La ciencia: el descubrimiento de una pequeña mente.
La ilusión de Pedro era llevar a su hijo Lázaro a su trabajo, como buen antropólogo quería compartir con él la emoción de su profesión, el conocimiento del ser humano. Lázaro siempre había sido un niño muy inquieto, de esos niños que no dejan de hacer preguntas durante todo el día, ahora con diez años su padre consideraba que era el momento adecuado para mostrarle su trabajo, que aprendiese cómo es un proceso de investigación, los enigmas que depara el futuro, ya podía compartir con él, el gusanillo por su gran pasión ¿ Podrá un niño entender la ciencia?
Lázaro prometió a su padre portarse bien, Pedro estaba trabajando en una excavación en Creta cerca del templo de Cnosos, dedicada a comprender sobre todo la cultura cretense. El viaje en coche hacia la universidad donde trabajaba su padre estuvo lleno de expectación y preguntas que su padre respondía con agrado, le contó todo lo relacionado con la investigación que llevaba a cabo, la excavación, el lugar, cuando se dieron cuenta ya caminaban por el pasillo hacia el laboratorio de su padre, abrió los ojos todo lo que pudo al darse cuenta que en la mesa de trabajo habían restos que se habían hallado en la excavación.
La sala, que era bastante grande, estaba repleta de mesas, algunas de ellas se iluminaban para facilitar la observación de los restos o reliquias que yacían en ellas. También había armarios con instrumentos, Lázaro identificó rápidamente lupas de gran tamaño, lámparas, pinzas y otros que no sabía su nombre. Su padre cogió unos guantes y fue hacia una mesa donde estaban colocadas algunas de las reliquias halladas en la excavación, le explicó a Lázaro que iba a revisar los restos y analizar a fondo los detalles de las vasijas y demás restos arqueológicos.
Se dispuso a realizar las tareas. Comenzó con un pedazo de vasija y poniéndola bajo una lupa dijo: - -Debe ser del siglo dieciséis a.C.
¿ Por qué? pregunto rápidamente Lázaro.
Por los dibujos y el color de la arcilla. A los cretenses les gustaba mucho crear nuevos diseños para sus vasijas continuamente, así que, dependiendo de la época dibujaban por ejemplo pulpos o flores. Comentó su padre.
¿ Y para qué necesitas saber eso? volvió a preguntar Lázaro.
Pues para saber de qué época son los restos y así poder saber qué restos se están desenterrando - respondió Pedro
¿Realmente necesitamos saber eso papá?. - preguntó Lázaro
Sí, respondió el padre de una forma tajante, son los restos de su arte que nos indica su cultura y así nos ayuda a comprender su civilización, sus creencias y sus comportamientos.
Pedro siguió analizando restos arqueológicos, explicándole a su hijo todo lo que conlleva la investigación para conocer una civilización y un periodo, Lázaro no dejaba de preguntar cosas a su padre, que en ese momento se sintió muy orgulloso de él.
Ahora tocaba analizar los huesos y de pronto Lázaro preguntó -¿de quién son estos huesos?
-. A Pedro le produjo una carcajada y le respondió a su hijo -. De alguien que murió hace mucho tiempo hijo, por esta razón lo analizamos para saber más sobre esta persona, hacemos estos estudios.
Lázaro con cara de sorpresa le preguntó a su padre en un tono muy bajito
¿Papá esto es legal? pareciese que se preocupase por parte del trabajo de su padre, ya no eran reliquias sino huesos de un ser humano.
Su padre lo miró con cierta ternura y respondió -. Sí, obviamente. Y mira nos han llegado más datos de la excavación, la datación por carbono catorce determina que los huesos son del siglo dieciséis a.C.
-. ¿Qué es el carbono catorce papá? pregunto automáticamente con una cara de curiosidad.
-. Es una sustancia que está en los seres vivos, pero cuando mueren la van perdiendo con el tiempo, por lo que cuanto menos carbono catorce hay en los huesos más tiempo llevan muertos, por esa razón se mide para saber cuando estuvieron vivos. También el estudio estratigráfico determina que los restos son del siglo dieciséis a.C. La estratigrafía estudia las capas de la tierra, que cuanto más abajo más antiguo.
-.Entonces cuanto más abajo están enterrados los huesos más viejos son,
¿Verdad Papá? .- Observó Lázaro rápidamente.
.- ¡Sí! dijo Pedro con gran orgullo de saber que su hijo comprendía todo lo que él le está explicando.
Así continuaron las horas, examinando restos arqueológicos y huesos hallados en la excavación, Pedro continuaba explicándole a su hijo los procesos de su trabajo y Lázaro parecía no tener fin en sus preguntas.
Al finalizar el día Pedro se sintió muy feliz por haber compartido su pasión con su hijo que descubrió que el mundo de la ciencia era algo apasionante que le encantaría investigar, nunca creyó que encontraría temas tan interesantes y miles de preguntas que aún deseaba hacer.
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