TEORÍA NADA ESPONTÁNEA

Por la mañana me levanté de mi mullida cama, me desperecé y fui caminando para abrir mi gran ventanal. Hoy era un día cualquiera. Mi ama de llaves Alix entro en mi habitación para darme los buenos días y para recordarme algo que no tenia mucha importancia. Después entró Aurora que me vistió con uno de mis fabulosos vestidos y me escoltó hasta los jardines. Allí me esperaba mi mejor amiga Anna, con una cálida sonrisa.

- Buenos días, Eloísa. ¿Qué tal has dormido? Hoy te veo bastante bien.
- La verdad es que he dormido bastante bien, tengo la sensación de que hoy me va a ocurrir algo bueno.

De repente Alix, el ama de llaves salió y me llamó:

- ¡Eloísa, su tío ha venido de visita!

Para quien no lo sepa yo admiro mucho a mi tío ya que él es un científico y a mi me encanta la ciencia. De pequeña él me solía llevar a sus laboratorios a enseñarme todos sus descubrimientos, también me llevaba al bosque a observar los animales. Él se había ido a estudiar a Pisa y hacía mucho tiempo que no lo veía.

Cuando terminé mi paseo con Anna fui corriendo a la entrada de mi casa. Mi tío estaba saliendo de su carruaje y descargando sus pertenencias.

- ¡Tío Francesco, has vuelto por fin!
- Hola Eloísa hace mucho que no te veía, ¡Cuánto has crecido!
- ¡Por supuesto tío Francesco! ¡Es que ya tengo 13 años! ¿Cómo es que has venido si no has acabado tus estudios?
- Pues mira Eloísa es que quería hacer un gran experimento y por supuesto necesitaba de tu ayuda, además no estoy interrumpiendo los estudios, es que me han dado unos días libres.

Ese experimento sonaba genial y, además, si lo quería hacer mi tío, no dudaba que tenía que ser importante.

- Tranquila... que te veo muy emocionada. Había pensado que antes te podía enseñar lo que he estado haciendo este curso.

Después de dejar en su habitación sus pertenencias, bajamos a los laboratorios y me enseño su investigación sobre las víboras.

Dos días después, cuando él ya se hubo instalado y descansado un poco, nos dispusimos a colocar los materiales para el experimento.

Se trataba de verificar si en realidad existía la generación espontánea. Pusimos carne en tres tarros: el primero cubrimos con una gasa la parte de arriba del tarro, el segundo tarro lo dejamos abierto y el tercero y último lo cerramos herméticamente con su tapa. Según mi tío teníamos que esperar dos semanas.

Aquellas dos semanas se me hicieron eternas no dejaba de pensar en lo que ocurriría…

Por fin llego el día, por la mañana hice mi rutina y cuando tuve un poco de tiempo bajé rápidamente con mi tío para ver qué había pasado. Cuando bajamos al laboratorio vimos que, en el primer tarro, el que estaba cubierto por la gasa, la carne estaba intacta y en la superficie, encima de la gasa se hallaban un montón de huevos de mosca. En el segundo tarro, el descubierto, la carne se hallaba cubierta por gusanos, moscas y huevos de estas. En el tercer y último tarro, el que estaba cerrado, estaba intacto, no había ningún insecto alrededor.

- Que interesante el resultado - dijo mi tío – esto significa que lo que dijo Van Helmont es mentira, los seres vivos no surgen de forma espontánea.
- ¡Tío Francesco has hecho un descubrimiento increíble!

Nunca me imaginé que mi tío pudiese rebatir lo que dijo un científico tan importante.

La carne de los animales muertos no puede engendrar gusanos a menos que sean depositados en ella huevos de animales.

Mi tío pensó que la entrada de aire a los frascos podría haber influido en su experimento, por lo que llevó a cabo otro. Hicimos otro experimento con pescado. Los resultados fueron exactamente los mismos que en el primer experimento.

Estuvimos mirando con microscopio los diferentes tipos de carne y pescado con los resultados de nuestro experimento.

Mi tío decidió documentar todos estos resultados en unas publicaciones científicas donde explicaba todo lo que habíamos hecho y con unas ilustraciones que acompañaban sus explicaciones.

Yo, por supuesto, hice mi propio libro con toda esta experiencia. ¡Estaba entusiasmada con el descubrimiento!

Lo mejor de esta experiencia, es que mi tío me dejó acompañarle a Pisa para ver como defendía su teoría ante los académicos, aunque algunos no se lo creyeron y defendieron con fiereza la argumentación de la teoría de la generación espontánea. Mi tío se ofreció a realizar el experimento junto a ellos cuando quisieran, y les ofreció la lectura del descubrimiento. Algunos aceptaron, y se convirtieron en grandes seguidores de mi tío el resto de su vida.
  • Visto: 26

© 2022-2023 Inspiraciencia. Todos los derechos reservados. Los textos, ilustraciones, fotografías y documentos son propiedad de sus respectivos autores. Los relatos ganadores podrán ser publicados en medios físicos y digitales, siempre mencionando la autoría. Imágenes: Freepik, Unsplash