El gran descubrimiento
Hola, mi nombre es Sara y os voy a contar como hice el mayor descubrimiento de la
historia. A mí, de pequeña me fascinaba la arqueología tanto como a mi abuelo. Mi
abuelo ha hecho descubrimientos alucinantes y se ha llevado un montón de premios
por ello. Un día cuando yo tenía 5 años, mi abuelo se fue a una excavación súper
peligrosa en la que su vida dependía de si salía bien o mal. Antes de irse me dio un
colgante con una llave muy extraña y me dijo:
-“Cariño si no regreso, esto es para ti, mi pequeña arqueóloga”.
Y como todos esperábamos, después de un año mi abuelo no regresó. Lloré como
nunca había llorado por alguien.
Al cumplir 19 años fui a la universidad y un día mi profesor de historia empezó a hablar
sobre la arqueología y nos contó que aquí en la universidad hubo hace muchísimo
tiempo una sala donde se guardaban utensilios de arqueólogos, yacimientos… Al salir
de clase mi amiga Martina y yo comenzamos a hablar sobre lo que nos había
comentado nuestro profesor. Martina recordó ver una sala en el sótano que estaba
cerrada con llave y no se podía abrir. Bajamos al sótano a buscar la sala y así es, ahí se
encontraba una sala cerrada, por suerte la nuestra, yo hoy llevaba un recogido y me
cogí una pinza y conseguí abrir la puerta. Al entrar me quedé sorprendida, había un
montón de yacimientos como había dicho mi profesor y para mi sorpresa no eran de
una persona cualquiera era de mi abuelo. Me acerqué a un cofre y me quedé observando la
cerradura, me resultaba muy familiar y me acordé de la llave que me regalo mi abuelo, la saqué
de mi cuello y la metí en la cerradura ¡Se había abierto!
Allí se encontraba una nota con un mapa donde ponía todas las instrucciones que siguió mi
abuelo y tenía que seguir yo ahora para la excavación. Corriendo llegué a mi casa, cogí todo lo
necesario y me fui con Martina a nada más y nada menos que ha Egipto. Allí continué la
excavación de mi abuelo y me encontré la tumba perdida de Tutankamón. Fue difícil, pero valió
la pena hacerlo. Yo sufrí algunas lesiones, pero no tenía ninguna importancia, lo realmente
importante era que había hecho lo que mi abuelo no pudo hacer y seguro que allí donde
estuviera estaría orgulloso de mí.
historia. A mí, de pequeña me fascinaba la arqueología tanto como a mi abuelo. Mi
abuelo ha hecho descubrimientos alucinantes y se ha llevado un montón de premios
por ello. Un día cuando yo tenía 5 años, mi abuelo se fue a una excavación súper
peligrosa en la que su vida dependía de si salía bien o mal. Antes de irse me dio un
colgante con una llave muy extraña y me dijo:
-“Cariño si no regreso, esto es para ti, mi pequeña arqueóloga”.
Y como todos esperábamos, después de un año mi abuelo no regresó. Lloré como
nunca había llorado por alguien.
Al cumplir 19 años fui a la universidad y un día mi profesor de historia empezó a hablar
sobre la arqueología y nos contó que aquí en la universidad hubo hace muchísimo
tiempo una sala donde se guardaban utensilios de arqueólogos, yacimientos… Al salir
de clase mi amiga Martina y yo comenzamos a hablar sobre lo que nos había
comentado nuestro profesor. Martina recordó ver una sala en el sótano que estaba
cerrada con llave y no se podía abrir. Bajamos al sótano a buscar la sala y así es, ahí se
encontraba una sala cerrada, por suerte la nuestra, yo hoy llevaba un recogido y me
cogí una pinza y conseguí abrir la puerta. Al entrar me quedé sorprendida, había un
montón de yacimientos como había dicho mi profesor y para mi sorpresa no eran de
una persona cualquiera era de mi abuelo. Me acerqué a un cofre y me quedé observando la
cerradura, me resultaba muy familiar y me acordé de la llave que me regalo mi abuelo, la saqué
de mi cuello y la metí en la cerradura ¡Se había abierto!
Allí se encontraba una nota con un mapa donde ponía todas las instrucciones que siguió mi
abuelo y tenía que seguir yo ahora para la excavación. Corriendo llegué a mi casa, cogí todo lo
necesario y me fui con Martina a nada más y nada menos que ha Egipto. Allí continué la
excavación de mi abuelo y me encontré la tumba perdida de Tutankamón. Fue difícil, pero valió
la pena hacerlo. Yo sufrí algunas lesiones, pero no tenía ninguna importancia, lo realmente
importante era que había hecho lo que mi abuelo no pudo hacer y seguro que allí donde
estuviera estaría orgulloso de mí.
- Hits: 60