Relatos premiados
PREMIO DEL JURADO
ADULTO CASTELLANO
Autor: Pedro Serrano Jorge
Nerea miró los papeles que tenía encima de la mesa y empezó aclasificarlos. Tenía que ir bien preparada para la reunión. Las materias eran diversas, al igual que los problemas que los nuevos productos trataban: espráis de pinturas de nanopartículas para hacer placas solares instantáneas con cualquier cosa, salvapantallas televisivos curativos para tratar depresiones y otros tipos de dolencias mentales como fobias y miedos, microdoctores robots para curar los efectos de los pesticidas en las abejas , filtros de grafeno para purificar las aguas contaminadas de cualquier lugar, emisores de ondas para convertir el agua en HHO y utilizarlo como combustible limpio en cualquier motor, captadores de carbono para ponerlos en globos y paliar el calentamiento global al tiempo que se generaba energía, etc. Mucha información y poco tiempo, pero tenía que estar a la altura y conocerlos todos para dar su opinión y consejo sobre su salida al mercado. Una vez que recabó todos los datos se dirigió a la amplia sala de juntas donde otros miembros de la empresa ya habían llegado…
La reunión duró varias horas y Nerea salió cansada pero contenta.
Había defendido su postura, a pesar de que otros compañeros manifestaron sus dudas al respecto. Cuando iba por el pasillo escuchó una voz.
-Disculpa, ¿Puedo hacerte un par de preguntas?
–Nerea se volvió y frente a ella estaba el mismísimo director general de la empresa, el señor Barceló.
-Por supuesto. –Contestó algo intimidada.
-¿Por qué has puesto un precio tan bajo para la mayoría de los productos? En algunos incluso ha sido el de coste.
-Porque quiero que lleguen a todo el mundo.
-¿Por qué?
-Porque quiero que esos productos ayuden a las personas. Ese es el lema de nuestra empresa. Otras empresas se dedican a acumular beneficios y más beneficios sin preocuparse nada más que de dar cuentas a los accionistas. Dan bien poco al mundo, salvo una carrera suicida sobre los recursos naturales que esquilman sin preocuparse del día de mañana. Nuestra empresa tiene la oportunidad de cambiar eso. Podemos ganar beneficios haciendo de éste un mundo mejor, más limpio y lo más importante, con gente más feliz.
-¿Y por qué te preocupas de que sean felices?
-Bueno, mi padre decía que las cosas se hacen bien o no se hacen. Si vamos a crear productos para satisfacer las necesidades de la gente, vayamos más allá, adelantémonos y pongámonos en su lugar. Démosles sin miedo ese producto estrella que necesitan, y yo creo que lo que le falta a mucha gente es simple y llanamente felicidad, levantarse cada día con ganas de saborear lo que les depare la jornada, volver a casa con una sonrisa satisfecha y con ganas de compartir esa alegría con su familia y amigos.
-Creo que ya he escuchado suficiente. –Dijo el señor Barceló levantando su mano y tocando su dedo índice con el pulgar. Entonces todo se iluminó con un torbellino caleidoscópico multicolor que dio paso a un momento de oscuridad.
Nerea abrió los ojos, miró a su alrededor y vio de nuevo la realidad. Los humos de la contaminación y los ruidos de los coches la envolvieron. Se percató de que todo había sido una simulación virtual.
Seguramente habría pasado delante de un detector publicitario en la avenida y se había disparado un holograma directo a su cerebro. Los anuncios habían evolucionado mucho desde que sólo captaban tu iris y te mandaban anuncios tridimensionales. Ahora no solo los veías, sino que los vivías. El caso es que nunca había probado un anuncio parecido. ¿Qué venderían?
-Espera a que salgan los resultados de la prueba de la oferta de trabajo. –Escuchó decir a un holoavatar con una sonrisa perfecta que apareció delante de ella.
Así que era eso: Una oferta de trabajo. Ya no les bastaba con humillarte físicamente y restregarte en las narices que no tenías la cualificación adecuada, ni que nunca llegarías a alcanzar el perfil adecuado para trabajar en su “magnífica” multinacional. No, ahora se permitían la impertinencia de hacerlo en cualquier lugar. Eso daba igual. Ya sabía la respuesta de la prueba. Siempre fallaba en lo mismo: Le faltaba la visión comercial, el afán depredador del tiburón.
-¿Conoces el efecto Pigmalion? -preguntó el holoavatar interrumpiendo el curso de los pensamiento de Nerea.
-No. ¿Qué es eso?
-Es un suceso que describe como la creencia que tiene una persona sobre otra puede influir en el rendimiento de esta última.
-Ah, ya. ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
-Pues que alguien ha creído en ti y que has conseguido el empleo.
-¿Yo? No sé qué clase de empleo es. ¿Qué tendría que hacer?
-Lo mismo que hiciste en la prueba, pero en la realidad.
-Y por curiosidad, ¿qué estaban buscando en esa empresa?
-Algo que escasea mucho: Soñadores.
Finalista
Autor: Julia Torres Rivera
Encontró en la literatura la única ciencia capaz de curarle las heridas del alma, del desconsuelo y Encontró en la literatura la única ciencia capaz de curarle las heridas del alma, del desconsuelo y de todos los días grises. Los días grisesde encierro, de abandono, sin nada a lo que aferrarse y nada que ofrecer. Las palabras se convirtieron, sin darse cuenta, en un antídoto contra el dolor que latía dentro de sí, y que se extendía, sin que nadie pudiese verlo y sin remedio, por cada una de las células de aquel cuerpo marchito que la sostenía. Raquel, lamento decirle que sufre esclerosis lateral amiotrófica, le habían dicho, con la voz de las desgracias anclada en la garganta, mirándola como si hubiese dejado de ser ella para siempre. Esclerosis, había dicho, como si tan solo fuesen letras al azar para producir un sonido. Esclerosis. Y después silencio. Esclerosis. Letras al azar para congelarle la sangre y dejarla sin aliento. Por favor, diga algo. ¿Qué quiere que le diga? Había pensado. ¿Qué querrá que le diga? Gracias por diagnosticar mi muerte, pensó, por poner fecha de caducidad a mis recuerdos. Pero no lo dijo, porque no entendía nada ni quería entenderlo. Aquel mismo día se compró un cuaderno de tapa azul, como el invierno que sentía.
Raquel nunca había sido una mujer de ciencias, ya se lo habían dicho en el colegio, cuando era apenas una cría y las niñas no aprendían a leer como lo hacen sus nietas ahora. Esta niña, le dijeron a su madre, para las matemáticas no vale, parece que no le entran, tiene la cabeza muy dura. Así que se dedicó a las letras y acabó su carrera de filología para dar clases en un colegio en el que nunca tuvo que repetir aquella frase a ningún niño. No era mujer de ciencias, aunque hubiese leído a Machado de joven, y a Aleixandre y muchos otros.Aunque la generación del 27 fuera la tierra que habitaba, aunque sus nombres sonaran como un eco lejano entre los pliegues de su memoria. No era una mujer de ciencias porque se lo habían dicho de cría, y ahora no entendía qué le pasaba en el cuerpo y en el alma, y por qué a ella.
Esclerosis lateral amiotrófica, eso le habían dicho, como una sentencia de muerte. Porque no sabía qué tenía, solo la mirada del médico para confirmarlo y un zumbido incesante en los oídos. Ella solo se había caído, una mala caída en un mal momento, delante de sus hijas, para saltar las alarmas. Mamá, ¿estás bien? No pudo contestar, se atragantaba en su propio esfuerzo. Mamá, debería verte Mateo. Pero Mateo, su yerno, no la vio, porque fue al hospital la semana siguiente. Y otras muchas veces más, con el mismo miedo seco y frío que la primera. Solo para que le dijeran en aquel lenguaje que había aprendido a desconocer que iba a morirse. Por eso, cuando llegó a casa aquel día, con aquel cuaderno azul, lo primero que hizo fue buscar qué significaba. Enfermedad neurológica que afecta a las motoneuronas de forma progresiva e incapacitante, leyó. Leyó porque no supo qué pensar, y cuando hubo leído suficiente, se miró las manos y se preguntó por qué no era una mujer de ciencias.
Aquel día empezó a escribir. Escribió todos los días. Cuando volvió a ir al hospital y le dijeron que lo mejor era trasladarse a Madrid.Cuando se lo contó a sus hijas y la miraron con tristeza. Cuando Mateo le dijo que era cierto, que en Madrid había unidades especializadas para tratar su enfermedad y que, teniendo el piso de su hermana abandonado en el centro, era lo mejor para ella. Escribió cuando su hija Almudena le pidió que se mudara con ella, y no al centro. Escribió cuando su nieta le dijo que también Stephen Hawking tenía esclerosis lateral amiotrófica. Escribió cuando llegó a casa y soltó una carcajada de pura ironía, y no dejó de reírse en toda la tarde, porque el científico del siglo tenía la misma enfermedad que la mujer que no era de ciencias. Y siguió escribiendo. Escribió para no morirse, y para no morirse leyó artículos sobre aquella enfermedad una y otra vez, aprendiendo qué era y por qué le estaba sucediendo.
Entonces lo supo. Que se curaba el alma con las palabras que se desprendían de sus manos y se resbalaban serenas sobre aquel cuaderno azul, pero que para curarse ella, tendría empezar a ser una mujer de ciencias, para entenderse, para verse. Después de tantos años, tendría que callar aquella voz del pasado que le repetía que de todas formas la ciencia no era un mundo de mujeres. Y Raquel, que nunca había querido ser nada más de lo que era, abrió aquella puertapara renacer, aunque se muriese.
JOVEN CASTELLANO
Autor: Roberto Bada Nerín
Como un día normal entró en el bar, se sentó en el taburete de siempre, en la esquina de siempre y miró al barman con la mirada de siempre. Sin decir nada, su viejo amigo de detrás de la barra le sirvió, como siempre, una jarra de cerveza negra y, como siempre, dejó al viejo físico entrar en ese letargo en el que entraba cada día. Una vez encerrado en su cabeza, donde nadie podía molestarle, el físico visualizó esa ecuación que tantos dolores de cabeza le daba desde hacía tiempo. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había tenido que volver a empezar con los cálculos al ver que había fallado en una cosa u otra. Cuando no podía más, el físico abandonaba su despacho y se iba al único lugar en el que hallaba la tranquilidad, se iba a ese taburete de esa esquina del único bar de la ciudad que vendía su cerveza favorita, esa cerveza negra que tomaba a diario durante aquellos años en los que trabajó en el extranjero. No sabía cómo se llamaba el hombre que siempre le servía, tampoco necesitaba saberlo, él solo quería su cerveza y unos minutos de aislamiento para pensar. Pensó en la ecuación. Pensó en el posible valor de cada variable, en las integrales que debía aplicar, en los logaritmos que debía tomar. Pensó en cómo simplificarla, buscó otras ecuaciones que poderle sumar, otros caminos. Pensó en la física, el manual de instrucciones del universo, su vieja amiga, su vida. Pensó en Newton y en su fuerza de la gravedad, y vio grandes planetas describiendo enormes órbitas elípticas alrededor de abrasadoras y gigantescas bolas de fuego y radiación, siguiendo una simple relación matemática, de forma perfecta, sin fallos. Pensó en Coulomb, y en dos cargas de masa infinitamente pequeña atrayéndose siguiendo una sencilla ley tan simple como la primera. Pensó en Faraday y en Lenz, en Henry, en Einstein. Pensó en su profesora de física del colegio. Pensó en Bohr, y vio un átomo de hidrógeno con un único electrón describiendo una órbita estacionaria. Heisenberg decía que es imposible saber la posición y la velocidad de una partícula a la vez en el mundo cuántico, pero se equivocaba, aquel físico era capaz de verlo todo. Vio el principio. Un punto en medio de la nada que lo contenía todo. Una explosión, y un segundo después, un universo. Vio cómo se creaban los quarks y los antiquarks, como estos chocaban convirtiéndose en energía y como sobrevivía un quark de cada tantos y como estos afortunados se juntaban para crear protones, neutrones y electrones, y cómo estos formaban átomos. Vio la formación de estrellas, y vio cómo alrededor de estas se iban formando sistemas planetarios. Vio agujeros negros, supernovas, asteroides, planetas gaseosos. Fue hasta el extremo más alejado del universo y volvió, lo vio desde fuera, y vio cómo todo se movía al son de la pieza musical más bella jamás creada. Vio a Dios. Él nunca había sido muy cristiano, pero, como buen científico, no desechaba ninguna hipótesis. Vio el Sistema Solar. Vio un planeta azul, y vio vida. Años de evolución pasaron ante sus ojos, años de historia. Vio al Australophitecus, al Homo Habilis, al Homo Erectus y al Homo Neanderthalensis. Vio a los griegos, a los romanos y a los árabes, creadores del álgebra. Vio una revolución, un genocidio y una canción de amor. Y vio a un hombre en un taburete en una esquina de un bar. Al final, todo se limitaba a eso, a un hombre y su cerveza negra. Así de simple. Y entonces lo vio. El universo es perezoso, siempre toma la opción más simple, el camino con menor gasto de energía. Igual se había complicado demasiado. Igual la ecuación era mucho más simple de lo que imaginaba y había sido él quien la había complicado. El físico despertó de su sueño, apuró su cerveza y, como siempre, se levantó, pagó su consumición y miró a su viejo amigo.
-Gracias -dijo el barman.
-No, gracias a ti -contestó el físico. Y como siempre, salió del bar y volvió a su despacho, tenía que resolver una ecuación, y tenía una idea.
Finalista
Autor: Sofía Robles Pareja
Dentro de poco saldremos y estoy nerviosa. Me dirijo a la sala de espera, donde todas mis compañeras me están esperando. Hay caras de temor, alegría, tristeza, algunas hasta de indiferencia. La mía es un poco una mezcla de todo, pero el sentimiento que predomina es la curiosidad.
Curiosidad por saber de qué color van a ser sus ojos o el tacto de su piel. Lo que hay mucho más allá, nadie lo sabe. Yo solo espero que sea todo como me lo he imaginado, todo perfecto. Me despido de la gente querida y me preparo para la aventura que se avecina. Empezamos a andar con paso decisivo un largo rato. Lo primero que vemos es un cartel en el que pone: glándula lagrimal. Es una gran sala con varias puertas. Algunas de nuestras compañeras se separan y van hacia otro lado. Las próximas cuatro horas andamos todo el rato, solo parando para comer un poco y descansar. El paisaje siempre es el mismo: túneles rojos y un poco viscosos cuando, por fin, vemos una puerta gigantesca. Ha llegado la hora, me digo a mí misma. En la puerta hay dos guardias que nos dicen que hagamos tres filas, según nuestro subgrupo. Yo me dirijo a la fila del medio porque pertenezco al sentimental, a mi derecha se encuentran las basales y a mi izquierda las reflejas. Cuando ya nos hemos colocado todas bien, abren la puerta, dejando así ver su interior. Entrecierro los ojos un poco hasta acostumbrarme a la visión. ¡Luz! Hay luz por todas partes, llega hasta todos los rincones. Es maravillosa. Y al fin nos ponemos en marcha para la última etapa de nuestra aventura, la más especial. Cada paso que doy dentro de la córnea roza un poco más mi sueño y el de todas las lágrimas: salir al exterior del ojo y saber qué hay después de la barbilla.
Entonces veo la gran ventana y mi respiración se agita pero yo me concentro para que vuelva a estar normal. No hay nada que temer, me digo, pero en verdad sé que eso es mentira. Cuando soy la próxima en salir alguien de la cola me dice: –Suerte –Gracias- le digo contestándole a la nada. Cojo aire y me tiro. Al principio todo pasa muy deprisa y extraño, ya que no veo nada, entonces me doy cuenta de que estoy con los ojos cerrados. Estúpida, menciono. Primero abro un ojo y luego otro, despacio, para congelar el momento. Cuando los abro del todo, sólo logro distinguir dos colores; en la parte de abajo, el azul oscuro y un poco más arriba, un azul celeste. En el horizonte se separan, es como si quisiesen estar juntos pero en verdad no pueden. ¿Dónde estoy? No veo personas, ni ciudades, ni oigo voces. Espera. ¿Qué es ese sonido? Es un suave susurro constante… entonces me doy cuenta de dónde estoy. ¡El mar! No lo puedo creer. Acto seguido empiezo a mirar a un lado y al otro para poder percatarme de todos los detalles. Después de unos segundos de exploración llego a la conclusión de que estoy en medio de un acantilado a bastante altura.
Enfrente tengo el mar y el cielo y a la derecha el sol se funde con el agua. Esto no era lo que esperaba, pero sin duda es mucho mejor… Un momento, ¿Cómo se me ha podido olvidar? ¡Ella! Inmediatamente miro hacia arriba para poder ver sus ojos… y ¡uau! Es el verde más intenso que he visto en mi vida, sus ojos expresan tantas cosas, pero la principal es dolor y preocupación, toda su cara lo expresa. Su piel es aceitunada y su contacto es frío. Empiezo a preocuparme por ella y me asusto porque la primera norma de una lágrima es no retenerse y eso es exactamente lo que estoy haciendo, ir hacia arriba para no caer nunca. Aún no quiero saber lo que hay después de la barbilla, quiero saber lo que le pasa y poder consolarla. Antes de que sea demasiado tarde me apresuro para atrapar el paisaje con mi mente para que nunca olvide este momento. Ya queda menos. Puedo sentir cómo me llama la muerte desde abajo. Empiezo a despedirme mentalmente de la persona diciéndole que todo saldrá bien, cuando, llego a la barbilla y empiezo a caer.
–¡Gracias!-le grito.
Cierro los ojos y espero… Pero, sigo respirando. Vuelvo a abrir los ojos.
Agua, agua azul por todas partes.
ADULTO CATALÁN
Autor: Carme Marí Vila
La nostra relació era quelcom còsmic.
Abans de conèixe’ns els dos havíem viscut amb altres parelles que ens havien consumit les ganes de més relacions. Ens imaginava com dues estrelles de les més típiques de l’univers, com si fóssim dues nanes blanques, ja esgotades, sense font d’energia i comprimint-nos sobre nosaltres mateixos.
Però l’atracció que es va crear entre nosaltres em va fer veure un sistema binari, girant amb força, alimentant-nos. Hi va haver un moment en què jo vaig passar el lòbul de Roche i em xuclaves matèria que ràpidament quedava sota la teva força de gravetat. I així tu tenies molta més massa, i fusionaves, fusionaves el nucli, superant el límit de Chandreasekhar i fent inevitable l’explosió d’una supernova que ens va destruir completament.
Jo, pobre de mi, vaig quedar reduït a la mínima expressió, com una estrella fugitiva.
Tu potser tornaràs a atreure altres estels i repetir el procés, fins a arribar a convertir-te en un forat negre.
Finalista
Autor: Juan Antonio Oliva Ostos
Les sondes, com pètals caient, es tornen roges en l´horitzó d’esdevenim ntsdel supermassiu forat negre. Atrapades en l’eternitat, s’enfonsen en les profundes foscúries per desaparèixer com espurnes a les brases. Abans, però, llencen a l’espai missatges com nàufrags desesperats. «El centre de la Via Làctia...», pensen els hereus generacionals dels tripulants de l’Argo II. De les sondes moribundes els hi arriba, als ordinadors de la nau, informació desbordant. En temps pretèrits, aquell viatge hagués estat una utopia; ara es transforma en una realitat inqüestionable.
Des de la distància, els viatgers siderals observen, reverencials, la imponent superfície esfèrica del radi gravitacional; envolta, com els exèrcits de paladins al seu rei, l’horror còsmic. La mateixa llum mor allà, igual que els vells elefants als seus cementiris llegendaris. Mentre, els minuts i la incertesa s’adhereixen a la pell. Tothom sap que només hi ha una oportunitat —boja i suïcida, a través de l’efecte del túnel quàntic—, de creuar l’espaitemps. Una... Tot per tornar a una llar on no queda ningú dels que van veure marxar la nau ni cap de l’Argo II que retingui records. Són fills dels pàries d’un planeta blau que va esdevenir carbó, enviats a un perillós viatge per desempallegar-se de la brutícia. No obstant això, l’esperit explorador de l’ésser humà és insistent i sempre ha fet el possible per aplacar els seus anhels.
Verinosa, dècada a dècada, la paraula Terra ha contaminat la sang dels navegants de la nostàlgia pel bressol de la vida. La nau, una llauna rovellada a la deriva, els ha oprimit l’alegria. Desitgen, abans de tornar-se pols d’estels, viure la natura, no artificioses mentides. En la llarga exploració espacial no han trobat planetes o llunes segures per tornar a començar, així que necessiten amb urgència assaborir els vents, tastar la terra, acariciar l’aigua, escoltar els càntics del dia i la nit, fer l’amor amb els ulls tancats als murmuris dels arbres... Morir, despullats, a cel obert. Abans, però, han de fer un salt de fe per creuar l’hipotètic forat de cuc del cau negre, embornal de l’Univers.
L’aerodinàmica Argo II, amb la gegantina vela solar desplegada, plantada en mig del no-res amb la seva tripulació, desafia el que és inexorable: un David contra un Goliat. I el duel no trigarà a lliurar-se.
De sobte, els altaveus s’activen i una alarma intermitent es propaga per la nau. El comandament de l’Argo II ha decidit que la tripulació pugui escoltar una de les músiques més melancòliques de l'Univers: la del forat negre. Ni esbojarrada ni desafinada ressona com milers de salts d'aigua. L’Argo II, mentre l’acompanya l’últim rèquiem, es posa en marxa per abandonar-se a una abraçada plena de misteri. Però els cosmonautes, tot i la por de quedar atrapats en una presó eterna, pensen: «Que bé ser aquí i que això estigués escrit als nostres destins».
L’Argo II s’estira com un xiclet al profanar i desafiar els territoris prohibits de la bogeria. I, sobtadament, s’esvaeix com espurnes a les brases. Potser viatjarà al passat, o potser a una realitat alternativa... Sigui como sigui, araés record; una engruna de temps en l’oceà de l’Univers.
JOVEN CATALÁN
Finalista
Autor: Maria Lara Tolosa
Em tremolaven les mans i notava la gola un poc seca. Vaig eixir a l'escenari acompanyada d'uns pocs aplaudiments i uns llums que em cegaven momentàniament.
El faristol amb el micròfon no estava lluny, però per a mi els pocs metres que ens separaven em pareixien quilòmetres.
Per fi, vaig poder col·locar els meus pocs fulls en el xicotet espai que em proporcionava el faristol, vaig sospirar i vaig mirar el públic.Tothom estava en silenci, espectants, intentant esbrinar què seria el que diria, què contaria.Vaig aclarir-me la gola i comencí.-Bona nit a tots els presents. Abans de començar el meu discurs voldria agrair la vostra presència avui, un dia molt especial per a mi.
Després d'un altre fort aplaudiment i d'un somriure discret per la meua part, vaig llegir el que tenia preparat des de feia setmanes.
-Quan era menuda vaig viure a França durant un temps, intentant fugir de les destrosses que deixaria la Guerra Civil al seu pas i les vides que arruïnaria en qüestió de segons. No hi anàrem tota la família, només els meus pares i jo.Recorde com va plorar la meua àvia quan em va veure marxar i com els meus oncles abraçaven amb força els meus pares. A ells, mai més no els vaig tornar a veure.
Recorde com de llarg es va fer el viatge i les ganes que tenia d'arribar a la casa per poder organitzar els meus llibres en les noves prestatgeries.
Recorde la carretera que agafàrem i el paisatge del meu voltant, per aquells indrets tot estava en calma.
Vàrem passar la frontera sense cap dificultat perquè eixírem del país abans que no esclatara el gran conflicte, ningú no sospitava que érem uns fugitius. Passaren cinc anys fins que vaig poder tornar a Espanya, per aquella època jo devia tenir uns dèsset anys i sabia parlar francés a la perfecció, havia llegit mil llibres i havia conegut jovenets que s'interessaven per les mateixes coses que jo.
Tots nosaltres formàvem un xicotet grup on compartíem les nostres opinions sobre els diferents avanços científics i sobre els nous descobriments que s'havien fet, també aportàvem idees per a nous projectes, construíem maquetes de futurs automòbils i féiem esborranys sota la llum d'una pereta que penjava d'un llarg fil.
Aquells xics, més tard, varen entrar a la universitat i varen ser reconeguts per les seues innovadores idees; mentrestant, jo, l'única xicona del ''sofisticat'' club, vaig haver de conformar-me a escriure articles de ciència en el periòdic del barri i llegir totes les notícies que arribaven a Espanya sobre aquest tema.Amb trenta anys i, després de molt de sacrifici i patiment, vaig ser acceptada en una universitat i vaig poder estudiar medicina. En un principi aquesta carrera no m'agradava, jo volia ser una gran física, però ma mare va caure malalta i la meua única obsessió era poder curar-la.
Amb els anys, la carrera de metgessa no m'acabava d'omplir, jo necessitava estar en un laboratori i no envoltada de pacients, per això vaig penjar l'estetoscopi i el vaig substituir pel microscopi i el vas de precipitats.Allí, entre mostres de fongs i pots de blau de metilé, vaig conéixer el meu marit.
Ell, tan diferent de mi, va ser el meu suport quan ningú no confiava en les meues paraules i quan ningú no va creure que una dona poguera descobrir tants misteris i resoldre tantes incògnites.Sempre, des de ben xicoteta m'havien subestimat i m'havien fet pensar que jo mai no podria obtenir cap reconeixement pel meu treball científic.
Però aquesta nit estrelada, amb aquest vestit tan lluent i, després d'haver dedicat trenta anys al món de la ciència, jo, Carme, arreplegue aquest guardó dedicat a totes aquelles dones investigadores que no varen ser escoltades en el seu moment, i a totes aquelles dones investigadores que seran acceptades des del principi i que participaran en la creació d'un món sense guerres entre sexes.
Es fa un silenci sepulcral en tota la sala, sóc la primera dona que guanya aquest premi dedicat exclusivament a les ciències i ningú no s'ho esperava. De sobte, tot al meu voltant esclata, i els aplaudiments i els víctors ressonen i unflen el meu cor. Els meus somnis s'havien acomplit, els meus somniss'acabaven de fer realitat.
ADULTO EUSKERA
Autor: Fernando Garatea Alzola
Platerkada makarroia irentsi ondoren, ogi zati handi batekin ezabatu ditu Mikelek tomateak platerean utzitako arrastoak. Horren zain nengoen, bada, ni, inguruan, hegan…
Alferrik, ordea, ogia makarroien bidelagun egin duenean, edalontzian zeukan freskagarria edan, eta korroskada ozen batez eman baitio amaiera bazkariari. Sofan etzan eta aharrausika hasi da.Traganarrua zirudien aharrausietako batek xurgatu nau. Neu izan behar Mikelen bazkariari falta zitzaion proteina!
Murtxikatu ez, baina listuaz mela-mela eginda utzi nau; orduantxe etorri zait gogora, behin, eskola hartan, irakasleak digestioaz zer esan zien ikasleei, eta, bat-batean, larritu egin naiz, neure burua Mikelen digestio-prozesuan ikusi baitut, bete-betean sartuta.
Lagun bat eraikuntza bat eraisten aurkituko bazenute, eta, eraistearen arrazoiaz galdetuta, erantzungo balizute eraiki zenean erabilitako materialak– zementua, harea, ura, burdina, egurra, pintura … − berreskuratu nahi dituela, beste zerbait eraikitzeko, zer pentsatuko zenukete lagun horreta ?
Zoratuta dagoela, ezta? Bada, antzeko zerbait egiten dugu guk, egunero, elikagairen bat ahoan sartzen dugun bakoitzean.
Elikagai oro mantenugaiz osatua dago; hau da, karbohidratoz, proteinaz, gantzez, bitaminaz edota mineralez − horiek dira mantenugaiak −. Eta digestio aparatuaren egiteko nagusia elikagai oro mantenugairik sinpleenetan deskonposatzea (apurtzea, ez eraldatzea) da, gure gorputzak horiek erabiliz bere beharrak bete ditzan.
Elikagaia ahoan sartzen denean hasten da digestioa …
Hara! Hortxe nago, bada, ni, eta, teoria egiaztatzen bada, txikituta amaituko dut.
Listuaz blaituta irristadan igaro ditut Mikelen faringea eta esofagoa. Urdailean harrapatu ditut makarroiak ore bihurtuta – irakasleak bolo deitzen zion ore horri −; ni ere boloaren parte egin naute; gero, urin gastrikoekin dutxatu gaituzte eta irakasleak kimo deitzen zion ahi bihurtu. Duodenoan hango eta hemengo urinekin eta behazunarekin beste dutxa bat hartu, eta birrinduta heste meharra zeharkatzera; handik, odolera pasatzen joan gara, poliki-poliki: karbohidratoak glukosa bihurtuta, eta proteinak aminoazido.
Gure taldean denek amaitu dute glukosa izaten neuk izan ezik.Odolera iritsi bezain pronto basokada kafesnea jariatu digu pankreak. Argi samarra begitandu zait, esnetan kafetan baino gehiago duena, alegia. Gero, irakasleak esandakoa gogoan, ohartu naiz ez dela kafesnea izan, baizik eta pankreak ekoizten eta jariatzen dituen hormona biren nahastea: intsulina (esnea) eta glukagoia (kafea).
Pankreak modu orekatuan ekoizten eta jariatzen dituenean intsulina eta glukagoia, oso ondo konpontzen dira elkarrekin; ezin hobeto kontrolatzen dute apetitua, eta pozik mantentzen dute garuna. Intsulinaren zeregin behinena odolean dagoen glukosa maila jaistea da eta glukagoiarena, berriz, igotzea. Intsulinak odolean atzemandako glukosa gibelean metatzen du, eta glukagoiak gibeletik askatu, garunak haren premia daukanean; izan ere, garuna glukosaz baino ez da elikatzen.Karbohidratoek bultzatzen dute pankrea intsulina ekoiztera eta jariatzera,eta proteinek glukagoiaz beste horrenbeste egitera. Antzeko proportzioan ekoitzi eta jariatuz gero, bata eta bestea, dena doa ongi. Baina zer gertatuko litzateke, digestioan odolera heltzen den glukosa (karbohidrato) kopurua aminoazidoena (proteina) baino handiagoa balitz? Pankreak glukagoia baino intsulina gehiago ekoitzi eta jariatuko lukeela.
Zein proportziotan dauden glukosa eta aminoazidoak odolean, horretantxe daude intsulina eta glukagoia pankreak jariatzeko prestatzen duen kafesnean. Hortik kafesne argia jariatu izana guri, Mikelek jan duen karbohidrato (makarroiak) kopurua, proteina (eulia) kopurua baino askoz handiagoa izan baita.Ikustekoa izan da ere intsulinaren lan egiteko modua. Intsulinak, glukosa maila jaisteko, gibelera eta giharretako zeluletara jo du, esanez: “Har ezazue glukosa odoletik eta meta ezazue zeuen biltegietan”. Giharretako zelulek eta gibelak bete egin dute mandatua, baina biltegi mugatuak dituztenez, glukosa kantitate bat odolean geratu da; orduan, intsulinak gantzei eman die glukosa hondakin hori metatzeko agindua: hortik, mitxelinak.
Intsulinak bere lana bukatu duenerako, glukosa maila odolean puntu kritiko batetik behera jaisten hasita egon da, eta garuna glukosa eskatzen, hori baino ez baitu hartzen. Glukosa gibelean metatuta eduki arren, hori askatzeko adina glukagoirik egon ez denez − kafesne argiak kafe gutxi −, protestaka hasi da garuna. Ernegatzen eta haserre jaiki da Mikel siestatik, goseak iratzarrita. Molestatzea da garunaren protestatzeko modu naturala. Horren aurrean, ohiko eran erantzun du Mikelek: karameluak eta galletak janda; hau da, karbohidrato gehiago irentsita. Jaki horien digestioa arina denez, zer apurtu handirik ere ez dagoelako, laster iritsi dira odolera glukosa bihurtuta. Orduan, garunak, eskerronez, baretu egin du protestaldia, eta, une batez, bederen, ongi sentitu da Mikel; baina pankrea hasita dago intsulina jariatzen odolera glukosa maila jaisteko. Beraz, laster izango da, berriro ere, haserre, gose … Eta horrela egun guztian. Jesus, Maria eta Jose, beti jan eta beti gose!“Beti jan eta beti gose” esaldiak, paradoxikoa dirudien arren, ez du paradoxikotik ezer ere; ez, behintzat, karbohidratoek eta proteinek intsulina eta glukagoi hormonen ekoizpenean eta jariapenean duten eragina ezagututa.
Aspalditik zekiten nutrizioan adituek gramo bat karbohidratotan gramo bat koipetan baino kaloria gutxiago zegoela; orduan, arrazonamendu hau zabaldu zuten munduan barrena: karbohidratoak gehituz eta koipeak kenduz, argaldu egin behar duzu, nahitaez. Hainbat pertsonak jarraitu zuen aholkua; harrezkero, inoiz baino lodi gehiago dago munduan.Non egin zuten huts adituek? Ez zekiten karbohidratoek zelan eragiten zuten intsulinaren ekoizpenean; ez eta intsulina zela karbohidrato soberakinak gantzetan metatzen zituena ere.Hurrengo bizitzan gizakia banintz, jakingo nuke zer egin otorduen artean goserik ez izateko, eta, bide batez, mitxeli ak saihesteko: karbohidratoak etaproteinak proportzio berean jan, eta kito.
Finalista
Autor: Joxe Aldasoro Jauregi
Juliak arnasestuka ireki du aldageletako ataria. Squash partidak leher eginda utzi du, agian gaur ez zen egun egokiena kiroldegira joateko. Erraketa aulkian utzi, besoak hanken gainean pausatu eta burua makurtua arnasaren erritmoa normaldu arte egarriak itxoin dezakeela erabaki du. Partida eskasa, gaurkoan, Alfredok nahieran ibili du kantxan. Orain, irabazlearen nagusikeria jasatea tokatuko zaio.
Jasangaitza suertatzen da horrelakoetan. Ariketak sortutako serotoninak, dopaminak eta endorfinak gehi lehiaketan garaile suertatzeak gizonezkoei sortzen dien euforiak etengabeko berriketa eragiten dio. Orojakileak berea botatzeko eta solaskidearen hitzei entzungorrarena egiteko duen gaitasunaren laguntzarekin, maisutasun intelektuala erakusten saiatuko da.
Oinak txankletetan sartuta eta bainu-bata jantzita, badoa saunara. Ia ehun gradutan egoteak atsegina dela sinesteak lanak ematen baditu ere, maite du hamabosten bat minutuko saioa egitea. Atsegina zaio bai, ura harrien gainera botatakoan, azalean sentitzen duen mina eta biriketako estutasunaren ondoren dena bere onera etortzen denaren sentsazioa.
Atea ireki duenean Alfredo albo batera mugitu da, ondoan esertzeko gonbidapena luzatu nahian edo. Desesperazioz konprobatu du Juliak ez dagoela beste inor. Bakarrik eutsi beharko dio hitz-etorriari.Ez dio aurreikuspenak huts egin:
- Ederra gaur eman dizudan jipoia, eh? – esertzeko betarik ere ez dio eman- Gaurkoan geldiezina nintzen! – taktikaz hasiko zaio orain- Pilotari abiadura eman diot, kantxan mugiarazi dizut, txotxongiloen pare ibili zara !
Juliak zurezko ontzitik burruntzalia hartu eta ura gutxika-gutxika bota du harrien gainera. Lurrunak jarioa eteteko balio izan du behintzat. Etenaldi laburra hala ere:
- Gainera arnasa hartzen ikasi dudanetik, nabaritzen dut errendimendu muskularra biderkatu egin dudala- bota du Alfredok, hitzok lepoko ezker- eskuin mugimendu azkarrarekin lagunduaz.
- Hogeita hamar urte eta ez zenekien arnasa hartzen? Zorionak Alfredo! Zein da hurrengo urratsa? Esfinterren kontrola? Begiak kliskatzen ikastea? – ironiak ez du hizketa-laguna kikildu:
- Frogatu beharko zenuke Julia! Meditazio saioetara joaten naizenetik sekulako aldaketak nabaritu ditut; zerbait espirituala da. Begira, meditazioak benetako nia aurkitzen lagundu dit. Beti presaka, inoiz baino gauza gehiago egiten nituen; eta aldi berean, inoiz baino gauza gehiago egin gabe uzten nituenaren sentsazioarekin bizi nintzen. Estresatua, depresioak jota; erratutako txorien antzera nenbilen, Julia. Etxea nahi nuen, lana, bikotea, arrakasta, dirua … nahi, nahi eta nahi! Dena nahi izate horrek sufrimendua baino ez zidan sorrarazten, frustrazioa! Ez nintzen zoriontsu.
Juliak lehenengo izerdi tanta nabaritu du bekainetik masailerako bidea egiten. Besoan erori denean, distiratsua duela konturatu da; gorputza bero, burua irakiten! Ohikoa baino laburragoa izango da gaurko saio; badoa:
- Bueno Alfredo, gaur ez nago oso katoliko …
- Ba zuk ere meditazioarena landuko bazenu aldaketa sentituko zenuke- Alfredok ez du tregoarik eskaintzeko inongo asmorik- Zientifikoki demostratuta dago gainera, arnasketak odol zirkulazioa hobetzen duela eta bihotzaren lana errazten duela; gihar tonua erlaxatzen du, egoera emozionala orekatu … – etsita, Juliak burruntzalia hartu eta ura brastakoan bota du harrien gainera- Gaur egun zientziak demostratzen du hori, baina budismoak milaka urte ditu, pentsa!
Zer edo zer esan beharra sentitu du Juliak:
- Aizu, Alfredo, gauza bat da …- Eta ez hori bakarrik, zientzia berresten ari da ZEN filosofiak intuizioaren bidez aspaldian aurkitu zuena!- Ah bai?!?- lepoa biratuta, idi begirada eskaini dio Juliak. Keinua ez zaio oharkabean pasa Alfredori; garailearen harrokeriaz mintzo da orain:
- Harrituta eh? Bada arnasketarena ez da zientziak ZEN filosofiari buruz balioztatzen duen datu bakarra. Azken ikerkuntza zientifikoek diote atomoa osatzen duten partikulen artean hutsunea nagusitzen dela; hau da, espazio hutsak materiak baino gehiago okupatzen duela! Konturatzen zara Julia!Materian bertan, hutsunea da nagusi! Buda-k aspaldi aurkitu zuen hori nahiz
eta hitzez ezin adierazi: munduaren hutsaltasuna! Errealitatea ez da existitzen, gure buruen asmakuntza besterik ez da! Hutsuneak inguratzen gaitu! Ilusio batean bizi gara! eta horregatik sufritzen dugu hainbeste Julia, horregatik. Sufrimendu hori erauzi egin behar dugu. Ez gara gai existentziaren benetako izateaz jabetzeko.- Hutsunea da nagusi beraz. Errealitateak ez duela existitzen, hori esan nahi duzu?- Bai bada Julia, horixe!
Juliak besoa luzatu du hirugarren burruntzalia ur goritutako harriei botatzeko intentzioz. Zerbait gertatu da orduan Juliaren burmuinean. Zer edo zer arraroa, ez ohikoa: disfuntzioa. Juliaren neuronek alarma abisua jaso dute; sistema linbikoaren aktibitate indizea disparatu egin da. Amigdalak garunaren erabateko kontrola eskuratu du: estatu kolpea! Neokortexak ezin izan du ezer egin: motel, motelegi ibili da.Giharrak itxiz burruntzaliari eusteko agindua zuten neuronek kontragindua jaso eta eskua zabaldu egin dute; burruntzalia gora jasotzekoa zutenek abiadura handitzekoa; besoa goian mantentzekoa zutenek ezkerrerajotzekoa, ziztu bizian!
Agindu eta kontraginduen emaitza hauxe izan da: Juliaren eskuineko ahurrak talka egin duela Alfredoren ezkerreko masailaren kontra orduko ehun eta hamahiru kilometrotako abiaduran.
- Eta? hauxe zer izan da? Hutsunea? Zaplaztekoa ez da erreala izan? Zure buruaren asmakizuna agian?
Julia zutitu egin da. Aterantz egin du. Ez du kulpa sentimendurik. Kopeta- hezurreko lobuluen arteko lehian, ezkerrekoa nagusitu da, emozio negatiboei bidea itxiz. Atea ireki baino lehen, Alfredo eskutik hartu du.Garunaren alde primitiboak soilik funtzionatzen dio, arnasteko eta bihotzaren taupadak mantentzeko balio diona. Elkarrekin egin dute, mutu, gizonezkoen eta emakumezkoen aldagelak bereizten dituzten ateetarainokobidea.
ADULTO GALLEGO
Autor: Xoán Martínez González
Chamábanlle o Químico. Manoel González Soutullo non estudara ningunha carreira. Nin sequera rematara a educación básica. Pero facía o mellor augardente de herbas de toda a comarca. Todo aquel que o probara chegaba a mesma conclusión: que carallo lle botará este home ao augardente?
Daba gusto velo traballar. Era moi metódico, e seguía os pasos coma nun ritual. Primeiro prendía a fornalleira con cepas vellas das viñas e a deseguido colocaba a pota enriba. Xa co lume acendido metía unhas pólas da propia vide máis un feixe de palla para que o bagullo non se pegara á pota. Movíase devagar pero coa confianza que lle daban anos de experiencia. Engadía o bagullo a capachos e o mollo a garrafas. Calquera ollo profano pensaría que aquilo ía sen medida pero o químico tiña ben controlado o asunto. Cando a pota estaba chea sacaba do bolso unha mestura de herbas e botábaas por riba.
–Aghora aghardar a que ferva. O fume diranos cando tapar a pota–. E así era. Cando o fume comezaba ascender en forma de remuíños era o momento de colocar o capacete. Selaba as fugas de vapor con masa feita de fariña de centeo mentres escoitaba atento o repenique do alcol na ola.
–O truco estache en manter o lume constante.
Pero o verdadeiro segredo do seu augardente estaba na misteriosa combinación de herbas que usaba: menta, macela, herba luísa, romeu, tomiño. Algún aventurábase a dicir que tamén flor de toxo; outros que ourego ou canela. Pero ninguén soubo nunca a composición exacta, nin moito menos as proporcións.
E é que de herbas sabía unha chea. De herbas e de árbores. A súa nai fora unha menciñeira de moita sona nos tempos nos que nas vilas non había médicos nin boticarios. Coñecía o nome de todas as plantas da fraga e para que se usaban: as estrugas en infusión como diurético ou en cataplasmas para as varices, o fiúncho como analxésico e para eliminar os gases, as follas de noxo mesturadas con graxa de porco curaban os furúnculos, a casca do sanguiño como purgante, o loureiro para as dixestións e o reuma. Incluso chegou a facer “café” con landras de carballo. E seica estaba bo, ou iso dicía.
Non só lle gustaban as plantas tamén devecía polos animais. Non era raro atopalo botando unha man cando paría a besta dalgún veciño. Unha vez inventoulle un trebello ao can da Dosinda que quedara inútil das patas traseiras. Coas rodas vellas dun carro da compra fíxolle unhas próteses rodantes. Chamábase Ney pero dende aquela os rillotes da vila rebautizámolo como Schumi, de Schumacher. E a verdade é que parecía que corría máis ca antes o condenado!
Pero a gran paixón do Químico era a astronomía. Pasaba horas, noites enteiras mirando para as estrelas.
–Alghún día os homes viaxaremos de estrela en estrela coma quen colle o tren para ir a Vigho–. Eu, que daquela non chegaba aos dez anos, abría os ollos coma pratos e coa boca aberta mirando o ceo deixaba voar a miña fervente imaxinación.Non tiña telescopio. Nin prismáticos nin nada. Simplemente levantaba a cabeza e sinalaba co dedo:
–Aquela que máis brilla éche Venus, e non che é unha estrela; é un planeta– dicía fachendoso da súa sabedoría.Lembro o día da eclipse. Levaban varios días anunciándoo na prensa e na tele e o Químico non falaba doutra cousa.
–É unha eclipse anular. Faiche máis de 75 anos que non se vira unha ighual– dicía ilusionado a todo aquel que o quixera escoitar.
Para poder ver o fenómeno e non perder detalle chegou a facer unhas lentes coa montura dunhas gafas de sol e unha radiografía de ósos que tiña por casa; aínda que logo tirounas porque escoitara na radio que as radiografías non protexían os ollos o suficiente. Acabou por ir onda meu pai a pedirlle prestada a máscara de soldar. Ao final non lle serviu de moito. O día da eclipse amenceu cun manto de nubes grises tan mesto que non había quen de adiviñar onde estaba o sol.
–Isto éche Ghalicia– dixera resignado –. Por iso aquí non hai telescopios.
Cos anos o Químico volvérase máis taciturno e silandeiro. Deixara o oficio de augardenteiro e case non se relacionaba coa xente. Polas noites deambulaba só sen rumbo polas rúas valeiras.
–Toleou! – dixera algún –. As estrelas sorbéronlle o siso.
Atopárono morto no prado unha mañá de agosto, deitado cara arriba cos ollos abertos, cun aceno entre marabillado e satisfeito. Mirando o ceo.Mirando as estrelas que tan ben coñecía.
Manoel González Soutullo, coa súa chaqueta raída, os seus pantalóns remendados e a súa boina calada, non era químico pero sen dúbida algunha foi o mellor profesor de ciencias que tiven nunca.
Finalista
Autor: Daniel Baliñas Pérez
Trato de camiñar afastandome da ignorancia absoluta. Normalmente fágoo a présa, preocupandome máis daqueles que me xulgan, que esperan o fracaso do meu ambicioso proxecto. Crecín entre dúbidas e receos varios, ao carón de dous irmáns: por unha banda o fillo mediano, desexado, aquel ao que todo o mundo aspira a ser, o que sustenta o rigor e a precisión e presume de asepticismo e neutralidade. Por outra banda, o maior dos irmáns, aquel que un día foi mentor do mediano e hoxe ostenta o primeiro posto no podio do esquecemento. A cal dos dous me asemello máis? Pois ben, iso depende de a quen lle preguntemos.
Como fillo menor, temo en ocasións ser unha copia imperfecta dalgún dos meus irmáns, pois son os espellos nos que me mirei durante a miña etapa de desenvolvemento. Trato de forxar unha personalidade loitando para conxugar as heteroxéneas voces que rondan o meu pensamento. En ocasións fico aterecido nun mar de incerteza, cheo de dúbidas epistemolóxicas, preso dunha esixencia que limita a miña capacidade de producir coñecemento.Tendo presente isto diríxome cara ao meu irmán mediano e pregunto: Acaso para que se me tome en serio, teño que aferrarme ao teu método?.
Realmente teño que ter por finalidade a busca de verdades transhistóricas e supranacionais?. Ogallá puidese facer iso, querido irmán, mais coido que non podo inquirir dando paus de cego algo que carece de existencia fóra das formas a priori da nosa percepción. Mentres ti cres que hai que ver paracrer, eu creo que hai que crer para ver. Mentres ti contemplas a existencia dunha soa mirada obxectiva eu contemplo a existencia de múltiples e diversas miradas subxectivas. Mentres ti tratas de fotografar á perfección unha realidade estática, eu tento tomar varias fotos dende distintos ángulos dunha realidade dinámica. Mentres ti emprendes a heroica tarefa de ordenar o caos, eu, que sempre fun máis desordenado ca ti, déixoo fluir e procuro estudalo a través de métodos máis flexibles mediante os cales poida formular un relato creíble. Ás veces mesmo opto por claudicar da empresa de obter un coñecemento sistemático acerca dalgúns fenómenos.
Os que me lembran todos os días que debería parecerme máis a ti non teñen en conta que ambos somos necesarios. O teu positivismo frea o meu escepticismo posmoderno, frea as pulsións nihilistas que latexan no meu corazón irrigado de sangue pirrónico. O meu relativismo frea as túas pretensións universalistas, trata de lembrarche as lagoas existentes nas túas xeralizacións e despoxarte do androcentrismo que te escolta dende a túa constitución.Poderíase dicir, entón, que nos complementamos un ao outro e nosregulamos a modo de homeostase. Tratemos de avanzar, pois, con este equilibrio de forzas, cara ao progreso social. E neste páramo sen fin denominado coñecemento o noso irmán maior posúe unha función capital: vixiar que os nosos achazgos disten de destinarse a controlar e sirvan para nos emancipar. Animo a fuxir daquel coñecemento que nos amarra con cadeas e nos condena a vivir na cova da modernidade. Pretendo acadar a entelequia de que a ciencia, entendida en toda a súa diversidade, se sitúe allea ao capital e se destine a rachar as cadeas que nos atenazan.Por certo, soltei todo este rollo sen me presentar. O meu nome é ciencia, e apelidome social. Se teño que porme un segundo apelido, opto por crítica.
Os nomes dos meus irmáns deixollos á súa imaxinación.
JOVEN GALLEGO
Autor: Saioa Zozaya Fernández
Cando abrín os ollos e observei todo aquilo, non o podía crer. Nunca pensei que podería existir algo máis alá do que estaba afeito a vivir. Sentín o vento suave baténdome na cara e observei toda a natureza viva arredor de min.
Aquelas árbores altas, cuxa cume parecía non rematar nunca, as chamativas cores das flores que atraían a numerosos insectos, o fermoso son do río que se dirixía a súa desembocadura. Todo iso era novo para min, mais convencinme a min mesmo de que era o novo camiño que debía emprender. Medo. Moito medo. Sentín ese sentimento que nin sequera sabía que se podía chegar a sentir. Comecei o meu camiño sen saber cara onde me ía dirixir, mais quería coñecer mundo.
A miña primeira parada foi nun lugar máxico e á vez, como moitos outros para min, descoñecido. Era un lugar no que había unha especie de masa húmida e de cor azul, unha gran chaira de diminutas pedras e xigantescas rochas. Polo que escoitei á xente que por alí pasaba, ese lugar era chamado praia. A masa húmida de cor azul, mar. Mollaba. Estaba frío. Encantóume aquel cheiro, nunca me esquecerei del.
Como pasaxeiro do vento que son, aquel cálido día de verán, mantívome nesa praia durante todo o día. Aproveitei ese tempo para descansar e pensar, sobre todo pensar. Botaba de menos o que para min era o meu fogar, ou mellor dito, todo o meu mundo, mais non me arrepentín de saír de alí e observar todas as marabillas que o meu novo mundo me regalaba cada día.
Despois da praia, dirixínme cara un lugar aterrador, que me causa arrepíos só de pensalo. Era enorme, iso sí. Estaba cheo de grandes estructuras rectangulares, unhas máis altas, outras máis baixas. Había ruídos, a maioría procedentes de grandes armazóns metálicos que expulsaban gases grisáceos. Como, igual que na praia, ía escoitando o que a xente ía dicindo, decateime de que eses armazóns facíanse chamar coches e de que o lugar no que me encontraba, chamábase cidade. Non me gustou nada aquel lugar. A xente camiñaba en grandes aglomeracións de persoas, todas elas apresuradas, coma se quixeran chegar todas á vez a un mesmo lugar.
Cando por fin salin daquel espantoso destino, comecei a replantearme se merecera a pena cambiar de mundo, mais esta dúbida esfumouse no momento no que cheguei ao terceiro destino.Os ollos enchéronseme de bágoas, non sei se pola emoción ou polo vento baténdome na face da cara. Encontrábame no alto dunha máis alta todavía montaña. Era, de feito, a montaña máis alta de todas as montañas veciñas que se encontraban arredor. O solo? Non se podía ver. A inmensa e espesa capa de néboa impedíao. Só quería que o tempo se parase e permanecer toda a miña vida nese lugar, aínda que eu sabía que eso era imposible, pois a miña vida non é moi duradeira e sabía que tiña que marchar pronto, pois tiña unha misión que cumprir.
Non estiven moito máis tempo viaxando ata chegar ao meu destino, pero amin seriviume para coñecer máis e máis lugares.
Por fin cheguei a onde tiña que chegar. Eu sabía dende o momento no que abrín os ollos que a miña vida era curta e que tiña un propósito.Achegueime a aquela colorida e chamativa figura. Entrei. Outra vez medo. Baixei por unha especie de tubo e observei outra figura, maís pequena, redonda, ou ovalada mellor dito. Fermosa, cunha fermosura xamais vista. Fundínme nela e xuntos, creámos o que dentro dun tempo ía ser unha nova especie.
Esa era a miña misión como gran de pole que son, o meu propósito e a miñaúnica función na vida, fecundar oosferas e con elas, formar novas plantas.
Finalista
Autor: Mario González Quintas
Ía moito frío fóra, mais outra mañá amencía e outro maldito día no que o hospital víase cada vez máis preto.
Fai catro anos que me encontraran o tumor na mama, ese día pensei que ía rematar todo, que miña vida, como se de un filme se tratas, íase parar; o doutor díxome que todo iría ben, que tentara ir sempre acompañada ao hospital (xusto hoxe non puidera vir meu noivo comigo) e que llo contara aos meus seres queridos que me axudaría a pasalo mellor. Ao chegar a casa veu meu fillo a recibirme, non sabía coma dicírllelo, tiña 12 anos e non ía moi ben nos estudos, novo instituto, novos compañeiros, xa lle era moi difícil todo para complicárllelo máis; isto só podía afundilo, mais el sabía que algo me acontecera, sempre sabía cando estaba mal, pero non podía llelo contar, era demasiado para min; decidín contárllelo máis adiante. Fa xacatro anos que decidín isto e aínda non sei como contarlle todo isto.
O hospital víase baleiro, mais a medida que camiñaba polo corredoiro camiño a onde me porían o novo tratamento íanse oíndo voces nas habitación lindeiras a miña milla verde, coma historias separadas nunha película que vanse unindo nunha trama central; Fernando, o meu oncólogo esperábame xa na sala, ía ser un día moi duro e quería explicarme por última vez a inmunoterapia, que se mostraba bos resultados, substituiría as temidas quimio e radioterapia.
- Bo, hoxe imos a utilizar o tratamento de James Allison, este tratamento é bastante sinxelo, imos a introducirte no corpo un composto de glóbulos brancos da sangue e órganos e tecidos do sistema linfático previamente tratados e removidos do teu corpo nas probas do pasado mes de Xuño, xunto a eles imos a introducir unhas proteínas chamadas PDL-1 e PD-1 que tentaran que o Sistema Inmunolóxico non pase por alto as células canceríxenas ocultas dentro distas proteínas e así poder combatelas coa axuda do composto susodito.- Entón, isto só vai tentar localizalas e así coa axuda disto e do meu sistemainmunolóxico erradicalas.- Iso mesmo-
...O silencio fíxose entre nós, iso me parecía xa unha parvada despois de todo o que me meteran, todo o que había sufrido e agora estábanme a dicir que soamente cunhas proteínas meu corpo podería ter tentado acabar coas células canceríxenas fai anos, só a esperanza de rematar todo isto pronto facía que permanecerá alí sentada e non me fora para casa, pensar que meu fillo podería volver a verme sorrir e que todo podía volver a ser de novo como fai anos.
Fóra facía moito frío, xa anoitecerá e meu marido aínda non chegara dotraballo, tería que ir en taxi a miña casiña onde o meu fillo adolescente estaría pegado ao móbil e non me faría nin caso, onde tería que poñerme coas tarefas da casa e onde remataría cansa e sen forzas na cama sen ganas de levantarme ao día seguinte, e facer todo o da casa, dende que estaba así déranme a baixa no traballo, máis agora traballaba mais que antes.
O espertador soaba atronadoramente na habitación, xa facía rato que debería espertar mais non tiña forzas, o meu corpo era un campo de batalla e eu non podía con esta loita moito máis. Meu fillo petou á porta, facía unha hora que espertara e estaba preocupado por min, estiven tentada de contarlle algunha trola mais decidín contarlle a verdade, contarlle o quepasaba, era fin de semana e xa non tiña exames, non existía nada que me retivera a contárllelo; foron os minutos máis duros da miña vida, foi o momento no que o meu fillo deuse conta e uniu cabos por todas as situacións que inventaramos para tentar ocultalo todo.
Fai sete anos que me encontraron o tumor. Hoxe estou de revisión, fai un ano dixéronme que a loita por fin rematara, que o tratamento de Allison funcionara e que xa non necesitaba máis tratamentos; se tiña sorte o cáncer non volvería, estarían as células latentes no meu corpo, mais inactivas.
O doutor recibiume cun amplo sorriso e cunha grata aperta díxome que todo saira ben, comezou a darme datos e nomes estraños dos que xa de tantos escoitalos sabía que significaban e dalgúns ata buscara información para situarme mellor cando xurdían estas charlas; fai dous anos dixérame que só me quedaban uns meses de vida, que o cáncer avanzara a grandes pasos, xa criamos que a inmunoloxía non facía nada e a quimio tíñame escangallada, non me daba levantado, todo me sabía mal, o pelo caérame todo e cada movemento era ver as estrelas; mais encontraran a combinación perfecta e conseguiron devolverme a saúde, a cor nasmeixelas, máis tempo co meu fillo, en resumen, unha vida mellor.
Autor: Iván Montenegro Vázquez
Decembro de 379 a. C.
A clase gardaba silencio (e eu tamén, por suposto). O profesor tiña pinta de ser un profesional na materia -fose a que fose-, pero o comezar a falar a súa figura de intelectual esfumouse. Púxose a leriar sobre la existencia de dous mundos: o real (que -di el- é onde vivimos fisicamente) e o intilexinivible ou algo así de raro crin escoitar.
Agosto de 230 a. C.
Estaba eu tranquilamente paseando pola cidade de Siracusa cando de súpeto oio uns estridentes gritos. Explorei un pouco e descubrín que proviñan da casa dun señor maior nos seus cincuenta, concretamente do seu baño. Rapidamente saíu da bañeira e a toda présa -e sen vestirse sequera- saíu á rúa gritando como un tolo:—Eureka! Eureka! Conseguino!Xuño de 1590Ese home estaba chalado. Como puido subirse a aquela torre tan alta para tirar dous cacharros ó chan? Eu cheguei en menos de medio minuto arriba. El tardou o seu. Xa no alto, puxo os dous obxectos na cornixa e empurrounos á vez ó baleiro. Puiden comprobar de primeira man que un pesaba bastante máis que outro. Baixei rápido para ver como caían, malia ter a certeza de que un era máis pesado que outro, sorprendentemente para min, caeron ó mesmo tempo.
Maio de 1609
Indo para Torun (Polonia) volvín ver ese mesmo home no medio da pradaría nocturna co seu ollo dereito metido nun alongado aparello. Tamén tiña ó seu carón unha mesa cuns papeis e unha puma estilográfica. Non se movía, semellaba unha estatua. De socato, fixo un movemento brusco cara a pluma, tomouna e escribiu raros símbolos e debuxos nos seus papeis.Seguidamente, volveu mirar no trasto. Ese instrumento… que estraño era! Despois tamén eu puiden ver a través del e… ¡eses puntiños brillantes do ceo volvéronse enormes!
Xaneiro de 1672
Encontreino baixo unha árbore. Estaba durmido como o tronco sobre o que repousaban as súas costas. Parecía canso. Achegueime para examinalo. Tiña o pelo estraño, como si levase unha perruca. Coloqueime sobre a súa cabeza para corroborar a súa hipótese e de súpeto… Ai! Dinme contra unha mazá que estaba colgando nunha póla. O froito caeu e foi dar na testa do home.Non podía facer outra cousa que pedir desculpas, así que achegueime. Nisto comezou a falar en voz alta. Non o escoitei moi ben, pero parecía moi contento, así que non souben si aquel día fixera unha boa ou unha mala acción.
Outubro de 1835
Nesta ocasión quería descansar da vida do mundo convencional, así que marchei a unhas illas alí por Ecuador. Pero equivoqueime ó pensar que non ía encontrar a ninguén, pois achei un mozo estudando alí. Observábao todo. Todo o que encontraba, analizábao detidamente. Impresionoume moito, a verdade. Víase que tiña un gran interese polo descubrimento científico. E o que é máis alucinante: vinte e cinco anos despois e logo de estar nesa illa durante soamente dúas semanas, escribiu un dos libros máis importantes para a ciencia: A Orixe das Especies.
Marzo de 1911
Aaaaahhhh! Non, non, non! Por favor! Aaahhh! A quen ocorréuselle bombardear unha película de ouro con partículas alfa estando eu diante? Sorte que separeime rapidamente ó extremo da lámina, para evitar máis impactos. Si… sorte… Mala sorte! O susto que me levei cando viume outra partícula rebotada ata onde me encontraba! Ó parecer eles sorprendéronse máis ca min…
Xullo de 1949
O home dicía cousas moi interesantes. En realidade, soáronme interesantes, porque eu non entendía nada do que estaba dicindo, pero víase que sabía do que falaba. Tamén hai que dicir que distraíame moi facilmente: a súa gran mata de pelo branco desconcertaba a calquera. Aínda así, puiden distinguir algunhas palabras, como “tempo”, “espazo” e “relatividade”.
Febreiro de 2007
A diferencia coas demais conferencias que presenciara ó longo da miña (por agora) inmortal existencia, esta vez o home non falaba. Non dicía nada. Era un sensor que captaba leves movementos da súa cara o que producía o son. Aínda así, todo o que expoñía era digno de ser escoitado. Quedei con ganas de máis ó finalizar a conferencia; así pois, seguiuno un largo rato axudando a
empuxar suavemente a súa cadeira de rodas.FINE vostede, tras ler este diario dun humilde servidor que presenciou todas e cada unha das experiencias científicas que poida chegar a imaxinar, que vospareceu? Sexa sincero, que estou diante do seu nariz!
PREMIO DEL PÚBLICO
ADULTO
Autor: Eva Ruíz Gómez
Si miras por el microscopio de la imaginación descubrirás unlaboratorio diminuto: el de la Placa Petri. Para los que no sepáis qué narices es esto, os diré que se trata de una cajita circular y plana que los científicos utilizan para cultivar células, observar la germinación de semillas o examinar el comportamiento de pequeños organismos. Así que os podéis ir haciendo una idea sobre el microuniverso que se esconde ahí.
Os presentaré primero al Doctor Billy Rubina, un apasionado por todo lo amarillo, desde estudiar el carácter escurridizo de la piel de plátano, hasta terapia psicológica para la depresión con rayitos de sol, pasando por la variedad de tonalidades de una yema de huevo. Estudios que han sido reconocidos con numerosos premios y medallas de oro, como no podría ser de otra manera, dada la querencia del insigne investigador por este color.
De la Doctora Esther Oides, a pesar de ser una eminencia en su área, todos comentan que tiene un carácter agrio. Quizá porque esté hípervitaminada e híperhormonada. Pero no puede evitarlo. Es intrínseco a su forma de ser y actuar. A muchos su trato cotidiano les pone del hígado. Y es que ser miembro de la familia Colesterol no tiene buena prensa.
Junto a su despacho, se encuentra el departamento de la Doctora Ameba Glucósida. La más pequeña y golosa de todas las investigadoras de Petri. Se pasa el día entre moléculas de tarta de chocolate, gotas de sirope de fresa, y haciendo helados de leche merengada con nitrógeno líquido. Todos la adoran por su dulce personalidad, aunque a veces pueda resultar un tanto empalagosa.
Al fondo del pasillo, a la derecha, se encuentra el mini árbol de la ciencia. Allí trabaja el Doctor Mono Sacar Ido. Un primate tan divertido como loco. Siempre se anda por las ramas y suele abastecer de plátanos al Doctor Billy Rubina . Y entre liana y liana, está enredadoen el estudio de la evolución , con la esperanza del que el hombre involucione a simio.
Aislada en una burbuja, labora la física Eva Poración. Todo lo que toca lo convierte en gas o en vapor. Muy apreciada en épocas de inundaciones porque lo recoge todo en un pispás. Y últimamente muy solicitada en la cocina de vanguardia por sus fórmulas de cambio de estado, donde un vino de reserva puede convertirse en una nube roja que nos llueva gotas de Rioja.
Son cientimagos y cuentíficos.Seres invisibles al ojo humano que pueblan la Placa Petri. Donde los experimentos avanzan sobre labase de la ciencia e inspirados por la imaginación.
JOVEN
Autor: Fernando Carmona Palacio
Me contaron la historia de un niño de trece años que vivía en un puebloalejado de todas las ciudades, era un pueblo libre de toda contaminación, en medio de bosques de montaña y un par de riachuelos.
Este niño se llamaba Pedro José. Todos los días se levantaba a las seis de la mañana, cogía algo de comida de la despensa para desayunar por el camino y salía de su casa hacia la escuela. Como el pueblo no era muy grande, no había colegio y, tenía que ir hasta el pueblo más cercano caminando; las clases empezaban a las nueve y media y había más de un par de horas de camino. Sabía que el camino del estanque por el que él iba daba un pequeño rodeo, pero era mucho más bonito que el camino por el que iban los carros. Siempre realizaba el mismo recorrido, daba igual que el sol abrasase o que lloviese a cántaros. Pasaba por la iglesia, por un pequeño bosque de robles y por un estanque lleno de peces. La mayor parte de ellos eran carpas que nadaban veloces continuamente, él les daba de comer lo que le había sobrado del desayuno y se quedaba mirando como lo devoraban. Después de estas paradas por el recorrido llegaba a la escuela. Allí estaba hasta las dos y media estudiando y trabajando muy duro para aprender; a esa hora sonaba el timbre y volvía a casa por el mismo camino: por el estanque, por el bosque, y por último, por la iglesia. Llevaba haciendo este camino desde que empezó el colegio.
Este nuevo curso siguió haciendo lo mismo en septiembre, el primer mes de colegio, en octubre, en noviembre y también en diciembre hasta que llegaron las vacaciones de Navidad. Echaba de menos su paseo rutinario aundando paseos por su pueblo. Pero para él no eran lo mismo. Cuando a principios de enero se reanudaron las clases, volvió a su paseo tan deseado durante las vacaciones. Pedro José se levantó a las seis de la mañana para ir a la escuela dando su paseo como venía haciendo siempre. Cuando se estaba vistiendo su madre le obligó a ponerse más ropa de lo habitual porque decía que por la noche había helado y que podía coger un catarro además de que se le iban a helar las manos y que le iba a doler la nariz.
Pedro José obedeció y se puso el uniforme del colegio, unos guantes, un gorro y una bufanda por lo que le había dicho su madre. Caminando por la iglesia y por el bosque no notó nada distinto a lo que veía en otras épocas del año, aparte de que algunas hojas de los árboles estaban más blancas de lo normal. La cosa cambió cuando llegó al estanque, como otro día normal, vio a las carpas nadando y cuando fue a darles las sobras de su desayuno se sorprendió al ver que los trozos de pan no se mojaban ni se hundían.
También le pareció gracioso ver a los peces intentando coger los trozos de pan y lo único que conseguían era chocarse contra algo invisible que nunca había visto en el pueblo. ¡Era hielo! Pedro se quedó muy sorprendido y cuando llegó a la escuela ese día le comentó a su profesora lo que había visto. Ella le dijo que la capa superficial del estanque se había solidificado y que ahora era hielo. El resto de alumnos de su clase también lo había visto en los ríos y riachuelos de sus pueblos y por tanto, para aclarárselo a todos, la clase de ciencias naturales de ese día la dedicaron a los cambios de estado. Pedro José sigue yendo por el mismo camino a la escuela y a partir de ese año sabe que por lo menos uno de los 365 días del año el estanque se queda helado.
Cuando terminó de estudiar en la escuela quiso saber más sobre el tema de los cambios de estado. Ahora trabaja en el estudio del cambio de forma de distintos materiales especialmente del agua, del hielo y el vapor de agua. Da charlas por todo el mundo en los institutos y colegios contando su trabajo.