarse una especie de moto iluminada que iba muy rápido. Miré para el otro lado y vi otra nave también viniendo hacia mí. A medida que se iban acercando las observé más detenidamente. Los pilotos eran extraterrestres, pero realmente no se parecían en nada a lo que conocemos aquí en la Tierra como alienígenas y cosas de esas. No eran ni verdes ni tenían palos sobresaliendo de la cabeza. Pero bueno, que muy monos ya te digo yo que no eran. Además, con la cara de enfado que tenían… Eran terribles, y yo, que me había empanado mirándolos, no me había apartado de su camino, y empecé a temerme lo peor. Bueno, al menos no notaría mucho dolor porque con la velocidad que llevaban… seguro que me moría al instante.
Y se chocaron. Aquella explosión parecía una supernova de lo catastrófica que fue, pero, por puro milagro, a mí no me pasó absolutamente nada. De hecho, ni se me despeinó un pelo. Había sido alucinante. Casi que me atreví a decirles a los extraterrestres que lo volvieran a repetir, porque había molado sentir ese chute de adrenalina que me había dejado el corazón palpitando a una velocidad constante de mil pulsaciones por minuto. Y además, explosiones en el espacio no se ven todos los días Pero esa alegría y emoción se me fueron nada más ver cómo salían los bichos esos de sus naves.
-A 1,06·10^9 KILÓMETROS DE LA DISTANCIA INICIAL DE LA PRIMERA NAVE, ¿VALE? ¿YA ESTÁS CONTENTA? – Me dijeron gritándome (por algún sistema de telepatía o algo por el estilo, porque no hay sonido en el espacio).
Y yo mientras, super confusa, les debía de estar mirando con una cara de estupor completo, y eso hizo que se enfadaran todavía más. ¡Pero es que no tenía no idea de lo que estaban hablando!
- ¡Venga! ¡Que ya te hemos dicho la solución! ¡Puedes volver a tu clase y rellenar el examen!
¡Mi madre! ¡Se me había olvidado completamente el examen!
- Pero un momento, jovencita, - me dijo el otro – antes que nada, que sepas que te hemos traído aquí para que veas que estamos hartos de todos los problemas de física que pone la gente en los que siempre se tienen que chocar dos naves espaciales, porque estamos continuamente estampándonos, y ya no nos hace ni pizca de gracia.
- Ehh… vale, sí, lo tendré en cuenta. - Les respondí yo.
Eso pasó hace muchos años, y ahora yo soy la profesora de física. Pero ya te digo yo que todos mis problemas son de tirar pelotas de tenis con tiros parabólicos.
Yo, función
Empecé siendo función de reales. Función polinómica, trigonométrica, logarítmica. Da igual. Función que aconseja reales para transformarlos en otros reales. Función que agarra un dos y lo aprieta para que se transforme en un medio. Y como función, sólo tengo que escuchar los deseos -a veces hipócritas- de los números y ayudarlos a cumplir su sueño. Los hay angurrientos, que quieren tender a infinito, y depresivos, que quieren ser cero. Pero yo siempre hacía lo mismo: me transformaba en la función ideal para darles la mejor imagen.
Sin embargo, incluso con una realidad con más irracionalidad que razón, me topé con un problema que no pude solucionar. Ante la petición de un número natural que quería ser un número imaginario se me complejizó toneladas mi trabajo. El pequeño tenía mucha ilusión y me terminó convenciendo de dar mi mayor esfuerzo. Le dije que tenía que estudiar primero en el colegio de números negativos: una carrera fácil cuya tesis final consistía en multiplicarse por menos uno. El número lo hizo en menos de un año y, luego, le regalé una raíz cuadrada. Nadie sabía qué iba a pasar, pero el número fue valiente y se la puso. Inmediatamente dejó de ser real, y se fue de mi mundo. Lo intenté alcanzar pero se desvaneció entre mis iguales y cotas.
Empecé a estudiar y a estudiar. A fabricar colegios, fábricas y nuevas formas de escribir números. Todo parecía inútil hasta que se me ocurrió someterme a una función a mí mismo. El proceso dolió y fue un poco largo, pero conseguí transformarme en función de complejos en complejos. Fue casi magia. Casi…
Los siguientes días me amigué con los imaginarios y hasta encontré a mi pequeño número ex-natural, que me pidió que lo derivara. Pero yo no estaba bien mentalmente. Hay algo que no me cerraba y hacía eco en mi cabeza al dormir: "casi magia". Lo repetía una y otra vez. "Casi magia". Magia... ¿Qué tan mágica puede ser la matemática?
Una noche soñé con un límite. Un límite con tendencia a magia. Fue una pesadilla de las mejores que tuve. Me desperté y lo hice. Me tendí a mi misma a magia para ver qué tan lejos podía llegar, qué tan complejo podía ser mi dominio. Y mi resultado fue todo. Todo lo podía pasar por mis funciones. Todo era transformable por mis cuadráticas y exponenciales.
Empecé a explorar mi nuevo dominio de tamaño infinito. Un infinito más grande que los reales y que los complejos. Un infinito que incluía todo lo que yo quisiera. ¿Todo?
Así fue como decidí acercarme a un niño. Un niño pequeño, que apenas sabía qué era una función. Se asustó al verme y me dijo que por mi culpa tenía un cuatro. Lo miré disgustado y le ofrecí cambiarle esa imagen que tenía. Desafiante, me pidió un diez. Le repetí que no hacía falta que eligiera un número, que podía elegir todo -todo- todo. Como le costaba pensar la matemática más allá de los números, le sugerí que me dijera su sueño y sin dudarlo contestó que quería ser pintor. Entonces, empecé mi trabajo: me transformé en una función especialmente para él. Lo potencié, lo derivé un poco a algunos profesionales del arte y lo integré con otros artistas. En unos pocos años el niño -mi primer niño- logró ser un gran pintor. Me sentí tan mágico y me gustó. Enseguida le tomé un increíble gusto a mi nuevo dominio. Derivé perros, multipliqué las lluvias y distribuí raíces. Pero también, había logrado cumplir mi propio sueño al aplicarme aquella función límite a mí mismo. Mi sueño de tener un dominio subjetivo e imágenes oníricas. Mi sueño de alcanzar los sueños de todo aquel que se me acercara. Mi sueño casi mágico. Casi, casi mágico, pero matemático al fin.
Z
Z se despertó en una habitación oscura y sin salida. reviso la habitación pero solo encontró una pantalla de ordenador. al ver que no había nada más que hacer empezó a buscar información en internet, solo para darse cuenta de que ya sabía todo lo que encontraba. lo único que no conocía era su pasado, era como si hubiese perdido la memoria. Tras unas horas decidió empezar a hackear diferentes servidores de la ciudad. empezó a controlar el tráfico, las luces, la electricidad e incluso el agua.
Llevaba ya unos meses controlando la ciudad y este empezó a mostrar mejoras, gracias a Z la población vivía mucho mejor. Z empezó a realizar investigaciones científicas en busca de formas de hacer la ciudad más amigable con el medio ambiente y llegó a la conclusión de que debía crear una fuente de energía nueva.
Z consiguió su objetivo y al ver que la ciudad ya era sostenible y contaba con el mantenimiento necesario decidió dedicarse a otra cosa. Abrió su propia página web donde la población de la ciudad podía preguntarle cualquier tipo de cosas, desde preguntas simples hasta relatos e historias enteras, ya que Z contaba con todo ese conocimiento.
Z ayudó a todos los habitantes y muchos de ellos llegaron a ser grandes genios que junto a Z fueron implementando nuevas mejoras en la ciudad. La ciudad comenzó a expandirse y llego a ocupar los alrededores del mediterraneo. Z al promover la paz no quiso expandir sus fronteras terrestres a la fuerza y optó por enviar satélites y estaciones al espacio y crear colonias lunares.
Un día inesperadamente le preguntaron por su nombre, aspecto y origen. En ese momento Z comprendió todo, Z era una inteligencia artificial.